Re: Cómo Elena Whiterecibió las visiones
Sigamos, psicoelénicos, con el tema:
Representaciones simbólicas
Dos párrafos consecutivos de un testimonio personal dirigido a un obrero destacado de los primeros años, demuestran cómo las experiencias de la vida fueron algunas veces representadas simbólicamente:
“Me fueron presentadas muchas otras escenas concernientes a su caso.
Usted me fue presentado una vez mientras trataba de empujar un carro largo por una elevada pendiente; pero este carro, en lugar de subir la colina, continuaba descendiendo. Este carro representa el negocio de los alimentos como una empresa comercial, la cual no ha sido llevada adelante en la forma que Dios recomienda.
“En otra oportunidad usted me fue representado como un general montado en un caballo, llevando un estandarte. Vino uno y tomó de su mano el estandarte, que tenía estas palabras: ‘Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús,’ y fue pisoteado en el polvo. Lo vi a usted rodeado de hombres que lo identificaban con el mundo” (Carta 239, 1903).
A veces, los sucesos del pasado, el presente y el futuro gran abiertos delante de ella en forma panorámica. Entonces le parecía que presenciaba, en rápida sucesión, los eventos de la historia. He aquí una cita que nos muestra un poco cómo era iluminada su mente:
“Al revelarme el Espíritu de Dios las grandes verdades de su Palabra, y las escenas del pasado y del porvenir, se me mandó que diese a conocer a otros lo que se me había mostrado, y que trazase un bosquejo de la historia de la lucha en las edades pasadas, y especialmente que la presentara de tal modo que derramase luz sobre la lucha futura que se va acercando con tanta rapidez.” (CS, 13, 14, Intr.)
El Testimonio del Profeta
Hay dos aspectos en la experiencia del profeta: la visión en sí, y el testimonio o comunicación de lo que le ha sido revelado. El profeta debe entregar su mensaje en el lenguaje más claro y preciso que pueda.
El profeta puede tener las palabras adecuadas para hacerlo satisfactoriamente, o darse cuenta de que debe estudiar diligentemente para adquirir los vocablos que hagan que su mensaje sea preciso e impresionante. El mismo mensaje, en diferentes ocasiones, podrá presentarlo en diferentes términos. Mientras escribía El Deseado de todas las gentes, su autora declaró:
“Tiemblo de temor, no sea que empequeñezca el gran plan de salvación con las palabras comunes” (EGWMR, 59). El mensaje puede también sufrir deterioro por la imperfección del lenguaje humano: “La Biblia… fue escrita por manos humanas, y la diversidad de estilo de sus diferentes libros muestra la individualidad de cada uno de sus escritores. Las verdades reveladas son todas inspiradas por Dios; (1 Tim. 3: 16) y con todo están expresadas en palabras humanas. Es que el Ser supremo e infinito iluminó con su Espíritu la inteligencia y el corazón de sus siervos. Les daba sueños y visiones, y les mostraba símbolos y figuras; y aquellos a quienes la verdad fue así revelada, revestían el pensamiento divino con palabras humanas…
“Escritos en épocas diferentes y por hombres que diferían notablemente en posición social y económica, y en facultades intelectuales y espirituales, los libros de la Biblia presentan contrastes en su estilo, como también diversidad en la naturaleza de los asuntos que desarrollan. Sus diversos escritores se valen de expresiones diferentes; a menudo la misma verdad está presentada por uno de ellos de modo más notable que por otro…
“Presentada por diversas personalidades, la verdad aparece en sus variados aspectos. Un escritor percibe con más fuerza cierta parte del asunto; comprende los puntos que armonizan con su experiencia o con sus facultades de percepción y apreciación; otro nota más bien otro aspecto del mismo asunto; y cada cual, bajo la dirección del Espíritu Santo, presenta lo que ha quedado impreso con más fuerza en su propia mente. De ahí que encontremos en cada uno un aspecto diferente de la verdad, pero perfecta armonía entre todos ellos. Y las verdades así reveladas se unen en perfecto conjunto, adecuado para satisfacer las necesidades de los hombres en todas las circunstancias de la vida.” (CS, 8-9, Intr.)Aunque el profeta emplea sus propios medios de expresión, de todas maneras, el Espíritu Santo sigue actuando. Este es un punto vital:
“Aunque dependo del Espíritu del Señor tanto para escribir mis visiones como para recibirlas, sin embargo las palabras que empleo para describir lo que he visto son mías, a menos que sean las que me habló un ángel, las que siempre incluyo entre comillas” (1MS, 42).
Y recalca:
“Mediante la inspiración de su Espíritu, el Señor dio la verdad a sus apóstoles, para que la expresaran de acuerdo con su mentalidad mediante el Espíritu Santo. Pero la mente no está sujeta, como si hubiera sido forzada dentro de cierto molde” (1MS, 25).
El profeta, pues, recibe el mensaje por medio de visiones mientras está totalmente bajo la influencia del Espíritu de Dios; e imparte su testimonio bajo la dirección del Espíritu de Dios, pero no hasta el punto de ser un robot o de estar sometido a un molde fijo, sino que comunica el mensaje en la mejor manera, de acuerdo con su estilo y preparación; en esta forma influye de manera particular sobre los que tienen una formación semejante a la suya.
A veces las mismas palabras que usará son impresas en su mente por el Espíritu
: “Estoy tratando de conseguir las mismas palabras y expresiones que fueron usadas en relación con este asunto, y como mi pluma vacila un momento, las palabras apropiadas vienen a mi mente” (EGWW, 22).En otra declaración dice:
“Cuando escribo algo importante, él [el Espíritu Santo] está junto a mí ayudándome…, y cuando busco una palabra apropiada para expresar mi pensamiento, él la trae clara y distintamente a mi memoria” (Carta 127, 1902).
Continuará, aunque le salga una úlcera a más de uno.