Es buena la acotación que trajo el forista Ticobíblico y ciertamente para evitar las graves consecuencias de un celibato mal llevado, es mejor buscar mujer y casarse para vivir el sexo sin problemas, antes que quemarse por dentro (1 Cor 7:9). Quemarse por dentro es la mala consecuencia que sufren los que quieren ser célibes a las malas, sin tener don de continencia. Al celibato que practicaba Jesús o San Pablo no se llega así por así y buscarlo de mala forma es darse un tiro en el pie.
Cuando el hombre se reprime sexualmente en lo físico, sin dejar de alimentar el morbo por el sexo en su mente, está creando un mostro en su interior que tarde o temprano explota... La fuerza sexual que guarda no la canaliza en provecho de lo espiritual, sinó que la está desvíando para ir incrementando de forma paulatina su normal deseo por el sexo que tarde o temprano va degenerando en una aberración contenida que no aguanta la presión y explota. En el campo de estudios de la psicología está comprobado que avivar el deseo sexual en la mente, al mismo tiempo que se lo reprime a nivel físico, es una contradicción o un desorden en la persona que la lleva a desarrollar conductas que tienen impulsos degenerados y destructivos.
Es como la pequeña bola que al rodar por la nieve va creciendo y creciendo hasta que se convierte en una inmensa bola imparable que tarde o temprano termina muy mal.
Cuando el hombre se reprime sexualmente en lo físico, sin dejar de alimentar el morbo por el sexo en su mente, está creando un mostro en su interior que tarde o temprano explota... La fuerza sexual que guarda no la canaliza en provecho de lo espiritual, sinó que la está desvíando para ir incrementando de forma paulatina su normal deseo por el sexo que tarde o temprano va degenerando en una aberración contenida que no aguanta la presión y explota. En el campo de estudios de la psicología está comprobado que avivar el deseo sexual en la mente, al mismo tiempo que se lo reprime a nivel físico, es una contradicción o un desorden en la persona que la lleva a desarrollar conductas que tienen impulsos degenerados y destructivos.
Es como la pequeña bola que al rodar por la nieve va creciendo y creciendo hasta que se convierte en una inmensa bola imparable que tarde o temprano termina muy mal.
Última edición: