Re: ¿Donde esta el libre albeldrio?
Ok. Suena muy bién pero te invito a que me digas que entiendes de estos dos pasajes:
"...no me elegisteis vosotros a mi sino que yo os elegí a vosotros..." Juan
"...porque no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia" Romanos.
Créeme que entiendo perfectamente la libertad a que fuimos llamados, pero también la obediencia que se espera de nosotros. La obediencia está sujeta a una regla, la cual no puede ser violada o irrespetada porque se deja de ser obediente, por lo cual aunque podamos literalmente ser desobedientes, no podemos realmente sin ser de nuevo "...hijos de desobediencia...". Talvéz no has considerado, que hay un "...es imposible..." en Hebreos, que nos imposibilita el volver a hacer lo que hacíamos, haciendo vana la cruz de Cristo.
Dios te bendice!
Greivin.
Vamos a ver Greivin, sin libertad, no hay adoración posible a Dios, porque no dependería de nosotros el adorarle, sino que estaríamos obligados a ello por ser esclavos sin vida propia, y por ello, no habría en nosotros capacidad de mostrar amor verdadero y entrega sana, sincera y glorificadora de Su Santo Nombre.
De ser así, supondría negar nuestro yo plenamente, nuestro ser, nuestras voluntades, deseos, anhelos y vida propia (lo cual nos haría marionetas a su servicio), por lo cual, aquello que tendría vida eterna en nosotros, sería el Espíritu de Dios y no el nuestro, por ello, nada podríamos tener en su presencia, porque lo nuestro fue “aniquilado”, “poseído” y “dominado” desde nuestra unión a Cristo.
El libre albedrío, es decir, nuestra libertad de elegir el camino, siempre estará en nosotros, es por ello que crecemos en Cristo, libremente y al ritmo que nosotros y por nuestra entrega voluntaria así lo decidimos. De ahí que Pablo se esforzaba por llegar a la meta y nos dice que aun no podía afirmar que lo había conseguido.
De no ser así, no podríamos jamás considerar que nos hemos equivocado y menos aun tener culpa alguna ante el pecado, ya que siempre sería Dios el responsable de nuestros actos, todos nuestros actos. De ahí que Dios y únicamente nos instruye, nos regenera por tal de que Su Voluntad quede unida a la nuestra por encima de todas las cosas (incluso nuestra libertad de elegir, pero está siempre queda aunque sometida a nuestra voluntad).
Es decir y en otras palabras: que dejamos por nuestra voluntad unida a la Suya, de andar conforme a nuestro ser carnal y anímico y en nuestra plena unión a Él, le mostramos todo nuestro amor al negar SIEMPRE todo cuanto pueda restarle gloria.
De no ser así, y como he dicho, nunca podríamos pecar y es más nunca deberíamos pedir perdón, y menos aun, dejaría de tener sentido la muerte de Cristo nuestro Señor. Es allí, ante su sangre derramada que Dios nos limpia de todo pecado y culpa que por causa nuestra ha sido cometida. Nunca es culpa de Dios, sino nuestra y es por ello, por nuestros errores, por nuestra falta de sometimiento, que entendemos y somos reprendidos por Dios Padre, lo cual nos da otra verdad: de no ser libres, de no tener posibilidad de elegir nuestras acciones, no sería necesario que Dios Padre nos corrigiese con amor y nos mostrase por ello que nos quiere. Simplemente sería corrección dada a un esclavo inútil y … por el cual, ningún amor se le debe. Y Dios es amor y lo muestra cada día a nosotros sus hijos, porque estos entienden y ven que ante la incorrección y falta de sometimiento, el Padre siempre nos corrige y por ello, crecemos en Cristo.
Pablo dijo, y ya no soy yo, sino que Cristo vive en mi, pero a la vez, también dice que el pecado vive en él, lo uno, no quita a lo otro. El pecado, la libre ele acción de actos, nos llevan a forzar nuestra voluntad por tal de no cometer falta alguna, es en ello que somos unidos y cada vez más a nuestro Señor Jesucristo. Sino, no tiene sentido el esforzarse, si lo damos por hecho, por hecho debemos dar que el diablo aprovechará la ocasión y nos llevará a punto en que nuestra voluntad estará plenamente a su servicio, al no utilizarla para defendernos de sus ataques.
De no tener libre elección, ya no sería un camino, sino una obligación lugar dado, el cual, no tendría sentido el seguir en él, porque la vida eterna que recibiriamos ya no sería nuestra al haber perdido nuestros deseos, nuestros anhelos, nuestras ilusiones y todo cuanto forma nuestro ser, lo cual, no tendrían acceso al Reino de los Cielos por haber quedado aniquilado.
Un punto final: te en cuenta que Jesús es el camino, la verdad y la vida, y Él y por medio de sus enseñanzas nos muestra el final del mismo, el ser uno con Él y por lo cual, igual a Él.
Jesucristo es la meta final, la consumación de todo, pero nosotros no hemos llegado todavía, sino que lo tenemos a Él como ejemplo, de ahí debemos ir aprendiendo, sufriendo, equivocándonos, pecando y… cada cosa a su tiempo. Pero para que tenga lugar todo este proceso, es necesario tomar decisiones, cometer errores y algún que otro pecado, pero por su gracia, cada vez menos. Esto es santificación.
Y un pelín más: de no ser así, de no tener libre albedrío, estaríamos desprovistos de capacidad para conocer las artimañas del enemigo, al no tener experiencia propia y por ello, no poder ser libres de ello, y a la vez, no poder liberar a todos cuantos forman el Cuerpo.
En fin, espero y de nuevo, tu opinión al respecto.
Que Dios nos bendiga.
PD. Los Evangelios también nos dice que nos cuidemos de no caer, de no ser engañados, de no caer en tentación… todo esto es indicativo de que tenemos libertad y que está puede ser atacada por Satanás. La Biblia es un todo y todo hay que verlo, compararlo, escudriñarlo y como no, ponerlo por obra en nuestra vida y una vez afirmado, empezar a mostrarlo a todo el mundo entero para gloria de Aquel que a ser uno con Él nos ha llamado.