El dogma de la Inmaculada Concepción de María

2 Junio 1999
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LA HISTORIA MUESTRA

No se empezó a enseñar esta doctrina hasta más de 200 años después de la muerte de María. El primer origen de ese dogma tiene sus inicios en los llamados evangelios apócrifos, escritos por herejes del segundo y tercer siglos. «El pseudo evangelio de Mateo» y el «evangelio árabe de la infancia de Jesús», especialmente escritos por antiguos herejes para sostener sus errores, nos presentan los primeros rastros de la deificación de María. Más tarde, la secta de los Colliridianos surge y ofrece un culto a la Virgen, sustituyendo a las diosas paganas Diana, Minerva, etc.
En el período patrístico los padres de la Iglesia no eran de ningún modo renuentes a atribuir pecados y varias imperfecciones a María. La inmaculada concepción, de la bendita Virgen María por sus padres Joaquín y Ana, fue contradicha por grandes católicos durante muchos siglos y no hubo consenso a su favor hasta el siglo XVI. Asimismo este decreto papal choca con varios papas que directa o indirectamente manifiestan que nunca creyeron en la inmaculada concepción y repudiaron tal doctrina. Además, está documentada por sus declaraciones, la oposición de muchos padres de la Iglesia, que eran adversos a la Inmaculada Concepción. Por ejemplo:

Eusebio de Cesarea(265-340) (Emiss, en Orat. 2 de Nativ.) dice: «Ninguno está exceptuado de la mancha del pecado original, ni aun la madre del Redentor del mundo. Sólo Jesús se halló exento de la ley del pecado, aun cuando haya nacido de una mujer sujeta al pecado».

Ambrosio (340-397), doctor de la Iglesia y obispo de Milán dice: «Jesús es El solo a quien los lazos del pecado no vencieron; ninguna criatura concebida por el contacto del hombre y la mujer, ha sido exceptuada del pecado original; sólo ha sido exceptuado Aquel que fue concebido sin aquel contacto y de una virgen, por obra del Espíritu Santo» (Comentario al Salmo 118).

Joviniano, negaba la virginidad de María durante el nacimiento de Jesús.

• San Agustín (354-430), obispo de Hipona y doctor de la Iglesia combatió la idea de que María hubiera nacido sin mancha del pecado original (en Psalm 34, sermón 3) dice: «Maria murió por causa del pecado original transmitido desde Adán a todos sus descendientes». Y en su escrito De Peccatorum Meritis, declara que la carne de María era «carne de pecado» y que María, que descendía de Adán, murió a consecuencia del pecado.

Tertuliano, una de las autoridades máximas de la Iglesia cristiana primitiva, advirtió en contra de esta suposición del nacimiento de María y además sostuvo que después del nacimiento de Cristo, José y María llevaron una vida matrimonial como la de cualquier otra pareja unida ante Dios en santo matrimonio.

El papa León 1, en el año 440, afirmaba: «Sólo el Señor Jesucristo entre los hijos de los hombres nació inmaculado, porque El solo ha sido concebido sin la suciedad y la concupiscencia de la carne» (Sermón 24 de Nativ. Dom.).

El papa Gelasio, en el año 492, escribía: «Corresponde sólo al Cordero Inmaculado el no tener pecado alguno» (Gelassii Papae Dicta, Tomo 4, Colosenses).

El papa Gregorio el Grande (540-604), comentando Job 14:4 expresa que Jesucristo es el único que no ha sido concebido de sangre impura y verdaderamente puro en su carne.

Anselmo (1033-1109), arzobispo y doctor de la Iglesia, también escribió (Op., p. 92): «Si bien la concepción de Cristo ha sido inmaculada, no obstante, la misma Virgen de la cual El nació ha sido concebida en la iniquidad y nació con el pecado original, porque ella pecó en Adán, así como por él todos pecaron».

Tampoco hay apoyo muy fuerte para este dogma sobre la base de la tradición. Hasta el año 1140 (la fecha de la carta de San Bernardo) los testimonios de los Padres eran adversos a la Inmaculada Concepción.

Bernardo de Claivaux (1090-1153) alguien profundamente devoto de la importancia de María para la
Iglesia, no estaba de acuerdo con la doctrina de la Inmaculada Concepción. En su famosa carta a los canónigos de Lyon, llamaba a la nueva ceremonia en honor de la «Inmaculada Concepción» una novedad «de la que nada saben los ritos de la Iglesia, la razón no aprueba, y la antigua tradición no recomienda».

Bernardo protestó enérgicamente diciendo que con la misma razón, se podían establecer días de fiesta conmemorativos de la concepción de la madre, abuela y bisabuela de María, y así sucesivamente hasta nuestra madre Eva.

En el siglo XII, los escolásticos habían formulado la pregunta: ¿Significa la inmunidad de María del pecado que ella fue concebida sin pecado (inmaculada concepción)? Durante el siglo trece los teólogos escolásticos afirmaron claramente que María había pecado.

Buenaventura (1217-1274) fue igualmente negativo a esta doctrina de la Inmaculada Concepción, el escribió: «todos los santos que han hecho mención de este asunto, con una sola boca han aseverado que la bendita Virgen fue concebida en pecado original».

Tomás de Aquino (1225-1274), el sumo doctor de la Iglesia romana, luchó valientemente contra esa incipiente herejía. Afirmó más allá de toda duda que Mara con-trajo el pecado original . Ella tuvo que sufrir las consecuencias del pecado original, incluyendo la muerte. El dice, por ejemplo: «La bienaventurada Virgen María, habiendo sido concebida por la unión de sus padres, ha contraido
el pecado original» (Summa Thcolog., part. 3).

En su última obra escrita llega a afirmar taxativa-
«Ciertamente (María) fue concebida con el pecado original, como era natural... Si no hubiera sido concebida con pecado original, no habría necesitado ser redimida por Cristo y, de ser así, Cristo no sería el Redentor universal de los hombres, lo que derogaría la dignidad de Cristo» (Brevis Summa defide).

El Papa Inocencio III, en el año 1216, dice: «Eva fue formada sin la culpa, y engendró en la culpa; María fue formada en la culpa, y engendró sin la culpa» (De Festo Assump., Sermón 2).
El mismo papa Sixto IV, perteneciente a la orden de Scoto, prefirió guardar un prudente distanciamiento en la disputa, e insistir en que «nada ha sido decidido todavía por la Iglesia romana y la sede apostólica». En otras palabras, a casi milenio y medio del nacimiento de Maria no existía ninguna certeza de que su concepción hubiera sido inmaculada.
 
LA INMACULADA CONCEPCIÓN: ¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?

Tal como la Iglesia de Roma formuló la definición dogmática de la inmaculada concepción (pasiva) de la Bienaventurada María, no puede objetarse en contra de este dogma que María tenía necesidad de redención (como cualquier descendiente de Adán), pues la definición tiene explícitamente en cuenta este hecho.
Lo que es ciertamente objetable, y la razón por la cual debe ser rechazado por los cristianos, es que simplemente no se enseña en la Biblia.

“La doctrina de la concepción inmaculada de María no se encuentra explícitamente en la Sagrada Escritura.” (Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Edición Revisada. Barcelona: Herder, 1969, p. 315). Este autor pasa a decir que según “numerosos teólogos”, la doctrina está implícita en los siguientes textos: Génesis 3:15, Lucas 1:28 y Lucas 1:41 (sic; en realidad se refiere a 1:42).
Génesis 3:15
“Y enemistad pondré entre tú y la mujer,
y entre tu simiente y su simiente;
[él] te herirá la cabeza
y tú le herirás el talón”

Este texto, que es a menudo llamado el “primer evangelio”, anuncia una lucha que se prolongará a través de los siglos. Como parte del veredicto de Dios contra la serpiente, el final de tal combate le será adverso a ésta. La mujer a la que se refiere aquí es Eva (¡no había por entonces otra!). El pronombre masculino singular “él” es permitido (aunque no exigido) por el hebreo, y la Septuaginta pasa del neutro “simiente” (sperma) al pronombre masculino singular autos, “él” (en Génesis 4:25 el término “simiente” , hebreo zera’ también se aplica a un varón particular, Set).
De la plenitud de la revelación presente en el Nuevo Testamento entendemos que esta simiente es Cristo, quien derrotó a Satanás. Como corroboración podemos notar que en Gálatas 3:16-19 Pablo aplica a Cristo la referencia a la simiente (zera’) de Abraham de Génesis 12:7.
Es en extremo difícil ver cómo la doctrina de la inmaculada concepción pueda estar implícita en este texto. Entre Eva y Cristo se extiende una larga cadena de descendientes de los cuales María no es sino el último eslabón, lo cual no permite en modo alguno pensar que ella (y no el resto de los ascendientes de Cristo según la carne) fuese exceptuada del pecado original por algún decreto divino que no aparece por ningún lado en la Escritura.
Lucas 1:28
“Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».”
Estas palabras del ángel Gabriel a María constituyen el saludo previo a la anunciación. Las palabras “llena de gracia” de la Biblia de Jerusalén corresponden al término griego kejaritômenê, del verbo jaritoô, “favorecer” o “colmar de favores”. Los católicos sostienen que esta era una plenitud extensiva e intensiva que, por tanto, debía de incluir la excepción del pecado original. Sin embargo, debe notarse que las palabras del ángel no guardan referencia alguna a la concepción de María ni a su condición previa a la visita del ángel. De hecho, ante la perplejidad de María, en el versículo 30 Gabriel dice: “Has hallado gracia delante de Dios”. Además, en este verbo solamente aparece otra vez en todo el Nuevo Testamento, en Efesios 1:6, y en esta ocasión se refiere a todos los cristianos: “para la alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos colmó de favores (o “nos llenó de gracia”, ejaritôsen) en el Amado”. Si esta expresión implicase por sí misma la concepción inmaculada, entonces este sería un privilegio de todos los creyentes.
Lucas 1:42
“y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu seno».”
Estas palabras pronunciadas por Isabel, llena del Espíritu Santo, son tomadas por los católicos en el sentido de que la bendición de Dios sobre María y sobre Jesucristo a la vez implicaba que tanto la madre como el Hijo compartían el privilegio de ser libres de pecado desde la concepción. Pero de esto no hay ni jota en el texto ni en el contexto. Además, que tal bendición supusiese una bendición suprema y singular exclusiva de María es contradicho por las palabras del mismo Señor. En el mismo Evangelio de Lucas leemos:
“Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan».” (Lucas 11:27-28)
En otras palabras, según Jesús, la bienaventuranza de quienes oyen y obedecen a Dios es mayor que la de haber llevado a Cristo en el vientre y haberlo amamantado.


La tradición

Si algún católico objeta que debe también tenerse en cuenta la tradición apostólica transmitida por vía oral como otra fuente de revelación, habrá que responderle que además de estar en desacuerdo con tal noción, de hecho no existe ninguna tradición confiable documentada en los primeros diez siglos del cristianismo que documente tal creencia.


Los Padres de la Iglesia

No solamente es esta doctrina ajena a la Biblia y no es apoyada por ninguna tradición confiable. Tampoco fue enseñada por ningún escritor cristiano de los primeros siglos. Uno puede buscar en vano durante el primer milenio del cristianismo un autor tenido por ortodoxo que enseñase la inmaculada concepción. Dice Ott (o.c., p. 316) :
"b]Ni los padres griegos ni los latinos enseñan explícitamente la concepción inmaculada de María[/b]."
Pero como su libro es una exposición de la teología católica, no puede dejar ahí la cosa, y argumenta que la doctrina está implícita en los Padres. La inmaculada concepción quedaría implícita en el alto concepto que tuvieron estos autores de la pureza y santidad personal de María, y en el paralelismo y antítesis entre Eva y María.
Permanece ciertísimo que, por más admiración que sintiesen por María, ningún Padre enseñó su concepción inmaculada, y de hecho cuando en la Edad Media comenzó a hablarse de esta doctrina, recibió una firme oposición de algunos de los teólogos más importantes de la época. La principal objecion era la universalidad del pecado y por tanto de la necesidad de redencion por Cristo.


Historia de una tradición espuria

La primera insinuación de lo que progresivamente y no sin controversia condujo a la doctrina en discusión la hallamos no en Occidente, sino en Oriente. A partir del siglo VII surge en las iglesias griegas una festividad de la concepción de Santa Ana, a quien se tenía por madre de María.
El origen de esta creencia puede trazarse a uno de los libros apócrifos del Nuevo Testamento que con el tiempo adquirió enorme influencia en las creencias acerca de María. Aunque esta obra narra el nacimiento de Jesús, su propósito obvio es el de ensalzar a su madre, de la cual narra nacimiento, infancia y casamiento. Se trata del Protoevangelio de Santiago.
Es uno de los llamados “evangelios de la infancia” y se cree que data de la segunda mitad del siglo II. Escrito en griego, se tradujo al siríaco, etiópico, georgiano, sahídico, eslavo antiguo, armenio y probablemente al latín (aunque no subsisten manuscritos latinos tempranos). Es en esta obra que aparecen por vez primera los supuestos nombres de los padres de María como Ana y Joaquín. Aunque, como dice Elliott, “las doctrinas desarrolladas de la mariología pueden trazarse hasta este libro”, irónicamente en la antigüedad fue prohibido por la Iglesia occidental porque enseñaba que María fue la segunda esposa de José.
En cambio, tuvo como dije gran popularidad en el Oriente, y probablemente explica el origen de una festividad dedicada a la concepción pasiva de María, ocurrida luego de una prolongada esterilidad de Ana, su madre, y anunciada por un ángel (según el pseudo Santiago).
Más tarde esta fiesta se introdujo en occidente, al principio en el sur de Italia y quizá en Irlanda allá por el siglo IX. A principios del siglo XII, mientras la celebración de la concepción de María se infiltraba en la liturgia, dos monjes británicos, Eadmer y Osberto, comenzaron a enseñar que en su concepción María había sido libre del pecado original

El hecho indisputable que tal creencia era una novedad en la Iglesia de Roma queda evidenciado por la reacción del Doctor melifluo, Bernardo de Claraval (1090-1153; el mismo que escribió Las glorias incomparables de María). Cuando la fiesta de la Inmaculada Concepción se introduce en Lyon en 1140, el abad de Claraval “la desaconseja como novedad infundada, enseñando que María había sido santificada después de su concepción...” (Ott, o.c., p. 317).

El más grande teólogo católico medieval, Tomás de Aquino, se opuso a la doctrina de la Inmaculada Concepción
De igual modo, los principales teólogos católicos del mismo siglo y del siguiente se opusieron a la doctrina de la inmaculada concepción; entre ellos Pedro Lombardo (1100-1160), Alejandro de Hales (1170-1245), Buenaventura (1221-1274), Alberto Magno (1200-1280) y su más grande discípulo, Tomás de Aquino (1225-1274). Este último enseñaba que María fue santificada desde el vientre de su madre, pero no desde el instante mismo de su concepción, sino más tarde. Tomás escribió en la Summa Theologica (III, 27: 2) según su método acostumbrado, los argumentos (Objeciones) a favor de la inmaculada concepción, y los contestó como sigue.


¿Fue la Bendita Virgen santificada antes de recibir el alma?

Objeción 1. Pareciera que la Bendita Virgen fue santificada antes de recibir el alma. Porque, como hemos dicho, se le otorgó más gracia a la Virgen Madre de Dios que a cualquier otro santo. Ahora bien, parece que se les concedió a algunos ser santificados antes de la recepción del alma. Pues está escrito (Jer. 1:5): "Antes de que te formase en el vientre de tu madre, yo te conocí"; y el alma no es infundida antes de la formación del cuerpo. De igual modo dice Ambrosio de Juan el Bautista (Comment. in Luc. i, 15): "Aún el espíritu de vida no estaba en él y ya poseía el Espíritu de gracia." Mucho más, por tanto, pudo la Bendita Virgen haber sido santificada antes de la animación.
Objeción 2. Además, como dice Anselmo (De Concep. Virg. xviii), "fue apropiado que esta Virgen resplandeciese con tal pureza que por debajo de Dios no puede imaginarse ninguna mayor ": por lo cual está escrito (Cant 4:7): "Tú eres en todo hermosa, mi amada, y no hay mancha en ti." Pero la pureza de la Bendita Virgen podría haber sido mayor si ella nunca hubiese estado manchada por el contagio del pecado original. Por tanto, le fue concedido ser santificada antes de que su carne recibiese el alma.
Objeción 3. Además, como e dijo arriba, no se celebra ninguna fiesta excepto la de algún santo. Pro algunos guardan la fiesta de la Concepción de la Bndita Virgen. Por tanto pareciera que en su mismísima concepción fue santa; y de aquí que fue santificada antes de recibir el alma.
Objeción 4. Además, el Apóstol dice (Rom. 11:16): "Pues si la raíz es santa, así son las ramas." Ahora bien, la raíz de los hijos son sus padres. Por tanto, la Bendita Virgen pudo ser santificada ya en sus padres, antes de recibir el alma.

Por el contrario. Las cosas del Antiguo Testamento eran figuras del Nuevo, según 1 Cor. 10:11: "Todas las cosas les ocurrieron en figura." Ahora bien, la santificación del Tabernáculo, del cual está escrito (Salmo 45:5): "El Altísimo ha magnificado su propio tabernáculo” parece significar la santificación de la Madre de Dios, quien es llamada “el Tabernáculo de Dios” según el Salmo 18:6: "Él ha establecido su tabernáculo en el sol.” Pero del tabernáculo está escrito (Ex. 40:31,32 [¿?]): "Después de que todo fue perfeccionado, la nube cubrió el tabernáculo del testimonio, y la gloria del Señor lo llenó.” Por tanto tampoco la Bendita Virgen fue santificada hasta que todo en ella fue perfeccionado, es decir, su cuerpo y alma.
Respondo que. La santificación de la Bendita Virgen no puede entenderse como ocurrida antes de la recepción del alma, por dos razones. Primero, porque la santificación de la que hablamos no es sino la limpieza del pecado original; pues la santificación es una “limpieza perfecta”, como dice Dionisio (Div. Nom. xii). Ahora bien, el pecado original no puede ser quitado excepto por gracia, el sujeto de la cual es solamente la criatura racional. Por tanto, antes de la infusión del alma racional, la Bendita Virgen no fue santificada.
Segundo, porque, ya que solamente la criatura racional puede ser el sujeto del pecado, la descendencia concebida no es capaz de pecar. Y así, en cualquier manera en que la Bendita Virgen hubiese sido santificada antes de recibir el alma, nunca hubiese podido incurrir en la mancha del pecado original; y de este modo no hubiese necesitado la redención y salvación que son por Cristo, de quien está escrito (Mt. 1:21): "Él salvará a su pueblo de sus pecados.” Pero esto es inapropiado, por implicar que Cristo no es el “salvador de todos los hombres”, como es llamado (1 Tim. 4:10). Se sigue, por tanto, que la Bendita Virgen ue santificada después de recibir el alma.
Respuesta a la objeción 1. El Señor dice que “conoció” a Jeremías antes de que fuese formado en el vientre, por conocimiento, es decir, de predestinación; pero dice que lo “santificó” no antes de su formación, sino antes de que “saliera del vientre”, etc. Con respecto a lo cual dice Ambrosio, o sea que en Juan el Bautista no estaba el espíritu de vida cuando ya estaba el Espíritu de gracia, por espíritu de via no hemos de entender el alma que da vida, sino el aire que respiramos. O puede decirse que en él no estaba el espíritu de vida, esto es el alma, en cuanto a sus operaciones manifiestas y completas.
Respuesta a la objeción 2. Si el alma de la Bendita Virgen nunca hubiese incurrido en la mancha del pecado original, esto sería lesivo de la dignidad de Cristo, por causa de que él es el universal Salvador de todos. Consecuentemente después de Cristo, quien, como Salvador universal de todos, no necesitaba ser salvado, la pureza de la Bendita Virgen ocupa el lugar más elevado. Pues Cristo no contrajo el pecado original en absolutamente ninguna manera, sino que fue santo desde su mismísima concepción, según Lucas 1:35: “El santo Ser que nacerá de ti será llamado el Hijo de Dios.” Pero la Bendita Virgen ciertamente contrajo el pecado original, mas fue limpiada de él antes de su nacimiento desde el vientre. Esto es lo que se significa (Job 3:9) donde está escrito de la noche del pecado original “que espere luz”, es decir, Cristo, “y no la vea” (porque “nada inmundo viene a ella”, como está escrito, Sap 7:25), "que tampoco vea el rayar de la aurora” , esto es de la Bendita Virgen, quien en su nacimiento era inmune al pecao original.

Respuesta a la objeción 3. Aunque la Iglesia de Roma no celebra la Concepción de la Bendita Virgen, sí tolera la costumbre de ciertas iglesias que sí guardan aquella fiesta, por lo cual ella no ha de ser enteramente reprobada. De todos modos, la celebración de esta fiesta no nos da a entender que ella era santa en su concepción. Pero ya que no se sabe cuándo fue santificada, la fiesta de su Santificación, más que la fiesta de su concepción, se celebra en el día de su concepción.
Respuesta a la objeción 1. La santificación es doble. Una es la de toda la naturaleza: en la medida en que toda la naturaleza humana es liberada de toda corrupción de pecado y castigo. Esto ha de ocurrir en la resurrección. La otra es la santificación personal. Ésta no se transmite a los hijos engendrados de la carne; porque no considera la carne, sino la mente. Consecuentemente, aunque los padres de la Bendita Virgen fueron limpiados del pecado original, de todos modos ella contrajo el pecado original, ya que fue concebida por vía de la concuspicencia de la carne y la relación entre varón y mujer; pues dice Agustín (De Nup. et Concup. i): "Toda carne nacida de relación carnal es pecaminosa."

A pesar de todo, ya se había arraigado en el sentir popular
A pesar de la firme oposición de los maestros de los siglos XII y XIII, la doctrina ganó terreno sobre todo gracias a la defensa que de ella hicieron los franciscanos, en particular Juan Duns Escoto (1264-1308). El llamado Doctor Subtilis acuñó el término “prerredención” para expresar su idea de que no es absolutamente necesario que la santificación preceda cronológicamente a la infusión del alma, sino que basta una prioridad conceptual. Según Duns Escoto, María necesitó ser redimida por Cristo como cualquier otro ser humano, pero accedió a la forma más perfecta de redención, aquella que no la limpió sino que la preservó del pecado original. El hecho de que no hubiese precedente bíblico ni necesidad lógica de esta extraña y novedosa enseñanza no detuvo el entusiasmo. Lo cierto es que el Doctor Subtilis le proveyó a la Iglesia de Roma una excusa racional para enseñar lo que la gente quería creer.
A partir de entonces quedó relativamente allanado el camino para la doctrina de la Inmaculada Concepción. En 1439 el Concilio de Basilea, que no es tenido por ecuménico en el catolicismo, afirmó la creencia como una opinión piadosa conforme a la fe católica, la razón y las Escrituras. En 1476 el papa Sixto IV, franciscano, aprobó la fiesta de la Inmaculada Concepción con su propia liturgia. A pesar de sus obvias simpatías hacia la doctrina, Sixto se abstuvo de transformarlo en un dogma. Y es que todavía distaba de ser unánimemente aceptado en Occidente.
Prueba de ello es que en la Constitución Grave nimis del 4 de setiembre de 1483, este papa debió censurar duramente a los predicadores que “no se han avergonzado de afirmar hasta ahora públicamente en sus sermones al pueblo por diversas ciudades y tierras ... que todos aquellos que creen y afirman que la inmaculada Madre de Dios fue concebida sin mancha de pecado original, cometen pecado mortal, o que son herejes celebrando el oficio de la misma inmaculada concepción, y que oyendo los sermones de los que afirman que fue concebida sin esa mancha, pecan gravemente”. Al mismo tiempo, Sixto IV tampoco admitió que se condenase a quienes se oponían al dogma; en la misma Constitución, en efecto, reprendía también a los que
“se atrevieren a afirmar que quienes mantienen la opinión contraria, a saber, que la gloriosa Virgen María fue concebida con pecado original, incurren en crimen de herejía o pecado mortal, como quiera que no está aún decidido por la Iglesia Romana y la Sede Apostólica...” (Denzinger # 735)
En el siglo XVI, el Concilio de Trento, sin tratar específicamente el tema, dejó explícitamente fuera del Decreto sobre el pecado original del 17 de junio de 1546, a la Bienaventurada María, sin pretender avanzar en el asunto de la inmaculada concepción más allá de lo que lo había hecho Sixto IV.
“Declara, sin embargo, este mismo santo Concilio que no es intención suya comprender en este decreto, en que se trata del pecado original, a la bienaventurada e inmaculada Virgen María, Madre de Dios, sino que han de observarse las constituciones del Papa Sixto IV, de feliz recordación, bajo las penas en aquellas Constituciones contenidas, que el Concilio renueva.” (Denzinger # 792)
Poco más de un siglo más tarde, precisamente el 8 de diciembre de 1661, en la Bula Sollicitudo omnium Ecclesiae, el papa Alejandro VII básicamente ratificó lo actuado por su antecesor Sixto IV y el concilio de Trento, llamando a la inmaculada concepción “un antiguo y piadoso sentir” que abrazan “ya casi todos los católicos”. En 1708 Clemente XI hizo de la fiesta una observancia obligatoria para toda la Iglesia Católica.



La mendacidad de Pío IX

Vistos estos antecedentes históricos, no es de extrañar que finalmente en el siglo XIX la inmaculada concepción fuese elevada a la categoría suprema de dogma de fe católica definida, en la Bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854. La parte de la Bula que contiene la definición propiamente dicha es como sigue :
“Para honor de la santa e indivisa Trinidad, para gloria y ornamento de la Virgen Madre de Dios, para exaltación de la fe católica y acrecentamiento de la religión cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe por tanto ser firme y constantemente creída por todos los fieles.”
A la cual le sigue, como no podía ser de otro modo, el anatema de rigor:
“Por lo cual, si alguno, lo que Dios no permita, pretendiere en su corazón sentir de modo distinto a como por Nos ha sido definido, sepa y tenga por cierto que está condenado por su propio juicio, que ha sufrido naufragio en la fe y se ha apartado de la unidad de la Iglesia, y que además, por el mismo hecho, se somete a sí mismo a las penas establecidas por el derecho, si lo que en su corazón siente se atreviere a manifestarlo de palabra o por escrito o de cualquiera otro modo externo.”
Este texto figura en Denzinger # 1641. Lo que no aparece allí es la fundamentación que Pío IX ofreció en la citada Bula. He aquí algunas de sus afirmaciones más interesantes:
“La Iglesia Católica, dirigida por el Santo Espíritu de Dios, es la columna y el fundamento de la verdad y siempre ha sostenido como divinamente revelada y como contenida en el depósito de la revelación celestial esta doctrina concerniente a la inocencia original de la augusta Virgen –una doctrina que está tan perfectamente en armonía con su maravillosa santidad y preeminente dignidad como Madre de Dios- y así nunca ha cesado de explicar , de enseñar y de promover esta doctrina época tras época de muchas formas y por actos solemnes.” (negritas añadidas)
Como vimos, es patentemente falso que esta doctrina haya sido creída siempre, ni siquiera dentro de la Iglesia de Roma.
“Ahora, en la medida en que todo cuanto pertenece a la adoración ssagrada está íntimamente conectado con su objeto y no puede tener ni consistencia ni durabilidad si tal objeto es vago o incierto, nuestros predecesores, los Romanos Pontífices, por tanto, mientras dirigían todos sus esfuerzos hacia un aumento de la devoción, hicieron su objetivo no sólo el de enfatizar el objeto con el mayor celo, sino también de enunciar la doctrina exacta.” (negritas añadidas)
Falso por completo; por el contrario, como hemos visto, los papas Sixto IV y Alejandro VII, así como el Concilio de Trento, fueron deliberadamente vagos en sus enseñanzas al respecto, absteniéndose de definiciones dogmáticas al respecto.
“Todos son conscientes de con cuánta diligencia esta doctrina de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios ha sido transmitida, propuesta y defendida por las más destacadas órdenes religiosas, por las más celebradas academias teológicas, y por eminentísimos doctores en las ciencias de la teología.” (negritas añadidas)
Esto es verdad si se excluye a todos los Padres orientales y occidentales de los primeros siglos, y a Bernardo de Claraval, Pedro Lombardo, Alejandro de Hales, Buenaventura, Alberto Magno y Tomás de Aquino...
“Y ciertamente, ilustres documentos de venerable antigüedad, tanto de la Iglesia Oriental como de la Occidental, muy vigorosamente testifican que esta doctrina de la Inmaculada Concepción de la Beatísima Virgen, la cual fue cotidianamente más y más espléndidamente explicada, establecida y confirmada por la más alta autoridad, enseñanza, celo, conocimiento, y sabiduría de la Iglesia, y la cual fue diseminada entre todos los pueblos y naciones del mundo católico de manera maravillosa – esta doctrina siempre existió en la Iglesia como una doctrina que ha sido recibida de nuestros ancestros, y que ha sido estampada con el carácter de una doctrina revelada.” (negritas añadidas)
No existe la más mínima evidencia histórica de esta afirmación, y de hecho Pío IX no pudo citar ninguno de los “ilustres documentos” de los que presume.
En consecuencia, es evidente que las consideraciones sobre las que la definición de la Inmaculada Concepción se fundamenta son irremediablemente falsas, por lo cual no cabe pensar mejor de la doctrina misma.

Bendiciones en Cristo,
Jetonius
 
¿Quién es el valiente hijo de la ICR que va a pelear en contra de Tomás de Aquino y todos sus predecesores?

Ahora la cosa no es con Maripaz, conmigo o con cualquier otro "protestante", como ya lo dije muchas veces la misma ICR se contradice. :bicho:
 
En el Nuevo Testamento vemos que María es Madre de Dios y también que es la Kejaritomene –llena de gracia o agraciada-. La Iglesia ha llegado a entender que ella fue kejaritomene desde el mismo instante de su concepción. Y para llegar a entender eso ha tenido que meditar mucho sobre las implicaciones que había de tener para un ser creado, como María, el llegar a ser el Arca Santa que habría de contener la Encarnación del Verbo de Dios, el cual es el Creador Eterno. La gracia de Dios debía acompañar a esa criatura humana, María, para que fuera tan santa que la presencia divina en su seno no la consumiera por completo. Porque, no lo olvidemos, hasta que Cristo no nos abrió definitivamente el camino al Padre, toda relación entre la naturaleza humana y la divina estaba limitada por el muro del pecado. Si la simple contemplación de Dios podía traer la muerte de los hombres o, en el mejor de los casos, causaba un resplandor de gloria (2ª Cor 3,7; Exodo 34,29) en aquel que se aventuraba a contemplar siquiera las "espaldas del Señor" (Ex 33,23), ¿qué no podría ocurrir con una mujer que llevara en su propio seno al Señor Todopoderoso a la vez que estuviera corrupta por el pecado? ¿Cómo no habría el Señor de resguardar en santidad a esa mujer para que su naturaleza humana no se viera arrasada por la santidad del Verbo divino? ¿Cómo no concederla la gracia de verse libre del pecado, y por tanto salvada de él y sus consecuencias, para que de esa forma se convirtiera en el ser humano de quien Jesucristo tomó la naturaleza humana? Si Cristo había de ser sin pecado, ¿cómo habría de tomar su naturaleza humana de una mujer en pecado?
El dogma de la Inmaculada Concepción es un canto a la gracia de Dios en María. Pues es esa GRACIA, y no la propia naturaleza humana de la Virgen, quien la limpia de pecado, por los méritos de quien habría ser su Hijo, desde el mismo instante de su concepción.
La Iglesia da testimonio ya en el siglo II, a través de San Justino y San Ireneo, de que había recibido la enseñanza de que María era la Segunda Eva y era la madre de la nueva humanidad en Cristo Jesús. De esa enseñanza la Iglesia, con el paso de los siglos y tras no poca discusión, llegó al convencimiento de que María, por el significadísimo lugar que había de tener en el plan de salvación dispuesto por Dios, fue llena de gracia desde el primer instante de su creación. Dicha pureza, fruto de la gracia de Dios en ella, debió mantenerse intacta para la que su seno se convirtiera, cual nueva Arca de la Alianza, en receptáculo santo de la encarnación del Verbo de Dios. La unión tan íntima entre cualquier madre y el hijo que lleva en su seno es algo que sólo quien ha experimentado la maternidad puede contar. Pero en el caso de María y su hijo Jesús, esa unión no era una unión cualquiera. Era la unión entre una mujer, ser creado, y el Dios Eterno Creador de los cielos y la tierra. Y por ello, el Altísimo derramó de su gracia desde un primer momento sobre aquella bendita mujer, para que cuando llegara el momento de encarnarse en su seno, ella pudiera ofrecerle la santidad fruto de la gracia de Dios como receptáculo para su divinidad. Como la primera Eva, madre de todos los hombres, fue concebida sin pecado, así la Segunda Eva, madre de la nueva humanidad en Cristo, fue Igualmente concebida sin pecado. Así lo ha declarado la Iglesia de Cristo y así ha de ser aceptado por todos.
Amar, honrar, venerar y dar culto a María es la mejor forma de dar gracias a Dios por las maravillas que hizo en ella. Si Elisabet, llena del Espíritu Santo, exclamó que la visita de la Madre del Señor era un don para ella, ¿qué no exclamaremos nosotros?
San Juan el Bautista, como en su día hizo el rey David, danzó ante el Arca de la Alianza. Pero esta vez, el Arca contenía en su seno la Real Presencia Divina. Por voluntad del Padre, María nos dio a luz a la Luz del Mundo. Si hubiera habido tinieblas en ella, no podría haber dado a luz a la Luz. Cristo no podía tener comunión con las tinieblas en el seno de su madre. Por se se proveyó para Él un seno materno santo.
Para algunos esas verdades son motivo de escándalo. Para nosotros los católicos son motivo de alegría y regocijo.
Bendita tú fuiste, eres y serás, Madre, entre todas las mujeres y bendito fue, es y será, Aquél quien es fruto de tu santo seno.
Que soy era Inmaculada Conceptiu

Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. Alégrate, ha dicho; a ti, en efecto, te corresponde la verdadera alegría, a ti que has merecido escuchar que eres la llena de gracia, puesto que contigo está el íntegro tesoro de la alegría, del gozo perfecto y de la gracia. El Rey está con la esclava; el más bello de los hijos de los hombres está con la más hermosa de las mujeres; el que santifica todas las cosas está con la doncella inmaculada. Contigo está el Creador del Universo; contigo está a fin de poder nacer de ti; contigo está en la concepción para ser por ti dado a luz; contigo está como Dios, para poder nacer de ti como Dios y hombre .... Alégrate, pues, por siempre; alégrate, oh llena de gracia. Alégrate porque has recibido de la naturaleza un seno más amplio que los mismos cielos, desde el momento en que en tu seno has albergado a aquel que los cielos no pueden abarcar. Alégrate, oh fuente de luz, que iluminas a todo hombre. Alégrate, oh aurora del sol que no conoce ocaso. Alégrate, depósito de la vida. Alégrate, jardín del Padre. Alégrate, prado del que emana toda la fragancia del Espíritu. Alégrate, raíz de todos los bienes, perla que supera todo valor. Alégrate, oh vid cargada de bellos racimos. Alégrate, oh nube de aquella lluvia que proporciona bebida a todas las almas de los santo. Alégrate, pozo del agua siempre viva. Alégrate, oh arbusto ardiente de fuego espiritual y que, sin embargo, no se consume. Alégrate, oh puerta sellada que se abre sólo para el Rey. Alégrate, oh monte del que, sin obra de manos, se desprende la piedra angular. Allá arriba está él con aquella naturaleza divina que se halla por encima de los querubines y que tiene su morada en el seno del Padre; aquí abajo permanece él, gracias a la naturaleza humana que yace en el pesebre y que es estrechada entre los brazos maternales. Éstos son un trono verdaderamente real, un trono glorioso, santo, único, digno de sostener en este mundo al Santo de los santos.
(Crísipo de Jerusalén, custodio de la Basílica del Santo Sepulcro, siglo V)
 
Yitzik, según la doctrina católica ni Santo Tomás de Aquino, ni San Agustín de Hipona, ni Santa Teresa de Jesús, ni Santa Teresita de Lisieux, ni tantos padres y doctores de la Iglesia eran infalibles. Cuando un Papa declara ex-cathedra un dogma, sí lo es.
Este dogma, como tantos otros, se ha discutido a lo largo de la historia. Pasó con el dogma de la Trinidad, con los dogmas cristológicos y con otros dogmas. El que haya habido discusiones y opiniones diversas no cambia ni un ápice la veracidad de ningún dogma, porque la verdad no depende de las opiniones particulares de nadie, incluídos grandes santos y teólogos, sino de Dios que no permite que su Iglesia yerre en algo relacionado con su Revelación.

Claro, eso no lo aceptas ni tú ni ningún protestante. Pero un católico formado en su fe no tiene mayor problema en entender lo que te estoy explicando. Para nosotros, el que Santo Tomás de Aquino no llegara a comprender ni aceptar la verdad del dogma de la Inmaculada Concepción cuando no estaba obligado a ello porque aún no había sido explicitado dogmáticamente tiene la misma importancia que para un protestante tiene el hecho de que el mismísimo Lutero, ya separado de la Iglesia Católica, creyera que María fue concebida sin pecado original, que fue siempre virgen y que debíamos llamarla Madre de Dios
 
La iglesia católica ha llegado a conclusiones EXTRABÍBLICAS basándose en escritos y argumentos de hombres, NO EN LA PALABRA DE DIOS...

El Arca es Jesucristo, no María...y solo Jesucristo nació SIN PECADO


María era pecadora y nació pecadora. Ella misma reconoció necesitar al Salvador, y cuando nació Jesús tuvo que purificarse ofreciendo unas palomas.


Cualquier afirmación que haga a María NO PECADORA, es un intento de satanás de exaltar a un ser creado, y por lo tanto blasfemia e idolatría.

Ya Jetonius nos lo explica bien en su estupendo estudio:


Lucas 1:28
“Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».”

Estas palabras del ángel Gabriel a María constituyen el saludo previo a la anunciación. Las palabras “llena de gracia” de la Biblia de Jerusalén corresponden al término griego kejaritômenê, del verbo jaritoô, “favorecer” o “colmar de favores”.Los católicos sostienen que esta era una plenitud extensiva e intensiva que, por tanto, debía de incluir la excepción del pecado original. Sin embargo, debe notarse que las palabras del ángel no guardan referencia alguna a la concepción de María ni a su condición previa a la visita del ángel. De hecho, ante la perplejidad de María, en el versículo 30 Gabriel dice: “Has hallado gracia delante de Dios”. Además, en este verbo solamente aparece otra vez en todo el Nuevo Testamento, en Efesios 1:6, y en esta ocasión se refiere a todos los cristianos: “para la alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos colmó de favores (o “nos llenó de gracia”, ejaritôsen) en el Amado”. Si esta expresión implicase por sí misma la concepción inmaculada, entonces este sería un privilegio de todos los creyentes.




¡¡¡ Bravo Luis Fernando, si todos somos "ejaritosen", todos somos llenos de gracia, y por lo tanto, no somos pecadores, y la Escritura nos miente !!!
:burla:
 
Asi estimado Yetzik, Santo Tomas de Aquino no era infalible en cuationes dogmáticas y Lutero, sostenía la inmaculada concepción de la bienanventurada María

"..así en el preciso momento de la infusión de su alma, Ella fue purificada del pecado original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pura por parte de Dios; por tanto desde el primer momento de su vida ella era LIBRE DE TODO PECADO "

(Martín Lutero.Sermon: "Sobre el dia de la concepción de la Madre de Dios" 1527).

"Ella es llena de Gracia, proclamada enteramente sin pecado alguno, algo indefiniblemente grandioso. Pues la Gracia de Dios la llena con todo lo bueno y la hace incapaz de cualquier mal."

Marítn Lutero (Libro personal de oraciones, 1522.)"

( copiado de un aporte de Catholico34 en este foro en una respuesta a Maripaz)

Mis bendiciones
:corazon: :corazon:
Inés
 
Y al igual que Tomás de Aquino Lutero también no era perfecto por lo que la cita aquí mencionada no tiene valor.

Además es claro que para los católicos los dogmas deben ser claros o misterios porque cuestionarlos sería ir en contra de la ICR y eso implicaría herejía cosa que muchos tienen miedo.
 
Ytzik


Ya sabes, que SEGUN LA ESCRITURA, NO HAY UN SOLO HOMBRE INFALIBLE...eso se lo ha inventado Roma y satanás mismo...para dominar al pueblo...¡¡¡ y vaya si lo ha conseguido !!!

Claro Luis, ya entendemos lo que nos quieres decir, que aunque muchos que consideráis de los vuestros no concordaban con lo que hoy creéis, no es problema...¡¡¡ es que no conocían la verdadera enseñanza que Dios les escondió para explicarsela a algunos papas !!! :D
 
La Iglesia Católica enseña y defiende la Inmaculada Concepción de María (CIC Nº490, definida por SS. Pío IX en 1854). La Biblia ni la menciona e inclusive la contradice (Lc 1:46-47; Ro 3:23; 3:9-10; 5:12). Como en muchas otras ocasiones el Magisterio católico ha buscado la referencia bíblica que pueda autenticar canónicamente su dogma de fe, y en esta oportunidad, de manera sorprendente y descarada, y de una manifiesta falta de respeto por las almas que dice pastorear, el Catecismo Nº 492 utiliza Efesios 1:3-4 para sustentar la “Inmaculada Concepción de María”, cuando el apóstol Pablo, se refiere en ese texto a TODOS los hijos de Dios, al dirigirse a “...los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso”. Veamos:

Dice el Catecismo Nº492:

“Esta "resplandeciente santidad del todo singular" de la que ella (María) fue "enriquecida desde el primer instante de su concepción" (LG 56), le viene toda entera de Cristo: ella es "redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo" (LG 53). El Padre la ha "bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo" (Ef 1, 3) más que a ninguna otra persona creada. El la ha elegido en él antes de la creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor (Ef 1, 4).”


Ahora leamos Efesios capítulo 1:

“1. Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso: 2. Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 3. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4. según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5. en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6. para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7. en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia..” (Efesios 1:1-7)

Tal vez alguien argumente que esto también incluye a María. Y por supuesto que la incluye. Pero el texto no expresa que es una prerrogativa exclusiva de ella , como interpretaría quien solo leyera el pícaro texto del Catecismo 492. Y digo “pícaro” porque en dicho párrafo la Iglesia católica deja deslizar, en medio de las referencias bíblicas, un casi imperceptible “...más que a ninguna otra persona creada..”, concepto totalmente ajeno a las palabras del apóstol Pablo.

¿Cuántos honestos lectores del Catecismo católico cotejarán el referido versículo (Ef. 1:3-4) en sus Biblias? ¿y cuántos de los que lo leen buscarán el verdadero sentido de las palabras del apóstol en lugar de conformarse con una rápida “justificación” a lo que el Magisterio pretende referir?

Esto es, lisa y llanamente, manipulación del texto bíblico [7]. Invito a quien considere que esto no es así a que me envíe su comentario, el cual será expuesto en esta misma reflexión (publicada desde el 27/06/2002).



Extraído de: http://www.conocereislaverdad.org/exaltacionamaria.htm
 
....ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
(Romanos 1:25-27)
 
MARIA Y LOS PADRES APOSTOLICOS



EN 1854 la Iglesia Católica declaro dogma de fe la doctrina conocida como la Inmaculada Concepción de Maria por medio de la bula Inefabilis Deus, proclamada por el papa Pio XI el 8 de diciembre de 1854,esto lo hizo sin tener en cuenta la condenación de este dogma por muchos padres y doctores de la Iglesia e inclusive papas "infalibles",con esto deseo mostrar a los Católicos las innovaciones sobre Maria y la completa falsedad del dogma de la infalibilidad papal.

Veamos lo que decian los padres de la Iglesia y los papas:

-Eusebio de Cesarea(265-340)(Emiss,en Orat.2 de Nativ.)dice:"Ninguno esta exento de la mancha del pecado original,ni aun la madre del redentor del mundo.Solo Jesús se hallo exento de la ley del pecado aun cuando halla nacido de una mujer sujeta al pecado".

-Ambrosio(340-397), doctor de la iglesia y obispo de Milán dice:"Jesús es El solo a quien los brazos del pecado no vencierón;ninguna creatura concebida por el contacto del hombre y la mujer,ha sido exceptuada del pecado original;solo ha sido exceptuado Aquel que fue concebido sin aquel contacto y de una virgen,por obra del Espiritu Santo"(Comentario al Salmo 118)

-Joviniano,negaba la virginidad de Maria durante el nacimiento de Jesùs.

-San Agustin(354-430),obispo de Hipona y doctor de la iglesia combatio la idea de que Maria hubiera nacido sin mancha del pecado original (en Psalm 34,sermón3) dice:"Maria murio por causa del pecado original transmitido desde Adàn a todos sus desendientes".Y en su escrito De Peccatorum Meritis,declara que la carne de Maria era "carne de pecado" y que bMaria que decendia de Adàn,murió a consecuencia del pecado.

-Tetuliano,una de las autoridades maximas de la Iglesia Cristiana primitiva,advirtió en contra de esta suposición del nacimiento de Maria y ademas sostuvo que despues del nacimiento de Cristo,Jose y Maria llevaron una vida matrimonial como la de cualquier otra pareja unida ante Dios en santo matrimonio.

-El papa León I,en el año 440,afirmaba:"Sólo el Señor Jesucristo entre los hijos de los hombres nació inmaculado,porque El solo ha sido concebido sin la suciedad y la concupiscencia de la carne"(Sermòn 24 de Nativ.Dom.).

-El papa Gelasio,en el año 492,escribia:"Corresponde sòlo al Cordero Inmaculado el no tener pecado alguno"(Gelassii papae Dicta,Tomo 4,Colosenses).

-El papa Gregorio el Grande (540-604),comentando Job 14:4 expresa que Jesucristo es el unico es el único que no ha sido concebido de sangre impura y verdaderamente puro en su carne.

-Anselmo(1033-1109),arzobispo y doctor de la iglesia escribió (OP.,P.92):"Si bien la concepción de Cristo ha sido inmaculada ,no obstante , la misma Virgen de la cual El nació ha sido concebida en la iniquidad y nació con el pecado original, porque ella peco en Adán, asi como por el todos pecaron".

Tampoco hay apoyo muy fuerte para este dogma sobre la base de la tradición. Hasta el año 1140(la fecha de la carta de San Bernardo)los testimonios de los Padres eran adversos a la Inmaculada Concepción.

-Bernardo de Claivaux(1090-1153)alguien profundamente devoto da la importancia de Maria para la Iglesia,no estaba de acuerdo con la doctrina de la inmaculada concepción. En su famosa carta a los canónigos de Lyon, llamaba a la nueva ceremonia en honor de la "Inmaculada Concepción" una novedad "de la que nada saben los ritos de la Iglesia, la razón no aprueba, y la antigua tradición no recomienda". Bernardo protesto enérgicamente diciendo que con la misma razon, se podían establecer días de fiesta conmemorativos de la concepción de la madre, la abuela y bisabuela de Maria, y así sucesivamente hasta nuestra madre Eva.

En el siglo XII, los escolásticos habían formulado la pregunta:¿Significa la inmunidad de Maria del pecado que ella fue concebida sin pecado(Inmaculada Cncepción)?.Durante el siglo trece los teólogos escolásticos afirmaron claramente que Maria habia pecado.

-Buenaventura(1217-1274)fue igualmente negativo a esta doctrina, el escribio "todos los santos que han hecho mención de este asunto, con una sola boca han aseverado que la bendita Virgen fue concebida en pecado original"

-Tomas de Aquino(1225-1274),el sumo doctor de la Iglesia romana, lucho valientemente contra esta incipiente herejía. Afirmo mas alla de toda duda que Maria contrajo el pecado original. Ella tuvo que sufrir las consecuencias del pecado original, incluyendo la muerte. El dice por ejemplo: "La bienaventurada Virgen Maria ,habiendo sido concebida por la unión de sus padres ,ha contraído el pecado original"(Summa Theologica.,part.3). En su ultima obra escrita llega a afirmar taxativamente "Ciertamente Maria fue concebida con el pecado original ,como era natural...Si no hubiera sido concebida con pecado original, no habria necesitado ser redimida por Cristo y de ser asi ,Cristo no seria el Redentor universal de los hombres, lo que derogaría la dignidad de Cristo"(Brevis Summa de fide)

-El papa Inocencio III,en el año 1226,dice:"Eva fue formada sin la culpa, y engendro en la culpa; Maria fue formada en la culpa, y engendro sin la culpa"(De Festo Assump.,Sermón 2)

-El mismo papa Sixto IV,perteneciente a la orden de Scoto, prefirio guardar una prudente distancia en la disputa, e insistir en que "nada ha sido decidido todavía por la Iglesia romana y la sede apostólica".En otras palabras, a casi milenio y medio del nacimiento de Maria no existia ninguna certeza de que su concepción hubiera sido inmaculada.

Con esto podemos ver que el dogma de la Inmaculada Concepción de Maria en solo otra innovación y exaltación de la que Maria ha sido objeto por la Iglesia de Roma,con respecto a esto podemos decir lo dicho por San Agustin de Hipona:"Santa es Maria,bienaventurada es Maria,pero aun es mejor la Iglesia que la Virgen Maria.¿Por que? porque Maria es una porcion de la Iglesia, un miembro santo, un miembro excelente ,un miembro supereminente ;más al fin, un miembro de todo el cuerpo, y es mas el cuerpo que un miembro .La cabeza es el Señor y todo Cristo es la cabeza y el cuerpo.¿que dire? Tenemos una cabeza divina ,tenemos a Dios por cabeza"(Sermón 25,13).Se puede ver tambien la evidente contradicción entre los papas derrumbando asi su supuesta infalibilidad
Que Dios los bendiga a todos. (Angelus 17-01-01)
 
Maripaz:
Bravo Luis Fernando, si todos somos "ejaritosen"

Luis:
María recibe el adjetivo Kejaritomene como NOMBRE por el ángel del Señor. Supongo que no me harás explicar acá otra vez el tema de la importancia de los nombres de determinados personajes bíblicos y su significado a la hora de determinar su naturaleza, ¿verdad?
Tú comparas el versículo de Lucas 1,30 con Efesios 1,6 pero de donde sacamos la evidencia es de Lucas 1,28.
 
Luis


Si no me puedes explicar con la Biblia que María era sin pecado, deja tus rollos para quien se los crea...aquí, tu ya perdiste toda credibilidad hace bastante tiempo...;(
 
-El papa Inocencio III,en el año 1226,dice:"Eva fue formada sin la culpa, y engendro en la culpa; Maria fue formada en la culpa, y engendro sin la culpa"(De Festo Assump.,Sermón 2)

-El mismo papa Sixto IV,perteneciente a la orden de Scoto, prefirio guardar una prudente distancia en la disputa, e insistir en que "nada ha sido decidido todavía por la Iglesia romana y la sede apostólica".En otras palabras, a casi milenio y medio del nacimiento de Maria no existia ninguna certeza de que su concepción hubiera sido inmaculada.

Con esto podemos ver que el dogma de la Inmaculada Concepción de Maria en solo otra innovación y exaltación de la que Maria ha sido objeto por la Iglesia de Roma,con respecto a esto podemos decir lo dicho por San Agustin de Hipona:"Santa es Maria,bienaventurada es Maria,pero aun es mejor la Iglesia que la Virgen Maria.¿Por que? porque Maria es una porcion de la Iglesia, un miembro santo, un miembro excelente ,un miembro supereminente ;más al fin, un miembro de todo el cuerpo, y es mas el cuerpo que un miembro .La cabeza es el Señor y todo Cristo es la cabeza y el cuerpo.¿que dire? Tenemos una cabeza divina ,tenemos a Dios por cabeza"(Sermón 25,13).

Se puede ver tambien la evidente contradicción entre los papas derrumbando asi su supuesta infalibilidad...
 
Maripaz, los católicos sabemos la diferencia entre cuando algo no ha sido decidido y, por tanto, puede opinarse libremente sobre ello sin caer en herejía y cuando algo ya ha sido proclamado como dogma, siendo entonces cuando debe de aceptarse con fe católica.
Mientras Roma no zanjó el asunto, desde el punto de vista de la fe católica todas las opiniones, aún contradictorias entre sí, eran lícitas y nadie caía en la herejía por mantener una u otra. Una vez que Roma zanjó la cuestión, pues entonces es como dijo San Agustín: Roma locuta, causa fina est


Maripaz:
Si no me puedes explicar con la Biblia que María era sin pecado, deja tus rollos para quien se los crea...aquí, tu ya perdiste toda credibilidad hace bastante tiempo...;(

Luis:
Oh, sí, señora sabelotodo del foro, :cool:. Como vos digáis. Mis rollos se los dejo a los católicos que leen este foro. Que tú no los creas me importa un rábano
 
Precisamente el dogma de la Inmaculada Concepción, y todo lo relacionado con él, fue uno de los hitos más importantes en mi camino de vuelta a la Iglesia Católica. Lo explico en un anexo a mi testimonio:

Mi visita a Lourdes, santuario de la Inmaculada Concepción

Hace ya casi cuatro años tomé la decisión de unirme a la Iglesia Ortodoxa. Tras haber sido protestante durante los ocho años anteriores, aquel paso de fe no estaba exento de dificultades. Una de ellas era precisamente el papel que se le daba a María en la teología y religiosidad ortodoxa. Un papel que poco tiene que envidiar al que tiene en la Iglesia Católica. Fue precisamente entonces cuando descubrimos que mi madre tenía un cáncer de hígado que estaba entrando en la fase terminal. Tomé la decisión de no decirle la gravedad de su estado a menos que ella me lo preguntara directamente. Yo ya le había compartido mi intención de abandonar el protestantismo para hacerme ortodoxo, lo cual le produjo una alegría poco disimulada aunque mitigada por el hecho de que no regresaba a la Iglesia Católica. Su concepto de la Iglesia Ortodoxa era el mismo que tienen muchos católicos y protestantes: es como la Iglesia Católica pero sin Papa.
El caso es que ella había sido una habitual peregrina al santuario de Lourdes desde la muerte de mi padre hace 17 años. Su intención era acudir ese mismo año con el grupo de Guadalajara pero a última hora no pudo asistir porque tenía que hacerse unas purebas médicas. Entonces ella dijo que asistiría en el mes de septiembre con la gente de Madrid. Yo sabía que lo más probable era que no viviera para ver cumplido su deseo. Entonces, sin meditarlo mucho, se me ocurrió ofrecerme para llevarla en coche a Lourdes, en un viaje de un fin de semana largo. Se le iluminaron los ojos y aceptó. Antes de seguir, conviene que aclare una cosa. Desde que me convertí en evangélico yo había tenido auténticas discusiones con mi madre acerca de muchas doctrinas católicas y muy especialmente las relacionadas con la Virgen María. En más de una ocasión le dije que creía que las apariciones de Lourdes eran auténticas pero satánicas, lo cual provocó el que mi madre estuviera a punto de cortar toda relación conmigo. Por tanto, os podéis hacer idea de lo que para ella supuso el que yo la ofreciera llevarla en coche a Lourdes. Ahora bien, una vez que yo reflexioné sobre lo que le había ofrecido, me entró un temor no pequeño. Me dije: "Luis, ¿no estás yendo demasiado deprisa?" "¿no crees que debes madurar un poco como católico ortodoxo antes de embarcarte en la aventura de visitar un santuario mariano aunque sea con la intención de satisfacer a la madre que se te está muriendo?"

Lourdes iba a ser la prueba de fuego de mi conversión al catolicismo ortodoxo a pesar de que, curiosamente, la Iglesia Ortodoxa no acepta todavía como dogma la Inmaculada Concepción de María -aunque la llaman Inmaculada y creen que nunca pecó-. Siendo Lourdes el santuario de la Inmaculada Concepción, mi situación no dejaba de ser una especie de ironía del destino. Ahora bien, yo sabía que si llegaba a Lourdes y me encontraba con un culto mariano inaceptable para mí, no podría seguir siendo católico ortodoxo. Se puede ser ortodoxo y no "rociero" ultramariano. Se puede ser católico-romano y no "rociero" ultramariano. Pero no se puede ser ni ortodoxo ni católico sin venerar y honrar a la Teotokos.
Durante todo el trayecto hasta Francia fui orando a Dios para que, fuera en la dirección que fuera, Él me mostrara el camino a seguir durante mi estancia en Lourdes y, sobre todo, después. Salimos tempranito de Madrid y tras comer en la frontera con Francia, nos dirigimos hacia Lourdes. Llegamos a primera hora de la tarde y nuestra primera precoupación fue encontrar lugar donde alojarnos, no porque no hubiera hoteles sino porque había tal cantidad de ellos que no sabíamos bien cuál podría ser el más apropiado para nosotros. No en vano mi madre se trasladaba en muletas o en silla de ruedas y por tanto el hotel tenía que estar preparado para minusválidos. Una vez que nos instalamos los tres -mi madrina nos había acompañado- decidimos dar un paseo por la zona comercial del pueblo. A mí me recordaba a las calles llenas de tiendas de recuerdos propias de los pueblos costeros del Levante español donde yo había veraneado de niño. La diferencia es que en Lourdes todos los regalitos y recuerdos giraban alrededor del tema mariano. Una vez que cenamos, a una hora mucho más temprana de lo habitual en España, nos retiramos a descansar.
A la mañana siguiente, nos acercamos al santuario. Una de las cosas más increíbles era el ver la cantidad de nacionalidades que estaban allá presentes. Franceses, españoles, mejicanos, argentinos, polacos, italianos, chilenos, colombianos, irlandeses, alemanes, norteamericanos, etc, etc.... aquello parecía la ONU. Ahora bien, nada más bajar la rampa que da acceso a la explanada principal, uno entra en otro mundo. Las tiendas, los regalos, el comercio, todo eso se queda fuera. Dentro está la enorme basílica y, sobre todo, la gruta. Puedo asegurar que yo sentía auténtico miedo de acercarme a la gruta. Temía encontrarme con algo que me hiciera salir corriendo de allá o quedarme por respeto a mi madre pero con el corazón y el alma puestos en otra parte. Sin embargo encontré una paz como pocas veces en toda mi vida he llegado a experimentar. Me impresionó el silencio y la sacralidad de aquel lugar. Tuve la sensación clara y nítida de que me encontraba en un lugar santo. Es difícil expresar con palabras todo lo que sentí y viví en esos momentos. Mi mente racional, llena todavía de los argumentos que yo había usado meses atrás para atacar la veneración de María, empezó entonces a buscar justificaciones del tipo "no te fíes de tus sensaciones", "esto puede ser pasajero", "ya sabes que engañoso es el corazón así que no confíes en lo que él te dice ahora", etc, etc. Pero no, no había manera de enterrar aquello que había resucitado en mí al entrar en aquel lugar santo.
El resto del día estuvo marcado por mi silencio ante todo lo que mi alma estaba redescubriendo. Y también por la constatación de la inmensa labor que hacen los voluntarios al ayudar a los enfermos. Era curioso. El lugar estaba lleno de personas enfermas, muchas de ellas inválidas, pero allá se respiraba esperanza y vida y no falsa religiosidad y muerte. Cuando por la tarde asistimos a la procesión de las antorchas, quedé impresionado por su belleza, su simbolismo, su espíritu cristiano reflejado en los rostros de todos los que estaban alrededor nuestro. La celebración nocturna fue también inolvidable.
Cuando esa noche me acosté para dormir, fui consciente de que allá en la gruta había muerto lo poco o mucho que me quedaba de protestante. Aquella Inmaculada Concepción cuya veneración había sido combatida por mí había intercedido a Dios para que me hiciera entender la verdadera esencia cristiana de la veneración a la Madre del Salvador, causa de nuestra salud.
El día siguiente presenciamos la procesión del Santísimo Sacramento. Yo visité junto con mi tía las estaciones del Vía Crucis, de una belleza artística indudable. Pero nuevamente fue en la gruta donde aprecié el porqué aquel lugar ha atraído a tantos millones de visitantes de todas las partes del mundo. Esa tarde mi madre se bañó en las piscina del manantial. Yo sabía que ella no se curaría de su enfermedad terminal, no tanto porque el Señor, respondiendo a la intercesión de María, no pudiera hacerlo sino porque era consciente de que Él quería llevarse pronto a mi madre junto a su lado.
El domingo por la mañana empredimos la vuelta a casa. Mi madre no mejoró de su enfermedad pero, incomprensiblemente para los médicos, sus últimos días de vida los pasó sin un solo dolor, sin necesidad de que la sedaran. Para los que estábamos acostumbrados a verla sufrir dolores intensísimos en los últimos años a causa de una afectación del nervio ciático causado por una operación de cadera (tuvo que ingresar en la unidad del dolor del hospital Gómez Ulla), el ver que moría sin sufrir fue una bendición del cielo. A las pocas semanas de que mi madre muriese, mi esposa Lidia y yo regresamos a la Iglesia Católica.

A Lourdes llegó un Luis Fernando diferente del que salió. Probablemente muchos juzgarán este testimonio desde muy diferentes perspectivas. Bien sé que sólo Dios sabe en qué consistió ese cambio y cómo afectó a mi forma de vivir la fe que una vez fue entregada a los santos. Hice un viaje para complacer a mi madre carnal y Cristo me premió con la madre que ofreció a su discípulo amado en la cruz. Sin duda es uno de los mayores regalos que el Señor puede ofrecer a los que le aman y procuran guardar sus mandamientos.

Pax vobiscum
 
Pues nada, a hacer ensaladas mentales con rabanitos :D , que se te dan muy bien...:burla:
 
Otra sesión de testimonio....:bicho: , y es que le gusta ser el centro..:D


¿Qué tendra que ver el dogma de la Inmaculada C. con su viaje a Fátima y su autoconvencimiento de que volvió con dos madres?:confused:


No sé a quien intenta convencer de que es verdaderamente católico...si a si mismo, a los demás.....
 
"En otras palabras, a casi milenio y medio del nacimiento de Maria no existia ninguna certeza de que su concepción hubiera sido inmaculada."

error: lo correcto sería decir que no existía ninguna declaración dogmática sobre la Concepción Inmaculada de María. Y efectivamente no la hubo hasta 1854. Por lo tanto no hay contradicción alguna entre las afirmaciones dogmáticas de los Papas anteriores a 1854, por lo cual no se ha probado que haya fallado el principio de infalibilidad de los sucesores de Pedro en este caso. Para que los Papas se contradijeran sobre el dogma de la Inmaculada Concepción de María deberían haber realizado declaraciones contradictorias después de 1854.

El dogma implica que María es mantenida al margen del pecado original por los méritos de la Pasión del Señor no por sus propios méritos. Lo cual es reconocido por la propia María. ¿Entonces en que contradice el Evangelio que:
Dios que es onnipotente y onnisapiente decida que la criatura humana a la que eligió para encarnarse la Segunda Persona de la Trinidad le sean aplicados los méritos de Su Redención antes de que esta ocurra en el tiempo? Con el mismo criterio deberíamos preguntarnos como es posible que a Enoc se lo llevará con El antes de que el Señor redimiera a la humanidad del pecado de Adan y Eva.

:corazon: :corazon: Inés