Los cristianos podemos juzgar con toda justicia a la luz de la Palabra de Dios y conforme el Espíritu de verdad nos asista con su iluminación.
Demasiados juicios destemplados debemos soportar de parte de la elite política y de los medios cómplices como para que nos tiemble el pulso al tiempo de escribir lo que pensamos.
Si vamos perdiendo algún terreno es únicamente por la presión de los equivocados y la cobardía de los acertados, que se refugian en el silencio para no comprometerse y ser molestados por los que ejercen el poder temporal.
Un Foro como este representa una de las pocas oportunidades para esparcir ideas distintas, que muchos comparten, pero no tienen cómo difundirlas.
El forista NSEIGI muy bien ha aprovechado la ocasión para ventilar sus propias ideas en su epígrafe del día.
El caso es que en nuestro mundo cada vez menos occidental y menos cristiano, estamos infatuados con las ideas de democracia y repúblicas libres con gobiernos representativos del pueblo, lo que algunas veces brilló por momentos en nuestra historia para recaer seguidamente bajo el dominio de siempre: el de los más ambiciosos.
Sabemos que la Biblia es verdad, Dios es veraz y todo hombre mentiroso.
Sabemos también que los mejores mentirosos son los que saben manipular las verdades en su provecho, sin que los incautos perciban el error.
Con las honrosas excepciones a toda regla general, afirmo y reafirmo que la condición de nuestros pueblos se debe precisamente al gobierno de los ineptos.
Durante toda mi vida he conocido ciudadanos ejemplares, dignos de ocupar la Presidencia, un ministerio o una banca en el Parlamento.
Pero no ellos fueron llamados a integrar las listas electorales, sino los obtusos capaces de arrastrar votos para las urnas.
Los más capaces e idóneos para guiar una nación son tenidos como los enemigos más peligrosos por la clase política.
Por tales razones hoy sufrimos la pérdida de valores y el irreversible incremento de la corrupción y criminalidad en las sociedades modernas.
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2Ti 2:19).
Saludos cordiales
Demasiados juicios destemplados debemos soportar de parte de la elite política y de los medios cómplices como para que nos tiemble el pulso al tiempo de escribir lo que pensamos.
Si vamos perdiendo algún terreno es únicamente por la presión de los equivocados y la cobardía de los acertados, que se refugian en el silencio para no comprometerse y ser molestados por los que ejercen el poder temporal.
Un Foro como este representa una de las pocas oportunidades para esparcir ideas distintas, que muchos comparten, pero no tienen cómo difundirlas.
El forista NSEIGI muy bien ha aprovechado la ocasión para ventilar sus propias ideas en su epígrafe del día.
El caso es que en nuestro mundo cada vez menos occidental y menos cristiano, estamos infatuados con las ideas de democracia y repúblicas libres con gobiernos representativos del pueblo, lo que algunas veces brilló por momentos en nuestra historia para recaer seguidamente bajo el dominio de siempre: el de los más ambiciosos.
Sabemos que la Biblia es verdad, Dios es veraz y todo hombre mentiroso.
Sabemos también que los mejores mentirosos son los que saben manipular las verdades en su provecho, sin que los incautos perciban el error.
Con las honrosas excepciones a toda regla general, afirmo y reafirmo que la condición de nuestros pueblos se debe precisamente al gobierno de los ineptos.
Durante toda mi vida he conocido ciudadanos ejemplares, dignos de ocupar la Presidencia, un ministerio o una banca en el Parlamento.
Pero no ellos fueron llamados a integrar las listas electorales, sino los obtusos capaces de arrastrar votos para las urnas.
Los más capaces e idóneos para guiar una nación son tenidos como los enemigos más peligrosos por la clase política.
Por tales razones hoy sufrimos la pérdida de valores y el irreversible incremento de la corrupción y criminalidad en las sociedades modernas.
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2Ti 2:19).
Saludos cordiales