¿Cuál es la ideología más peligrosa del mundo?
Joxan dijo:
Podéis leer más cifras en el National Geographic -España- de Enero. Y sacar vuestras conclusiones.
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Joxan, ¿éste es un resumen del artículo al que te refieres?
El genocidio y la ciencia forense
por: Lewis M. Simons
Fuente: National Geographic
Entre los huesos había objetos de la vida diaria dispersos.
Más de 50 millones de personas fueron masacradas sistemáticamente en los últimos 100 años, el siglo de los asesinatos en masa. De 1915 a 1923 los turcos otomanos aniquilaron alrededor de 1.5 millones de armenios. A mediados del siglo, los nazis exterminaron a seis millones de judíos, tres millones de prisioneros de guerra soviéticos, dos millones de polacos y otros 400 mil ‘‘indeseables’’. Mao Zedong acabó con 30 millones de chinos y el gobierno soviético asesinó a 20 millones de sus compatriotas. De 1975 a 1979, la organización comunista Jemeres Rojos mató a 1.7 millones de sus connacionales camboyanos. En la década de 1980 y principios de los 90, el Partido Baath de Saddam Hussein asesinó a 100 mil kurdos. En Rwanda, las milicias hutus masacraron a 800 mil miembros de la minoría tutsi durante el decenio de 1990. Actualmente, el genocidio azota la región de Darfur en Sudán.
Tan sólo en cifras, éstas y otras matanzas hacen del siglo XX el periodo más sangriento en la historia de la humanidad. En 1944, Raphael Lemkin, un erudito polaco judío que perdió a la mayor parte de su familia en el Holocausto nazi, acuñó el término ‘‘genocidio’’, del griego genos: linaje, tribu o familia, y del latín cide: matar. Cuatro años más tarde, después de los juicios de Nuremberg, la Organización de las Naciones Unidas reconoció el crimen de genocidio como la destrucción deliberada de un grupo racial, religioso o étnico. Hoy día, la mayoría de las sociedades añade a esa definición los asesinatos políticos en masa.
Paul Rubenstein también perdió a gran parte de su familia en el Holocausto. ‘‘Después la gente dijo ‘nunca más’ —comenta mientras pasamos por una base militar estadounidense cerca de Bagdad—. Ahora contribuyo al desarrollo científico para continuar el estudio de este tipo de situaciones —hace una pausa—. Es difícil imaginar que estoy en la vanguardia de la ciencia de los asesinatos y de los entierros masivos. Se supone que eso no debería pasar hoy día’’.
Rubenstein es antropólogo y subdirector de los laboratorios forenses en Camp Slayer (Campo Masacre), cerca de Bagdad. Durante dos años, Rubenstein y un pequeño equipo de científicos han exhumado restos de las fosas comunes. Mediante técnicas forenses —como relacionar los huesos, los restos de ropa, las tarjetas de identificación, la joyería y las fotografías con nombres registrados en sentencias de muerte del gobierno—, están sacando a la luz los secretos de las fosas mortuorias para determinar quiénes eran las víctimas, de dónde venían, quién las mató y cómo, cuándo y por qué. Según funcionarios estadounidenses, desde 2004, cientos de esqueletos han sido exhumados y entregados al equipo forense.
Aunque esa cantidad resulta pequeña en comparación con el número total de iraquíes asesinados, este esfuerzo constituye sin duda una impresionante aplicación de la ciencia con el objetivo de establecer casos legales incuestionables.
Encuentra el artículo completo en la edición de enero de National Geographic en Español.