AlberM:
Es apenas obvio la intención de Satanás reflejada en tus palabras, es el mismo mensaje con el cual influenció a Pedro y que provocó la respuesta del Señor:
Mateo 16:23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro:
¡QUÍTATE DE DELANTE DE MÍ, SATANÁS!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
El consejo Satánico consistió en un ruego para que el Señor no fuese a la Cruz.Leemos en el versículo previo:
Mateo 16:22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti;
EN NINGUNA MANERA ESTO TE ACONTEZCA.
El diablo conoce que si logra evitar que las personas se apropien de la Justicia de Dios manifestada en altar de la cruz, donde una víctima inocente paga con su vida todos nuestros pecados, estas personas continúan formando parte del mismo infierno. Veamos en que consiste la Justicia de Dios, leemos:
21. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Esto lo entendió Nicodemo, maestro de Israel, cuando buscó al Señor de noche y escuchó que le era necesario nacer de nuevo, y el Señor lo fue llevando hasta el altar de la Cruz con el conocido versículo de Juan 3:16.
El pasaje que lo llevó a su salvación fue este:
Isaías 53:6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová
CARGÓ EN ÉL EL PECADO DE TODOS NOSOTROS.
Nicodemo conocía la identidad dada por Juan el Bautista al Señor el día de su bautismo:
Juan 1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí
EL CORDERO DE DIOS, que quita el pecado del mundo.
La VIDA ETERNA solo puede ser real cuando todos nuestros pecados son puestos sobre el Cordero de Dios en el altar de la Cruz.
AlberM, engañado por Satanás, enseña que comiendo una hojuela de harina de trigo, que ellos llaman «OSTIA» se gana la vida eterna.
No entiende que está sola enseñanza lo envía directamente al mismo infierno, donde se encuentran todos los católicos y los Papas, y los Cardenales, hasta llegar al cura de pueblo.
Queda una vez más demostrado, que el Catolicismo romanista es un camino directo, al mismo infierno.
Allí, en el Catolicismo romanista, reemplazan la magna Obra de la Expiación, efectuada por el Hijo de Dios en el altar de la Cruz, por una hojuela de harina de trigo.
Natanael1