Pero en cuanto a lo de Debora no estoy muy enterado, tendré que estudiar a fondo el porque tuvo que ser ella la que llevó esa pesada carga.
Le ayudamos:
“Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetiza, mujer de Lapidot” (Jue. 4:4).
Si te fijas, ella no ministraba dentro del templo, sino en un lugar rodeado de palmeras donde acudían para solicitar consejo.
Son muchos los que hoy día rechazan
la clara enseñanza del Nuevo Testamento concerniente al silencio de la mujer cristiana en el ámbito público congregacional (1 Co. 14:34,35) y, como es lógico, ellos tienen “sus” argumentos los cuales, por más que insistan, no pueden sostener con El Libro abierto.
En ese hilo de pensamiento ellos tienen sus pastoras y predicadoras, tomando, muy especialmente, el caso de Débora la profetiza que gobernó a Israel en tiempo de los jueces cuando escaseaba la Palabra del Señor en la conducta de sus habitantes.
Débora gobernando a Israel debe ser vista en su contexto nacional (la naciónde Israel en crisis y en tiempos cuando“no había rey en Israel” y “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue. 21:25), y en su contexto dispensacional, es decir, bajo el régimen de la ley.
De manera que cualquier barbaridad puede deducir la cristiandad nominal
al tratar de meter doctrina para La Iglesia, emanada de la pasada dispensación y de los tratos exclusivos de Dios con Israel como su puebloterrenal.
Y eso es, precisamente, lo que hacen.
Pásala bien.