Re: ¿Dios quiere que las mujeres estemos calladitas?

Sobre el ministerio de las mujeres en la Iglesia Evangélica, bellisimo material del Pastor Lee Grady:
Vida Cristiana
Es una mentira decir que la mujer no está preparada para asumir un papel de liderazgo en la
iglesia. Las normas culturales y religiosas, al igual que las tradiciones creadas por el hombre,
han ayudado a propagar esta mentira, pero a pesar de los argumentos que digan lo contrario,
no está apoyada por las Escrituras.
¿Creía Jesús que la mujer podía dirigir?
Este fuerte prejuicio de la iglesia contra la mujer en el liderato es muy particular cuando
examinamos las actitudes de Jesús hacia las mujeres que lo siguieron. Jesús afirmó la
igualdad de la mujer en medio de una cultura que le negaba sus derechos humanos básicos.
Las llamó a ser sus discípulas aun cuando los líderes religiosos enseñaban que era
vergonzoso instruir a la mujer.
En Lucas 8:1-3 leemos que las mujeres que siguieron a Jesús eran una parte vital del equipo
ministerial que viajaba con él. Estas no se quedaban en la parte de atrás del séquito de Jesús y
miraban a la distancia mientras cocinaban la comida para los hombres. Eran discípulas de
Jesús en el sentido más completo y tenemos razones para creer que les encargó ministrar en
Su nombre. Cuando Jesús envió al Espíritu Santo sobre la Iglesia, como se relata en el libro de
Hechos, muchas de estas mismas mujeres estaban en el aposento alto y recibieron autoridad
en el día de Pentecostés. Aquellos que eran discípulos de Cristo habían sido autorizados a ir
por toda la tierra como testigos, pero se les había pedido que esperaran a que el Espíritu Santo
viniera sobre ellos para darle la autoridad para cumplir esta comisión (vea He. 1:4). Cuando el
Espíritu Santo vino para cumplir esta promesa de autoridad para el ministerio, tanto hombres
como mujeres -- incluyendo a la madre de Jesús -- lo recibieron. Pedro señaló "y profetizarán
vuestros hijos y vuestras hijas" (vea Jl. 2:28-32). Si Dios únicamente comisionó a los hombres
para ministrar el Evangelio, ¿por qué envió el poder de esa misión tanto sobre hombres como
mujeres?
Las mujeres en el aposento alto no fueron las únicas de Jesús comisionó. En el relato de su
visita a la mujer samaritana en el pozo (vea Jn. 4:7-42), leemos que luego de revelarle su
verdadera identidad y pronunciar el perdón por su tormentoso pasado, la mujer comenzó a
contarles a otros sobre él. Quizás aquí vemos uno de los cuadros más claros en la Biblia de
Cristo como alguien que sí ordena a las mujeres.
Luego de su encuentro con el Salvador, el relato bíblico nos dice: "Y muchos de los
samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer" (v.39). ¿Por qué el
Mesías enviaría a esta mujer a su aldea a contarle a otros sobre su poder si se oponía al
concepto de la mujer en el ministerio?
Todavía más intrigante: esta es la primera ocasión registrada en la que Cristo comisionó a
alguien a evangelizar más allá de los estrechos confines de la comunidad judía ortodoxa. Para
1 / 8
Vida Cristiana
demostrar proféticamente que al final el Evangelio se extendería "en Samaria, y hasta lo último
de la tierra" (He. 1:8), envió ¡a una evangelista a predicar!
Debemos recordar el contexto cultural de este pasaje. En la Palestina del tiempo de Cristo, y
de hecho en todo el mundo romano, se les enseñaba a los hombres que no se debía confiar en
el testimonio de una mujer porque estas se consideraban ignorantes y fáciles de engañar. Sin
embargo, ¿a quién escogió Jesús para revelarle primero su resurrección? Y ¿a quién
comisionó primero para decirles a otros que había triunfado sobre la tumba? ¿No fueron acaso
sus valientes mujeres discípulas las que estuvieron dispuestas a identificarse con su muerte
mientras que sus seguidores varones se escondían de los perseguidores?
Debido a los prejuicios culturales, los discípulos no le creyeron a las mujeres cuando estas le
dieron el asombroso informe de la tumba abierta. Sin embargo, Jesús se le apareció a los doce
y confirmó el testimonio de las mujeres, y al hacerlo, refutó la idea de que la mujer no podía dar
un testimonio confiable.
Luego de su resurrección, Jesús le dijo a María Magdalena: "Ve a mis hermanos, y diles:
Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" (Jn . 20:17). ¿Acaso la estaba
ratificando como una testigo del Evangelio? ¿Acaso Cristo mismo no la confirmó para ir y
hablar por él? Entonces, ¿por qué le negamos a la mujer la oportunidad de llevar el mismo
mensaje?
El Evangelio le da poder
En los círculos cristianos conservadores se espera que la mujer viva contenta en el segundo
plano, para enfocarse en las tareas domésticas, debido a que este es el humilde "lugar" en la
vida que Dios ordenó para ella. Es un lugar de servicio invisible y de influencia divina pero
callada en sus hijos y el hogar, o quizás en el salón de cuna de la iglesia, la Escuela Dominical
o un estudio bíblico de mujeres.
Por supuesto que se les dice que es un honor vivir a la sombra de sus esposos y de otras
autoridades masculinas, y que es una desgracia asumir un lugar de autoridad espiritual
importante. Pero necesitamos preguntar: ¿De dónde tomamos esta idea cuando no es la
perspectiva de Jesucristo ni se ve en el resto de las Escrituras?
Debemos considerar la forma en que Dios usó a las mujeres antes de tratar de sacar de
contexto un aislado pasaje y construir una doctrina que restrinja sus oportunidades
ministeriales. Examinenos las siguientes mujeres bíblicas y el nivel de autoridad que les fue
dado:
* María. No cabe duda que en el antiguo Israel se consideraba una líder a la hermana de
Moisés. En Miqueas 6:4 dice: "Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de
servidumbre te redimí; y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María". Ella representaba la
autoridad de Dios para el pueblo de la misma manera que Moisés. Por esto se le describe
2 / 8
Vida Cristiana
como profetisa en Éxodo 15:20-21.
Además, es la primera persona en el Antiguo Testamento que vemos dirigiendo la adoración
congregacional.
* Débora. Entre los jueces de Israel, Débora fue la única que tuvo la respetada posición de
profeta además de Samuel. En Jueces 4:4 se le hace referencia como profetisa, y su atención
a la estrategia y propósito de Dios resultó en una impresionante victoria militar que le aseguró a
Israel la paz por 40 años (5:31). Débora ejercía como gobernadora civil y era tan respetada por
su unción y perspectiva espiritual que Barac, el comandante militar de Israel, se negó a ir sin
ella a la batalla. Débora, quien también se conoce como "madre en Israel" (5:7), presenta un
intrigante problema para los líderes conservadores de hoy día que quieren promover la visión
de que la mujer no puede ejercer en posiciones de autoridad espiritual.
* Hulda. Después de cincuenta años de paganismo y adulterio espiritual en Israel, el rey
Josías asumió el trono y redescubrió el libro de la ley que estaba escondido en el templo.
Cuando lo leyeron en voz alta, inmediatamente se arrepintió y se volvió al Señor, y mandó a
buscar con el sumo sacerdote a un fiel seguidor de Dios que pudiera hablar por él. ¿A quién se
volvieron? A Hulda (vea 2 R. 22:14), una profetisa que obviamente había permanecido fiel al
Señor durante uno de los períodos más oscuros de la historia de Israel. No sabemos mucho de
ella, pero el hecho de que Hilcías, el sumo sacerdote de Israel, y sus asociados la hayan
buscado para hacer su petición al Señor evidencia que había ganado la reputación de oír el
mensaje de Dios.
* Ester. Aunque no ocupó una posición de autoridad eclesiástica, su vida prueba que Dios
puede y usa a la mujer en puestos estratégicos para adelantar sus propósitos. De hecho, él
escogió a esta joven judía y la colocó en una posición de intercesora y libertadora. Sus
oraciones y valientes acciones literalmente salvaron a su pueblo del genocidio. Pero, ¿cuántos
hombres en nuestras iglesias están dispuestos a ser como Mardoqueo, y retan a estas mujeres
hablar?
* Febe. Pablo recomendó a esta mujer a la Iglesia de Roma y les pidió que "la recibieran en el
Señor". Aunque se hace referencia a ella como diakonos, la palabra griega para diácono, en
algunas versiones de la Biblia se traduce como sierva. Pero es más acertado colocarla en la
categoría de diaconisa, con hombres como Esteban y Felipe, ya que la misma palabra griega
se usa para describirlos a ellos. Al Pablo recomendar a Febe a la Iglesia romana es una forma
de otorgarle autoridad apostólica, y obviamente esperaba que los primeros cristianos siguieran
sus instrucciones cuando ella llegara. Fue enviada por Pablo para llevar a cabo planes
específicos, muy posiblemente relacionados con el evangelismo y plantar iglesias.
* Priscila. Junto a su esposo, Aquila, esta mujer fue una reconocida trabajadora de la primera
iglesia. Esta pareja ayudó a iniciar el ministerio apostólico de Apolos (vea He. 18:26). También
sería seguro decir que operaban como apóstoles, ya que Pablo se refiere a ellos en Romanos
16:3 como "mis colaboradores en Cristo Jesús". También se nos dice que tenían una iglesia
"en su casa" (vea Ro. 16:5) y que esta valiente pareja "expuso su vida" por salvar la de Pablo
(v.4).
