-Tengo un nieto de 27 años (creyente) que el mes pasado realizó un viaje por el interior de China, con el propósito de conocer algo de tan inmenso país, y de ser posible contactar a hermanos de los que se reúnen por las casas. Logró lo que se propuso y fue tratado muy bien por todas partes. En algunos lugares nunca habían visto a un occidental, así que le pedían fotografiarse con él, como para conservar un inusual recuerdo. En los puestos de migración, los oficiales examinaban con curiosidad su pasaporte uruguayo, y luego, sonrientes exclamaban: -¡Uruguay! ¡Suárez, Cavani! No le hicieron problema.