Re: BASURA “REMANENTE” PARA INDOCUMENTADOS
Despreciable monigote: Ya sabes que conozco muchos versículos sobre eso. Como siempre, es un placer repetírtelos:Respondo: Pero de un versículo en específico que señale que nuestro Señor regresó en el año 70 d. C. ¡Nada!
La noción de que las palabras de Jesús y los apóstoles en cuanto a la parusía haya que desvincularlas del contexto histórico y del medio literario propio de la sociedad en la que se produjeron no puede sino llevar a continuos y amargos desengaños. La venida de la divinidad en las nubes significa protección para su pueblo y castigo para sus adversarios, como en el éxodo y en tantos otros episodios de la historia de Israel. Ninguna de tales venidas supuso el fin del mundo, aunque la del éxodo sí supuso un nuevo orden, con un Estado teocrático, nuevas leyes, etc. La parusía había de significar no el fin del cosmos (kosmos en griego), sino el fin del "siglo" (aion en griego), o sea, el fin de la era en la que vivían. ¿Cuándo acabó la era en la que vivían? Mateo 24 y los pasajes paralelos de los sinópticos son clarísimos:
"Jesús salió del Templo y, cuando ya se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del Templo. Respondiendo él, les dijo: -- ¿Veis todo esto? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada. Estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: -- Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?" (Mat. 24:1-3).
Jesús no corrigió ningún supuesto "error" de sus discípulos en su pregunta, como si "el fin del siglo" y su parusía fueran diferentes. El "sermón escatológico" de Jesús no tiene nada que ver con ningún "fin del cosmos" en ocasión de una parusía (concepto desconocido para los apóstoles), sino de la destrucción de Jerusalén en relación con esa parusía en juicio contra los judíos incrédulos. El lamento de la desgracia que iba a caer sobre Jerusalén es bastante frecuente hacia el final del ministerio de Jesús (lee, por ejemplo, el final de Mateo 23), y alcanza su culmen en Mateo 24 y paralelos. Que Jesús no contempló ni insinuó en ningún momento una parusía posterior a una prolongadísima "era cristiana" es manifiesto en muchas de sus afirmaciones. De hecho, afirma lo contrario, sin excepciones:
"A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones diciendo: "Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis […]. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. De cierto os digo que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre" (Mat. 10:5-23). Los doce murieron hace tiempo.
"De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustarán la muerte hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su Reino" (Mat. 16:28). Algunos de los que oyeron esta promesa morirían antes de la parusía; otros no.
"De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste! Vuestra casa os es dejada desierta, pues os digo que desde ahora no volveréis a verme hasta que digáis: "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!""" (Mat. 23:36-39). ¿Te das cuenta de lo que implica este texto, leído así, sin desgajar sus versículos? A cualquier adventista lo pone frenético. No solo identifica explícitamente la parusía con la destrucción de la ciudad que mataba a los profetas, sino que señala que eso iba a ocurrir en aquella generación.
"De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca" (Mat. 24:34). Algunos de los que oyeron a Jesús seguirían vivos en el momento de la parusía.
"para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el Templo; sí, os digo que será demandada de esta generación" (Luc. 11:50, 51). Más de lo mismo.
A los sacerdotes que decretaron su muerte, fallecidos ya hace tiempo, Jesús les anunció:
"[O]s digo que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo" (Mat. 26:64).
Y Juan de Patmos confirma la inminencia del cumplimiento de esa predicción:
"He aquí que viene con las nubes: Todo ojo lo verá, y los que lo traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él. Sí, amén" (Apoc. 1:7).
Todos estos pasajes, y otros que podrían citarse, COINCIDEN en un mensaje común: aunque la parusía no era inminente (en el sentido de que estuviese a días, semanas o meses de distancia), tampoco era remotamente lejana. Al contrario: parte de los contemporáneos de Jesús, tanto amigos como enemigos, la contemplarían.
A los adventistas no les gustan estos versículos, y hacen muchísima gimnasia mental para intentar deshacerse de ellos. Así, Mat. 16:28 dicen que se refiere a la transfiguración, aunque no consta la muerte de ningún apóstol antes de esa supuesta "venida". Por otra parte, Mat. 26:64 y Apocalipsis 1:7 pretenden "arreglarlos" postulando una resurrección "especial" para que aquellos sacerdotes "vean" una parusía que, supuestamente, aún está en nuestro futuro. Naturalmente, juegos malabares tan necios no hacen sino confirmar la insolvencia bíblica del adventismo y las serias carencias mentales de los que pretenden sustentar un sistema tan corrupto.
¿Me desdigo, monigote, por no darte el visto bueno a los cuentecitos judaicos que nos querías vender?Respondo: Bien pero te desdices y contradices con tus reflexiones inoperantes.
¿De dónde te sacas, payaso, que los preteristas odiemos la ley de Dios?Es consabido que los preteristas odian la ley de Dios y el juicio de Dios