Re: El adventismo y su falsa "ley dominical"
Estimado Patricio. Saludos cordiales.
Tú dices:
Respondo: Dios bendijo el sábado al terminar la obra de creación, y no ha de creerse que la bendición del sábado estuvo en estado de latencia hasta que llegó el pacto sinaítico. La Biblia dice claramente: "El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó. Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación" (Gén. 2:2, 3, Dios Habla Hoy). Ahora bien, toda santificación es de efecto inmediato, pues aquello que Dios santifica no necesita esperar siglos para ser santo. Por consiguiente, la observancia del sábado atañó a los patriarcas, quienes vivieron después de que el sábado de Jehová fue santificado.
John Wesley, fundador de la Iglesia Metodista, explica que el cuarto mandamiento no fue introducido por primera vez en Sinaí: "Leemos que Dios bendijo y santificó el séptimo día desde el principio, Génesis 2:3, así que esta no fue la promulgación de una nueva ley, sino la reposición de una ley antigua". Partiendo de la información que aporta la Biblia, Wesley saca las siguientes conclusiones:
1. Que la observancia solemne de un día entre siete como día de reposo, y obra santa, es un deber indispensable para todos aquellos a quienes Dios ha revelado sus santos sábados.
2. Que los sábados son tan antiguos como el mundo .
3. Que el sábado del Señor es verdaderamente honorable, y no tenemos razón para deshonrarlo; honradlo en razón de su antigüedad, su gran autor, y la santificación del primer sábado por el mismo santo Dios, y en obediencia a él, por nuestra primera pareja en inocencia.
De modo que a Wesley no le cabía la menor duda de que Adán y Eva guardaron el sábado desde el principio.
Secundando a Wesley estará el comentarista protestante Robert Jamieson, quien declara que "la institución del Sábado es tan antigua como la creación".
Matthew Henry, otro reputado comentarista bíblico y pastor presbiteriano, declara al explicar Génesis 2:1-3: "No veo razón para dudar que el sábado, que fue instituido en la inocencia, fuera observado religiosamente por el pueblo de Dios durante la era patriarcal". Y tiene razón Matthew Henry en no dudar, porque la experiencia del maná demuestra que los israelitas ya sabían del sábado y habían dejado de observarlo durante su permanencia en Egipto, y es por eso que Jehová Dios los pone a prueba: "Mañana es sábado, el día de reposo consagrado a Jehová; lo que tengáis que cocer, cocedlo hoy, y lo que tengáis que cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobre, guardadlo para mañana…" (Éx. 16:23). Nótese que los israelitas no preguntaron de qué se trataba aquel mandamiento del sábado, si es que era algún nuevo antojo de Jehová Dios. Porque cuando se les dio el maná preguntaron: "«¿Qué es esto?», porque no sabían qué era" (vers. 15). Sin embargo, no preguntaron nada acerca del sábado. No preguntaron nada, porque no había nada que preguntar. Ellos sabían lo que era el sábado como mandamiento divino.
Jehová informa a Moisés: "Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley" (vers. 4, Biblia de Jerusalén). ¿Cuál ley? La misma que contiene el mandamiento del sábado, ya que la prueba fue precisamente el día de reposo, lo que demuestra que aquella ley que Israel violaba incluía la observancia del séptimo día.
Nótese también cómo cuando Israel falla en esta prueba Dios exclama: "¿Hasta cuándo os negaréis a guardar mis mandamientos y mis leyes?" (Éx. 16:28). Esto demuestra que los israelitas ya venían desobedeciendo la ley de Dios de manera continua y por largo tiempo, pues de lo contrario esta queja de Dios no tendría sentido. Luego, los Diez Mandamientos que Dios dio en Sinaí no fueron nuevos conceptos para los israelitas, sino un pacto de obediencia a aquella ley de la que ellos se sabían transgresores.
El autor bautista A. W. Pink (1886-1952), expone:
En algunos lugares "la Ley de Dios" puede referirse a toda la voluntad de Dios revelada, pero en la mayoría de los casos se refiere a los Diez Mandamientos; y es en este sentido estricto que usamos el término. Esta Ley fue impresa en la naturaleza moral del hombre desde el principio, y aunque ahora ha caído, todavía muestra la obra de ella escrita en el corazón. Esta ley nunca ha sido revocada, y en la verdadera naturaleza de las cosas, no puede serlo.
Esto mismo es lo que enseña la doctrina adventista, lo mismo que nos enseña la palabra de Dios. (Aporte de Giovanni Cabrera)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
Estimado Patricio. Saludos cordiales.
Tú dices:
1.- En la creación Dios bendijo el séptimo día.- Si bendecir significa: "consagrar al culto divino una cosa" y culto significa: "homenaje que se tributa a Dios", no me explico por qué se debe entender que Dios bendijo solo ese día en específico y no el de los siguientes ciclos semanales.
Si fuese así, ¿quienes tributaron homenaje a Dios en ese solo dia?. ¿Solo los ángeles tributaron homenaje o tambien los seres recientemente creados?. Si la Biblia no lo dice explícitamente ¿qué debemos suponer bajo nuestro conocimiento limitado de Dios y en armonía con su palabra?.
Respondo: Dios bendijo el sábado al terminar la obra de creación, y no ha de creerse que la bendición del sábado estuvo en estado de latencia hasta que llegó el pacto sinaítico. La Biblia dice claramente: "El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó. Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación" (Gén. 2:2, 3, Dios Habla Hoy). Ahora bien, toda santificación es de efecto inmediato, pues aquello que Dios santifica no necesita esperar siglos para ser santo. Por consiguiente, la observancia del sábado atañó a los patriarcas, quienes vivieron después de que el sábado de Jehová fue santificado.
John Wesley, fundador de la Iglesia Metodista, explica que el cuarto mandamiento no fue introducido por primera vez en Sinaí: "Leemos que Dios bendijo y santificó el séptimo día desde el principio, Génesis 2:3, así que esta no fue la promulgación de una nueva ley, sino la reposición de una ley antigua". Partiendo de la información que aporta la Biblia, Wesley saca las siguientes conclusiones:
1. Que la observancia solemne de un día entre siete como día de reposo, y obra santa, es un deber indispensable para todos aquellos a quienes Dios ha revelado sus santos sábados.
2. Que los sábados son tan antiguos como el mundo .
3. Que el sábado del Señor es verdaderamente honorable, y no tenemos razón para deshonrarlo; honradlo en razón de su antigüedad, su gran autor, y la santificación del primer sábado por el mismo santo Dios, y en obediencia a él, por nuestra primera pareja en inocencia.
De modo que a Wesley no le cabía la menor duda de que Adán y Eva guardaron el sábado desde el principio.
Secundando a Wesley estará el comentarista protestante Robert Jamieson, quien declara que "la institución del Sábado es tan antigua como la creación".
Matthew Henry, otro reputado comentarista bíblico y pastor presbiteriano, declara al explicar Génesis 2:1-3: "No veo razón para dudar que el sábado, que fue instituido en la inocencia, fuera observado religiosamente por el pueblo de Dios durante la era patriarcal". Y tiene razón Matthew Henry en no dudar, porque la experiencia del maná demuestra que los israelitas ya sabían del sábado y habían dejado de observarlo durante su permanencia en Egipto, y es por eso que Jehová Dios los pone a prueba: "Mañana es sábado, el día de reposo consagrado a Jehová; lo que tengáis que cocer, cocedlo hoy, y lo que tengáis que cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobre, guardadlo para mañana…" (Éx. 16:23). Nótese que los israelitas no preguntaron de qué se trataba aquel mandamiento del sábado, si es que era algún nuevo antojo de Jehová Dios. Porque cuando se les dio el maná preguntaron: "«¿Qué es esto?», porque no sabían qué era" (vers. 15). Sin embargo, no preguntaron nada acerca del sábado. No preguntaron nada, porque no había nada que preguntar. Ellos sabían lo que era el sábado como mandamiento divino.
Jehová informa a Moisés: "Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley" (vers. 4, Biblia de Jerusalén). ¿Cuál ley? La misma que contiene el mandamiento del sábado, ya que la prueba fue precisamente el día de reposo, lo que demuestra que aquella ley que Israel violaba incluía la observancia del séptimo día.
Nótese también cómo cuando Israel falla en esta prueba Dios exclama: "¿Hasta cuándo os negaréis a guardar mis mandamientos y mis leyes?" (Éx. 16:28). Esto demuestra que los israelitas ya venían desobedeciendo la ley de Dios de manera continua y por largo tiempo, pues de lo contrario esta queja de Dios no tendría sentido. Luego, los Diez Mandamientos que Dios dio en Sinaí no fueron nuevos conceptos para los israelitas, sino un pacto de obediencia a aquella ley de la que ellos se sabían transgresores.
El autor bautista A. W. Pink (1886-1952), expone:
En algunos lugares "la Ley de Dios" puede referirse a toda la voluntad de Dios revelada, pero en la mayoría de los casos se refiere a los Diez Mandamientos; y es en este sentido estricto que usamos el término. Esta Ley fue impresa en la naturaleza moral del hombre desde el principio, y aunque ahora ha caído, todavía muestra la obra de ella escrita en el corazón. Esta ley nunca ha sido revocada, y en la verdadera naturaleza de las cosas, no puede serlo.
Esto mismo es lo que enseña la doctrina adventista, lo mismo que nos enseña la palabra de Dios. (Aporte de Giovanni Cabrera)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.