Re: De todas las rameras ¿Cuál encaja mejor con Apoc. 17?
Cristiana 100% dijo:
¿Por que se empeñan en decir la bestia es Roma sólo porque Roma tiene siete colinas?
No terminan de entender que las siete cabezas son siete Reyes, es decir, siete imperios. Me parece que a veces son muy literales. El libro del Apocalipsis tiene muchos simbolismos y por ello no se puede tomar todo tan literal.
Nota: La Gran Ramera es Israel
Históricamente nadie puede negar que la iglesia católica romana es una tremenda y poderosa organización humana que ha ostentado un poder inmenso a través de todos los siglos. Y es precisamente en el capítulo 17 de Apocalipsis donde se nos habla de una organización así, bajo la figura de una mujer infiel a sus deberes.
17:4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; Nadie puede negar que la única organización donde sus dignatarios se visten de púrpura y escarlata es en dicha organización católica, quien trate de negarlo tratara de tapar el sol con un dedo.
17:5 y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.
La mujer descrita aquí es una ramera.
La prostitución espiritual, que es lo que se describe y se encuentra aquí, es siempre una referencia a dioses falsos y sus religiones falsas, las palabras ramera y prostitución se usan muy a menudo en la Biblia para detallar y describir la idolatría.
Cuando el pueblo hebreo dejó de ser fiel a Dios y se entregó en su lugar a los ídolos (imágenes a las cuales se adoraban), Dios los lo calificó de prostituirse "siguiendo otros dioses" (Jueces 2:17).
Esta prostitución espiritual también es mencionada varias veces en el libro del Apocalipsis, capítulo 17.
Es interesante recordar, que las prostitutas de la Roma antigua llevaban sus respectivos nombres escritos en sus frentes.
En otras palabras, la ramera babilónica representa en parte un sistema religioso falso que compite con el verdadero evangelio.
La mujer no sólo representa una religión falsa existente, sino una falsa que tiene sus raíces en Babilonia.
Los babilónicos, en su religión popular, adoraron sobre todo a una diosa madre y un hijo, quienes eran representados en cuadros e imágenes como un niño en los brazos de su madre.
Esta adoración se esparció desde Babilonia hasta los confines del mundo conocido.
En Egipto, la adoración de madre e hijo se llevaba a cabo bajo los nombres de Isis y Osiris.
En la India, hasta el día de hoy, como Isi e Iswara; en Asia como Cibeles y Deoius; en la Roma pagana como Fortuna y el niño Júpiter; en Grecia como Ceres, la gran madre dando pecho al bebé, o como Irene, la diosa de la paz, con el niño Plutón en sus brazos; e incluso en Tibet, China y Japón los misioneros jesuitas se quedaron sorprendidos de encontrar los complementos locales de la madona con su niño adorados devotamente (The Two Babylons [Las dos Babilonias], segunda edición americana: Loizeaux Brothers, págs. 20, 21).
En pocas palabras, la ramera será un falso sistema religioso que tiene sus raíces en Babilonia antigua, del que la adoración de madre-hijo o madre-diosa será una parte importante.
Y es idéntico a lo que pregona la organización católica actualmente, una adoración a una madre, falsamente pregonada virgen perpetua, falsamente ascendida y al cielo.
17:6 Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.
Cuando consideramos los últimos 1500 años, la historia indica claramente y sin lugar a dudas, una fuerte relación entre las características de la ramera babilónica, como se describe anteriormente, y las creencias y prácticas de la iglesia católica romana que se asienta sobre los siete montes de Roma. El catolicismo romano y la ciudad del Vaticano en Roma cuadran perfectamente con los requisitos.
A lo largo de la Edad Media y bien entrado en el siglo XVII (durante las Cruzadas y la Inquisición), el catolicismo fue notorio por su persecución viciosa y matanza de cristianos fieles.
Recordemos a las víctimas de la refinada crueldad de la tristemente llamada Santa Inquisición. Para celebrar la matanza de los protestantes hugonotes (Francia, 1572), en la trágica noche de San Bartolomé el papa Gregorio XIII ordenó que repicasen las campanas, se cantó el "Deum Laudamus" y mandó acuñar medallas conmemorativas de la sangrienta masacre.
En una de ellas aparecía la figura de una ángel, empuñando una espada desnuda y una cruz, asesinando a los mártires de Jesús, y con una inscripción que decía: "Matanza de los hugonotes". Si razonamos concienzudamente veremos que este sistema se ha opuesto enérgicamente a la cristiandad bíblica o sea que está "ebria de la sangre de los santos y de la sangre de los mártires de Jesús" (Ap 17:6).
17:7 Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos.
Las siete cabezas no son sólo los siete reyes que proveerán el liderazgo para los primeros imperios de la bestia, sino que también representan siete montes sobre los cuales está la gran ciudad. La sede vaticana está asentada entre los siete montes de Roma: Palatino, Capitolio, Aventino, Celio, Quirinal, Viminal y Esquilino.
Por supuesto, los afiliados a dicho sistema, tratan de justificar y negar lo que la Palabra describe con tanta claridad (mal harían sino lo hicieran) pero eso no cambia para nada lo descrito en la Palabra de Dios.
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