A esta altura, habiendo doblado ya la primera página, convendrá hacer algunas precisiones:
1 - Aunque el diablo gobierne a su antojo como el príncipe de este mundo, los cristianos sólo debemos acatamiento a nuestro Señor Jesucristo -a quien el Padre sujetó todas las cosas (1Co 15:28)-, por lo que los designios de Dios jamás son estorbados por las intrigas de Satanás ni la malicia de los hombres.
2 -Sería vano escribir que los malos gobiernos son consecuencia de la pecaminosidad de los ciudadanos, ya que nadie duda que todo el mal del mundo es consecuencia del primer pecado, transferido a toda la raza. Sería ideal hallar una república de ciudadanos impecables, inocentes, justos y santos, pues tales como ellos serían necesariamente sus gobernantes. El Estado más próximo a esa utopía lo tenemos en el del Vaticano, pues por algo es también la Santa Sede. Pero de la pureza moral de sus eclesiásticos y funcionarios nada diremos, pues los escándalos que van desde aberraciones sexuales a fraudes en las finanzas son demasiado conocidos como para comentarlos.
3 -Muchos creemos también en un reino milenial terrenal luego que el Señor Jesús juzgue a las naciones y establezca su Reino. Entonces desbordará la justicia y por primera vez el mundo se asombrará de la aptitud para gobernar de sus dirigentes.
4 -Los ciudadanos son responsables de la clase de gobierno que tienen, y los peores de ellos son los irresponsables que negándose al voto con ello también se niegan a protestar contra toda injusticia que se comete, dejando el campo libre a los obradores de maldad.
Saludos cordiales