No hay lugar en las Escrituras en donde encontremos eso. Vemos que las Escrituras hablan de los elementos como el cuerpo y la sangre, pero también vemos a Jesús enseñando que las palabras que El hablaba eran espirituales: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada provecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida,” (Juan 6:63). El no dijo que eran palabras literales; esto es, El no dijo que eran de hecho Su cuerpo y sangre.
Pero, un Católico podría objetar y decir que Jesús claramente dijo, “Esta es Mi sangre…” y “Esto es mi cuerpo…” Esto es verdad, pero Jesús frecuentemente habló en términos espirituales: “Yo soy el pan de vida,” (Juan 6:48); “Yo soy la resurrección y la vida,” (Juan 11:25); “Yo soy la vid verdadera,” (Juan 15:1), etc. Jesús a menudo habló en términos figurativos y en el contexto de las conversaciones con sus discípulos, que ellos debían comer de Su cuerpo y Su sangre, claramente dice que está hablando en términos espirituales, “…las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”
Luego de que Jesús dijese, “Esta es mi sangre,” (Mateo 26:28), El dijo, “Os digo que desde ahora no beberé mas de este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.” (Mateo 26:29). ¿Por qué hablaría Jesús en sentido figurado de Su sangre como “fruto de la vid” si era literalmente Su sangre? Vemos claramente que Jesús estaba hablando figurativamente.
No hay indicios en los registros bíblicos de la Ultima Cena que los discípulos pensasen que el pan y el vino cambiaron al cuerpo y sangre de Cristo literalmente. No hay indicios de eso. ¿Podríamos decir que los discípulos que estaban al lado de Jesús en la Ultima Cena, pensaban que Jesús tenía en sus manos, Su sangre y Su cuerpo? Eso es ridículo.
No vemos algún indicio de adoración a los elementos. La adoración a la Eucaristía es practicada durante la Misa. El Catolicismo dice, “Además, la Iglesia Católica se mantiene firme en su creencia de la presencia del Cuerpo y Sangre de Cristo en la Eucaristía no solo en su enseñanza sino que también en su vida, debido a que ella entrega a este gran Sacramento, todas las veces, la adoración conocida como “latría,” la cual solo es entregada a Dios.”
1 ¿Cuándo los discípulos hicieron esto en el Nuevo Testamento? Esto no sale.
La Misa se supone que es un re-sacrificio de Cristo. Por lo tanto, el cuerpo y sangre representados en la misa se vuelven el cuerpo partido y la sangre derramada de Cristo. En otras palabras, ellos representan la experiencia penosa de la crucifixión. Pero, ¿Cómo puede ser esto si Jesús instituyó la Cena antes de ser crucificado? ¿Concluimos entonces que en la Ultima Cena, cuando estaban en la mesa, cuando Jesús partió el pan se volvió en Su mismo cuerpo sacrificado, aun cuando el sacrificio no había sucedido? De igual manera, ¿Concluimos que cuando Jesús entregó el vino se convirtió en su sangre derramada, aun cuando el sacrificio no había sucedido? Parece no tener sentido.
La interpretación Católico Romana de la Eucaristía requiere de los participantes comer carne y beber sangre humanas. Recordemos, que el Catolicismo Romano enseña que el pan y el vino se convierten en el mismo cuerpo y sangre de Cristo. Esencialmente, esto significa canibalismo. ¿Qué dice la Escritura con respecto a esto?
“Porque la vida de toda carne está en su sangre. Por tanto He dicho a los hijos de Israel, No comerás la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre, cualquiera que la coma será eliminado,” (Levítico 17:14).
Notemos que las Escrituras nos dicen que no debemos comer la sangre de ninguna carne. Pareciese que el punto de vista Católico Romano está en contradicción al Antiguo Testamento ya que aboga a comer el cuerpo de Cristo.
Resulta obvio para cualquiera que cree en la Palabra de Dios, que la doctrina Católico Romana de la transubstanciación no es bíblica. Por las razones anteriores, exhortamos a los Católicos Romanos a reconocer que Jesucristo murió solo una vez y que no hay necesidad de participar en un ritual en donde se practica el re-sacrificio de Cristo.
Finalmente, debido a que el sacrificio de Cristo fue solo una vez para siempre, es suficiente para salvarnos y no necesitamos mantener nuestra salvación por nuestros esfuerzos o por nuestra participación en la Cena del Señor. No hay medios de gracia que nos aseguren vuestra salvación o infundan dentro nuestro la gracia necesaria que nos capacite para mantener nuestra salvación por nuestras obras. Todo lo contrario, somos hechos justos delante de Dios por la fe.
“y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,” (Romanos