Abro este hilo para denunciar que la doctrina exclusivista, del tipo que defiende el compañero @Robespengler, justifica el genocidio y constituye un camino hacia la blasfemia contra el Espíritu Santo y el infierno. Primero explicaré cómo estaré usando ciertos términos en este hilo.
CÓMO USARÉ LA PALABRA "EXCLUSIVISMO"
La Oficina contra el Genocidio de las Naciones Unidas lo define así (fuente):
A QUÉ ME REFIERO CON "INFIERNO"
Usaré en este hilo la palabra "infierno" de manera muy general, para indicar un estado de dolorosa separación de Dios, que comienza en esta vida y puede prolongarse después de ella. Cuando hable del concepto tradicional de lago de fuego y azufre que nunca se apaga, usaré, además de "lago de fuego", expresiones como "tormento eterno", "tortura eterna" o similares.
A QUÉ ME REFIERO CON "BLASFEMIA CONTRA EL ESPÍRITU SANTO"
Con base en las Escrituras, usaré este término para referirme al pecado que consiste en negar que un acto sincero a favor de la salud mental o física de una persona esté impulsado o inspirado por el Espíritu de Dios, y atribuirlo al mal. Baso mi uso del término en el contexto en que Jesús lo usó en el Evangelio según Mateo 12: 20-37 en donde se defendió de quienes lo acusaban de sanar por el espíritu de Belcebú, y en donde nos enseñó el método para diferenciar quién es guiado por un espíritu y quién por otro.
CÓMO USARÉ LA PALABRA "EXCLUSIVISMO"
- Todos somos exclusivistas, en el sentido de que nadie en el foro cree que no existan requisitos básicos para acercarnos a Dios y ser salvos. Yo concibo estos requisitos así: El hombre necesita pasar por un sincero arrepentimiento, y hacer obras dignas de arrepentimiento, que son obras de amor genuino. Esto es posible mediante la fe (o confianza) en que Dios tiene el poder para perdonarnos y transformarnos. Posteriormente, debe perseverar hasta el fin. Es Dios quien finalmente regala la salvación (gracia) y quien nos recompensa según nuestras obras.
- El exclusivismo al que me refiero, y que defiende @Robespengler, es a la creencia de que fuera de esos requisitos básicos, grupos como los católicos, mormones, adventistas, testigos de Jehová y otros, no pueden ser salvos mientras crean, total o parcialmente, las doctrinas erróneas propias de sus credos. Tanto así, que una persona que manifieste clara y sistemáticamente los frutos del Espíritu dentro de una de estas religiones, o es un hipócrita, o simplemente no lo mueve el Espíritu de Dios, sino otro espíritu.
- Para reducir el enfoque del hilo, me concentraré en el exclusivismo contra los grupos religiosos que declaran creer en Jesús como Salvador.
La Oficina contra el Genocidio de las Naciones Unidas lo define así (fuente):
"En esta convención, genocidio significa la comisión de cualquiera de los siguientes actos con el intento de destruir, total o parcialmente, un grupo nacional, étnico, racial o religioso:
- Matar a miembros del grupo
- Causar daño corporal o mental severo a miembros del grupo
- Infligir deliberadamente en el grupo condiciones de vida con al intención de producir su destrucción física o en parte
- Imponer medidas que impidan el nacimiento de personas dentro del grupo
- Transferir a la fuerza niños del grupo a otro grupo."
A QUÉ ME REFIERO CON "INFIERNO"
Usaré en este hilo la palabra "infierno" de manera muy general, para indicar un estado de dolorosa separación de Dios, que comienza en esta vida y puede prolongarse después de ella. Cuando hable del concepto tradicional de lago de fuego y azufre que nunca se apaga, usaré, además de "lago de fuego", expresiones como "tormento eterno", "tortura eterna" o similares.
A QUÉ ME REFIERO CON "BLASFEMIA CONTRA EL ESPÍRITU SANTO"
Con base en las Escrituras, usaré este término para referirme al pecado que consiste en negar que un acto sincero a favor de la salud mental o física de una persona esté impulsado o inspirado por el Espíritu de Dios, y atribuirlo al mal. Baso mi uso del término en el contexto en que Jesús lo usó en el Evangelio según Mateo 12: 20-37 en donde se defendió de quienes lo acusaban de sanar por el espíritu de Belcebú, y en donde nos enseñó el método para diferenciar quién es guiado por un espíritu y quién por otro.
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