Jorge Enrique;n3117723 dijo:Lo que la iglesia Católica afirma, enseña y cree, no es palabra de verdad para todos. Si tú no eres católico, no tienes que creer lo que la iglesia católica cree, no es tan difícil de comprender.
Respeto tu opinión de que lo que los católicos creen, los conduce al infierno, ya que lo dices desde tu punto de vista, desde tu percepción y tu fe, la que no necesariamente es palabra de verdad, al igual que la fe católica.
Comprendo que el argumento en que basas tus afirmaciones es correcto para ti, como el mío lo es para mí. Solo puedo explicarte en que baso el hecho de que todos nosotros intercedemos orando los unos por los otros, en cualquiera de los estados en los que nos encontremos y no hay que ser omnisciente para orar por los demás
La iglesia Católica afirma que el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia está compuesto de la iglesia triunfante, la iglesia purgante y la iglesia militante. La Iglesia triunfante son todos aquellos que ya han muerto, se han salvado y completamente purificados están en comunión completa con Dios. La Iglesia purgante son todos aquellos, que aunque ya han muerto y están salvados y destinados al cielo, todavía no se encuentran completamente purificados. Y la iglesia militante somos todos aquellos miembros del cuerpo de cristo que estamos con vida sirviendo a nuestro Señor aquí en la tierra.
¿LA IGLESIA PURGANTE?
Aquí entra en juego las indulgencias.
La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones, consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las ...
¿ADMINISTRADORA DE LA REDENCIÓN?
Con razón enseñan que fuera de ella no hay salvación.
Hasta dónde llega el atrevimiento de Satanás...convertir la Obra de la Redención en un negocio, como está escrito:
2 Pedro 2:3 y por avaricia harán MERCADERÍA DE VOSOTROS con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.