Objeción Primera:
Que la Doctrina Cristiana de la Predestinación es inconsistente con el libre albedrío y la responsabilidad moral del hombre (ref. 1,2,3)
1. El problema de la libertad del hombre
2. Esta objeción pesa de igual manera contra la presciencia divina
3. La certeza de los acontecimientos futuros es consistente con el libre albedrío
4. La voluntad natural del hombre está esclavizada al mal
5. Dios controla la mente de os hombres y da a los creyentes la disposición de venir a él.
6. La forma en que la voluntad está determinada.
7. Pruebas bíblicas.
1. El problema de la libertad del hombre
El problema que confrontamos aquí es el siguiente:
¿Cómo puede una persona ser moralmente libre y responsable si sus actos han sido preordinados desde la eternidad?
Al hablar de libertad y responsabilidad moral nos referimos a la capacidad que tiene cada individuo para actuar con autodeterminación racional; y por preordinación nos referimos al hecho de que desde la eternidad Dios ha establecido con absoluta certeza los sucesos que han de acontecer en la vida de cada persona y en la naturaleza. Todos, por supuesto, estamos de acuerdo en que los actos de una persona deben ser sin compulsión externa y conforme a sus propios deseos e inclinaciones, o no podríamos considerar a la persona responsable de los mismos. Si los actos de un ser moralmente libre fuesen contingentes e inciertos entonces es obvio que la preordinación y la libertad moral son inconsistentes.
Todo filosofo que está convencido de la existencia de un Poder mediante el cual todas las cosas existen y son controladas, se ve forzado a inquirir como la voluntad finita puede hallar expresión bajo el Reino de lo Infinito. La solución a esta difícil pregunta sobre la Soberanía de Dios y la voluntad moral del hombre no consiste en negar la una y la otra sino más bien en una reconciliación que reconozca la realidad de ambas, pero que dé la preeminencia a la Soberanía Divina conforme a la infinita exaltación del Creador sobre la criatura pecadora.
El mismo Dios que ha decretado todos los eventos ha decretado la libertad humana en medio de estos eventos, y esta libertad está tan ciertamente establecida como todo lo demás. El hombre no es un autómata o una maquina. En el Plan Divino, que es infinito en variedad complejidad y que se extiende de eternidad a eternidad e incluye a millones de seres libres que actúan he interactúan y reaccionan unos con otros, Dios ha decretado que los seres humanos retendrán su libertad moral bajo Su Soberanía. Sin embargo, Dios no nos ha dado una explicación formal de estas cosas, y nuestro entendimiento humano limitado no es capaz de resolver completamente el problema.
Dado que los escritores bíblicos no vacilaban en afirmar el Control Absoluto de Dios sobre los pensamientos y las intenciones del corazón, tampoco se avergonzaban al incluir los actos de seres libres dentro del Plan Divino. Que los redactores de la Confesión de Westminster también reconocieron la libertad del hombre es fácil de corroborar, ya que tras declarar que: ”Dios desde la eternidad ordenó libre e inalterablemente todo lo que acontece”, - la confesión añade-, ”Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios no es ni el autor del pecado, ni hace ninguna violencia a la voluntad de sus criaturas ni quita la libertad ni contingencia de los medios o causas secundarias, sino más bien las establece” (ref. 4)
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Continuará
En Cristo
Rogelio
Ref.
1- “La Predestinación”, de Lorraine Boettner. Libros Desafío CRC Wold Literature Ministries, Grand Rapids (1983), MI, USA. Publicado originalmente por: Presbyterian and Reformed Publishing Company, New Jersey USA. Titulo original “The Reformed Doctrine of Predestination” , Traducida al castellano por Manuel E. Gómez.
2- ”Institución de la Religión Cristiana”, de Juan Calvino, en castellano se encuentra con prólogo de Cipriano de Valera.
3- “El Pensamiento del Apóstol Pablo”, de Herman Ridderbos. Cap. III. ”El Pecado como modo de existencia”. Libros Desafío CRC Grand Rapids (original 1966), MI, USA.
4- “La Confesión de Westminster” Cap. III. Libro de Confesiones de la Iglesia Evangélica Presbiteriana de Chile.
Que la Doctrina Cristiana de la Predestinación es inconsistente con el libre albedrío y la responsabilidad moral del hombre (ref. 1,2,3)
1. El problema de la libertad del hombre
2. Esta objeción pesa de igual manera contra la presciencia divina
3. La certeza de los acontecimientos futuros es consistente con el libre albedrío
4. La voluntad natural del hombre está esclavizada al mal
5. Dios controla la mente de os hombres y da a los creyentes la disposición de venir a él.
6. La forma en que la voluntad está determinada.
7. Pruebas bíblicas.
1. El problema de la libertad del hombre
El problema que confrontamos aquí es el siguiente:
¿Cómo puede una persona ser moralmente libre y responsable si sus actos han sido preordinados desde la eternidad?
Al hablar de libertad y responsabilidad moral nos referimos a la capacidad que tiene cada individuo para actuar con autodeterminación racional; y por preordinación nos referimos al hecho de que desde la eternidad Dios ha establecido con absoluta certeza los sucesos que han de acontecer en la vida de cada persona y en la naturaleza. Todos, por supuesto, estamos de acuerdo en que los actos de una persona deben ser sin compulsión externa y conforme a sus propios deseos e inclinaciones, o no podríamos considerar a la persona responsable de los mismos. Si los actos de un ser moralmente libre fuesen contingentes e inciertos entonces es obvio que la preordinación y la libertad moral son inconsistentes.
Todo filosofo que está convencido de la existencia de un Poder mediante el cual todas las cosas existen y son controladas, se ve forzado a inquirir como la voluntad finita puede hallar expresión bajo el Reino de lo Infinito. La solución a esta difícil pregunta sobre la Soberanía de Dios y la voluntad moral del hombre no consiste en negar la una y la otra sino más bien en una reconciliación que reconozca la realidad de ambas, pero que dé la preeminencia a la Soberanía Divina conforme a la infinita exaltación del Creador sobre la criatura pecadora.
El mismo Dios que ha decretado todos los eventos ha decretado la libertad humana en medio de estos eventos, y esta libertad está tan ciertamente establecida como todo lo demás. El hombre no es un autómata o una maquina. En el Plan Divino, que es infinito en variedad complejidad y que se extiende de eternidad a eternidad e incluye a millones de seres libres que actúan he interactúan y reaccionan unos con otros, Dios ha decretado que los seres humanos retendrán su libertad moral bajo Su Soberanía. Sin embargo, Dios no nos ha dado una explicación formal de estas cosas, y nuestro entendimiento humano limitado no es capaz de resolver completamente el problema.
Dado que los escritores bíblicos no vacilaban en afirmar el Control Absoluto de Dios sobre los pensamientos y las intenciones del corazón, tampoco se avergonzaban al incluir los actos de seres libres dentro del Plan Divino. Que los redactores de la Confesión de Westminster también reconocieron la libertad del hombre es fácil de corroborar, ya que tras declarar que: ”Dios desde la eternidad ordenó libre e inalterablemente todo lo que acontece”, - la confesión añade-, ”Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios no es ni el autor del pecado, ni hace ninguna violencia a la voluntad de sus criaturas ni quita la libertad ni contingencia de los medios o causas secundarias, sino más bien las establece” (ref. 4)
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Continuará
En Cristo
Rogelio
Ref.
1- “La Predestinación”, de Lorraine Boettner. Libros Desafío CRC Wold Literature Ministries, Grand Rapids (1983), MI, USA. Publicado originalmente por: Presbyterian and Reformed Publishing Company, New Jersey USA. Titulo original “The Reformed Doctrine of Predestination” , Traducida al castellano por Manuel E. Gómez.
2- ”Institución de la Religión Cristiana”, de Juan Calvino, en castellano se encuentra con prólogo de Cipriano de Valera.
3- “El Pensamiento del Apóstol Pablo”, de Herman Ridderbos. Cap. III. ”El Pecado como modo de existencia”. Libros Desafío CRC Grand Rapids (original 1966), MI, USA.
4- “La Confesión de Westminster” Cap. III. Libro de Confesiones de la Iglesia Evangélica Presbiteriana de Chile.