Le dejo otra traducción, a ver si le da un poco más de luz que el verbo "quitar".
LA LUZ ES CRISTO.
Sin Cristo es imposible entender la diferencia entre la ley y la gracia.
La gracia de Dios transforma, la ley condena.
Ilustración:
Hch 9:1 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,
Hch 9:2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que, si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
Esa noche Saulo no durmió tranquilo, eran más de 200 Kms. que debía recorrer desde bien temprano en la mañana hacia Damasco.
Las Sinagogas poseían los nombres y las direcciones de los judíos que los habían abandonado por congregarse en sus casas en el nombre del Señor.
En Hch.7:58 había participado en el voto para apedrear a Esteban hasta su último suspiro.
Saulo, siendo un joven fariseo dedicado, habría estado inmerso en las actividades y decisiones de las autoridades religiosas de su tiempo. Su educación bajo Gamaliel y su celo por la ley enseñan que tuvo un interés particular en los juicios y enseñanzas que se llevaban a cabo en el Sanedrín, como jefe del cuerpo investigativo y ejecutor del Sanedrín.
Esto significa que fue testigo del "juicio" hecho a Jesús y escuchó la respuesta dada al conjuro hecho por el sumo sacerdote en Mateo 26:63-64.
Para Saulo, la respuesta de Jesús, igual que para el sumo sacerdote:
-"Tú lo has dicho; y además os digo,
que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo."
... era una descabellada blasfemia, pues conocían por Dt.33:26) que tales atributos correspondían exclusivamente al Dios de los Hebreos (Ap.1:7).
Y el sol alumbró ese nuevo día que jamás olvidaría Saulo de Tarso.
Lo contemplamos al frente de este operativo, respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, llevan varias horas cabalgando y se acercan a Damasco.
Saulo nos veía como una amenaza para el judaísmo.
Su misión era clara, arrestar a todos aquellos que predicaran en el nombre de Jesús de Nazaret.
Tenía la certeza de estar actuando a favor del nombre de Dios al considerar a Jesús, que, siendo hombre, se hacía igual a Dios.
Su fe le indicaba que estaba haciendo lo correcto, erradicando lo que consideraba una herejía.
Lo que Saulo no sabía, era que Cristo ya lo tenía visto desde el vientre de su madre (Gál.1:1, 15) y había preparado un encuentro que cambiaría para siempre su vida y destino del Cristianismo.
Súbitamente, el resplandor de la gloria de Cristo rodea a Saulo y lo derriba al suelo, y lo deja ciego.
En este preciso momento una voz desde el cielo resonó con fuerza en sus oídos.
-"Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?"-
En su desconcierto, no entendía quien lo estaba llamando, y mucho menos, como fiel defensor de la fe judía, que estuviese haciendo algo malo.
Ahí está Saulo, derribado, cegado, confundido, preguntando:
¿Quién eres, Señor?
-"YO SOY JESÚS, A QUIÉN TU PERSIGUES"
-"TE ESTÁS HACIENDO DAÑO TU MISMO"
Saulo al escuchar estas palabras, su mundo religioso se vino abajo.
El celoso defensor de la ley judía, ahora se encontraba de frente, con la Gracia de Dios personalizada (2Tim.1:9).
En ese momento entendió que Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre (Jn.10:30).
Luego de su encuentro con Ananías, recupero la vista, y fue bautizado.
Saulo pasa de perseguidor de la Iglesia, a ser miembro activo de ella.
Este es el poder transformador de la gracia de Dios en Cristo Jesús.
Si hubiese permanecido bajo la ley, jamás hubiese sido salvo.
Más claro no se puede.