Re: Cristianos Vegetarianos
¿No exige Dios sacrificio de animales? (Postulado Católico Reverendo Andrew Linzey)
No. Las Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento) y Cristianas (Nuevo Testamento) se oponen al asesinato de animales, desde el comienzo hasta el fin. En las Escrituras Hebreas, Dios es amor —desde el apacible Jardín del Edén hasta las visiones del fin de los tiempos de los profetas, donde incluso el león yacerá con el cordero. En las Escrituras Cristianas, todo el ministerio de Jesús está en contra del sacrificio de animales, desde su primera actividad (el bautismo) hasta la última (la crucifixión). Curiosamente, la pregunta acerca del sacrificio de animales está en medio de la pregunta sobre el vegetarianismo de Jesús, ya que el sacrificio de animales era seguido por el consumo de sus cadáveres.
Las Escrituras Hebreas:
No existe el sacrificio de animales en el mundo ideal de Dios, como está representado en el Jardín del Edén y en la montaña sagrada de Dios pronosticada por los profetas (Isaías 11). De hecho, el Jardín es enteramente vegetariano (Génesis 1:29), y Dios nunca exigió la matanza de animales (Jeremías 7:22).
Miqueas, Amós, Isaías, Jeremías, y Oseas condenan el sacrificio de animales. Oseas y Jeremías afirman explícitamente que los seres humanos crearon el sacrificio de animales como una excusa para consumir carne: “Si me ofrecen sacrificios, es sólo por el interés de comerse la carne. Pero Yahvé no los acepta y, en adelante, va a tener presente su falta, va a castigar sus pecados y los va a mandar nuevamente a Egipto”. (Oseas 8:13).
Las Escrituras Hebreas se han usado a través del tiempo para justificar muchas atrocidades, desde la esclavitud, la quema de brujas, la Inquisición, hasta el abuso conyugal e infantil. Galileo fue sentenciado por el Papa a ser torturado hasta que se retractara de la herejía acerca de que la Tierra gira alrededor del Sol, lo cual es contradicho por el Génesis. Según el Levítico, las brujas debían ser quemadas, y los adúlteros, los niños desobedientes, y las personas que infringen el Sabat debían ser apedreados hasta la muerte. Los leprosos e incapacitados eran sucios y no debían entrar en el templo. En el libro de Números (16) un pobre hombre fue apedreado hasta la muerte por reunir madera en el Sabat. Es asesinado por Moisés y los Israelitas como Dios manda. A Lot se le considera honrado, incluso después de ofrecer sus hijas vírgenes a los hombres que se encuentran fuera de la entrada en la historia de Génesis (19).
El punto aquí no es que Dios sea violento y cruel. Dios es amor, como lo dejan en claro Sus palabras mediante los profetas. El Antiguo Testamento es más una historia que una explicación del propósito de Dios, con excepción del Jardín del Edén (el mundo ideal de Dios, por el que todos nosotros debemos esforzarnos) y las visiones Proféticas (donde Él nos dice que para conocerlo se debe ser justo, misericordioso, y humilde). El consumo de carne hace parte de la creación caída, como apedrear a alguien por adulterio y la conducta de “ojo por ojo”, ambas de los cuales son exigidas por Dios según una anticuada lectura de las Escrituras Hebreas, pero son denunciadas por los profetas y condenadas por Jesús como una interpretación equivocada.
Las Escrituras Cristianas:
Jesús se opone al sacrificio de animales desde la primera actividad de su ministerio (el bautismo) hasta la última (la crucifixión). Su vida está dedicada a predicar la compasión y la misericordia, y se opone explícitamente al culto del Templo, un culto de sacrificio de animales. Cuatro puntos son especialmente importantes:
Primero, en los tiempos de Jesús, el sacrificio de animales era considerado por muchos como el único método para el perdón de los pecados. Los Judíos vegetarianos radicales vieron la ley eterna de Dios, la ley del Jardín del Edén y los Profetas (por ejemplo, Oseas 2:18, Isaías 11:6-9), e instituyeron el bautismo para el perdón de los pecados. Así, en el curso de su ministerio, Jesús expresa varias veces, citando a los profetas, que sus seguidores deben comprender lo que Dios quiere decir cuando Él se expresa a través del profeta Oseas, “Yo quiero compasión, y no sacrificios”. (Mateo 9:13, 12:6-7). Dios habla aquí del sacrificio de animales.
El énfasis sobre el bautismo en el Evangelio y en Hechos de los Apóstoles no tiene el mismo impacto en nosotros de lo que tenía en la Palestina del siglo primero, pero la gente de los tiempos de Jesús entendía que el bautismo representaba un rechazo completo de la violencia y el derramamiento de sangre involucrados en el asesinato de animales para la absolución. Juan el Bautista prepara el camino de Jesús apareciendo en el desierto, “predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados”. Lucas explica que “la voluntad de Dios” es el bautismo para el perdón de los pecados, “en tanto que los Fariseos y los maestros de la ley, al no permitir que sean bautizados, ignoran la voluntad de Dios”. Este completo rechazo al sacrificio de animales (y a la dieta carnívora que lo acompaña) no puede ser ignorado.
Segundo, el sacrificio de animales se efectuaba en el Templo, siendo ésta la razón por la cual los Judíos vegetarianos de los tiempos de Jesús estaban en contra del Templo. Jesús habla constantemente de desocupar el templo y demolerlo. Jesús entra en el templo y lanza fuera de él a los cambiadores de dinero y a los comerciantes de animales. Él cita a Jeremías 7, lo que los Palestinos del siglo primero habrían recordado:
Jeremías 7 muestra a Dios diciendo que Él nunca pretendió el sacrificio de animales, y también lo muestra haciendo la relación directa entre el sacrificio de animales y el consumo de carne. Juan el Apóstol establece esto como el primer acontecimiento del ministerio de Jesús, y lo sitúa con anterioridad al Sabat (“Como la Pascua estaba cerca, Jesús fue a Jerusalén. Hasta el patio del Templo”). Entonces Jesús entra en el templo e impide que la gente sacrifique animales para la comida del Sabat. El punto crucial es que aquella gente únicamente estaba vendiendo animales, y sólo para el sacrificio. Después la gente comía la carne del animal sacrificado.
Tercero, los Judíos vegetarianos, como una característica importante de su fe, celebraban una Pascua vegetariana perfectamente ortodoxa. Juan ubica el primer milagro de la multiplicación en la época de Pascua, sin embargo los discípulos tan sólo preguntan a Jesús, “¿Dónde compraremos suficiente pan para alimentar a toda esta gente?”, incluso sin tener en cuenta el cordero, lo que seguramente habrían comido no sino hubieran sido unos vegetarianos opuestos al sacrificio de animales. La última cena fue una comida de Pascua, y fue también, según parece, una comida vegetariana. Según Juan, Jesús expulsó del templo a quienes sacrificaban animales para la Pascua, en un rotundo rechazo a la idea de que en la Pascua se requiere la muerte de un cordero.
Cuarto, y último, la muerte de Jesús en la cruz es, para los Cristianos, el sacrificio final, y los seguidores de Jesús continúan celebrando Su memoria con comida vegetariana, pan y vino.
Conclusión:
El sacrificio de animales nunca fue parte del plan de Dios, como se puede constatar claramente en Génesis 1. El sacrificio de animales era condenado por Dios por medio de los profetas y por medio de Jesús a lo largo de toda su vida. La oposición de Jesús con respecto a la matanza de animales es una fuerte evidencia de su dieta vegetariana.