Re: ¿Dios quiere que las mujeres estemos calladitas?
1Cor 14:34- 35 “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.”
pregunto porque no es indecoroso que una mujer hable en lenguas tenga don de profecias don de sanacion don de ayunar don de milagros don de aministrar
digo los dones del espiritu son vergonsosos en una dama
o simple mente es indecoroso ver a una mujer con los dones del espiritu santo me pregunto porque es indecoroso que hable y luego Dios les reparta dones a la mujer
no cree usted que su argumento debe analizarlo y no bazarse solo en un texto y versiculo
creo que deveria aondar mas en este tema acerca de lo que dijo pablo
Estas siempre acertado amado hermano Elias, pues DIOS da dones a MUJERES Y HOMBRES y no para que los utilicen para ellos o ellas, sino para difundir el evangelio, son talentos recordar la parabola de los talentos, pero para los machistas, no justifican que una mujer sea dotada del don del evangelismo como ocurre en Filipenses 4, sin embargo, para coadyuvar al mejor entendimiento de los dones para ambos, este interesante estudio de los wesleyanos, me cabe referir que eh conocido misioneras evangelizadoras de Estados Unidos de los Wesleyanos:
TRES CARTAS DE PABLO:
Los Dones Espirituales son Para
Hacer Discípulos
por Paul R. Orjala
En sus cartas a tres iglesias jóvenes —en Roma, en Co*rinto y en Éfeso— el apóstol Pablo indicó su profunda preocupación por un equilibrio saludable en el ejercicio de los dones espirituales. El tenía un hondo deseo de que estas iglesias no sólo enfocaran sus dones espirituales hacia mi*nisterios dentro del Cuerpo de Cristo, sino también de que desarrollaran ministerios que les permitieran hacer con*tacto con otros, para cumplir su misión de hacer discípu*los.
LOS DONES ESPIRITUALES FUNCIONAN TANTO ADENTRO
COMO AFUERA DE LA IGLESIA
Probablemente hay sólo un don que pueda ser clasifi*cado exclusivamente con un don evangelizante, y es el don del evangelista (Efesios 4:11). Sin embargo, aun ese don tiene un ministerio dentro del Cuerpo de Cristo, por cuan*to mantiene a todo el Cuerpo al tanto de la importancia, las oportunidades, y los medios de evangelismo.
Por otro lado, el evangelismo no es la función exclusi*va de los que tienen el don del evangelismo, sino que es la función de todo el Cuerpo. A primera vista, el resto de los dones que aparecen en las listas de estos tres pasajes clási*cos sobre los dones espirituales podrían aparecer como que los hemos de clasificar sencillamente como dones para con*tinuación y apoyo, como en efecto lo son primordialmente. Como tales, estos dones para continuación estarían rela*cionados al contacto evangelizante del Cuerpo cuando me*nos en estas tres maneras: (1) Ministran a los que están involucrados en contacto-evangelismo, y de esa manera ayudan a que su contacto sea efectivo; (2) preparan a los trabajadores para que se involucren en ministerios de con*tacto-evangelismo (como por ejemplo el don de la ense*ñanza); y (3) sirven como ministerios adjuntos en la tarea de hacer discípulos y de cuidar a los que son traídos al Cuerpo mediante el evangelismo.
Sin embargo, una inspección más cuidadosa de estos dones de mantenimiento nos lleva al jubiloso descubri*miento de que todos los dones tienen la capacidad de enfo*car directamente en la tarea evangelizante de la iglesia en una manera u otra. En un sentido muy profundo, todos los cristianos están llamados a salir del mundo para ser miem*bros del Cuerpo de Cristo, a fin de ser enviados de regreso al mundo, como testigos del evangelio.
TODOS LOS DONES ESPIRITUALES PUEDEN ENFOCAR EN EL
MINISTERIO EVANGELÍSTICO DE LA IGLESIA
El principio de la unidad del Cuerpo requiere que nin*guno de los dones funcione aislado de los otros, ni siquiera el don del evangelista. Lo que es más, muy pocas veces alguien es ganado a Cristo mediante la influencia exclusi*va de una sola persona. Generalmente una conversión es el producto del ministerio de muchas personas, que a veces difieren mucho entre sí. Pablo les recordó a los corintios: “Yo sembré la semilla, Apolos regó, pero Dios es el que la hizo crecer. De manera que ni el que siembra, ni el que rie*ga, son nada; pero Dios es todo, pues él hace crecer la plan*ta. Los que siembran y los que riegan son iguales, aunque Dios pagará a cada uno según su trabajo. Somos compa*ñeros de trabajo al servicio de Dios, y ustedes son como el terreno que Dios está trabajando. O también, ustedes son como un edificio que Dios está construyendo” (1 Corintios 3:6-9, VP).
En la última sección de este capítulo haremos un estu*dio detallado de cómo cada uno de los dones puede enfo*carse o aplicarse al ministerio de contacto-evangelismo de la iglesia, pero una inspección rápida de cada uno de los dones que aparecen en los tres capítulos, inmediatamente nos hace pensar en casos, tanto en el Nuevo Testamento como en la vida cotidiana de la iglesia, en los que estos do*nes funcionaron y funcionan dinámicamente para evan*gelizar. Aun dones tales como el gobierno, la administra*ción, y las contribuciones financieras pueden servir para facilitar ministerios, para asegurar que el evangelismo seguirá ocurriendo a través de la acción del Cuerpo.
LOS DONES ESPIRITUALES SIRVEN A TRAVÉS DE
CANALES
¿Por qué, podría alguien preguntar, la música no es incluida en las listas de dones espirituales? Obviamente Dios usa la música para ministrar tanto dentro como fuera de la iglesia. Parece ser una herramienta poderosa para el evangelismo, a un lado de la predicación, el testimonio personal, los diversos medios de comunicación electrónica, y la página evangelística.
Parecería que hay dos razones por las que la música no es incluida como un don espiritual. En primer lugar, su for*ma presente en la que es usada en la adoración y el evange*lismo es un desarrollo moderno, que era desconocido en los tiempos del Antiguo Testamento y de la iglesia primitiva. Lo que es más importante, probablemente la música deba ser vista como un canal para el ejercicio de dones, más que como un don espiritual en sí misma. Los cristianos pueden ministrar profética o evangelísticamente a través de la música, especialmente mediante el canto; y otros dones como el del estímulo, también pueden ser expresados a través de este canal.
En cuanto a si hay más dones espirituales, además de los que son mencionados en los tres pasajes del Nuevo Tes*tamento, que puedan enfocar en ministerios de contacto y evangelísticos, posiblemente podríamos identificar algunos. Ninguna de las tres listas de dones es exhaustiva, lo cual debería hacernos cautelosos en cuanto a estereotipar las definiciones de dones espirituales, o de listas de ellos. Por otro lado, es probable que algunos de los “dones” que nosotros querríamos añadir, podrían ser incluidos merced a una comprensión más flexible de lo que algunos de los dones espirituales incluidos podrían incluir en cuanto a formas de ministerio.
LOS DONES ESPIRITUALES FUNCIONAN TANTO PARA
SERVICIO COMO PARA TESTIMONIO
A juzgar por el alcance total de los dones espirituales en las listas del Nuevo Testamento, debemos concluir que la intención de Dios es que los ministerios de alcance y evangelismo del Cuerpo incluyen ambos, evangelismo e interés social (incluyendo la acción social en ocasiones apropiadas). El testimonio y el servicio no son ministerios que compiten, sino ministerios que se complementan. Al*gunos liberales, a guisa de “ministrarle a todo el hombre o a toda la persona”, terminan minstrando sólo a las nece*sidades sociales y materiales, y descuidando la necesidad más grande, que es la de la salvación.
En el otro extremo, hay cristianos ultrafundamenta*listas que se dejan asustar por el espectro del “evangelio social” al grado que terminan en el rincón opuesto, donde su sentido de responsabilidad va muy poco más allá de tratar que las personas entren al reino de Dios. En esta generación estamos principiando a retornar a una filosofía equilibrada, de “esto y lo otro también”, como desplegaron nuestros predecesores espirituales, en el principio del mo*vimiento de santidad en el siglo XIX.
EL MANDATO CULTURAL
Una manera de expresar ambos lados de la responsa*bilidad cristiana es hablando del mandato cultural y el mandato evangelístico (misionero). El mandato cultural está relacionado al estilo de vida cristiano, y habla de cómo espera Dios que vivamos al cumplir nuestra responsabili*dad social con nuestro prójimo. Las raíces del mandato cultural datan del Antiguo Testamento, de cuando Dios le dio al hombre la responsabilidad de “sojuzgar” la tierra y sus criaturas (Génesis 1:28), y de cuando, después del dilu*vio, Dios amplió el mandato para que incluyera también la mayordomía del hombre sobre las vidas de los otros miem*bros de la raza humana (Génesis 9:1-7).
Jesús añadió su aprobación de este concepto al ligar al gran mandamiento (“amarás al Señor tu Dios.”) un segundo mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:36-39, citando de Deuteronomio 6:5 y de Levítico 19:18). El Señor definió con más precisión lo que este amor al prójimo mediante su historia del Buen Samaritano (Lucas 10:30-37), y mediante su famoso pasa*je de “en cuanto lo hicisteis” (Mateo 25:31-46), en el que los verdaderos creyentes son descritos ministrando a los hambrientos, los sedientos, los extranjeros, los que no tie*nen ropa, los enfermos y los encarcelados. Para estar segu*ros de que el Cuerpo de Cristo se involucra en mitigar esas necesidades, Dios ha dado dones especializados para hacer contacto y servir, no sólo para el desempeño de esos minis*terios, sino también para mantenernos a todos los demás conscientes de la necesidad de participar en ellos, como una parte de nuestro estilo cristiano de vida.
EL EVANGELISTA
El mandato evangelístico (o misionero) es enunciado en la gran comisión, en sus diversas formas en los Evange*lios y en Hechos. En su forma más sencilla puede ser pos*tulado como el mandato de “hacer discípulos” (Mateo 28:19). Aquí tenemos la esencia de la misión de la iglesia. Implícita en este mandato está también la orden de plan*tar iglesias, puesto que el bautizar y el enseñar son funcio*nes de la iglesia. Los que tienen el don del evangelista dan dirección en la iglesia en la tarea de “buscar y salvar” a los que están perdidos (Lucas 19:10). El don del apóstol, como veremos después, puede ser interpretado parcialmente como que está involucrado en la tarea implicada de plan*tar iglesias.
¿Cómo podemos mantener el equilibrio bíblico de*bido? En primer lugar, reconociendo que el Espíritu Santo es el Único que da los dones “como él quiere” (1 Corintios 12:11). Si El les da a algunos creyentes varios dones para que los desempeñen en ministerios de servicio, así es como ellos deben funcionar en el Cuerpo y para el Cuerpo. Si el Espíritu les da a otros ciertos dones para que los desempe*ñen en ministerios evangelísticos, ésta es el área primor*dial de su responsabilidad con el Cuerpo.
Por otro lado, no debemos permitir que la doctrina de los dones espirituales se vuelva una avenida de escape que nos exima de responsabilidad en algunas de las áreas en las que obviamente no tenemos los dones que otros tie*nen. Ya hemos afirmado que el estilo cristiano de vida (tal como es descrito en docenas de pasajes bíblicos) requiere de nosotros que seamos sensibles y obedientes en cuanto a cumplir el mandato cultural, independientemente del hecho de que algunos cristianos tengan dones que los capa*citen a ministrar a las necesidades físicas y sociales de los necesitados, mucho más allá de lo que nosotros podemos hacer, y con mayor éxito.
Lo mismo es cierto en cuanto al mandato evangelísti*co: todos los cristianos hemos sido llamados a ser testigos (Hechos 1:8), como parte de nuestro estilo cristiano de vida; sin embargo, algunos que han recibido el don del evangelismo logran resultados mucho más grandes que los nuestros. Peter Wagner ha descrito esta relación en una manera muy útil para comprender mejor; la define como la diferencia entre el don (que ayuda a definir el foco de mi*nisterio para los individuos dentro del Cuerpo) y el rol (que identifica a los diversos componentes del estilo cris*tiano de vida en el cual todos los creyentes estamos invo*lucrados).
LOS DONES Y LOS ROLES ESPIRITUALES DEFINEN LA
ESFERA DE MINISTERIOS
¿Cómo nos afecta esto a cada uno de nosotros? Pode*mos hacer un resumen de todo ello en términos de tres niveles de ministerios que funcionan adentro y afuera del Cuerpo de Cristo.
1. Ministerios intrínsecos
Aquí nos referimos a ministerios que todos los cristia*nos tienen en común. También podríamos llamarlos mi*nisterios de estilo de vida, puesto que son parte de lo que significa ser cristiano. Un cristiano se interesa, ayuda, da, estimula, sirve, tiene compasión y testifica. Todos los cris*tianos deben cultivar estos ministerios. Se dirigen tanto hacia adentro como hacia afuera del Cuerpo de Cristo.
2. Ministerios para la vida del Cuerpo
Estos ministerios (Romanos 12 y 1 Corintios 12) son diferentes para cada cristiano ya que el Espíritu Santo desarrolla estos dones espirituales especiales en nosotros. No todos los cristianos tienen estos dones, así que debemos ejercer nuestros dones que tenemos en particular, para el beneficio del Cuerpo de creyentes y el ministerio de éste en el mundo. Algunos de estos dones se adaptan especialmen*te para la tarea evangelizante de la iglesia, pero todos ellos deben enfocar en una manera u otra en los ministerios por los cuales la iglesia hace contacto y evangeliza.
3. Ministerios de liderismo
Los ministerios de liderismo (Efesios 4:11) no sólo fun*cionan directamente adentro y afuera de la iglesia, sino que también guían a la iglesia, le dan visión y la entrenan a fin de que no carezca de ningún ministerio esencial. Los ministerios de liderismo son los del apóstol, el profeta, el evangelista, el pastor y el maestro. Funcionan con un pro*pósito doble: (1) equipar a los santos para la obra del mi*nisterio, y (2) edificar el Cuerpo de Cristo (Efesios 4:12). Estos ministerios de liderismo casi inevitablemente invo*lucran a personas que tienen un ramillete, por así decirlo, de dones espirituales. El propósito de los ministerios de liderismo no es quitar el ministerio de las manos de los laicos, sino multiplicar el ministerio y darle dirección. Parte de la dirección que el conjunto de los cinco ministe*rios de liderismo le dan al Cuerpo es un equilibrio entre el mantenimiento (o perpetuación) y alcance-evangelismo. Estos dones de liderismo necesitan ser ejercidos en la igle*sia local y también en los niveles más altos de organización de la iglesia, para ayudar a la iglesia a ser la iglesia.
MINISTERIOS DE ALCANCE-EVANGELISMO DEL CUERPO
DE CRISTO
Enfoquemos ahora nuestra atención en los dones indi*viduales, y en cómo pueden ser enfocados o dirigidos a los ministerios de alcance-evangelismo del Cuerpo en el mun*do, teniendo presente que los ministerios de servicio y de testimonio se complementan y ayudan mutuamente, en el cumplimiento de la meta principal e inclusiva de hacer discípulos, que es la misión de la iglesia. Por conveniencia, estudiaremos los dones en cinco grupos, de acuerdo a sus funciones para la tarea evangelizante de la iglesia.
1. Los dones que facilitan
Esta primera sección incluye el liderismo, la adminis*tración, la enseñanza, y dar. Puede decirse que contribuye a la tarea evangelizante por cuanto la hacen posible.
El liderismo mantiene la atención puesta en metas y prioridades para asegurarse de que la iglesia no está fun*cionando meramente como un fin en sí misma. El lideris*mo también se asegura de que la iglesia está trabajando para cumplir ambos mandatos: el cultural y el evangelís*tico. El liderismo ayuda a hacer planes en esa dirección, examina los resultados, y luego modifica los planes si es necesario para que en efecto la iglesia haga discípulos y ministre a los necesitados. La diligencia debe caracteri*zar el funcionamiento adecuado de este don.
La administración trabaja para la coordinación y cumplimiento de los planes de extensión de la iglesia. Cuando éstos se estancan o se desvían, la administración descubre dónde está el problema y ayuda a poner todo otra vez en movimiento, a fin de que la iglesia no se deslice a un estado pasivo. Trata de ver por delante, y de ayudar a proveer para el futuro, a fin de que las facilidades y la orga*nización necesarias estén dispuestas para lograr las opor*tunidades máximas de extensión del Cuerpo.
La enseñanza mantiene en funcionamiento los progra*mas de entrenamiento, a fin de que los dones individuales puedan ser adecuadamente desarrollados para lograr la participación cabal en los ministerios de extensión para los que esos individuos sean idóneos. La enseñanza mantiene una corriente de información a fin de que los feligreses sepan cuáles son las necesidades y oportunidades presen*tes, para que ellos puedan responder participando con sus dones. La enseñanza también puede participar directa*mente al entrenar a hombres y mujeres para que se ayuden a sí mismos en algunas áreas de necesidades materiales y sociales, y también (la enseñanza) puede enfocar directa*mente en el evangelismo (como por ejemplo en una clase de escuela dominical) al ayudar a los educandos a apren*der el contenido del evangelio, y al motivarlos a desarro*llar una obediencia completa que les permita aceptar a Cristo como su Salvador. La prueba de la verdadera ense*ñanza es que los educandos respondan y aprendan.
Es obvio que dar (o contribuir) puede hacer posibles muchos resultados al proveer los fondos necesarios para que haya programas de extensión debidamente equilibra*dos con programas de mantenimiento. La característica de dar como don espiritual es que se hace generosamente.
2. Los dones que ministran
Los dones de ministerio incluyen: servir, estimular, misericordia (o compasión), ayudar y el cuidado pastoral. Estos dones, aliados con los dones de señales que estudia*remos en la siguiente sección, funcionan en una área que pudiera ser llamada de ministerios compasivos. Están diri*gidos a esa área de extensión que está más directamente relacionada a mitigar las necesidades sociales y físicas incluidas en el mandato cultural. Ayudan a confirmar el evangelio que compartimos, y dan un ejemplo vívido del estilo cristiano de vida, que es el de amor que se da a sí mismo. Estos dones logran que las personas desarrollen una actitud de estar listas a responder a las demandas del evangelio y a entregarse a Cristo Jesús.
La diferencia entre el don de servicio y el don de ayuda generalmente se explica diciendo que el servicio es más general y ayudar es más personal. Servir es una habilidad rara de ver las necesidades de otras personas y de mitigar*las, mientras que ayudar es una habilidad rara de hacer posible que otras personas cumplan sus tareas (y que se sientan felices al hacerlo). Estos dos dones pueden abrir la puerta para el testimonio, o facilitar el ministerio de la persona que tiene el don del evangelista, al encargarse de detalles tales como la conservación de datos.
La misericordia, o compasión, ha de ser ejercida con alegría, a fin de que pueda ser un testimonio de la cuali*dad de vida que el evangelio produce. Demuestra la ternu*ra y sensibilidad del amor cristiano, y le da a los que lo con*templan un “poquito” del compañerismo precioso que se encuentra en el círculo de amor de la iglesia. A veces eso los trae al Señor. El cuidado pastoral (Efesios 4:11) es uno de los cinco dones de liderismo, y le da énfasis al sentido de responsabilidad que la persona que lo posee, tiene de mantenerse al tanto de la gente y de sus necesidades, ale*grías y penas, y de encontrar maneras apropiadas para mitigar tales necesidades. Frecuentemente este don es un medio por el cual los seres humanos son atraídos a la fami*lia de Dios, y persuadidos a unirse a ella. Por cierto este don no está reservado a pastores de iglesias; muchos laicos han recibido el don de tener un corazón de pastor.
3. Los dones de señales
Los dones de fe, sanidad, milagros y discernimiento de espíritus forman esta categoría. Los primeros tres dones de este grupo frecuentemente son llamados dones de señal, o dones-señal porque tienen cierto parecido a los milagros de Cristo que son llamados “señales” en el Evangelio de Juan (10:41). El don de discernimiento sencillamente queda mejor aquí que con los otros dones.
En Mateo 11:2-6, donde leemos que Juan el Bautista desde la prisión envió a sus discípulos a preguntarle a Jesús si El era el Mesías esperado, el Señor les dijo a éstos que regresaran con su maestro y le dijeran lo que habían visto y oído: milagros de sanidad y de resurrección y la predicación del evangelio a los pobres. Sus milagros como demostraciones del poder de Dios eran señales de Quién era El y la clase de reino que estaba principiando. En la iglesia primitiva, los poderes milagrosos que los apóstoles demostraron, lograron un propósito similar de darles au*tenticidad.
Es interesante que en la historia de las misiones (y aun hoy), cuando el evangelio es anunciado por vez primera entre los miembros de cierto grupo o tribu, no es inusitado que ocurran milagros de sanidad y de otras clases. El hecho de que esto suceda generalmente entre personas que sólo tienen una tradición oral (sin un lenguaje escrito, y por ende, sin la Biblia), es también muy interesante, pues los milagros sirven como una comunicación sin obstáculos, y una prueba de autenticidad de que Dios está obrando a través de sus hijos.
Si bien estamos justificados en tener cautela en cuan*to a declarar que estos dones y sus efectos están aparecien*do en nuestro día, no debería sorprendernos que Dios quie*ra manifestarse de esa manera. Sin embargo, parece que están sujetos a mucho abuso e interpretaciones erróneas. Cuando se le atribuye la gloria a Dios, estos dones pueden tener un efecto poderoso en atraer a la gente al evangelio, así como en sanar sus enfermedades y mitigar otras nece*sidades. Estos dones frecuentemente son considerados como que no son permanentes, sino que han sido dados para sanidades y milagros específicos, y que no se han de repetir. No hay mucho que decir en cuanto a estos dones, pues en efecto no sabemos mucho de ellos, excepto recono*cerlos cuando se manifiesten.
El discernimiento de espíritus también es raro, si bien no tanto como el anterior, pues nos permite distinguir en*tre lo que es genuino y lo que es falsificación, para la edifi*cación del Cuerpo. Es una protección para el pueblo de Dios cuando alguien está tratando de engañarlo. En su aspecto positivo, nos capacita para identificar a un verda*dero cristiano, con una certidumbre inexplicable, que de*sarrollamos antes de que hayamos podido ver cualquier medio normal de confirmación. Cuando Dios da este don, se vuelve muy útil para los ministerios de extensión.
4. Los dones de comunicación
La profecía, la sabiduría, el conocimiento, los idiomas y la interpretación de idiomas constituyen esta área vital de dones de comunicación.
La profecía, o profetizar, es el don de proclamar el mensaje o interpretar la verdad de Dios para una ocasión dada y para los individuos involucrados en ella. Puede incluir la capacidad de declarar anticipadamente un suce*so o evento, pero más frecuentemente significa la declara*ción del consejo de Dios. Puede ser ejercido en público o en privado. Tiene el efecto de que los oyentes sientan que Dios les está hablando directamente y a su situación en particu*lar. Cuando la predicación alcanza su potencial más alto, tiene un elemento de este don, pero el don puede ser ejerci*do por otros medios además de la predicación. El doctor W. T. Purkiser escribe: “La parte de Dios es darnos su unción; la nuestra es la de proveerle algo qué ungir me*diante nuestro estudio, meditación y oración.”1 Pablo de*clara: “si el (don es) de profecía, úsese conforme a la medi*da de la fe” (Romanos 12:6).
El conocimiento y la sabiduría como dones espiritua*les generalmente son interpretados como un contraste, y se dice que representan la percepción y la aplicación. Dios les da el don a ciertos miembros de la iglesia de una habili*dad extraordinaria para razonar o pensar conceptualmen*te, y a otros miembros les da la capacidad de traducir tales conceptos en acción y resultados. La iglesia definitivamen*te necesita ambas clases de personas para aplicar sus ta*lentos en la extensión y evangelización. Necesitamos “pen*sadores para el crecimiento de la iglesia” que nos guíen y nos instruyan, pero especialmente necesitamos “practi*cantes del crecimiento de la iglesia”, que traigan a muchos seres humanos al Cuerpo de Cristo, al ser usados por el Espíritu.
El don de lenguas del que leemos en Hechos fue obvia*mente un don de profecía funcionando para cruzar barre*ras de culturas y de idiomas: Dios milagrosamente les dio palabras para hablarle a personas cuyo lenguaje materno era diferente del idioma de los que hablaban. El don de lenguas mencionado en 1 Corintios 12 al 14 es un don de comunicación también, puesto que Pablo prohíbe el uso de lenguas en cualquier manera que impediría la comunica*ción. Hay diferencias de opinión en cuanto a los detalles de la manera en que este don ha de ser entendido en nues*tro día, pero de una cosa no hay duda alguna, Pablo con*denó el uso equivocado que le dieron los corintios en su día.
Muchas personas creen que el equivalente moderno del don de lenguas es esa habilidad extraordinaria que Dios les da a algunos misioneros, gracias a la cual apren*den y usan un idioma, que no era el de ellos, para comuni*car el evangelio con resultados extraordinarios en el evan*gelismo y en la edificación de la iglesia. Es un hecho ex*traordinario el que la investigación lingüística contempo*ránea sobre la glossolalia (hablar en lenguas), entre grupos cristianos y no-cristianos, no ha podido producir ni un solo caso documentado en el que el hablar en lenguas fue iden*tificado como el hablar en un lenguaje natural que el indi*viduo no había aprendido.
La interpretación de lenguas es asimismo un don que ha sido explicado en diversas maneras en nuestro día. Lo que se cree que este don es, generalmente depende de lo que se cree que es el don de lenguas. Empero, cuando me*nos, su sentido bíblico es que este don sirve para lograr que el mensaje de Dios sea comunicado a personas que no pueden entenderlo cuando es pronunciado o dado original*mente. Toda persona que haya viajado a un país donde se habla un idioma diferente al suyo, se da cuenta de la im*portancia de este don. El mensaje de Dios tiene que ser comprendido antes de ser creído y obedecido. El don de interpretación, tanto en su sentido limitado como en su sentido amplio, es vitalmente necesitado en nuestro día, en el que los ministerios étnicos reciben nueva importan*cia, y en el que las oportunidades para las misiones mun*diales y domésticas van en aumento. Nunca hemos necesi*tado más las pericias lingüísticas y culturales, saturadas por el poder del Espíritu Santo.
5. Los dones para el crecimiento de la iglesia
Estos dones son solamente dos: el don del evangelista y el don del apóstol.
El don del evangelista se enfoca en la meta de la mi*sión de la iglesia: hacer discípulos (Mateo 28:19). No todos los cristianos tienen este don (como en el caso de los otros dones), pero todos los cristianos hemos de funcionar como testigos, y de desarrollar nuestro talento para guiar a otros al Salvador, en la medida en que la oportunidad se nos presente. La combinación de este don con otros determina si ha de ser usado a través de la predicación, o en el evan*gelismo personal, o en ambos. Es tanto un don para minis*tros como para laicos, y se ejerce en ocasiones públicas y privadas. La prueba de este don es que hombres y mujeres en efecto se vuelvan cristianos gracias a los esfuerzos del evangelista (en este sentido significa la persona que usa el don del evangelismo). Hay miles y miles de cristianos en quienes este don yace subdesarrollado, porque nunca han aprendido cómo ejercerlo. El reconocimiento y la aplica*ción de este don es una de las prioridades más altas de la iglesia de nuestro día.
El don de apóstol es probablemente uno de los dones menos comprendidos de nuestro día porque los protestan*tes generalmente han pensado que su función terminó con la muerte de los 12 apóstoles. Sin embargo, el Nuevo Tes*tamento usa el mismo término para designar a otros líde*res principales en la iglesia primitiva, tales como Jacobo y algunos asociados de Pablo en el ministerio misionero y de establecimiento de iglesias. El hecho es que apóstol fue el nombre técnico para designar al misionero en las iglesias de habla griega de los primeros dos siglos.
El significado que continúa hasta nuestro día de este don yace en el hecho de que equipa al que lo tiene para los ministerios pioneros en las fronteras de la iglesia, donde ésta invade al mundo. Es el don que necesitan los líderes generales de la iglesia, ya que ellos tienen que lograr que la iglesia siga entrando en nuevas áreas geográficas del mundo, y funcione allí. Es el don que nos equipa para mi*nisterios entre personas que son de otra cultura, en el nivel de la iglesia local; es lo que nos da la visión y los medios para evangelizar a los grupos étnicos a nuestro derredor. Es el don que forja la orientación mental del organizador de iglesias, quien está feliz de aceptar una misión en la que no hay nadie ni nada, y quien con la ayuda del Espíritu ve la conversión de los perdidos, y los ve volverse miem*bros responsables del Cuerpo de Cristo. Obviamente este es el don que hace que uno que aspira a ser misionero se vuelva un misionero.
Así que vemos que, aunque hay algunos dones que funcionan primordialmente para la extensión de la iglesia, todos los dones pueden ser enfocados o utilizados para la extensión en una manera u otra, a fin de que el Cuerpo de Cristo logre su misión de hacer discípulos y de edificar el reino de Dios.
PARA DISCUSIÓN
1. ¿En qué sentido es el evangelismo “una función de todo el Cuerpo?
2. ¿Por qué no está incluida la música en las listas de do*nes espirituales?
3. Explique la diferencia entre el mandato cultural y el mandato evangelístico (o misionero).
4. ¿Cuáles son los ministerios del estilo de vida?
5. ¿Cuáles son los ministerios para la vida del Cuerpo?
6. ¿Cuáles son los ministerios de liderismo?
7. ¿Cuáles son los dones del crecimiento de la iglesia?
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http://wesley.nnu.edu/espanol/descubra/descubra05.htm
Estas ACERTADISIMO AMADO, EL ESPIRITU SANTO DA DONES A HOMBRES Y MUJERES, para EVANGELIZAR, PALABRA DE SABIDURIA, A UNOS Y UNAS LOS HACE MAESTROS, EVANGELISTAS (MUJERES Y HOMBRES) PARA PREDICAR TANTO DENTRO COMO FUERA DE LA IGLESIA.
Gloria a DIOS, imaginate cuantos dones son desperdiciados por doctrinas mal interpretadas, de ello DIOS pedira cuentas en su debido tiempo.
BESOS MUUUUUUUUUUUUUUUUA¡¡¡¡:Whistle::Whistle:
