EL CATOLICISMO ROMANO: UN CAMINO HACIA EL INFIERNO.

y que hay enemigos de Cristo dentro de la Iglesia es una realidad, no lo negamos, comparto lo que había dicho de la agenda de la ONU...
 
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Actualizado el domingo, 19 de marzo de 2017, a las 20:21 GTM+2
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ADVIERTE UN NUEVO Y PROFUNDO ANÁLISIS [h=2]El apoyo de la Santa Sede a la Agenda 2030 de la ONU es una gran amenaza para la vida de los niños[/h]
Los SDG consisten en 17 metas y 169 objetivos que los estados miembros se han comprometido a alcanzar para 2030. El análisis también examina el apoyo ofrecido a la agenda de la ONU por la Santa Sede.

23/02/17 4:30 PM
(LifeSiteNews/InfoCatólica) «Voice of the Family» (La Voz de la Familia) ha publicado un análisis en profundidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs) de las Naciones Unidas y su posible impacto en la vida y el bienestar de los niños y en el ámbito más amplio de la familia. Los SDG consisten en 17 metas y 169 objetivos que los estados miembros se han comprometido a alcanzar para 2030. El análisis también examina el apoyo ofrecido a la agenda de la ONU por la Santa Sede.

El informe explora :
  • Los objetivos y objetivos de las SDG de las Naciones Unidas que representan una amenaza para la vida y el bienestar de los niños, nacidos y no nacidos;
  • El verdadero significado del lenguaje de «salud sexual y reproductiva»;
  • Las consecuencias destructivas de los «programas de salud sexual y reproductiva» de la ONU y la expansión prevista de dichos programas;
  • La conexión entre los SDG y los movimientos para imponer la destructiva «educación integral de la sexualidad» en todo el mundo;
  • El apoyo a los SDG expresado por el Papa Francisco;
  • El apoyo adicional al SDG ofrecido por el Pontificio Consejo de Trabajadores de la Salud, la Pontificia Academia de Ciencias y la Pontificia Academia de Ciencias Sociales;
La Voz de la Familia invita a compartir ampliamente esta información, especialmente con nuestros obispos y clérigos, para que puedan ser informados de la amenaza inmediata y grave que representan para los niños y la familia el apoyo ofrecido por los órganos del Vaticano a estos Aspectos de la agenda global contra la vida y la lucha contra la familia.
 
Creo que deben saber esto, por que va más allá de afectar solamente a la Iglesia católica, ahí están los que llaman "conservadores" a los obispos fieles
 
Amigo Rey Pacífico, decime que multimedio de Argentina, y políticos no se muestran pro aborto hoy en argentina, ninguno, el presidente Macri es la excepción que hay que destacar, muy valiente de su parte manifestarse a favor de la vida
 
Nigunim;n3149375 dijo:
Me alegro Rey, eso nos arruinó la marcha última. También los paneles que decían "Dios abomina la homosexualidad". Aunque eso es gran verdad, lo que TODA LA PRENSA hizo gracias a ese tipo de afiches fue etiquetar todo el reclamo de fundamentalismo religioso que impide la evolución y el avance social...
Me molestó mucho porque fue un error tonto.

Con la Escritura es suficiente para apagar la ignorancia religiosa
  1. Corintios 6: 9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
 
rey pacifico;n3149396 dijo:
Con la Escritura es suficiente para apagar la ignorancia religiosa
  1. Corintios 6: 9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

Lo que debe entender el mundo evangélico protestante es que en la medida que enarbolen una sentencia bíblica para enfrentar un problema social grave como la ideología de género, quedan fuera del debate en el acto porque los etiquetan, como siempre pasa, de imponer su fe a los que no creen eso.
Los que tenemos fe, aunque fuera de otra denominación, no negamos la verdad bíblica. Pero si para una ideología que adultera cosas obvias, naturales, evidentes, avanzamos como primer argumento la fe...¿quién asume lo natural, lo obvio, lo evidente?
 
Otra cosa que me llama la atención del catolicismo es que, aunque de manera solapada, pareciera apoyar a la homosexualidad, la agenda gay y el movimiento homosexual. Las políticas progresistas del Papa Francisco evidencian esto que les digo.

¿Cuánto tiempo pasará antes que las más altas autoridades de la ICAR empiecen a aceptar ABIERTAMENTE Y SIN TAPUJOS la homosexualidad de ministros y fieles? Obvio que hay hay muchos ministros y fieles homosexuales, pero cuánto tiempo pasará para que la ICAR empiece a aceptar esto como normal?
 
Abenamar;n3149390 dijo:
Amigo Rey Pacífico, decime que multimedio de Argentina, y políticos no se muestran pro aborto hoy en argentina, ninguno, el presidente Macri es la excepción que hay que destacar, muy valiente de su parte manifestarse a favor de la vida
POLÍTICA 23/10 /16
La despenalización del aborto en Argentina, entre el bloqueo parlamentario y la sombra del Papa
La ley lo considera no punible en casos excepcionales, pero muchas veces ese derecho no se respeta. La despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo divide aguas y sigue siendo un tema tabú. ¿Cuántos proyectos hay en el Congreso? ¿Cómo juegan la política y la religión?
De un lado, las mujeres de la Campaña por el aborto legal; del otro, grupos que se oponen (Télam)
El artículo 86 del Código Penal es breve, pero lo dice todo: "El aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer encinta, no es punible si: 1º) Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios; 2º) Si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente".
La restricción es clara y coloca a la Argentina en el grupo de países en los que la interrupción voluntaria del embarazo sigue siendo considerada un crimen. Sin embargo, la experiencia indica que la penalización no inhibe este tipo de práctica: año tras año, miles de mujeres se someten a intervenciones clandestinas en las que literalmente se juegan la vida.
El aborto inseguro -realizado en condiciones insalubres- sigue siendo la principal causa de muerte materna en el país: se estima que se realizan unos 500.000 ilegales por año y, según estadísticas del Ministerio de Salud, mueren más de 100 mujeres por año.
El escenario es complejo porque el aborto es un derecho nulo para quienes no quieren seguir adelante con un embarazo no deseado. Y en numerosas ocasiones ni siquiera es accesible para quienes estarían habilitados por la ley a interrumpir una gestación: la ONU alertó hace tres meses que en la Argentina esto ocurre y se da por falta de instrumentación de protocolos médicos, objeción de médicos y otro tipo de barreras judiciales.
De momento no hay indicios de que el escenario vaya a cambiar: fuentes parlamentarias detallaron a Infobae que en el Congreso se acumulan proyectos (ocho) referidos exclusivamente a los abortos no punibles y a los protocolos para atender estos casos. Y hay dos que promueven la despenalización, pero todo indica que no hay decisión política para avanzar en su tratamiento.
Al menos eso cree Myriam Bregman, una de las legisladoras que apoyan la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la más importante de las que esperan en el Parlamento (la otra iniciativa es del FpV): "A pesar de ser un reclamo que cuenta con el apoyo de más de la mitad de la sociedad, los gobiernos de turno y los partidos mayoritarios siguen negándose" a aprobar en el Congreso un proyecto de ley que ya fue presentado en seis ocasiones. Esta iniciativa incluye a adolescentes entre los 13 y 16 años y prevé que la interrupción del embarazo pueda realizarse durante las primeras 14 semanas del proceso gestacional, en el sistema de salud público, privado y obras sociales.


"Así como Cristina Fernández (de Kirchner) impidió por una postura-pedido que se diera un sólo paso en la legalización del aborto, Mauricio Macri sostuvo la herencia: ya dijo que bajo su Gobierno no se avanzará en ese aspecto", sentenció en diálogo con este medio la referente del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT). "Hay que respetar la vida", zanjó el jefe de Estado cuando fue consultado sobre el tema.
La pelea entre los sectores conservadores y los que reclaman la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo sumó en 2013 un actor protagónico: Jorge Bergoglio se transformó en Francisco, el primer Papa argentino de la historia. Y su figura sobrevuela –como elemento disuasorio- cualquier discusión sobre el aborto.
"Es un actor político fenomenal y esto juega mucho en lo dirigentes: nadie quiere pelearse con el Papa, y el que está peleado quiere arreglarse…", reflexionó Julia Martino, referente de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

El papa Francisco, líder de la Iglesia católica, ha rechazado el aborto sistemáticamente (AFP)
De todos modos, la representante del Partido Socialista no pierde la fe: "Sabemos que el Papa pesa y tenemos claro que los grupos conservadores se han fortalecido con él, pero siempre hemos tenido en contra a esos espacios y a pesar de ellos sacamos la ley de divorcio, se avanzó con la educación sexual… Tenemos 30 años de Democracia y creemos que podemos lograrlo".
Mauricio Macri ya dijo que que durante su gestión no se impulsará ningún proyecto sobre interrupción del embarazo: “Hay que defender la vida”, señaló
El proyecto en cuestión –este año fue avalado por más de 40 diputados y 350 organizaciones- tiene estado parlamentario, pero no logra superar los filtros necesarios para ser tratado en el recinto: debe pasar por las comisiones de Legislación General, Penal, de Salud y de Familia. A la par, en el Parlamento corre una propuesta de la Red Federal de Familias que va en contra del aborto: se denomina "Ley de protección integral de los derechos humanos de la mujer embarazada y de las niñas y los niños por nacer".
"Vamos a insistir con que el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo se trate en las comisiones", reclamó Victoria Donda, una de las principales impulsores de la iniciativa: "Queremos que al menos se debata en ese ámbito antes de fin de año, es una deuda de la democracia con nosotras las mujeres".
 
Robespengler;n3149404 dijo:
Otra cosa que me llama la atención del catolicismo es que, aunque de manera solapada, pareciera apoyar a la homosexualidad, la agenda gay y el movimiento homosexual. Las políticas progresistas del Papa Francisco evidencian esto que les digo.

¿Cuánto tiempo pasará antes que las más altas autoridades de la ICAR empiecen a aceptar ABIERTAMENTE Y SIN TAPUJOS la homosexualidad de ministros y fieles? Obvio que hay hay muchos ministros y fieles homosexuales, pero cuánto tiempo pasará para que la ICAR empiece a aceptar esto como normal?

:):):) No puedes obligar a todos a cometer tu error rober. Si para ti la homosexualidad es algo "normal", bueno, esa es otra de tus sorpresas.
No exijas ni impongas tu fe y creencias a los que no piensan ni creen lo que tú :)
 
Robespengler;n3149404 dijo:
Otra cosa que me llama la atención del catolicismo es que, aunque de manera solapada, pareciera apoyar a la homosexualidad, la agenda gay y el movimiento homosexual. Las políticas progresistas del Papa Francisco evidencian esto que les digo.

¿Cuánto tiempo pasará antes que las más altas autoridades de la ICAR empiecen a aceptar ABIERTAMENTE Y SIN TAPUJOS la homosexualidad de ministros y fieles? Obvio que hay hay muchos ministros y fieles homosexuales, pero cuánto tiempo pasará para que la ICAR empiece a aceptar esto como normal?

No hay ninguna medida progresista sobre el Magisterio de Francisco, ni que este en carpeta cercanamente y solo ha hecho cosas que lo diferencien de otros Obispos y Papas como no usar mocasines rojos o dormir con sus pares fuera del dormitorio de los Papas o no usar su lugar de veraneo o comer con los indigentes, pero ninguna medida real de cambio, ni creo que la habrá.
Bergoglio es conservador y así se morirá.
Saludos.
 
Robespengler;n3149404 dijo:
Otra cosa que me llama la atención del catolicismo es que, aunque de manera solapada, pareciera apoyar a la homosexualidad, la agenda gay y el movimiento homosexual. Las políticas progresistas del Papa Francisco evidencian esto que les digo.

¿Cuánto tiempo pasará antes que las más altas autoridades de la ICAR empiecen a aceptar ABIERTAMENTE Y SIN TAPUJOS la homosexualidad de ministros y fieles? Obvio que hay hay muchos ministros y fieles homosexuales, pero cuánto tiempo pasará para que la ICAR empiece a aceptar esto como normal?
Va a ser una lucha dura amigo, esperemos que en esta estemos unidos, pero como señala Nigunim no queriendo imponer la fe que profesa cada uno, aunque es lo que nos moviliza, si no haciendo valer el derecho a la vida como un derecho fundamental de todo ser humano

Saludos amigo
 
rey pacifico;n3149410 dijo:
No hay ninguna medida progresista sobre el Magisterio de Francisco, ni que este en carpeta cercanamente y solo ha hecho cosas que lo diferencien de otros Obispos y Papas como no usar mocasines rojos o dormir con sus pares fuera del dormitorio de los Papas o no usar su lugar de veraneo o comer con los indigentes, pero ninguna medida real de cambio, ni creo que la habrá.
Bergoglio es conservador y así se morirá.
Saludos.

Hay un conflicto, donde no es justo decir que postura ha tomado el Papa, por que aún no se ha pronunciado, sobre el adulterio, si puede ser permitido o eximido de culpa en ciertas circunstancias. Los que están a favor de esta última postura son los que el mundo considera "misericordiosos, progresistas", y los que no "conservadores, díscolos". En todo caso el Papa no puede pronunciarse a favor sin romper con el Magisterio universal de la Iglesia, que es muy claro respecto a la situaciones objetivas de pecado contra la ley natural y los mandamientos, que no se pueden justificar bajo ninguna circunstancia. Esto está dividiendo aguas dentro de la Iglesia, estamos frente un cisma interno. Así se ve quienes son fieles a Cristo y quienes no. La herejía viene de la doctrina que se llama situacionismo moral, herencia del luteranismo

Saludos
 
Abenamar;n3149414 dijo:
Hay un conflicto, donde no es justo decir que postura ha tomado el Papa, por que aún no se ha pronunciado, sobre el adulterio, si puede ser permitido o eximido de culpa en ciertas circunstancias. Los que están a favor de esta última postura son los que el mundo considera "misericordiosos, progresistas", y los que no "conservadores, díscolos". En todo caso el Papa no puede pronunciarse a favor sin romper con el Magisterio universal de la Iglesia, que es muy claro respecto a la situaciones objetivas de pecado contra la ley natural y los mandamientos, que no se pueden justificar bajo ninguna circunstancia. Esto está dividiendo aguas dentro de la Iglesia, estamos frente un cisma interno. Así se ve quienes son fieles a Cristo y quienes no. La herejía viene de la doctrina que se llama situacionismo moral, herencia del luteranismo

Saludos

Habla con propiedad la gracia no viene de Lutero, sino que este lo leyó en la Biblia

Hechos 15:11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;


Yo creo que Ustedes creen que son salvos por su Iglesia y sus tantos sacramentos que son su mentada doctrina
y eso sí que es apostasía ya que ella es la reunión de santos y la Gracia viene de Dios , no del hombre .
 
rey pacifico;n3149417 dijo:
Habla con propiedad la gracia no viene de Lutero, sino que este lo leyó en la Biblia

Hechos 15:11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;


Yo creo que Ustedes creen que son salvos por su Iglesia y sus tantos sacramentos que son su mentada doctrina
y eso sí que es apostasía ya que ella es la reunión de santos y la Gracia viene de Dios , no del hombre .

Yo no hable de la doctrina de la gracia de Lutero, aunque está relacionado a ella de alguna manera, hablé del situacionismo moral. Los sacramentos vienen de Dios, y desde la Iglesia primitiva se administran, los que terminaron de quitar todos los sacramentos de su confesión de fe fueron los metodistas, de la que derivan las denominaciones cristianas evangéilicas hoy en día
 
Abenamar;n3149418 dijo:
Yo no hable de la doctrina de la gracia de Lutero, aunque está relacionado a ella de alguna manera, hablé del situacionismo moral. Los sacramentos vienen de Dios, y desde la Iglesia primitiva se administran, los que terminaron de quitar todos los sacramentos de su confesión de fe fueron los metodistas, de la que derivan las denominaciones cristianas evangéilicas hoy en día

Encontré en Internet que el situacionismo moral es otra cosa y no está ligado ni a Lutero, ni a las Iglesias Evangélicas.
 
rey pacifico;n3149428 dijo:
Encontré en Internet que el situacionismo moral es otra cosa y no está ligado ni a Lutero, ni a las Iglesias Evangélicas.

No está ligado a iglesias evangélicas actuales, principalmente las pentecostales, que están muy en contra del relajamiento frente al pecado, estamos hablando del luteranismo de origen, hay situacionismo moral filosófico y religioso, el que yo digo es el religioso. Comparto info
Saludos
 
[h=2](409) El elogiado P. Bernhard Häring, moralista anómico[/h] José María Iraburu, el 6.12.16 a las 11:49 AM
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-El padre Häring, sí… el moralista del Alfonsianum.

-Cognitio rerum per causas. Para entender la confusión actual es necesario conocer su origen.​
Con este artículo voy a complementar otro recientemente publicado en su blog por Alonso Gracián, (156) Inconveniencias eclesiales, X: Amoris Lætitia y la teología del legalismo de Bernhard Häring. En él cita unas palabras del papa Francisco en la Congregación General XXXVI de los jesuitas: «Creo que Bernard Häring fue el primero que empezó a buscar un nuevo camino para hacer reflorecer la teología moral». La afirmación es desconcertante, si tenemos en cuenta que Häring fue el máximo impugnador, quizá, de la moral enseñada por el beato Pablo VI (Humanæ vitæ) y por San Juan Pablo II (Veritatis splendor)… ¿Cómo puede entenderse?… Vayamos por partes.





* * *

La aversión de Lutero a la ley, y concretamente a las normas morales, suele ser el trasfondo de todas las morales modernas afectadas de «anomia» (DRAE: «anomia»: del gr. a-nomos, sin ley. «Anómico»: relativo a la anomia). Lutero, contraponiendo la Ley y la Gracia, considera nefasta la moral que pretende la justificación por el cumplimiento de los mandamientos –«esto está mandado», «esto está prohibido»–. El mundo de la Iglesia es puramente gracia, y todo empeño por obedecer los mandamientos de Dios y de la Iglesia implica –judaización del cristianismo, –voluntarismo pelagiano, –soberbia humana, –rigorismo inmisericorde, –frustración y angustia, –falsificación del Evangelio de la misericordia divina, ilimitada, gratuita e incondicional, que ha sido plenamente manifestada y comunicada en Cristo. «La ley trae consigo la ira» de Dios (Rm 4,15); «por la ley se hizo más abundante el pecado» (5,20)…
Cito algunas frases de Lutero en la Controversia de Heidelberg (1518), donde expone su pensamiento en 28 proposiciones. –(1) «La ley de Dios, que es la doctrina saludable de vida por excelencia, es incapaz de conducir al hombre a la justicia: más bien constituye un estorbo» [por ejemplo, lo que Dios ha unido no lo separe el hombre; no cometerás adulterio]. –(12) «Ante Dios los pecados son realmente veniales cuando los hombres temen que sean mortales… porque cuanto más nos acusemos nosotros mismos, tanto más nos disculpará Dios». –(13) «El libre albedrío, después de la caída, no es más que un simple nombre, y peca mortalmente en tanto en cuanto hace lo que de él depende». –(16) «El hombre que piensa poseer la voluntad de lograr la gracia a base de hacer lo que de él depende [cumplir los mandamientos de Dios], añade al pecado otro pecado y se hace doblemente reo». –(23) «La ley provoca la cólera de Dios, mata, maldice, hace pecadores, juzga y condena todo lo que no está en Cristo». –(25) «No es justo quien obra muchas cosas, sino el que, sin obras, cree mucho en Cristo». –(26) «La ley dice “haz esto”, y eso jamás se hace; la gracia dice, “cree en éste”, y todo está ya realizado».​
* * *

La anomia de Lutero se introduce en amplios ambientes de la Iglesia a partir del modernismo –versión católica del protestantismo liberal–, y se difunde más ampliamente en los últimos 50 años. «Cristo nos redimió de la maldición de la ley» (Gal 3,13). Según la moral anómica, los mandamientos de Dios y de la Iglesia, aunque propongan o prohíban sub gravi una cierta conducta, no son preceptos que exijan obediencia, sino inspiraciones que impulsan hacia un ideal.
La moral anómica, por ejemplo, aunque reconoce la prohibición del adulterio, enseñada en el Decálogo y reiterada por Cristo, admite que, en ciertos casos y situaciones, se pueda permanecer fielmente en un segundo «matrimonio» [sic], fracasado el primero, manteniéndose los «cónyuges» [sic] en la gracia de Dios. O por ejemplo: el precepto de la Misa dominical, establecido como obligación grave por la Iglesia, no es tanto un mandamiento que exija obediencia, sino más bien un consejo que impulsa a un ideal. Esa moral no entiende que siempre que el Señor nos da un mandato, nos promete dar su gracia para poder cumplirlo.​
En otras palabras. Entiende que la gracia nos la da el Señor no tanto para cumplir los mandamientos, sino para creer en Cristo Salvador, y hallar en él la salvación. «El justo vive de la fe» (Rm 1,17), y no del servil cumplimiento de mandatos y normas morales.

En lo que sigue vuelvo a considerar estas cuestiones, pero lo haré centrando mi estudio especialmente en un caso concreto: la teología moral anómica, adversaria de la encíclica Humanæ vitæ. Y también de la Veritatis splendor.

* * *

–1954. El P. Bernhard Häring, redentorista alemán (1912-1998), en sus comienzos académicos, ya contrapone Ley y Gracia cuando enseña «la esencia de la “nueva ley"» moral católica (La Ley de Cristo, original en alemán, 1954; Barcelona, Herder 1965, 4ª ed., vol.I, pgs. 293-301). Afirma todavía, sin embargo, algunas doctrinas católicas, por ejemplo, la grave maldad de la anticoncepción. Sigue, pues, por ejemplo, en esta cuestión, la doctrina siempre enseñada por los moralistas católicos y también por los protestantes, y dice que
el uso de preservativos «profana las relaciones conyugales»… «Sería absurdo pretender que tal proceder se justifica como fomento del mutuo amor. Según San Agustín, no hay allí amor conyugal, puesto que la mujer queda envilecida a la condición de una prostituta» (II,318). Por el contrario, «la continencia periódica respeta la naturaleza del acto conyugal y se diferencia esencialmente del uso antinatural del matrimonio» (316).​


–1930. Fue la Conferencia Anglicana de Lambeth la que introdujo en el mundo cristiano la aceptación de la anticoncepción, en ciertas situaciones, se entiende. El cambio es logrado por una minoría muy activa, liderada por el portavoz de la Comunión anglicana en Londres, Reverendo William R. Inge, miembro de la Sociedad de Eugenesia inglesa. Desde entonces, gran parte de las comunidades protestantes «liberales» hacen suyo el cambio doctrinal, presionadas hábilmente por este lobby progresista. Y en los años del Vaticano II, no pocos teólogos católicos difundieron ampliamente la expectativa de que pronto se cambiaría la doctrina de la Iglesia en esta cuestión, aceptando la anticoncepción en ciertos casos y situaciones.



1968. Pablo VI, en la encíclica Humanæ vitæ, enseña como «doctrina de la Iglesia» que la anticoncepción es intrínseca y gravemente pecaminosa, reafirmando la doctrina católica constante y universal.
«La Iglesia, al exigir que los hombres observen las normas de la ley natural [creadas por Dios], interpretadas por su constante doctrina, enseña que cualquier acto matrimonial (quilibet matrimonii usus) debe quedar abierto a la transmisión de la vida» (11). Usar medios anticonceptivos físicos o químicos «es contradecir la naturaleza del hombre y de la mujer, y sus más íntimas relaciones, y por lo mismo es contradecir también el plan de Dios y su voluntad» (13). «Es por tanto un error pensar que un acto conyugal, hecho voluntariamente infecundo, y por eso intrínsecamente deshonesto, pueda ser cohonestado por el conjunto de una vida conyugal fecunda» (14).​
La encíclica fue pésimamente resistida en muchos ambientes de la Iglesia, incluso por algunas Conferencias episcopales. Curiosamente los Obispos y teólogos que con más dureza combatieron la encíclica Humanæ vitæ, confiesan hoy piadosamente –los que sobreviven o los que actualmente los siguen– que la exhortación apostólica Amoris lætitia requiere absolutamente la aceptación de todos los fieles cristianos, por ser ciertamente, como Magisterio apostólico, «obra del Espíritu Santo»… ¿Y la Humanæ vitæ?

* * *

–1968. El P. Bernhard Häring, que ha ido acentuando más y más su alergia anómica, enseña ahora que la anticoncepción es lícita en ciertos casos y situaciones, y combate con tremenda dureza la enseñanza de la Humanæ vitæ. Mes y medio después de la publicación de la encíclica hace un llamamiento urgente y universal a resistirla. Hereda, pues, ya la anomia de Lutero, su compatriota.
«Si el Papa merece admiración por su valentía en seguir su conciencia y tomar una decisión totalmente impopular, todo hombre o mujer responsable debe mostrar una sinceridad y una valentía de conciencia similares… El tono de la encíclica deja muy pocas esperanzas de que [un cambio doctrinal] suceda en vida del Papa Paulo… a menos que la reacción de toda la Iglesia le haga darse cuenta de que ha elegido equivocadamente a sus consultores y que los argumentos recomendados por ellos como sumamente apropiados para la mentalidad moderna [alude a HV 12] son simplemente inaceptablesLo que se necesita ahora en la Iglesia es que todos hablen sin ambages, con toda franqueza, contra esas fuerzas reaccionarias» (La crisis de la encíclica. Oponerse puede y debe ser un servicio de amor hacia el Papa: «Common Weal» 88, nº20, 6-IX-1968; art. reproducido en muchas revistas católicas, como la de los jesuitas de Chile, «Mensaje» 173, X-1968, 477-488).​
–1989. Años más tarde, persistiendo en su combate contra la encíclica, el P. Häring exige que la doctrina católica sobre la anticoncepción se ponga a consulta en la Iglesia, pues acerca de la misma «se encuentran en los polos opuestos dos modelos de pensamiento fundamentalmente diversos» («Ecclesia» 1989, 440-443). Efectivamente, obediencia a la norma moral, viendo en ella la voluntad de Dios, y moral anómica, que por el discernimiento hace prevalecer en ciertos casos la conciencia creativa, son inconciliables entre sí.

–1993. Y aún tuvo ánimo el P. Häring, en edad avanzada, para arremeter con todas sus fuerzas contra la encíclica Veritatis splendor (1993), especialmente en lo que ésta se refiere a la regulación de la natalidad: «no hay nada […] que pueda hacer pensar que se ha dejado a Pedro la misión de instruir a sus hermanos a propósito de una norma absoluta que prohíbe en todo caso cualquier tipo de contracepción» («The Tablet» 23-X-1993). Por lo demás, es lógica la total aversión de Häring a la Veritatis splendor, pues gran parte de los errores morales que ella denuncia y refuta le afectan a él.
La Academia Alfonsiana dedica en su web a Bernhard Häring un memorial honorífico, en el que nos informa de que a este profesor de moral «le llovieron honores y premios» de todas partes, y que «es considerado por muchos como el mayor teólogo moralista católico del siglo XX».​
* * *

La coalición contra la Humanæ vitæ invade en seguida gran parte de las cátedras y publicaciones católicas. Una declaración, por ejemplo, de la Universidad Católica de Washington, encabezada por el P. Charles Curran (1934-), y apoyada por unos doscientos «teólogos», rechaza públicamente la doctrina de la encíclica contraria a la anticoncepción («Informations Catholiques Internationales», n. 317-318, 1968, suppl. p.XIV).

El P. Marciano Vidal (1937-), también redentorista, difunde la moral anómica del P. Häring en sus muy numerosas obras, concretamente en la principal de ellas, la Moral de actitudes, publicada en tres tomos a partir de 1974. Durante varios decenios fue la obra más estudiada en facultades y seminarios de habla hispana; pero también fue traducida a un gran número de lenguas, incluso al coreano. Una edición italiana de 1994ss, por ejemplo, traduce la 8ª edición española.
La Congregación de la Fe publica en el año 2001 –¡por fin: en el año 2001!– una Notificación reprobatoria de la Moral de actitudes, firmada por el cardenal Ratzinger. En ella se señala minuciosamente un gran número de errores y de ambigüedades: «estos juicios morales no son compatibles con la doctrina católica». Uno de ellos es la anomia: «En el plano práctico, no se acepta la doctrina tradicional sobre las acciones intrínsecamente malas y sobre el valor absoluto de las normas que prohíben esas acciones».​
El cardenal Carlo Martini (1927-2012) propugna también la moral anómica, rechazando no pocas normas morales enseñadas por el Magisterio apostólico, sobre todo las relativas a la sexualidad. En el libro Coloquios nocturnos en Jerusalén (San Pablo, Madrid 2008) refiere que con otros cardenales había hablado acerca de
«las cuestiones a las que tendría que enfrentarse el nuevo Papa y a las que tiene que dar nuevas respuestas [es decir distintas, contrarias a las vigentes]. Según mi opinión, entre ellas está la relación con la sexualidad y la comunión para los divorciados que han vuelto a contraer matrimonio» (pg. 68). Ataca el Cardenal en la obra con gran dureza la enseñanza de la Humanæ vitæ (cp.V, Aprender a amar, pgs. 139-156). «Debo admitir que la encíclica ha suscitado un desarrollo negativo. Muchas personas se han alejado de la Iglesia, y la Iglesia se ha alejado de los hombres. Se ha producido un gran perjuicio (…) Buscamos un camino para hablar con solidez acerca del matrimonio, del control de la natalidad, de la fecundación artificial y de la anticoncepción» (pgs. 141-142). Son palabras del que fue rector de la Universidad Gregoriana, arzobispo de Milán y miembro distinguido del grupo cardenalicio de Saint Gall.​
* * *

(346-347) La anticoncepción «sigue» y «prosigue» (ver el texto aquí y aquí). «Gracias» especialmente a la enseñanza anti-católica de la anomia, encabezada por autores como el P. Häring o el P. Marciano Vidal, se ha generalizado la anticoncepción en la mayoría de los matrimonios católicos. Actualmente es rara la predicación que la reprueba, tanto en homilías como en cursillos prematrimoniales. Tampoco hoy la Humanæ vitæ suele ser impugnada polémicamente, sino simplemente de hecho, en forma de silencio sistemático. Resistiendo así la doctrina de la Iglesia, se ha legitimado de hecho la anticoncepción, que viene a ser considerada un logro de los medios anticonceptivos modernos, del que los matrimonios católicos no tienen por qué privarse.
La enseñanza falsa de los moralistas anómicos ha difundido la peste de la anticoncepción entre los matrimonios cristianos, falsificando la unión conyugal, enfermándolos gravemente y, a veces, quebrándolos. Otra es la doctrina verdadera y grandiosa de la Iglesia: «Hay actos que por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo… la anticoncepción (Catecismo 2370)… Son, pues, actos intrínsecamente malos, siempre y por sí mismos» (S. Juan Pablo II, Veritatis splendor 80).​
* * *

La moral anómica ha prevalecido en no pocas Iglesias locales. Según ella, los mandamientos de Dios y de la Iglesia, aun aquellos que se han dado sub gravi en forma absoluta –sobre la anticoncepción, el divorcio y el adulterio, o sobre cualquier otra grave cuestión moral–, no siempre obligan a la obediencia. No son propiamente preceptos que obliguen en conciencia, sino más bien inspiraciones que señalan un ideal. Pueden darse, por tanto, situaciones –que habrá que discernir «caso por caso»– en los que un incumplimiento consciente, libre y estable de graves mandamientos de Dios o de la Iglesia sea compatible con un estado personal de gracia, que permite el pleno acceso a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía.
La anomia moral ha «silenciado» así la palabra de Cristo: «si me amáis, guardaréis mis mandamientos» (Jn 14,15); y «vosotros seréis mis amigos si hacéis lo que yo os mando» (15,14). Queda también descolocada la enseñanza del apóstol y evangelista Juan: «conocemos que amamos a los hijos de Dios en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos» (1Jn 5,2).​


La moral anómica es causa principal de la ruina de muchas Iglesias locales. Donde llega a prevalecer, muchos graves pecados «dejan de ser pecado», quedan descatalogados en la práctica. Lo explico en (326) Catálogo de pecados descatalogados. Cuando el cristiano anómico niega que debe conformar en conciencia su mente y su vida a las leyes de Dios y de la Iglesia porque, según le han enseñado, éstas nunca exigen su obediencia –son únicamente inspiraciones que señalan un ideal–, puede llegar a cometer graves pecados habitualmente sin sentirse culpable, sino en gracia de Dios. Pongo tres ejemplos. Sólo tres, pero que son suficientes para derribar una Iglesia en pocos años.
1.-El precepto de la Misa dominical está claramente formulado por la Iglesia (Código, cánones 1246-1248); pero la moral anómica, allí donde prevalece, consigue que innumerables bautizados lo quebranten sin mayor reproche de sus conciencias.

2.-La Iglesia prohíbe a los casados la anticoncepción; pero la moral anómica, allí donde prevalece, consigue que innumerables matrimonios quebranten esa norma sin mayor reproche de sus conciencias.

3.-Los Obispos «deben» castigar a quienes difunden herejías, según lo manda la Iglesia (canon 1371); pero la moral anómica, allí donde prevalece, consigue que innumerables Obispos quebranten esa norma sin mayor reproche de sus conciencias.​
Et sic de cæteris. Los pecados que de hecho son descatalogados por la anomia, a diferencia de los demás pecados, no son combatidos ni por el pecador ni por la Iglesia local. Lo que les permite perdurar indefinidamente con toda paz. Algunos de ellos, como el 3º ejemplo, consigue incluso que el pecado venga a ser considerado como una virtud.



La moral anómica consigue, allí donde prevalece, que los cristianos que reconocen el deber moral de obedecer, con el auxilio de la gracia, las normas morales de Dios y de su Iglesia sean considerados legalistas, fariseos, duros de corazón, necesariamente hipócritas, ajenos a la realidad social y eclesial, rígidos, psicológicamente frustrados, rigoristas crueles con sus hermanos, tristes esclavos de leyes y normas, incapaces de discernir más allá de «lo blanco o lo negro» («esto ha de hacerse y eso otro está prohibido»), etc. Gente impresentable.

«Ven, Señor Jesús». «Venga a nosotros tu Reino».

José María Iraburu, sacerdote

Post post. –En anteriores artículos expuse en forma positiva la admirable unidad que hay en la Iglesia entre ley y gracia, concretamente en la serie (80-94) La ley de Cristo, reprobando al mismo tiempo la moral anómica. Más recientemente he vuelto sobre el tema con ocasión de los últimos Sínodos y de la Amoris lætitia: (343) Sínodo: los que aman a Dios son los que cumplen sus mandatos.(375) Amoris lætitia -3. Verificación de un principio de moral fundamental: hay mandamientos que, en contra de lo enseñado por el situacionismo, han de aplicarse a todos los casos particulares. (377) AL -5. Imputación, conciencia y normas morales. —(378-379) AL -6 y -7. Norma moral, discernimiento y conciencia. Aquí y aquí.​
Categorías : Sínodo 2014-15
 
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Primero fue la anticoncepción, ahora el adulterio permitido, y ya está plantándose la idea del aborto permitido...
 
Abenamar;n3149436 dijo:
[h=2](409) El elogiado P. Bernhard Häring, moralista anómico[/h] José María Iraburu, el 6.12.16 a las 11:49 AM
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-El padre Häring, sí… el moralista del Alfonsianum.

-Cognitio rerum per causas. Para entender la confusión actual es necesario conocer su origen.​
Con este artículo voy a complementar otro recientemente publicado en su blog por Alonso Gracián, (156) Inconveniencias eclesiales, X: Amoris Lætitia y la teología del legalismo de Bernhard Häring. En él cita unas palabras del papa Francisco en la Congregación General XXXVI de los jesuitas: «Creo que Bernard Häring fue el primero que empezó a buscar un nuevo camino para hacer reflorecer la teología moral». La afirmación es desconcertante, si tenemos en cuenta que Häring fue el máximo impugnador, quizá, de la moral enseñada por el beato Pablo VI (Humanæ vitæ) y por San Juan Pablo II (Veritatis splendor)… ¿Cómo puede entenderse?… Vayamos por partes.





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La aversión de Lutero a la ley, y concretamente a las normas morales, suele ser el trasfondo de todas las morales modernas afectadas de «anomia» (DRAE: «anomia»: del gr. a-nomos, sin ley. «Anómico»: relativo a la anomia). Lutero, contraponiendo la Ley y la Gracia, considera nefasta la moral que pretende la justificación por el cumplimiento de los mandamientos –«esto está mandado», «esto está prohibido»–. El mundo de la Iglesia es puramente gracia, y todo empeño por obedecer los mandamientos de Dios y de la Iglesia implica –judaización del cristianismo, –voluntarismo pelagiano, –soberbia humana, –rigorismo inmisericorde, –frustración y angustia, –falsificación del Evangelio de la misericordia divina, ilimitada, gratuita e incondicional, que ha sido plenamente manifestada y comunicada en Cristo. «La ley trae consigo la ira» de Dios (Rm 4,15); «por la ley se hizo más abundante el pecado» (5,20)…
Cito algunas frases de Lutero en la Controversia de Heidelberg (1518), donde expone su pensamiento en 28 proposiciones. –(1) «La ley de Dios, que es la doctrina saludable de vida por excelencia, es incapaz de conducir al hombre a la justicia: más bien constituye un estorbo» [por ejemplo, lo que Dios ha unido no lo separe el hombre; no cometerás adulterio]. –(12) «Ante Dios los pecados son realmente veniales cuando los hombres temen que sean mortales… porque cuanto más nos acusemos nosotros mismos, tanto más nos disculpará Dios». –(13) «El libre albedrío, después de la caída, no es más que un simple nombre, y peca mortalmente en tanto en cuanto hace lo que de él depende». –(16) «El hombre que piensa poseer la voluntad de lograr la gracia a base de hacer lo que de él depende [cumplir los mandamientos de Dios], añade al pecado otro pecado y se hace doblemente reo». –(23) «La ley provoca la cólera de Dios, mata, maldice, hace pecadores, juzga y condena todo lo que no está en Cristo». –(25) «No es justo quien obra muchas cosas, sino el que, sin obras, cree mucho en Cristo». –(26) «La ley dice “haz esto”, y eso jamás se hace; la gracia dice, “cree en éste”, y todo está ya realizado».​
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La anomia de Lutero se introduce en amplios ambientes de la Iglesia a partir del modernismo –versión católica del protestantismo liberal–, y se difunde más ampliamente en los últimos 50 años. «Cristo nos redimió de la maldición de la ley» (Gal 3,13). Según la moral anómica, los mandamientos de Dios y de la Iglesia, aunque propongan o prohíban sub gravi una cierta conducta, no son preceptos que exijan obediencia, sino inspiraciones que impulsan hacia un ideal.
La moral anómica, por ejemplo, aunque reconoce la prohibición del adulterio, enseñada en el Decálogo y reiterada por Cristo, admite que, en ciertos casos y situaciones, se pueda permanecer fielmente en un segundo «matrimonio» [sic], fracasado el primero, manteniéndose los «cónyuges» [sic] en la gracia de Dios. O por ejemplo: el precepto de la Misa dominical, establecido como obligación grave por la Iglesia, no es tanto un mandamiento que exija obediencia, sino más bien un consejo que impulsa a un ideal. Esa moral no entiende que siempre que el Señor nos da un mandato, nos promete dar su gracia para poder cumplirlo.​
En otras palabras. Entiende que la gracia nos la da el Señor no tanto para cumplir los mandamientos, sino para creer en Cristo Salvador, y hallar en él la salvación. «El justo vive de la fe» (Rm 1,17), y no del servil cumplimiento de mandatos y normas morales.

En lo que sigue vuelvo a considerar estas cuestiones, pero lo haré centrando mi estudio especialmente en un caso concreto: la teología moral anómica, adversaria de la encíclica Humanæ vitæ. Y también de la Veritatis splendor.

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–1954. El P. Bernhard Häring, redentorista alemán (1912-1998), en sus comienzos académicos, ya contrapone Ley y Gracia cuando enseña «la esencia de la “nueva ley"» moral católica (La Ley de Cristo, original en alemán, 1954; Barcelona, Herder 1965, 4ª ed., vol.I, pgs. 293-301). Afirma todavía, sin embargo, algunas doctrinas católicas, por ejemplo, la grave maldad de la anticoncepción. Sigue, pues, por ejemplo, en esta cuestión, la doctrina siempre enseñada por los moralistas católicos y también por los protestantes, y dice que
el uso de preservativos «profana las relaciones conyugales»… «Sería absurdo pretender que tal proceder se justifica como fomento del mutuo amor. Según San Agustín, no hay allí amor conyugal, puesto que la mujer queda envilecida a la condición de una prostituta» (II,318). Por el contrario, «la continencia periódica respeta la naturaleza del acto conyugal y se diferencia esencialmente del uso antinatural del matrimonio» (316).​


–1930. Fue la Conferencia Anglicana de Lambeth la que introdujo en el mundo cristiano la aceptación de la anticoncepción, en ciertas situaciones, se entiende. El cambio es logrado por una minoría muy activa, liderada por el portavoz de la Comunión anglicana en Londres, Reverendo William R. Inge, miembro de la Sociedad de Eugenesia inglesa. Desde entonces, gran parte de las comunidades protestantes «liberales» hacen suyo el cambio doctrinal, presionadas hábilmente por este lobby progresista. Y en los años del Vaticano II, no pocos teólogos católicos difundieron ampliamente la expectativa de que pronto se cambiaría la doctrina de la Iglesia en esta cuestión, aceptando la anticoncepción en ciertos casos y situaciones.



1968. Pablo VI, en la encíclica Humanæ vitæ, enseña como «doctrina de la Iglesia» que la anticoncepción es intrínseca y gravemente pecaminosa, reafirmando la doctrina católica constante y universal.
«La Iglesia, al exigir que los hombres observen las normas de la ley natural [creadas por Dios], interpretadas por su constante doctrina, enseña que cualquier acto matrimonial (quilibet matrimonii usus) debe quedar abierto a la transmisión de la vida» (11). Usar medios anticonceptivos físicos o químicos «es contradecir la naturaleza del hombre y de la mujer, y sus más íntimas relaciones, y por lo mismo es contradecir también el plan de Dios y su voluntad» (13). «Es por tanto un error pensar que un acto conyugal, hecho voluntariamente infecundo, y por eso intrínsecamente deshonesto, pueda ser cohonestado por el conjunto de una vida conyugal fecunda» (14).​
La encíclica fue pésimamente resistida en muchos ambientes de la Iglesia, incluso por algunas Conferencias episcopales. Curiosamente los Obispos y teólogos que con más dureza combatieron la encíclica Humanæ vitæ, confiesan hoy piadosamente –los que sobreviven o los que actualmente los siguen– que la exhortación apostólica Amoris lætitia requiere absolutamente la aceptación de todos los fieles cristianos, por ser ciertamente, como Magisterio apostólico, «obra del Espíritu Santo»… ¿Y la Humanæ vitæ?

* * *

–1968. El P. Bernhard Häring, que ha ido acentuando más y más su alergia anómica, enseña ahora que la anticoncepción es lícita en ciertos casos y situaciones, y combate con tremenda dureza la enseñanza de la Humanæ vitæ. Mes y medio después de la publicación de la encíclica hace un llamamiento urgente y universal a resistirla. Hereda, pues, ya la anomia de Lutero, su compatriota.
«Si el Papa merece admiración por su valentía en seguir su conciencia y tomar una decisión totalmente impopular, todo hombre o mujer responsable debe mostrar una sinceridad y una valentía de conciencia similares… El tono de la encíclica deja muy pocas esperanzas de que [un cambio doctrinal] suceda en vida del Papa Paulo… a menos que la reacción de toda la Iglesia le haga darse cuenta de que ha elegido equivocadamente a sus consultores y que los argumentos recomendados por ellos como sumamente apropiados para la mentalidad moderna [alude a HV 12] son simplemente inaceptablesLo que se necesita ahora en la Iglesia es que todos hablen sin ambages, con toda franqueza, contra esas fuerzas reaccionarias» (La crisis de la encíclica. Oponerse puede y debe ser un servicio de amor hacia el Papa: «Common Weal» 88, nº20, 6-IX-1968; art. reproducido en muchas revistas católicas, como la de los jesuitas de Chile, «Mensaje» 173, X-1968, 477-488).​
–1989. Años más tarde, persistiendo en su combate contra la encíclica, el P. Häring exige que la doctrina católica sobre la anticoncepción se ponga a consulta en la Iglesia, pues acerca de la misma «se encuentran en los polos opuestos dos modelos de pensamiento fundamentalmente diversos» («Ecclesia» 1989, 440-443). Efectivamente, obediencia a la norma moral, viendo en ella la voluntad de Dios, y moral anómica, que por el discernimiento hace prevalecer en ciertos casos la conciencia creativa, son inconciliables entre sí.

–1993. Y aún tuvo ánimo el P. Häring, en edad avanzada, para arremeter con todas sus fuerzas contra la encíclica Veritatis splendor (1993), especialmente en lo que ésta se refiere a la regulación de la natalidad: «no hay nada […] que pueda hacer pensar que se ha dejado a Pedro la misión de instruir a sus hermanos a propósito de una norma absoluta que prohíbe en todo caso cualquier tipo de contracepción» («The Tablet» 23-X-1993). Por lo demás, es lógica la total aversión de Häring a la Veritatis splendor, pues gran parte de los errores morales que ella denuncia y refuta le afectan a él.
La Academia Alfonsiana dedica en su web a Bernhard Häring un memorial honorífico, en el que nos informa de que a este profesor de moral «le llovieron honores y premios» de todas partes, y que «es considerado por muchos como el mayor teólogo moralista católico del siglo XX».​
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La coalición contra la Humanæ vitæ invade en seguida gran parte de las cátedras y publicaciones católicas. Una declaración, por ejemplo, de la Universidad Católica de Washington, encabezada por el P. Charles Curran (1934-), y apoyada por unos doscientos «teólogos», rechaza públicamente la doctrina de la encíclica contraria a la anticoncepción («Informations Catholiques Internationales», n. 317-318, 1968, suppl. p.XIV).

El P. Marciano Vidal (1937-), también redentorista, difunde la moral anómica del P. Häring en sus muy numerosas obras, concretamente en la principal de ellas, la Moral de actitudes, publicada en tres tomos a partir de 1974. Durante varios decenios fue la obra más estudiada en facultades y seminarios de habla hispana; pero también fue traducida a un gran número de lenguas, incluso al coreano. Una edición italiana de 1994ss, por ejemplo, traduce la 8ª edición española.
La Congregación de la Fe publica en el año 2001 –¡por fin: en el año 2001!– una Notificación reprobatoria de la Moral de actitudes, firmada por el cardenal Ratzinger. En ella se señala minuciosamente un gran número de errores y de ambigüedades: «estos juicios morales no son compatibles con la doctrina católica». Uno de ellos es la anomia: «En el plano práctico, no se acepta la doctrina tradicional sobre las acciones intrínsecamente malas y sobre el valor absoluto de las normas que prohíben esas acciones».​
El cardenal Carlo Martini (1927-2012) propugna también la moral anómica, rechazando no pocas normas morales enseñadas por el Magisterio apostólico, sobre todo las relativas a la sexualidad. En el libro Coloquios nocturnos en Jerusalén (San Pablo, Madrid 2008) refiere que con otros cardenales había hablado acerca de
«las cuestiones a las que tendría que enfrentarse el nuevo Papa y a las que tiene que dar nuevas respuestas [es decir distintas, contrarias a las vigentes]. Según mi opinión, entre ellas está la relación con la sexualidad y la comunión para los divorciados que han vuelto a contraer matrimonio» (pg. 68). Ataca el Cardenal en la obra con gran dureza la enseñanza de la Humanæ vitæ (cp.V, Aprender a amar, pgs. 139-156). «Debo admitir que la encíclica ha suscitado un desarrollo negativo. Muchas personas se han alejado de la Iglesia, y la Iglesia se ha alejado de los hombres. Se ha producido un gran perjuicio (…) Buscamos un camino para hablar con solidez acerca del matrimonio, del control de la natalidad, de la fecundación artificial y de la anticoncepción» (pgs. 141-142). Son palabras del que fue rector de la Universidad Gregoriana, arzobispo de Milán y miembro distinguido del grupo cardenalicio de Saint Gall.​
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(346-347) La anticoncepción «sigue» y «prosigue» (ver el texto aquí y aquí). «Gracias» especialmente a la enseñanza anti-católica de la anomia, encabezada por autores como el P. Häring o el P. Marciano Vidal, se ha generalizado la anticoncepción en la mayoría de los matrimonios católicos. Actualmente es rara la predicación que la reprueba, tanto en homilías como en cursillos prematrimoniales. Tampoco hoy la Humanæ vitæ suele ser impugnada polémicamente, sino simplemente de hecho, en forma de silencio sistemático. Resistiendo así la doctrina de la Iglesia, se ha legitimado de hecho la anticoncepción, que viene a ser considerada un logro de los medios anticonceptivos modernos, del que los matrimonios católicos no tienen por qué privarse.
La enseñanza falsa de los moralistas anómicos ha difundido la peste de la anticoncepción entre los matrimonios cristianos, falsificando la unión conyugal, enfermándolos gravemente y, a veces, quebrándolos. Otra es la doctrina verdadera y grandiosa de la Iglesia: «Hay actos que por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo… la anticoncepción (Catecismo 2370)… Son, pues, actos intrínsecamente malos, siempre y por sí mismos» (S. Juan Pablo II, Veritatis splendor 80).​
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La moral anómica ha prevalecido en no pocas Iglesias locales. Según ella, los mandamientos de Dios y de la Iglesia, aun aquellos que se han dado sub gravi en forma absoluta –sobre la anticoncepción, el divorcio y el adulterio, o sobre cualquier otra grave cuestión moral–, no siempre obligan a la obediencia. No son propiamente preceptos que obliguen en conciencia, sino más bien inspiraciones que señalan un ideal. Pueden darse, por tanto, situaciones –que habrá que discernir «caso por caso»– en los que un incumplimiento consciente, libre y estable de graves mandamientos de Dios o de la Iglesia sea compatible con un estado personal de gracia, que permite el pleno acceso a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía.
La anomia moral ha «silenciado» así la palabra de Cristo: «si me amáis, guardaréis mis mandamientos» (Jn 14,15); y «vosotros seréis mis amigos si hacéis lo que yo os mando» (15,14). Queda también descolocada la enseñanza del apóstol y evangelista Juan: «conocemos que amamos a los hijos de Dios en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos» (1Jn 5,2).​


La moral anómica es causa principal de la ruina de muchas Iglesias locales. Donde llega a prevalecer, muchos graves pecados «dejan de ser pecado», quedan descatalogados en la práctica. Lo explico en (326) Catálogo de pecados descatalogados. Cuando el cristiano anómico niega que debe conformar en conciencia su mente y su vida a las leyes de Dios y de la Iglesia porque, según le han enseñado, éstas nunca exigen su obediencia –son únicamente inspiraciones que señalan un ideal–, puede llegar a cometer graves pecados habitualmente sin sentirse culpable, sino en gracia de Dios. Pongo tres ejemplos. Sólo tres, pero que son suficientes para derribar una Iglesia en pocos años.
1.-El precepto de la Misa dominical está claramente formulado por la Iglesia (Código, cánones 1246-1248); pero la moral anómica, allí donde prevalece, consigue que innumerables bautizados lo quebranten sin mayor reproche de sus conciencias.

2.-La Iglesia prohíbe a los casados la anticoncepción; pero la moral anómica, allí donde prevalece, consigue que innumerables matrimonios quebranten esa norma sin mayor reproche de sus conciencias.

3.-Los Obispos «deben» castigar a quienes difunden herejías, según lo manda la Iglesia (canon 1371); pero la moral anómica, allí donde prevalece, consigue que innumerables Obispos quebranten esa norma sin mayor reproche de sus conciencias.​
Et sic de cæteris. Los pecados que de hecho son descatalogados por la anomia, a diferencia de los demás pecados, no son combatidos ni por el pecador ni por la Iglesia local. Lo que les permite perdurar indefinidamente con toda paz. Algunos de ellos, como el 3º ejemplo, consigue incluso que el pecado venga a ser considerado como una virtud.



La moral anómica consigue, allí donde prevalece, que los cristianos que reconocen el deber moral de obedecer, con el auxilio de la gracia, las normas morales de Dios y de su Iglesia sean considerados legalistas, fariseos, duros de corazón, necesariamente hipócritas, ajenos a la realidad social y eclesial, rígidos, psicológicamente frustrados, rigoristas crueles con sus hermanos, tristes esclavos de leyes y normas, incapaces de discernir más allá de «lo blanco o lo negro» («esto ha de hacerse y eso otro está prohibido»), etc. Gente impresentable.

«Ven, Señor Jesús». «Venga a nosotros tu Reino».

José María Iraburu, sacerdote

Post post. –En anteriores artículos expuse en forma positiva la admirable unidad que hay en la Iglesia entre ley y gracia, concretamente en la serie (80-94) La ley de Cristo, reprobando al mismo tiempo la moral anómica. Más recientemente he vuelto sobre el tema con ocasión de los últimos Sínodos y de la Amoris lætitia: (343) Sínodo: los que aman a Dios son los que cumplen sus mandatos.(375) Amoris lætitia -3. Verificación de un principio de moral fundamental: hay mandamientos que, en contra de lo enseñado por el situacionismo, han de aplicarse a todos los casos particulares. (377) AL -5. Imputación, conciencia y normas morales. —(378-379) AL -6 y -7. Norma moral, discernimiento y conciencia. Aquí y aquí.​
Categorías : Sínodo 2014-15

Coincido plenamente con la idea de Lutero que somos salvos por gracia y no por cumplir mandamientos ya que volveríamos a la Ley y los profetas y a la maldición de la misma Ley de Moisés y esos mandamientos ya no están en una piedra o en una declaración escrita que hay que cumplir sino que con el Espíritu Santo deben estar escritas en nuestro corazón y ya no robo , ni adultero , ni defraudo a nadie entonces en mi obró un cambio de naturaleza y cosa que un católico como yo lo fui en mi juventud , ni lo conocí , ni me lo enseñaron y ustedes no tiene idea de lo que hablo porque es una cosa espiritual que se tiene o no se tiene y no se trata de pecar, ni ser laxo sino todo lo contrario ya que en ese estado es santificación , es ser un santo , ya no hay vuelta atrás en la salvación , estamos directamente dentro del Reino de Dios y tenemos algunos clara revelación de nuestro estado que es un don de Dios.
Saludos.
 
rey pacifico;n3149441 dijo:
Coincido plenamente con la idea de Lutero que somos salvos por gracia y no por cumplir mandamientos ya que volveríamos a la Ley y los profetas y a la maldición de la misma Ley de Moisés y esos mandamientos ya no están en una piedra o en una declaración escrita que hay que cumplir sino que con el Espíritu Santo deben estar escritas en nuestro corazón y ya no robo , ni adultero , ni defraudo a nadie entonces en mi obró un cambio de naturaleza y cosa que un católico como yo lo fui en mi juventud , ni lo conocí , ni me lo enseñaron y ustedes no tiene idea de lo que hablo porque es una cosa espiritual que se tiene o no se tiene y no se trata de pecar, ni ser laxo sino todo lo contrario ya que en ese estado es santificación , es ser un santo , ya no hay vuelta atrás en la salvación , estamos directamente dentro del Reino de Dios y tenemos algunos clara revelación de nuestro estado que es un don de Dios.
Saludos.
Tu testimonio es verdadero, estás en comunión con Jesús, pero nosotros no les juzgamos a ustedes su fe, si lo conocen o no conocen, difícilmente vos puedas decir que yo o cualesquier otro catolico no conocemos a Cristo, eso es algo personal. Respecto a la doctrina de la Gracia no es que hay que cumplir la Ley para ser salvos, con la Gracia, recibimos la fe y así podemos obedecer los mandamientos , eso es lo que creemos, por que Jesús dijo "si me amais guardad mis mandamientos" se obedece por amor no para querer ganar méritos.

Saludos