ESTER:
Completamente de acuerdo, por eso no niego la existencia de Dios, porque no tengo la certeza de que no existe. Esperemos a que yo también pueda estar en esa posición y, una vez estando ahí, diré que Dios existe. O que no existe, en caso de que tal posición no llegue. Por el momento no puedo tener certeza. El bebé como ya le había dicho, puede sentir a su madre, escuchar su respiración, sentir sus latidos e incluso oír su voz. Algo que no se puede hacer con Dios. De él no hay evidencias ni siquiera en este sentido.
El ministro tiene plena confianza en mi técnica psicoterapéutica y sabe que yo, en mi consultorio, no toco siquiera la idea de Dios, ni me meto con la fe de mis pacientes. Muchos de sus fieles han venido a mí buscando ayuda psicológica y han salido adelante sin perder su fe. Como le digo: ser atea no es ser antiteista y mi objetivo en la vida dista mucho de convertir personas. Curiosamente he ayudado a muchas personas en el consultorio a renovar su fe. Es un proceso que me deja muy satisfecha.
En realidad el ministro me envió a esta paciente porque Jesús, en sus sueños, le estaba indicando cosas que distaban mucho de las enseñanzas cristianas (y que no puedo ventilar aquí por respetar el contrato de secreto terapéutico.) Ese sueño, desde el punto de vista del ministro y de la paciente, no podía ser en absoluto de inspiración divina.
La psicoterapia no es un campo para convencer a otros de mi forma de percibir el mundo, de hecho el paciente poco sabe de su terapeuta. Yo no trabajo con mis argumentos y mis reglas, sino con las de mis pacientes. Respeto su manera de pensar y los ayudo desde su manera de ver el mundo, no la mía.
Desde luego que no. No necesariamente, pero los sueños en ocasiones pueden ser el desahogo de problemas mentales que hacen sufrir a las personas.
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Para mi paciente existe, no necesito más.
Gracias,
K.[/FONT][/COLOR][/FONT][/FONT][/COLOR]