PERSIGNARSE ES ECHARSE UNA MALDICIÓN ENCIMA
Las enseñanzas del magisterio católico riñen con la Palabra de Dios
Por ejemplo, un católico se acostumbra a persignarse como una tradición que lo identifica como católico, leemos
"Cuando la
persona traza una cruz sobre su cuerpo con la mano derecha, acompañando el movimiento con una invocación a la
Santísima Trinidad (
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén”), lo que hace es
santiguarse. Así, el creyente toca su frente (
“En el nombre del Padre”), luego su pecho (
“del Hijo”) y después su hombro izquierdo y el derecho (
“y del Espíritu Santo”), finalizando en su boca (
“Amén”)."
"TRAZAR UNA CRUZ SOBRE SU CUERPO"
La vieja cruz es símbolo de muerte, no es un amuleto de preservación como enseña el romanismo.
La contemplamos a orilla de la carretera o de los caminos, anunciando que allí alguien murió.
La vemos en los cementerios encima de las tumbas.
Representa el final violento y abrupto de un ser humano.
El hombre de la época romana que tomó su cruz y echó a andar por el camino ya se había despedido de sus amigos.
No regresaría.
No iba a cambiar el rumbo de su vida; ni a mejorarla o a remendarla; iba a salir cargando su cruz para que su vida terminara.
La cruz no hizo concesiones, no modificó nada, no escatimó nada, mató a todo el hombre, por completo y para siempre.
No trató de mantenerse en buenos términos con su víctima.
Golpeó rápido y fuerte, y cuando hubo terminado su trabajo, el hombre ya no existía.
La raza de Adán está condenada a muerte.
No hay conmutación ni escape.
Dios no puede aprobar ninguno de los frutos del pecado, por inocentes que parezcan o hermosos a los ojos de los hombres.
Dios salva al individuo al liquidarlo y luego resucitarlo a una vida nueva.
Dios ofrece vida, pero no una vida antigua mejorada.
La vida que ofrece es una nueva vida en Cristo como el fruto de su muerte al mundo.
Está nueva vida está siempre al otro lado de la cruz.
Todo aquel católico que se persigna, no entiende que se está maldiciendo así mismo, como está escrito:
MALDITO POR DIOS ES EL COLGADO (Dt 21:3)
En lugar de echarse la cruz, de persignarse, ore al Señor pidiendo su ayuda y su protección, porque el que hizo el ojo y el oído, lo está observando y escuchando, y el Señor se glorifica cuando vamos directamente a Él.