ALGUNAS OBSERVACIONES
ALGUNAS OBSERVACIONES
Hola a todos, Dios les bendiga
No he intervenido antes en esta entrada por varias razones, de las cuales la primera es mi virtual ausencia del foro por varios días.
Querida hermana Maripaz:
Yo te agradezco tus elogiosos conceptos sobre mi persona, pero de todo corazón sé que exageraste.
Nadie debe pensar más de sí mismo de lo que sensatamente conviene, nos enseña Pablo. Soy simplemente un creyente redimido por Cristo que tiene una vocación por el ministerio de la enseñanza, al cual por la gracia de Dios puedo dedicar buena parte de mi tiempo y energía.
No creo ser ningún ejemplo destacado de espiritualidad, y en todo caso, lo que se me otorgaría por la comparación se le quitaría simultáneamente a otros.
Conozco a muchos cristianos, entre ellos varios miembros de mi propia Iglesia, con los cuales no me gustaría que el Señor me comparase, si me entiendes.
Luis Fernando:
Agradezco el reconocimiento que expresan tus palabras, pero con toda sinceridad me gustaría que nuestros intercambios te sirviesen más para dilucidar conjuntamente cuál es la verdad sobre diversos asuntos concernientes a la fe y a la historia que para capacitarte en un "juego de ajedrez" de apologética católica vs. protestante.
A propósito de eso, quería hacer algunos comentarios sobre tus argumentos en torno de Hechos 15. Dices:
Quizás uno de los ejemplos más evidentes de la autoridad de Pedro sobre TODA la Iglesia lo tenemos en el primer concilio de la historia. Se celebró en Jerusalén. Podemos leer lo que ocurrió en Hechos 15
Hechos 15,5
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
Bien, ahí tenemos el conflicto planteado. Unos cuantos de entre los fariseos que HABÍAN CREÍDO -es decir, eran cristianos- plantearon la necesidad de que los gentiles se circuncidaran y guardaran la Ley. Conviene decir que Pablo ya había escrito Gálatas cuando se produce dicho concilio. Es decir, Pablo ya había dicho aquello de que al que se circuncide de nada le vale Cristo. Con todo, es evidente que el hecho de que Pablo hubiera escrito tal cosa no era suficiente para que la Iglesia lo aceptara sin más ni más.
Un primer argumento que deseo impugnar es tu afirmación de que Pablo ya había escrito Gálatas antes del Concilio de Jerusalén. Por cierto que hay quien ha sostenido esta hipótesis.
Sin embargo, una breve revisión de algunas obras de referencia indica que la opinión mayoritaria de los eruditos es que Gálatas fue escrita algunos años
después del encuentro en Jerusalén.
En esto concuerdan autores protestantes como Armstrong y Finegan (
International Standard Bible Encyclopedia vol. 1, p. 692) y James Montgomery Boyce (
The Expositor´s Bible Commentary, vol. 10, p. 420).
Lo mismo sostienen comentaristas católicos como el jesuíta Juan Leal (
La Sagrada Escritura- Profesores de la Compañía de Jesús, vol. NT 2, p. 591-592) y el dominico Lorenzo Turrado (
Profesores de Salamanca- Biblia Comentada, vol. 6 b, p. 161-163). También concuerda la
Introducción Crítica al Nuevo Testamento dirigida por Augustin George y Pierre Grelot (vol. 1, p. 515-517).
En otras palabras, el concilio de Jerusalén ocurrió en 48 ó 49, y la epístola a los Gálatas se escribió entre 52 y 56, durante el segundo o tercer viaje misionero de Pablo, tal vez desde Corinto en el período correspondiente a Hechos 18:1-17, desde Éfeso (probable por la larga estancia de Pablo allí, cf. Hechos 19 y 20:31), o desde Macedonia en el período narrado en Hechos 20:1-3.
Por lo demás, el hecho de que Pablo hubiera enseñado tales cosas a los gálatas no significa que los cristianos procedentes del fariseísmo que estaban en Jerusalén se hubieran dado por enterados.
Dicho sea de paso, esto hace innecesario cuestionar, como lo has hecho, la consistencia de Pablo. Cuando decidió circuncidar a Timoteo lo hizo por razones prácticas relacionadas con la misión, acaso en cumplimiento de lo expresado en 1 Corintios 9:19-23. Pero posteriormente, ante la intransigencia de los cristianos judaizantes que habían trastornado a los Gálatas, él definió su posición doctrinal: si alguien se circuncida como un requisito para ser cristiano, de nada le aprovecha Cristo.
Y eso me lleva al asunto siguiente: Tú sostienes que la autoridad de Pedro zanjó la cuestión en el Concilio. Para tu beneficio y el de los demás foristas, simplemente les recuerdo que yo no dudo de la primacía de Pedro entre los apóstoles (lo que no significa, claro, admitir que tal primacía se traslade a presuntos sucesores) ni de su protagonismo en la primera mitad del libro de Hechos.
Ahora bien, que la autoridad de Pedro manifiestamente no bastó para zanjar el asunto debiera ser más que obvio de un examen de Hechos 11 (Biblia de las Américas; negritas añadidas):
Hechos 11:1-18
Los apóstoles y los hermanos que estaban por toda Judea oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. 2 Y cuando Pedro subió a Jerusalén, los que eran de la circuncisión le reprocharon, 3 diciendo: Tú entraste en casa de incircuncisos y comiste con ellos. 4 Entonces Pedro comenzó a explicarles en orden lo sucedido , diciendo:
5 Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión: un objeto semejante a un gran lienzo que descendía, bajado del cielo por las cuatro puntas, y vino hasta mí. 6 Cuando fijé mis ojos en él y lo observaba, vi cuadrúpedos terrestres, fieras, reptiles y aves del cielo. 7 También oí una voz que me decía: "Levántate Pedro, mata y come." 8 Pero yo dije: "De ninguna manera, Señor, porque nada impuro o inmundo ha entrado jamás en mi boca." 9 Pero una voz del cielo respondió por segunda vez: "Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro." 10 Esto sucedió tres veces, y todo volvió a ser llevado arriba al cielo.
11 Y he aquí, en aquel momento se aparecieron tres hombres delante de la casa donde estábamos, los cuales habían sido enviados a mí desde Cesarea. 12 Y el Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. Estos seis hermanos fueron también conmigo y entramos en la casa de aquel hombre, 13 y él nos contó cómo había visto al ángel de pie en su casa, el cual le dijo: "Envía a Jope y haz traer a Simón, que también se llama Pedro, 14 quien te dirá palabras por las cuales serás salvo, tú y toda tu casa."
15 Cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, tal como lo hizo sobre nosotros al principio. 16 Entonces me acordé de las palabras del Señor, cuando dijo: "Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo." 17 Por tanto, si Dios les dio a ellos el mismo don que también nos dio a nosotros después de creer en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder estorbar a Dios?
18 Y al oír esto se calmaron, y glorificaron a Dios, diciendo: Así que también a los gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la vida.
Según el relato, los demás apóstoles y los hermanos de Judea estaban enterados de la entrada de los gentiles. Un grupo de judaizantes discute con él y le reprocha su asociación con "hombres que tienen prepucio" (Biblia Textual). Ante lo cual Pedro explica cómo ocurrieron las cosas y demuestra que esto era la voluntad de Dios, y los de la circuncisión se calman y alaban a Dios, al menos por el momento. Pero más tarde el problema resurge con renovada virulencia.
Si la autoridad singular de Pedro hubiera bastado para zanjar la cuestión, el sínodo de Jerusalén no hubiera tenido mucho sentido. En cuantito los fariseos conversos hubieran sacado el tema, los demás les hubieran podido contestar: "Recuerda lo que ya dijo Pedro". Pero no fue así.
Dices también, a propósito de Hechos 15:6:
Bien, bueno es saber que no toda la Iglesia se puso a discutir el asunto. Sólo lo hicieron los que estaban en autoridad
Me parece que tal noción no le hace justicia al texto. Cuando llegan a Jerusalén, Pablo, Bernabé y sus acompañantes son recibidos por «
la iglesia, los apóstoles y los ancianos; e informaron de todo lo que Dios había hecho con ellos». Es evidente que el informe fue dado a la congregación en su conjunto, y de allí que los cristianos procedentes del fariseísmo se enterasen y opusiesen.
Además, cuando Pedro termina de hablar, dice Lucas que «se calló toda la multitud» (
plêthos), expresión que indica que estaba reunida toda la Iglesia.
Y luego de que Jacobo (Santiago) hubo hablado, dice Lucas que «pareció bien a los apóstoles y a los ancianos,
con toda la iglesia, enviar de entre ellos varones escogidos...».
De modo que todo indica que no fue un sínodo a puerta cerrada, sino que participó toda la Iglesia de Jerusalén.
Sobre la intervención de Santiago, dices:
Curioso, ¿a qué hace primero referencia Santiago?
A las palabras de Simón. Es decir, el discurso de Santiago empieza basándose en lo que ha dicho Simón. Y después, NO ANTES, hace referencia a las Escrituras para reafirmar lo dicho por Pedro. Ahora bien, veamos qué versículo del AT cita:
Hechos 15,16-18
Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar,
Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,
Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.
Ojo al dato. En esa cita del libro de Amos (Am 9,11-12) no hay ninguna referencia a si los gentiles deben o no deben circuncidarse y guardar la Ley. Es decir, Santiago no usa la Escritura para apoyar el que los gentiles no deban judaizarse sino para mostrar que también a ellos se les permitiría ser parte del pueblo de Dios.
Recapitulemos: primero hay «mucha discusión». No se prohibió el debate. Solamente después que éste hubo continuado por algún tiempo, Pedro se levanta y da su testimonio, adoptando la posición de no imponer a los gentiles el yugo de la Ley. Esto calma a la multitud (igual que había calmado a los de la circuncisión antes, Hechos 11:18, aunque sin poner fin al problema). A continuación Bernabé y Pablo añaden su propio testimonio al de Pedro.
Es lo más natural del mundo que Pedro se haya levantado primero porque -además de su naturaleza impulsiva- él había sido el instrumento de Dios para la inauguración de la entrada de los gentiles a la iglesia. Por tanto tenía un testimonio de primera mano. Lo anómalo hubiese sido que Pedro hubiese callado lo que ya había compartido antes con los hermanos de la congregación de Jerusalén.
El debate ya había ocurrido. Pedro había dado su testimonio, corroborado por Pablo y Bernabé. La entrada de los gentiles al Cuerpo de Cristo era un hecho indiscutible.
En este momento toma la palabra Jacobo, quien lejos de dar por concluida la discusión porque el mero hecho de que fuese «el jefe» quien había hablado, hace referencia al
testimonio de Pedro, quien había «explicado cómo por primera vez Dios visitó a los gentiles, para tomar de ellos un pueblo para su nombre». Ahora bien, con este testimonio de Pedro acerca del
hecho de que Dios llamaba ahora también a los gentiles, es que afirma Jacobo que concuerdan «las palabras de los profetas».
En otros términos, Jacobo, inspirado por el Espíritu Santo (cf. 15:28), ve en lo que Pedro ha narrado el cumplimiento de la profecía de Amós, del mismo modo en que Pedro declaró que los hechos de Pentecostés eran el cumplimiento de Joel 2:28-32.
Debiera llamar la atención que es Jacobo y no Pedro ni Pablo o Bernabé quien pone fin a las deliberaciones. Tomó lo atestiguado por Pedro, lo interpretó a la luz de las Escrituras y concluyó:
Por lo cual, yo juzgo que no se añadan dificultades a los que de los gentiles se convierten a Dios...
Jacobo era evidentemente una autoridad reconocida (cf. Gálatas 2:9 y Hechos 21:18) y manifiestamente la resolución que adoptaron «los apóstoles ... los ancianos, con toda la iglesia» es básicamente un eco de la opinión de Jacobo, que, dicen, les pareció bien al Espíritu Santo y a ellos (Hechos 15:28).
Bendiciones en Cristo
Jetonius
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