Re: Desde Argentina: Carta al Presidente G.Bush
Hermanos:
Con asombro, sorpresa y estupor he leído las participaciones nacidas, como respuestas a la publicación de la carta de la Diputada de mi Nación Sra. Alicia Castro.
Nunca imagine que el post de la misma pudiera desatar semejante contradicción de opiniones, y mucho menos agravios tan deshonrosos para mi pueblo y mi nación y entre hermanos.
La mencionada carta la pegue sabiendo que este es un lugar público, en el cual en diversas oportunidades he leído expresiones de solidaridad y repudio a otras situaciones sociales y políticas.
Vivimos tiempos difíciles, en lo individual como en lo social. Pareciera que el ser humano de estos días ha perdido mucho de aquello que en el pasado implicaba, pese a la problemática inherente a la vida, sosiego y predecibilidad.
Hoy el hombre vive agitado, preocupado, con cierta ira que lo acompaña en forma más o menos permanente y más o menos intensa. Y este es un problema del mundo, no sólo de mi país. Aunque, es cierto, estas dificultades se hacen más profundas en regiones subdesarrolladas como es Latinoamérica. Como soy discípula de mi Señor y tengo una absoluta conciencia de mi identidad como Hija adoptada suya, se que la realidad de nuestros pueblos pueden ser radicalmente cambiadas si quienes decimos ser “reyes y sacerdotes” accionamos en el rol que nos toca desempeñar en el tiempo crucial que transitamos en la historia de la humanidad.
No es de aceptar la realidad que viven nuestros pueblos y no podemos conformarnos solo con pensar o suponer que “algún día cambiaran”. Cuando aquí corremos el velo y mostramos situaciones poco felices, lo hacemos con el propósito de que se conozca esa realidad o lo que suponemos nosotros es posible para cambiarla.
Alguien decía que "no hay que temer a las sombras. Sólo indican que en un lugar cercano resplandece luz". Esta es una frase que tiene un mensaje importante, profundo y esperanzador.
Quizás a muchos hermanos de otras latitudes no latinas, les cueste comprender la realidad común latinoamericana, realidades de falta de justicia, indignidades, traiciones, mentiras, promesas inclumpidas, sometimientos, ultrajes, vejaciones, asesinatos, desaparecidos.
No obstante, pueblos que no han perdido la esperanza, porque la esperanza es una cualidad, un atributo que es propio del ser humano. Tener esperanzas es un sentimiento instintivo o incorporado a la estructura genética. Pero es cierto que a fuerza de decepciones, de fracasos, de frustraciones sucesivas, la esperanza se va perdiendo..y como por ser hija del Altísimo tengo esperanza en mi Cristo y se que la esperanza no avergüenza, en esa esperanza me purifico porque ÉL es puro.
El tema es largo pero quienes deseen saber más de la esperanza que me anima pueden leer suficientemente ampliados mis argumentos al respecto, en mi libro “El Desafió” publicado en Internet :
www.eldesafio.net , en el capitulo 20 titulado “ La realidad: lo material gobernado por lo espiritual” pagina 205 .
"El hombre superior siempre es fiel a la esperanza. No perseverar es de cobardes", decía Eurípides. Y desentrañar este pensamiento para observarlo en todas sus facetas es muy interesante. Podría decirse que la grandeza del ser humano está dada por la esperanza y esta esperanza no es un don que se obtiene mágicamente o que Dios lo entrega a quien se le ocurre, no. Como decía antes, la virtud de la esperanza es una herramienta incorporada a la estructura humana en el propio momento de la fecundación, es algo inherente al hombre. Cada uno tiene la facultad de usar esta herramienta, de conservarla adecuadamente para cuando se necesite. Eurípides en pocas palabras también dice qué es la esperanza. No es, ciertamente, una "espera pasiva". No es pensar, por ejemplo: "Espero que Dios o el vecino, o mi papá, o mi hermano, o mi amigo me solucionen este problema" y sentarse luego a esperar el maná caído del cielo. En realidad el maná ya lo mandó Dios dándole al hombre la virtud de la esperanza. Esperanza es pensar: "Espero que Dios y «yo» podamos juntos lograr que esto cambie". Luego de este pensamiento viene la acción. Podría decirse, entonces, que la esperanza es una "espera activa". Es una espera en acción para lograr modificar la realidad que nos aflige. Es, como dice Eurípides, perseverar en el propósito no sólo de pensamiento y palabra, sino de obra fundamentalmente. Una acción revestida de empeño.
Ahora bien, la esperanza jamás camina sola. Es decir, el pensamiento, la palabra y la acción necesitan de otra hermana sin cuya presencia el éxito es dudoso: la fe. Aquel que tiene esperanza, pero que no tiene fe, difícilmente logre el cometido. Si lo logra es porque Dios actuó por sí mismo para modificar la realidad, pero en general esto no ocurre, porque Dios no ayuda a quien no es capaz de mover su mano, pues el decreto de sojuzgar la creación dado a Adán, prevalece aún, y el Padre necesita siempre de cooperadores y colaboradores para atar en la tierra lo que es su voluntad de atar en los cielos y desatar en la tierra lo que es su voluntad de desatar en los cielos . Es razonable que sea así.
Todos, por ejemplo, ayudamos a nuestros hijos, pero si observamos que cuando son grandes se tiran en un sillón cómodamente a esperar que los salvemos siempre, en un momento decimos: "¡Basta, lo único que logro allanándole todos los problemas es que no crezca, que no aprendas a vivir!" Entonces empezamos a ayudar cuando observamos que ellos también se ayudan, que muestran interés. Así es Dios con sus hijos.
Lo que muestran nuestras sociedades es lo poco que las hemos ayudado con nuestras oraciónes, responsabilidad inherente a los que somos sacerdotes, la cual tenemos delante del Padre.
En suma: las cosas no están como queremos en lo social y por diversos motivos tampoco están como deseamos muchas veces en lo individual, pero hecha la diagnosis es necesario adoptar el remedio: esperanza (no esperar) y fe, ambos van juntos.
Porque creo en la indispensable participación de los que decimos ser Hijos de Dios, como inspiradores en oración del cambio necesario de nuestras realidades sociales, es que pegue la carta de mi conciudadana.
No creo en la participación política, pues la política tal y cual se desarrolla pertenece a un sistema en si mismo corrupto, pero si creo en la indiscutible respuesta a la oración de los sacerdotes de Dios, pues si algo somos es ser sacerdotes!, es parte de la identidad que recibimos posicionalmente de parte de nuestro Dios, oración que pocos practican desde los intereses del Reino, sin salir de la oración mesquina y particular del sanaMe, daMe, prosperaMe.
Como también creo en la firme determinación de los pueblos para establecer lo que es mejor para ellos, sin condicionamientos de ningún tipo, hecho que el presidente Bush ha dejado de tener en cuenta hace mucho tiempo.
No solicitare desagravios a lo dicho, pues de la abundancia del corazón habla la boca. Esa boca no ha hecho más que mostrar en palabras cual es su condición: un corazón repleto de falta de perdón, lleno de odio y dolor y de raíces de amargura, y un colérico carácter que hasta le impidió en un principio leer adecuadamente,un corazón que pone en evidencia su falta de misericordia hablando de un Señor al que no le ha dado lugar para que por su Espíritu Santo le ministre, le sane y la colme de su amor.
Señora Elisa, permitale a Dios sanar su odio. Hubo un sanguinario llamado Saulo que mataba cristianos al cual el mismo Señor le salio al encuentro y luego le dio un nuevo nombre y ud. le conoce como Apóstol Pablo.
Mal que a ud. le pese, Dios ama a Fidel Castro, Dios ama a Chavez, Dios ama a Maradona, Dios ama también a Ben Laden y a todo el mundo taliban y musulman, porque por todos ellos, como por su hermano, mando a su Hijo Jesucristo como oveja al matadero para borrar eternamente sus pecados pasados, presentes y futuros.
También Dios ama a Bush, la diferencia entre él y todos los nombrados, es que él dice ser cristiano, y los nombrados precedentemente no conocen a Aquel que sí dice conocer Bush.
Meditemos en estas escrituras:
“ Todo aquel que permanece en él no peca, todo aquel que peca, no le ha visto ni le ha conocido. Hijitos, nadie les engañe, el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios, porque este es el mensaje que hemos oído desde el principio: que nos amemos unos a otros….el que no ama a su hermano permanece en muerte, todo aquel que no ama a su hermano es homicida, y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra el su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?. Hijitos míos no amemos de palabra de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” Carta Primera de Juan 3: 6-18
El que lea entienda.
Para mi gusto, aquí termino este contencioso debate que no ha hecho mas que demostrar el lamentable estado en el que nos encontramos aquellos que decimos estar en un Cuerpo y ser hijos de Dios.
Pido perdón a aquellos que se han sentido agraviados.
Atte. En Cristo
Silvia de Rosario