Sin embargo, fue justificado en el Espíritu por haber sido obediente en el Espíritu:El ya era y es justo.
Asi es.
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
Porque, así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos. Romanos 5:19.
Por la obediencia de Cristo en el Espíritu, la obediencia no fue a la ley, sino en el Espíritu.
Vivió una vida bajo el régimen del Espíritu no bajo el antiguo régimen de la letra.
No fue colgado injustamente, fue por su voluntad, mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios para un sacrificio propicio en donde junto con el pecador recibiría la maldición de Dios. La ley dice que el pecador que es colgado en un madero es maldito por Dios. Todas las maldiciones de la ley son decretos de Dios en alianza con los Israelitas.
La ley no maldice a Dios, el cual es su autor.
La ley no maldice a Dios manifestado en carne.
Jesucristo fue colgado injustamente.
La ley dice:
no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad. Deuteronomio 21:23.
Todo lo que la ley dice fue decretado por Dios. Y es una alianza lo que la ley dice es respaldado por Dios.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),
Libertó de la ley a los que estaban bajo la ley. A eso vino.