Defensa bíblica de la muerte como terminación de la vida frente a la inmortalidad del alma.

El cuerpo del hombre que Jehová Dios formó del polvo de la tierra en Edén no era un alma humana; sólo era un cuerpo exánime, inactivo, que no veía, ni oía, gustaba, olía, sentía ni pensaba.

Para hacer que el cuerpo viviera y usara todos los órganos y facultades sensitivos, Dios combinó el cuerpo humano perfecto con el aliento de vida que él sopló en el cuerpo.

Así vino a haber un alma humana viviente que jamás había existido antes.

Por eso el cuerpo humano es una parte necesaria del alma humana, y el alma humana no puede existir aparte del cuerpo humano.

Muchas veces la Biblia al hablar de la vida de que nosotros las criaturas humanas disfrutamos la llama “alma.”

Jesús dijo: “Si alguno viene a mí y no odia . . . hasta su propia alma, no puede ser mi discípulo.” Lc. 14: 26.

“El que ama su alma la destruye, pero el que aborrece su alma en este mundo la resguardará para vida eterna.” Jn. 12: 25.

“No amaron sus almas aun a pesar del peligro de muerte.” Apo. 12: 11.

“Yo soy el pastor propio; el pastor propio entrega su alma a favor de las ovejas.” Jn. 10: 11

Cuando alguien al hablar usa la expresión “mi alma,” él realmente quiere decir “yo mismo,” o “mí mismo.”

Aun Dios mismo usa la expresión “mi alma,” diciendo: “¡Miren! mi siervo, a quien yo escogí, mi amado, ¡a quien mi alma aprobó!” Mt. 12: 18; Isa. 42: 1.

“‘Mi justo vivirá por motivo de fe,’ y, ‘si se retrae, mi alma no se complace en él.’” Heb. 10: 38.

“Vuestros novilunios y vuestras fiestas solemnes los tiene aborrecidos mi alma.” Isa. 1: 14

Asimismo, la expresión “tu alma” se usa para dar a entender “tú mismo,” y “su alma,” “él mismo.”

Por ejemplo, “Yahveh de los ejércitos ha jurado por su propia alma.” Jer. 51: 14; Ro; Sci; Amos 6: 8, Val; Ro, margen

“Para que te vaya bien y para que viva tu alma.” Jer. 38: 20; Isa. 55: 2, 3.

De modo que la palabra “alma” se usa para referirse a la persona misma.
Muy bien, veo que te esmeraste en investigar.

Entonces podemos concluir que el alma no es inherente solamente al ser humano, sino también a Dios.
 
Por favor, ¿En qué sentido supones que el "alma" es inherente a Dios?
No amigo, lee bien lo que escribí....nunca supuse lo que estás diciendo que supuse.

Dije: "el alma no es inherente solamente al ser humano, sino también a Dios"

Mira que subrayé las palabras "solamente" y "también" porque quise decir que el alma lo tiene Dios y lo tiene el hombre, ambos los tienen.
 
No amigo, lee bien lo que escribí....nunca supuse lo que estás diciendo que supuse.

Dije: "el alma no es inherente solamente al ser humano, sino también a Dios"

Mira que subrayé las palabras "solamente" y "también" porque quise decir que el alma lo tiene Dios y lo tiene el hombre, ambos los tienen.
En otras palabras, ¿dices que Jehová siendo un espíritu, posee "alma"?

Me parece que estás manejando conceptos no muy acertados.

¿Realmente te tomastes el tiempo de leer todo mí aporte #49?
 
Última edición:

Conclusión:​

La Escritura define al hombre como una criatura terrestre, viviente, consciente, relacional y dependiente de Dios. No es un ser inmortal encarnado ni un animal evolucionado, sino un portador de imagen divina creado para vivir en comunión con su Creador. La muerte es una consecuencia del pecado, no una propiedad de la carne. La inmortalidad no era natural ni automática, sino un privilegio accesible bajo obediencia y comunión. La caída cambió ese estado y cortó el acceso a la vida, haciendo necesaria una nueva creación en Cristo.

Veo que continúas con su soliloquia.

Ye te demostré que efectivamente, Pablo tiene razón: las cosas invisibles son eternas.

Ahora insistes: el hombre no es un ser (constituido de tres partes: espíritu, alma y cuerpo) inmortal.

¿De qué parte hablas?

Ciertamente, nuestra carne (visible) no es, pero desde que Dios nos dio alma (invisible) y espíritu (invisible) por tanto, no son perecederas, sino debido a su naturaleza, son inmortales.

La inmortalidad del alma y el espíritu, conllevan una consecuencia bíblica: vida eterna para quienes bien hicieron, tormento eterno para quienes mal hicieron.

Ningún alma ningún espíritu es des creado, como crees en tu filosofía.
 
Pero créeme que es muy molesta. Ahora, Apocalipsis utiliza mucho lenguaje simbólico, El lago de fuego es simbólico, representa la muerte segunda, es decir, destrucción completa.

La bestia de Apocalipsis es simbólica, el falso profeta, también es simbólico, y son echados al lago de fuego, junto con la muerte y el "infierno" (según la RVA.)

Dejen de mentir y no traten a Dios de fabulero, de contador de cuentos y decir la mentira que todo es simbólico y son una vergüenza y no creen en el evangelio Cristo y no pueden llamarse cristianos, porque su argumento es falaz, porque no vi a un testigo de Jehová o Adventista interpretarlos y al Apocalipsis lo borran como si fuera un libro apócrifo.​

 
En otras palabras, ¿dices que Jehová siendo un espíritu, posee "alma"?

Me parece que estás manejando conceptos no muy acertados.

¿Realmente te tomastes el tiempo de leer todo mí aporte #49?

Si conociera la Biblia, Dios habla de su alma, pero en mucho pedir a un neófito que se estudia las revistas del atalaya, sin leer lo que dice la Palabra de Dios.​

 
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En otras palabras, ¿dices que Jehová siendo un espíritu, posee "alma"?

Me parece que estás manejando conceptos no muy acertados.

¿Realmente te tomastes el tiempo de leer todo mí aporte #49?
Por supuesto que lo leí, pero en tu postura quieres forzar los textos dándole al alma una función en el hombre y otra para Dios, y eso es un invento de tu propia interpretación.
 
Hola.
Estimado:

Afirmar que el alma humana es inmortal por naturaleza es ignorar el testimonio bíblico y sustituirlo por filosofía griega.

Por el contrario, ya lo dijo Pablo: las coas invisibles (no materiales) son eternas.

Y ejemplos tenemos muchos: el amor, la fe, la esperanza...son eternas. Como el alma y el espíritu que son preservados por Dios, (descansan) mientras el cuerpo duerme en la tierra.



En ningún lugar la Escritura dice que el alma sea inmortal. Todo lo contrario:
  • "El alma que pecare, esa morirá" (Ezequiel 18:4).
  • "Temed al que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno" (Mateo 10:28).
  • "Buscan gloria, honra e inmortalidad..." (Romanos 2:7) — ¿cómo buscan lo que ya tienen?

Sucede que mezclas todo, pero no quieres entender.

"destruir" no es des crear.

Ciro destruyó el templo, pero ahí están sus escombros. No desaparecieron, no hay magia en ello.

Cristo dijo que su templo (refiriéndose a su cuerpo) seria destruido y lo fue, por la crucifixión, pero no desapareció.


Así que no digas que la Biblia dice lo contrario, más bien sucede que tú lo entiendes, al contrario.

¿Seguirás en tu soliloquio?
 

Me impacta la mentira monumental del título y pongan "la defensa" de la terminación de la vida, lo cual desde el punto de vista doctrinal del Evangelio de Cristo, es un total disparate y lo mentable que lo conocerán cuando se mueran y son sean justificados por la preciosa sangre Jesucristo y por ser falsos maestros y que les espera a sus guías espirituales falsos profetas , que los mandan a predicar mentiras y eso solo tienen una consecuencia y ser castigados eternamente en el infierno.​

 
El texto no dice que "recibió un alma", sino que el hombre llegó a ser un alma viviente. La palabra hebrea néfesh (alma) se usa también para animales. El alma es la vida consciente de un ser corporal vivificado por el soplo divino. No es un ente inmortal en sí mismo, sino el resultado de una vida prestada por Dios.
@Ramón70

El texto bíblico insignia de los Tj es Génesis 2:7

Los Tj conocen muy bien el término hebreo "nefesh" como argumento en contra de la inmortalidad del alma.

¿Que sucede cuando leemos el texto donde la palabra "nefesh" también se aplica a Dios?

El texto de Jeremías 51:14 que utilizaste, dice "nefesh" en hebreo, para referirse al alma de Dios.

Este es un argumento definitivo que debería poner fin a esta absurda discusión por culpa de las erradas doctrinas de la guacthtoguer.
 
Aun Dios mismo usa la expresión “mi alma,” diciendo: “¡Miren! mi siervo, a quien yo escogí, mi amado, ¡a quien mi alma aprobó!” Mt. 12: 18; Isa. 42: 1.
La misma expresión que Dios utiliza en Isaías 42:1 utilizando la palabra hebrea "nefesh" también se utiliza en el Génesis 2:7

¿Y entonces?
 
Este es el planteamiento principal de la doctrina de la guacthtoguer:

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Explican la definición de la palabra hebrea "nefesh"

Pero sus seguidores no se han dado cuenta que otros textos que utilizan la palabra "nefesh" también hacen referencia a Dios.
 
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La Palabra de Dios muestra que los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto” y que la muerte es una condición de inactividad total. Ec 9:5, 10; Sl 146:4.

Se dice que los que mueren van al “polvo de la muerte” Sl 22:15, y que “están impotentes en la muerte”. Pr 2:18; Isa 26:14.

En la muerte no hay mención de Dios ni se le alaba. Sl 6:5; Isa 38:18, 19.

Tanto en las Escrituras Hebreas como en las Griegas la muerte se asemeja al sueño, comparación que no solo es apropiada debido a la inconsciencia de los muertos, sino también porque tienen la esperanza de despertar gracias a la resurrección. Sl 13:3; Jn 11:11-14.

Al resucitado Jesús se le llama “las primicias de los que se han dormido en la muerte”. 1Co 15:20, 21.

Mientras que los antiguos egipcios y otros pueblos paganos, especialmente los filósofos griegos, creían en la inmortalidad del alma humana, tanto las Escrituras Hebreas como las Griegas dicen que el alma heb. né·fesch; gr. psy·kjḗ muere Jue 16:30; Eze 18:4, 20; Apo. 16:3, que necesita que se la libre de la muerte Jos 2:13; Sl 33:19; 56:13; 116:8; Snt 5:20 o, como sucede en el caso de la profecía mesiánica concerniente a Jesucristo, que puede ‘derramarse hasta la mismísima muerte’. Isa 53:12; Mt 26:38.

El profeta Ezequiel condena a los que tramaban “dar muerte a las almas que no deberían morir” y “conservar vivas a las almas que no deberían vivir”. Eze 13:19.

Por ello, en el Vocabulario Bíblico de la versión de Evaristo Martín Nieto (edición de 1974) se comenta lo siguiente bajo el apartado “Antropología bíblica”:

“Hay que evitar, ante todo, el concepto nuestro, procedente de la filosofía griega, que considera al hombre como un ser compuesto de dos sustancias —alma y cuerpo— distintas y bien definidas”.

De igual manera, Edmond Jacob, profesor de Antiguo Testamento de la universidad de Estrasburgo, señala que, puesto que en las Escrituras Hebreas la vida se halla relacionada directamente con el alma heb. né·fesch, “es lógico que la muerte se represente en ocasiones como la desaparición de esta né·fesch. Gén. 35:18; I Reyes 17:21; Jer. 15:9; Jonás 4:3.

El que la né·fesch ‘salga’ debe entenderse como una figura retórica, pues no continúa existiendo con independencia del cuerpo, sino que muere junto con él. Núm. 31:19; Jue. 16:30; Ezeq. 13:19.

Ningún texto bíblico apoya la opinión de que el ‘alma’ se separa del cuerpo en el momento de morir”. (The Interpreter’s Dictionary of the Bible, edición de G. A. Buttrick, 1962, vol. 1, pág. 802.)
 
La Palabra de Dios muestra que los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto” y que la muerte es una condición de inactividad total. Ec 9:5, 10; Sl 146:4.

Se dice que los que mueren van al “polvo de la muerte” Sl 22:15, y que “están impotentes en la muerte”. Pr 2:18; Isa 26:14.

En la muerte no hay mención de Dios ni se le alaba. Sl 6:5; Isa 38:18, 19.

Tanto en las Escrituras Hebreas como en las Griegas la muerte se asemeja al sueño, comparación que no solo es apropiada debido a la inconsciencia de los muertos, sino también porque tienen la esperanza de despertar gracias a la resurrección. Sl 13:3; Jn 11:11-14.

Al resucitado Jesús se le llama “las primicias de los que se han dormido en la muerte”. 1Co 15:20, 21.

Mientras que los antiguos egipcios y otros pueblos paganos, especialmente los filósofos griegos, creían en la inmortalidad del alma humana, tanto las Escrituras Hebreas como las Griegas dicen que el alma heb. né·fesch; gr. psy·kjḗ muere Jue 16:30; Eze 18:4, 20; Apo. 16:3, que necesita que se la libre de la muerte Jos 2:13; Sl 33:19; 56:13; 116:8; Snt 5:20 o, como sucede en el caso de la profecía mesiánica concerniente a Jesucristo, que puede ‘derramarse hasta la mismísima muerte’. Isa 53:12; Mt 26:38.

El profeta Ezequiel condena a los que tramaban “dar muerte a las almas que no deberían morir” y “conservar vivas a las almas que no deberían vivir”. Eze 13:19.

Por ello, en el Vocabulario Bíblico de la versión de Evaristo Martín Nieto (edición de 1974) se comenta lo siguiente bajo el apartado “Antropología bíblica”:

“Hay que evitar, ante todo, el concepto nuestro, procedente de la filosofía griega, que considera al hombre como un ser compuesto de dos sustancias —alma y cuerpo— distintas y bien definidas”.

De igual manera, Edmond Jacob, profesor de Antiguo Testamento de la universidad de Estrasburgo, señala que, puesto que en las Escrituras Hebreas la vida se halla relacionada directamente con el alma heb. né·fesch, “es lógico que la muerte se represente en ocasiones como la desaparición de esta né·fesch. Gén. 35:18; I Reyes 17:21; Jer. 15:9; Jonás 4:3.

El que la né·fesch ‘salga’ debe entenderse como una figura retórica, pues no continúa existiendo con independencia del cuerpo, sino que muere junto con él. Núm. 31:19; Jue. 16:30; Ezeq. 13:19.

Ningún texto bíblico apoya la opinión de que el ‘alma’ se separa del cuerpo en el momento de morir”. (The Interpreter’s Dictionary of the Bible, edición de G. A. Buttrick, 1962, vol. 1, pág. 802.)
Precisamente todo se origina y se resume en la falacia interpretativa que ustedes le dan a la palabra hebrea "nefesh"

Explícame por favor entonces como se aplica "nefesh" a las citas biblicas que mencionan el alma de Dios
 
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La traducción católica romana The New American Bible, en su “Glosario de términos de la teología bíblica” (págs. 27, 28), dice:

“En el Nuevo Testamento, ‘salvar uno su alma’ (Mr 8:35) no significa salvar alguna
parte ‘espiritual’ del hombre, como algo en oposición a su ‘cuerpo’ (en el sentido platónico), sino a la persona completa, destacando el hecho de que la persona vive, desea, ama y ejerce su voluntad, etc., además de ser algo concreto y físico” (publicada por P. J. Kenedy & Sons, Nueva York, 1970).

La palabra griega psy·kjḗ se define en los léxicos griego-inglés como “vida”, y “el ser o la personalidad consciente
como centro de las emociones, deseos y afectos”, “un ser vivo”, y esos léxicos muestran que ese término se usó para referirse a “animales” no solo en la Biblia, sino en también en las obras griegas.

Exactamente la misma expresión hebrea que se usa para la creación animal, né·fesch jai·yáh (alma viviente), se aplica a Adán cuando se dice que después que Dios formó al hombre del polvo del suelo y sopló en sus narices el aliento de vida, “el hombre vino a ser alma viviente”. (Gé 2:7.)

El hombre era diferente de la creación animal, pero esa distinción no se debía a que él fuese un né·fesch (alma) y los animales no, sino más bien, a que, como muestra el registro, solo el hombre fue creado “a la imagen de Dios”. (Gé 1:26, 27.)

El Lexicon in Veteris Testamenti Libros (pág. 627) explica que “mi néphesh” significa “yo” (Gé 27:4, 25; Isa 1:14); “tu néphesh” significa “tú” (Gé 27:19, 31; Isa 43:4; 51:23); “el néphesh de él” significa “él, él mismo” (Nú 30:2; Isa 53:10); “el néphesh de ella” significa “ella, ella misma” (Nú 30:5-12), etc.

Puede observarse que en muchos textos se hace referencia a “mi alma”, “tu alma”, “su alma”, etc. Esto es debido a que né·fesch y psy·kjḗ pueden significar la persona misma como alma.

Por lo tanto, a menudo es posible expresar el sentido del término por medio de pronombres personales.

En cuanto a esto, el Lexicon in Veteris Testamenti Libros (pág. 627) explica que “mi néphesh” significa “yo” (Gé 27:4, 25; Isa 1:14); “tu néphesh” significa “tú” (Gé 27:19, 31; Isa 43:4; 51:23); “el néphesh de él” significa “él, él mismo” (Nú 30:2; Isa 53:10); “el néphesh de ella” significa “ella, ella misma” (Nú 30:5-12), etc.

El término griego psy·kjḗ se utiliza de manera similar.
El Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (de W. E. Vine, vol. 1, pág. 79), da como uno de sus usos: “(i) el equivalente a los pronombres personales, utilizado para énfasis y efecto: 1.⁠a persona, Jn 10:24 (‘nosotros’); He 10:38; cp. Gn 12:13; Nm 23:10; Jue 16:30; Sal 120:2 (‘me’); 2.⁠a persona, 2 Co 12:15; He 13:17”, etc.

Tanto né·fesch como psy·kjḗ
también se utilizan para referirse a vida, no tan solo como una fuerza o principio abstracto, sino vida como criatura, humana o animal.