Éxodo 21:22-23 declara: "Si algunos hombres luchan entre sí y golpean a una mujer encinta, y ella aborta, sin haber otro daño, ciertamente el culpable será multado según lo que el esposo de la mujer demande de él; y pagará según lo que los jueces decidan. Pero si hubiera algún otro daño, entonces pondrás como castigo, vida por vida".
En el original hebreo, literalmente dice, "si hiere a una mujer embarazada y sus hijos salen de ella, pero no hay daño, indefectiblemente se le impondrá la multa que le exija el marido de la mujer, y pagará lo que decidan los jueces". Es decir, la lesión que causa un parto prematuro, pero sin pérdida de vida, simplemente exige una multa monetaria para compensar cualquier costo e inconveniencia para la pareja. Sin embargo, si el golpe que recibe la mujer embarazada causa sea la muerte de ella o de la criatura, declara el verso 23, "entonces pondrás como pena vida por vida".
En suma: incluso la muerte no intencional de un bebé por nacer, según la ley de DIOS, requiere la pena capital, la misma que se aplica en el caso de asesinato intencional. Así de severo es el pecado del aborto!!!
Juan Calvino, en su comentario sobre este pasaje, lo elabora de una manera ingeniosa:
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Este pasaje a primera vista es ambiguo, ya que si la palabra muerte solo se aplica a la mujer embarazada, no habría sido un delito capital poner un fin al feto, lo que sería un gran absurdo; porque el feto, aunque está encerrado en el útero de su madre, ya es un ser humano y es casi un crimen monstruoso robarle la vida que aún no ha comenzado a disfrutar.
Si parece más horrible matar a un hombre en su propia casa que en un campo, porque la casa de un hombre es su lugar de refugio más seguro, seguramente debería considerarse más atroz destruir un feto en el útero antes de que salga a luz.
Por estos motivos, llego a la conclusión, sin dudarlo, de que las palabras "si la muerte sigue" deben aplicarse tanto al feto como a la madre. Además, de ninguna manera sería razonable que un padre venda por una suma fija la vida de su hijo o hija. Por lo tanto, esto, en mi opinión, es el significado de la ley, que sería un delito punible con la muerte, no solo cuando la madre murió por los efectos del aborto, sino también si el bebé llega a ser asesinado, ya sea por aborto o poco después de su nacimiento.
Pero, como no podía dejar de ser que el parto prematuro debilitaría tanto a la madre como a su prole, se permite al marido exigir ante los jueces un pago en dinero, a su discreción, en compensación de su pérdida; porque aunque el mandamiento de Dios es solamente que el dinero se pague ante los jueces, Él los nombra así para fijar la cantidad como árbitros, si el marido llegara a ser demasiado exorbitante.
Percibimos claramente, por la repetición de la lex talionis, que debe observarse una proporción justa y que la cantidad de castigo debe regularse por igual, ya sea en un diente, en un ojo o en la vida misma, de modo que la indemnización debe corresponder al daño causado.
En resumen, con el fin de prevenir toda violencia, se debe pagar una compensación proporcional a la lesión. Pero aunque Dios ordena que se imponga castigo a los culpables, aún así, si un hombre resulta herido, no debe buscar venganza; porque Dios no se contradice a Sí mismo, quien a menudo exhorta a sus hijos no solo a soportar las heridas con paciencia, sino incluso a vencer el mal con el bien.
El asesino debe ser castigado, o el que ha mutilado a un miembro de su hermano; pero, por lo tanto, no es lícito, si ha sufrido violencia injustamente, caer en la ira o el odio, para convertir el mal en mal. Dado que este error era común entre los judíos, nuestro Señor lo refuta y enseña que el castigo, que se otorga públicamente al malhechor, no está subordinado a la pasión privada de cada hombre, por lo que el ofendido debe apresurarse a tomar represalias (Mateo 5:38.). De hecho, estas palabras no están dirigidas a ellos para inflamar o excitar el deseo de venganza, sino que toda violencia está restringida por el miedo al castigo.
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¡¡Excelente!!
He aquí la verdadera justicia divina: no como la "justicia del hombre", que sentencia a muerte al bebé inocente, y deja con vida al violador y asesino, así, perpetuando el mal sobre la nación.
Éxodo 21:22-23 declara: "Si algunos hombres luchan entre sí y golpean a una mujer encinta, y ella aborta, sin haber otro daño, ciertamente el culpable será multado según lo que el esposo de la mujer...
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