La Biblia nunca menciona el hábito de fumar. No contiene ningún ejemplo de una persona que cultive, seque o fume tabaco, ni da ningún mandato que regule el uso de la planta del tabaco. Por lo tanto, no hay ningún versículo que diga: «No fumarás tabaco»; ni hay ningún pasaje que describa esta práctica, ni positiva ni negativamente. Lo máximo que podemos hacer es inferir principios de las Escrituras que puedan aplicarse al hábito de fumar.Re: Cristianos que Fuman ???? Verdaderos o Falsos ???
¡¡¡Calma, calmaaaa!!!
Yo he dicho que después de haber juzgado a unos ceyentes como malos o tibios por fumar, recaí poco después en este vicio tontamente durante unos meses después de haber estado 16 años sin probar el tabaco, y gracias a Dios lo he podido dejar ahora otra vez.
Cuando fumé esos meses lo hice bajo una fuerte presión de estres y bajo conflictos muy duros como la muerte de un hermano de manera súbita en accidente. Reconozco que en el fondo estaba tan mal que fui un poco "benevolente" conmigo mismo. Le dije a mi mujer lo que pasaba, pero nunca fumé en casa (tengo hijos pequeños), ni en ningún sitio público, pues me daba verguenza y sentía que podría ser de escándalo si alguien me veía.
¿Fariseísmo? No lo se. Últimanente he empezado a pensar que debemos ser como un fuerte árbol: Lo que no se ve: las raíces, firmemente ancladas en tierra, en lo profundo. Lo que se ve, lo público: El tronco, flexible ya que demasiado rígido el viento lo rompe tarde o temprano. Quiero decir que debemos tener en esta época mala las cposas muy claras y arraigados en la Palabra, y saber ser sabios y flexibles a la hora de tratar con los demás, con compasión de (nuestras y) sus debilidades.
Cosas así -haber recaído por un periodo de tiempo- me enseñan a ser más tolerante con las faltas de los demás.
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Un principio bíblico es que no debemos dejarnos dominar por nada. «Todo me es lícito, pero no todo me conviene. Todo me es lícito, pero no me dejaré dominar por nada» (1 Corintios 6:12). Fumar es adictivo, debido en gran parte a la presencia de nicotina, una sustancia química natural presente en la planta del tabaco. ¿Acaso quienes son adictos a la nicotina están siendo dominados por ella? Si es así, entonces es pecado.
Otro principio que puede aplicarse al fumar tabaco es que, en última instancia, nuestros cuerpos no nos pertenecen: «¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes, el cual recibieron de Dios? No se pertenecen a sí mismos; fueron comprados por precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo» (1 Corintios 6:19-20). Según grupos de salud como la Asociación Americana del Pulmón, fumar es una práctica poco saludable, siendo “una de las principales causas de cáncer de pulmón y EPOC. También causa enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares y una serie de otros tipos de cáncer y enfermedades” (“Efectos del tabaquismo en la salud”, citando al Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., “Las consecuencias del tabaquismo para la salud: 50 años de progreso: un informe del Director General de Salud Pública”, 2014). ¿Los fumadores dañan su cuerpo a sabiendas? Si es así, es pecado.
Un tercer principio bíblico es que todo lo que hacemos debe hacerse “para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). ¿Puede un fumador encender un cigarro para la gloria de Dios? Si no, es pecado.
El teologo y predicador Escoses Charles Spurgeon, quien era bastante abierto sobre su afición por los puros, defendió públicamente su hábito de fumar. Spurgeon creía firmemente que “fumar tabaco no es en sí mismo un pecado. Puede llegar a serlo, como cualquier otra acción indiferente, pero como tal no es pecado… No reconoceré haber pecado cuando no sea consciente de ello” (de la carta de Spurgeon a The Daily Telegraph, citada por Pike, G., The Life and Work of Charles Haddon Spurgeon, 5 vols., 1991, 5:138–40).
Spurgeon insistía en que su consumo de tabaco era un asunto menor. Aludiendo a 1 Corintios 10:31, dijo: “Tengo la conciencia tranquila ante Dios… Ningún cristiano debe hacer nada con lo que no pueda glorificar a Dios; y esto puede hacerse, según las Escrituras, al comer, beber y en las acciones cotidianas de la vida” (ibid.).
En 1874, Spurgeon abordó desde el púlpito el tema del tabaquismo. La semana siguiente, una revista cristiana publicó las palabras de Spurgeon:
Si alguien puede mostrarme en la Biblia el mandamiento "No fumarás", estoy dispuesto a cumplirlo; pero aún no lo he encontrado. He encontrado diez mandamientos, y es todo lo que puedo hacer para cumplirlos; y no tengo intención de convertirlos en once o doce.
Hay otros hombres piadosos que fuman o han fumado. ¿Es merecida su crítica? ¿O tienen razón al afirmar que fumar es un asunto de conciencia? ¿Es fumar uno de los "asuntos controvertidos" de Romanos 14:1?
En cuanto al hábito de fumar, el creyente en Cristo debe sopesar los beneficios y los riesgos, considerar las advertencias sanitarias, tener presente su testimonio personal y, sobre todo, buscar a Cristo. Entonces podrá tomar una decisión informada y con oración. Si un fumador está convencido de que el hábito es pecaminoso, entonces es hora de dejar de fumar y, con la ayuda de Dios, superarlo. Los hermanos y hermanas en Cristo que no fuman deben ayudar a sobrellevar la carga (Gálatas 6:2), evitando juzgar a los demás y buscando la gracia.
Saludos.