Re: EL CATOLICISMO ROMANO: UN CAMINO HACIA EL INFIERNO.
Jerusalén no es la Santa Madre Iglesia. La vieja al menos.
La Nueva Jerusalén baja del cielo -no es una estructura física, no es una tierra- sino que se implanta en los corazones de todos los cristianos del cielo por eso BAJA DEL CIELO, porque es inmaterial viene de arriba.
El Apocalipsis es un resumen del desposorio de DIOS con la Nueva Jerusalén su novia engalanada, y el repudio de la adúltera la Vieja Jerusalén la terrena.
Jesús repudia a la adúltera y toma una esposa virginal, celestial: la Iglesia. Que no está cimentada en un pacto en la carne, ni en un linaje de apellidos hebreos, ni en un terruño, sino que es un pueblo una Iglesia que nace y subsiste desde el corazón.
Por eso escrito está "Quitaré de ustedes el corazón de piedra y escribiré mi ley en un corazón de carne"
Se sustituye la piedra del decálogo de los judíos con la Ley grabada en el corazón.-
Es muy fácil abrir la boca para espiritualizar lo que es real y literal.
El catolicismo romano seguira siendo un camino hacia el infierno por todas sus abominaciones, las cuales se han ventilado en este tema, echale una ojeada a los primeros capítulos.
Cuando el apóstol habla en profecía:
Heb 11:9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;
Heb 11:10
porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Esta es una estructura física, la misma que el Señor habla aquí:
Joh 14:2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Joh 14:3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Si fuera espiritual, el Señor no tendría necesidad de preparar nada y mucho menos, regresar desde tan lejos para resucitarnos y transformar nuestros cuerpos en un abrir y cerrar de ojos trasladándonos al mismo cielo, donde se halla la ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Son moradas reales, en Cristo todo es real, la Ciudad existe, en Cristo no hay engaño...leemos:
Rev 21:23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
Rev 21:24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.
Rev 21:25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
Rev 21:26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.
El descenso de la ciudad a la tierra, no es una fantasía espiritual del Señor...como piensan los que no conocen al Cristo de las Escrituras sino que viven engañados con el "cristo" del catolicismo romano.
Natanael1