Re: El celibato obligatorio es contrario a la verdad
Participo en este epígrafe porque creo que de las críticas que los evangélicos hacen a los católicos, esta es la más débil de todas.
Primera cosa, la Iglesia Católica no prohibe casarse ni impone el celibato obligatorio a sus clérigos, porque en la Iglesia Católica coexiste la disciplina del celibato y la disciplina del sacerdocio casado. La Iglesia Católica tiene clero célibe y clero casado. Eso como primera cosa, así que si esa era la intención, el tiro salió por la culata.
Segunda cosa, decir que la Iglesia impone el celibato es totalmente irracional. Es como decir que el Comité Olímpico obliga a los atletas a la fuerza a entrenar 5 veces a la semana. Esto es ridículo porque los atletas no entrenan a la fuerza. Si alguno no desea llevar ese ritmo de entrenamiento, pues se retira y punto. A nadie tienen retenido a la fuerza. Lo mismo sucede con el sacerdocio. Nadie entra obligado a la vida religiosa, ni nadie es retenido si desea salirse. Entonces, esto no pasa de ser un slogan publicitario contra la Iglesia Católica, que no tiene sustento alguno. Por eso digo que como crítica, es la más débil que conozco. No tiene asidero.
Tercero, y que es el único punto que resiste un poco más de análisis, es el tema de la vocación al celibato. Se discute que pueden haber vocaciones al sacerdocio sin vocación al celibato. Yo, al respecto, sostengo que las vocaciones divinas no son independientes de la Iglesia. El mismo Dios que inspira a un joven a entrar a la vida religiosa, ese mismo Dios inspira a la Iglesia a recibir esa vocación religiosa. Las vocaciones sacerdotales son para la Iglesia, y como Dios no se puede contradecir, no puede llamar a alguien a una vocación imposible. Dios no puede llamar a un joven a una vocación si no ha inspirado a la Iglesia para recibir y realizar esa vocación. Luego, considero imposible pensar que Dios llame a jóvenes de la Iglesia Católica de rito latino a una vocación sacerdotal casada si esa vocación no puede realizarse en su ambiente natural. Y sí me parece coherente que Dios llame a un joven católico de rito oriental a una vocación de sacerdocio casado, pues Dios ha preparado a la Iglesia en ese ambiente para recibir esa vocación. Dios gobierna con poder absoluto tanto las vocaciones personales como las decisiones disciplinares de la Iglesia. El mismo Dios que gobierna la Iglesia es el Dios que llama a las personas a servirlo en vocaciones particulares.
Cuarto punto, yo creo que el problema de fondo es reflexionar si la Iglesia tiene derecho a establecer requisitos a sus candidatos al sacerdocio. Por ejemplo, actualmente la Iglesia exige a todos sus seminaristas el cursar estudios de filosofía y teología. Es un requisito para ser sacerdote, ordinariamente. ¿Tiene derecho la Iglesia a establecer este requisito? Si alguien dice no tener condiciones para estudiar, pues la Iglesia puede perfectamente afirmar que desea escoger a los sacerdotes de entre las personas que tengan capacidad intelectual para estudiar. ¿Tiene la Iglesia derecho a establecer ciertas normas o requisitos para sus candidatos? Yo creo que no solo tiene derecho: tiene la obligación de hacerlo. Pablo le manda a Timoteo que "cuide de no imponer las manos a la ligera" (1 Tim 5, 22). Timoteo tiene la obligación de discernir a quién le imnpone las manos y a quién no lo hace. Tiene la potestad para hacerlo, pues Timoteo administra un don de Dios. Así sucede también con la Iglesia. Los apóstoles y sus sucesores son "administradores de los misterios de Dios" como dice san Pablo (1 Cor 4, 1). Y como administradores, tienen el derecho y la obligación de establecer normas para acceder al sacerdocio.
Participo en este epígrafe porque creo que de las críticas que los evangélicos hacen a los católicos, esta es la más débil de todas.
Primera cosa, la Iglesia Católica no prohibe casarse ni impone el celibato obligatorio a sus clérigos, porque en la Iglesia Católica coexiste la disciplina del celibato y la disciplina del sacerdocio casado. La Iglesia Católica tiene clero célibe y clero casado. Eso como primera cosa, así que si esa era la intención, el tiro salió por la culata.
Segunda cosa, decir que la Iglesia impone el celibato es totalmente irracional. Es como decir que el Comité Olímpico obliga a los atletas a la fuerza a entrenar 5 veces a la semana. Esto es ridículo porque los atletas no entrenan a la fuerza. Si alguno no desea llevar ese ritmo de entrenamiento, pues se retira y punto. A nadie tienen retenido a la fuerza. Lo mismo sucede con el sacerdocio. Nadie entra obligado a la vida religiosa, ni nadie es retenido si desea salirse. Entonces, esto no pasa de ser un slogan publicitario contra la Iglesia Católica, que no tiene sustento alguno. Por eso digo que como crítica, es la más débil que conozco. No tiene asidero.
Tercero, y que es el único punto que resiste un poco más de análisis, es el tema de la vocación al celibato. Se discute que pueden haber vocaciones al sacerdocio sin vocación al celibato. Yo, al respecto, sostengo que las vocaciones divinas no son independientes de la Iglesia. El mismo Dios que inspira a un joven a entrar a la vida religiosa, ese mismo Dios inspira a la Iglesia a recibir esa vocación religiosa. Las vocaciones sacerdotales son para la Iglesia, y como Dios no se puede contradecir, no puede llamar a alguien a una vocación imposible. Dios no puede llamar a un joven a una vocación si no ha inspirado a la Iglesia para recibir y realizar esa vocación. Luego, considero imposible pensar que Dios llame a jóvenes de la Iglesia Católica de rito latino a una vocación sacerdotal casada si esa vocación no puede realizarse en su ambiente natural. Y sí me parece coherente que Dios llame a un joven católico de rito oriental a una vocación de sacerdocio casado, pues Dios ha preparado a la Iglesia en ese ambiente para recibir esa vocación. Dios gobierna con poder absoluto tanto las vocaciones personales como las decisiones disciplinares de la Iglesia. El mismo Dios que gobierna la Iglesia es el Dios que llama a las personas a servirlo en vocaciones particulares.
Cuarto punto, yo creo que el problema de fondo es reflexionar si la Iglesia tiene derecho a establecer requisitos a sus candidatos al sacerdocio. Por ejemplo, actualmente la Iglesia exige a todos sus seminaristas el cursar estudios de filosofía y teología. Es un requisito para ser sacerdote, ordinariamente. ¿Tiene derecho la Iglesia a establecer este requisito? Si alguien dice no tener condiciones para estudiar, pues la Iglesia puede perfectamente afirmar que desea escoger a los sacerdotes de entre las personas que tengan capacidad intelectual para estudiar. ¿Tiene la Iglesia derecho a establecer ciertas normas o requisitos para sus candidatos? Yo creo que no solo tiene derecho: tiene la obligación de hacerlo. Pablo le manda a Timoteo que "cuide de no imponer las manos a la ligera" (1 Tim 5, 22). Timoteo tiene la obligación de discernir a quién le imnpone las manos y a quién no lo hace. Tiene la potestad para hacerlo, pues Timoteo administra un don de Dios. Así sucede también con la Iglesia. Los apóstoles y sus sucesores son "administradores de los misterios de Dios" como dice san Pablo (1 Cor 4, 1). Y como administradores, tienen el derecho y la obligación de establecer normas para acceder al sacerdocio.