Desde que Dios creó repentinamente las arenas o las fue formando a lo largo del tiempo, siempre lucieron como arenas; pero en apenas minutos su aspecto cambia por la acción de los fuertes vientos.
Fácilmente podemos decir que Dios creó todas las cosas en una acción súbita o con un procedimiento largamente diferido en el tiempo, ¿pero cómo podríamos aventurar que Él no lo hizo de determinada manera?
Si se propuso hacer las arenas de los inmensos desiertos grano a grano ¿quién podría disuadirlo?
Que yo no crea que lo hizo así, es una cosa; que asegure que no lo hizo así es otra muy distinta.
Procesos dinámicos que llevan prolongados períodos de tiempo o creaciones instantáneas por la sola palabra de Dios no son métodos opuestos o contradictorios sino complementarios en Aquel que hace todas las cosas conforme a su voluntad, sin recabar antes la opinión de ningún forista quisquilloso.
Las placas tectónicas “todavía” no han desarrollado suficientemente su sentido estético como para presentarnos hermosos paisajes de contrastes entre valles y montañas.
Si esperamos algunos miles de millones de años más quizás la misma naturaleza perfeccione a tal grado su sentido artístico, que las puestas de sol serán más bellas, las flores más bonitas y fragantes, y hasta los pajaritos y pececillos tendrán diseños y coloridos diferentes a los que conocemos.
¡Ah, y no olvidarnos del humor que gasta el gran artista en muchas de sus criaturas!