Re: Apreciada Martamaria
Re: Apreciada Martamaria
Si se tiene un montón pongamos de libros, se pueden seleccionar: a un lado unos para vender, a otro lado otros, para regalar y otro lado otros para quemar. Luego la selección no garantiza que a lo seleccionado le espere una vida mejor.
Si vamos a una librería y nos compramos un libro concreto, hemos escogido ése libro de entre todos y nos lo llevamos a casa y a los demás no nos los llevamos y los dejamos a su suerte, que puede ser mejor o peor, según en qué manos caigan o si por un incendio son destruidos.
Es decir, que tanto al elegir como al escoger o seleccionar, la suerte de lo no escogido, seleccionado o elegido no es la misma.
Y lo mismo pasaría si se tratase de personas. Supongamos un grupo de personas preparadas que buscan trabajo: Si seleccionamos a unos para concejales, a otros para barrer las calles y a otros para el campo, es evidente que la suerte de cada grupo no es la misma.
Supongamos que escogemos: a unos para concejales, a otros para barrer las calles y a otros no los escogemos.
La suerte de cada grupo tampoco es la misma.
Dios ¿qué hace? ¿Selecciona a unos para el cielo y a otros para el infierno? ( No confundir con la predestinación)
¿Escoge a unos para el cielo y a otros no los escoge para nada?
Re: Apreciada Martamaria
A lo que Dios hace la Biblia llama ELECCIÓN; los hombres suelen confundirse y lo llaman SELECCIÓN.
El que elige, escoge lo que quiere; el que selecciona, aparta lo que prefiere por algo mejor que advierte del resto que va desechando.
Para que Dios hiciera acepción de personas tendría que seleccionar. Como Él elige libremente, sin sentirse atraído por nada que hubiese en el objeto de su elección, Él no hace acepción de personas.
Si se tiene un montón pongamos de libros, se pueden seleccionar: a un lado unos para vender, a otro lado otros, para regalar y otro lado otros para quemar. Luego la selección no garantiza que a lo seleccionado le espere una vida mejor.
Si vamos a una librería y nos compramos un libro concreto, hemos escogido ése libro de entre todos y nos lo llevamos a casa y a los demás no nos los llevamos y los dejamos a su suerte, que puede ser mejor o peor, según en qué manos caigan o si por un incendio son destruidos.
Es decir, que tanto al elegir como al escoger o seleccionar, la suerte de lo no escogido, seleccionado o elegido no es la misma.
Y lo mismo pasaría si se tratase de personas. Supongamos un grupo de personas preparadas que buscan trabajo: Si seleccionamos a unos para concejales, a otros para barrer las calles y a otros para el campo, es evidente que la suerte de cada grupo no es la misma.
Supongamos que escogemos: a unos para concejales, a otros para barrer las calles y a otros no los escogemos.
La suerte de cada grupo tampoco es la misma.
Dios ¿qué hace? ¿Selecciona a unos para el cielo y a otros para el infierno? ( No confundir con la predestinación)
¿Escoge a unos para el cielo y a otros no los escoge para nada?