En un mundo de incredulidad donde abunda el divorcio, no se puede hablar de justificar el adulterio, por cuanto este mundo está bajo el maligno.
Pero sí de este mundo impío, a algunas parejas les resplandece el evangelio de la gloria de Cristo y quieren congregarse...¿Quién te crees que eres para cerrarle la puerta de tu grupo herético en las narices, bajo el argumento de que si los recibes, justificas el adulterio??
¿Quién te crees que eres?
¿La mamá de Tarzán?
Todo, menos un cristiano maduro.