Re: ATAVIO DE LA MUJER CRISTIANA
QUE BARBARO no sabe la diferencia entre TENTACION Y CONCUPICENCIA???????????? es basico.
Si para Ud. tentacion es sinonimo de concupicencia es de la rama icarita.
Santiago 1:13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;
1:14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
1:15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
1:16 Amados hermanos míos, no erréis.
El diablo tienta a cada uno conociendo su punto debil, no pierde el tiempo con sus fortalezas, ya le dije en lo sexual yo no puedo ser tentada, es perdida de tiempo conmigo, pero no ocurre lo mismo con otros.
Me dare a la tarea de diferenciarle TENTACION DE CONCUPICENCIA:
Concupiscencia, tentación y pecado
Como el título dice, este tema es sobre la tentación y cómo puede afectar -si logra su cometido- nuestra relación con Dios. No vamos a cubrir todo lo concerniente a la este tema, ya que requeriría más. Más bien, nos vamos a concentrar en el bien conocido pasaje de Santiago 1:14-15, documentando lo que ahí dice con cuatro ejemplos de la Palabra.
1. El tentador
Puesto que hablamos de tentación, sería bueno primero introducir al que principalmente está involucrado en ello, el cuál por esta razón se le llama “el tentador”. Así que vamos a Mateo 4:3 que dice:
Mateo 4:3
“Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.”
Lo que está registrado en el pasaje anterior, pertenece a las tentaciones que Jesús padeció en el desierto. El que lo tentaba era el diablo, que por ésta razón se le llama “el tentador”, éste título también se usa para él en 1 de Tesalonicenses 3:5 que dice:
1 Tesalonicenses 3:5
“Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano.”
La tarea del tentador es tentar, intentar, para esa manera hacer caer al tentado. Como es evidente con lo anterior, el que hace eso es el diablo.
2. Santiago 1:14-15
Habiendo introducido al tentador, vamos a continuar con el pasaje central de nuestro artículo que es Santiago 1:14-15 que dice:
Santiago 1:14-15
“Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”
En cuanto a la palabra “concupiscencia”, es el plural del sustantivo en griego “epithumia” que viene 38 veces en el Nuevo Testamento y se traduce (Versión Inglés - KJV) 32 veces como “lujuria”, 3 veces como “concupiscencia” y 3 veces como “deseo”. Aparte de las 3 veces que se traduce como “deseo”, en todos los otros casos se usa con el significado de deseos de la carne, deseos del viejo hombre, deseos pecaminosos, por lo cual, un deseo que es contrario a Su voluntad. Es evidente en Romanos 8:5-8 que los deseos de la carne no son para nada agradables a Dios. Ahí leemos:
Romanos 8:5-8
“Porque los que son de la carne [vieja naturaleza] piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu [nueva naturaleza]. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.”
La mente carnal, que es enemistad contra Dios, por supuesto que incluye los deseos de la vieja naturaleza. De tales deseos es lo que habla Santiago 1:14-15. No se refiere a los deseos del nuevo hombre, porque esos deseos son agradables a Dios y no llevan a tentación.
En cuanto a la frase “pero cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”, no significa que la tentación nace solo como resultado de los deseos de la vieja naturaleza ni tampoco significa que cada vez que alguien es tentado, necesariamente será atraído a pecar. Tal opinión del pasaje anterior no puede ser correcta es evidente mediante el hecho que Jesucristo “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). ¿Fue Jesucristo tentado porque fue atraído por los deseos de la carne? Si fuera atraído hubiera pecado. Pero ni fue atraído, ni pecó, aunque fue tentado EN TODO. Por lo cual lo que Santiago 1:14-15 nos dice no es tanto cómo nace una tentación, sino el cómo obtiene su propósito (pecado). La tentación es siempre (implícita o explícita) una obra del tentador, el diablo, y obtendrá su propósito (pecado), si somos atraídos y seducidos por los deseos del viejo hombre, para ir tras de ellos, llevarlos a cabo, y pecar.
Para entender mejor lo anterior vamos a ver algunos ejemplos de la Biblia. A continuación, examinaremos esos cuatro ejemplos, empezando de 1 de Timoteo 6:9.
2.1. 1 Timoteo 6:9
Ahí dice:
1 Timoteo 6:9
“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”
Vimos que la tentación logra su objetivo (pecado), cuando uno es atraído y seducido por los deseos de la vieja naturaleza. Como se puede ver, uno de esos deseos es también el deseo de ser rico, que de acuerdo al pasaje anterior, lleva a la tentación, a otros deseos dañosos, a la destrucción. Por lo cual podemos concluir, que el deseo de ser rico NO es la voluntad de Dios, sino el deseo de la CARNE[1].
Esto por supuesto no significa que Dios no quiere que acumulemos tesoros. Sin embargo, Él quiere que no los acumulemos en la tierra sino en el CIELO. Como Jesucristo dijo:
Mateo 6:19-21, 25-25
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen,(A) y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Es imposible servir a Dios y a las riquezas. Escogerás ya sea servir a las riquezas, caso en el que te preguntarás después de algún tiempo, qué le sucedió a la Palabra que alguna vez sonó muy dulce en tu corazón (Mateo 13:22), o escogerás servir a Dios en cuyo caso tendrás tus necesidades cubiertas abundantemente (Filipenses 4:19, Mateo 6:25-34) y un gran tesoro eterno esperándote en el cielo.
2.2. Eva y la serpiente
Otro ejemplo donde vemos al diablo trabajando en engaño y seducción para así hacer que aquel que es tentado haga cosas contrarias a la voluntad de Dios, es en Génesis 3. En Génesis 2 Dios había ordenado al hombre “De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:16-17). Por lo cual, Adán y Eva sabían que no era lo voluntad de Dios comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Pero Génesis 3:1-5 nos dice:
Génesis 3:1-5
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
La tentación es siempre una obra del diablo, “el tentador”, y aquí lo vemos trabajando su profesión muy bien. Así que, primero reta cuestionando lo que Dios había dicho. Luego viendo la reacción de la mujer, pasa a un completo desacuerdo con la Palabra de Dios, prometiéndole que si comían, se convertirían en dioses, conociendo el bien y el mal. Pero, obviamente, la estaba engañando. Como 2 de Corintios 11:3 dice:
continua...
¿Entonces en qué sentido debe interpretarse la tentación en Jesús, si no tenía concupiscencia?
Vamos a la Escritura:
1Co 10:13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soporta
Los ataques al Señor por parte del diablo fueron sobrehumanos, en el terreno espiritual. Hacerlo desistir de su camino a la cruz fue uno de ellos, para lo cual utilizó a Pedro y la vanagloria de este mundo. Nada que ver con las obras de la carne...estas son tentaciones humanas, comunes a la concupiscencia del hombre de la tierra, que un redimido puede aguantar porque Cristo le ha dado capacidad para soportarlas.
Joh 14:30 No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.
Ningún poder, ningún dominio posee el Tentador sobre el Cristo de las Escrituras. Pero era necesario que estos ataques se llevaran a cabo...para el perfeccionamiento del Señor en su función Sacerdotal, como está escrito:
Heb 2:17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
Heb 2:18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
Heb 7:26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;
Heb 5:14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
QUE BARBARO no sabe la diferencia entre TENTACION Y CONCUPICENCIA???????????? es basico.
Si para Ud. tentacion es sinonimo de concupicencia es de la rama icarita.
Santiago 1:13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;
1:14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
1:15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
1:16 Amados hermanos míos, no erréis.
El diablo tienta a cada uno conociendo su punto debil, no pierde el tiempo con sus fortalezas, ya le dije en lo sexual yo no puedo ser tentada, es perdida de tiempo conmigo, pero no ocurre lo mismo con otros.
Me dare a la tarea de diferenciarle TENTACION DE CONCUPICENCIA:
Concupiscencia, tentación y pecado
Como el título dice, este tema es sobre la tentación y cómo puede afectar -si logra su cometido- nuestra relación con Dios. No vamos a cubrir todo lo concerniente a la este tema, ya que requeriría más. Más bien, nos vamos a concentrar en el bien conocido pasaje de Santiago 1:14-15, documentando lo que ahí dice con cuatro ejemplos de la Palabra.
1. El tentador
Puesto que hablamos de tentación, sería bueno primero introducir al que principalmente está involucrado en ello, el cuál por esta razón se le llama “el tentador”. Así que vamos a Mateo 4:3 que dice:
Mateo 4:3
“Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.”
Lo que está registrado en el pasaje anterior, pertenece a las tentaciones que Jesús padeció en el desierto. El que lo tentaba era el diablo, que por ésta razón se le llama “el tentador”, éste título también se usa para él en 1 de Tesalonicenses 3:5 que dice:
1 Tesalonicenses 3:5
“Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano.”
La tarea del tentador es tentar, intentar, para esa manera hacer caer al tentado. Como es evidente con lo anterior, el que hace eso es el diablo.
2. Santiago 1:14-15
Habiendo introducido al tentador, vamos a continuar con el pasaje central de nuestro artículo que es Santiago 1:14-15 que dice:
Santiago 1:14-15
“Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”
En cuanto a la palabra “concupiscencia”, es el plural del sustantivo en griego “epithumia” que viene 38 veces en el Nuevo Testamento y se traduce (Versión Inglés - KJV) 32 veces como “lujuria”, 3 veces como “concupiscencia” y 3 veces como “deseo”. Aparte de las 3 veces que se traduce como “deseo”, en todos los otros casos se usa con el significado de deseos de la carne, deseos del viejo hombre, deseos pecaminosos, por lo cual, un deseo que es contrario a Su voluntad. Es evidente en Romanos 8:5-8 que los deseos de la carne no son para nada agradables a Dios. Ahí leemos:
Romanos 8:5-8
“Porque los que son de la carne [vieja naturaleza] piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu [nueva naturaleza]. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.”
La mente carnal, que es enemistad contra Dios, por supuesto que incluye los deseos de la vieja naturaleza. De tales deseos es lo que habla Santiago 1:14-15. No se refiere a los deseos del nuevo hombre, porque esos deseos son agradables a Dios y no llevan a tentación.
En cuanto a la frase “pero cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”, no significa que la tentación nace solo como resultado de los deseos de la vieja naturaleza ni tampoco significa que cada vez que alguien es tentado, necesariamente será atraído a pecar. Tal opinión del pasaje anterior no puede ser correcta es evidente mediante el hecho que Jesucristo “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). ¿Fue Jesucristo tentado porque fue atraído por los deseos de la carne? Si fuera atraído hubiera pecado. Pero ni fue atraído, ni pecó, aunque fue tentado EN TODO. Por lo cual lo que Santiago 1:14-15 nos dice no es tanto cómo nace una tentación, sino el cómo obtiene su propósito (pecado). La tentación es siempre (implícita o explícita) una obra del tentador, el diablo, y obtendrá su propósito (pecado), si somos atraídos y seducidos por los deseos del viejo hombre, para ir tras de ellos, llevarlos a cabo, y pecar.
Para entender mejor lo anterior vamos a ver algunos ejemplos de la Biblia. A continuación, examinaremos esos cuatro ejemplos, empezando de 1 de Timoteo 6:9.
2.1. 1 Timoteo 6:9
Ahí dice:
1 Timoteo 6:9
“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”
Vimos que la tentación logra su objetivo (pecado), cuando uno es atraído y seducido por los deseos de la vieja naturaleza. Como se puede ver, uno de esos deseos es también el deseo de ser rico, que de acuerdo al pasaje anterior, lleva a la tentación, a otros deseos dañosos, a la destrucción. Por lo cual podemos concluir, que el deseo de ser rico NO es la voluntad de Dios, sino el deseo de la CARNE[1].
Esto por supuesto no significa que Dios no quiere que acumulemos tesoros. Sin embargo, Él quiere que no los acumulemos en la tierra sino en el CIELO. Como Jesucristo dijo:
Mateo 6:19-21, 25-25
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen,(A) y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Es imposible servir a Dios y a las riquezas. Escogerás ya sea servir a las riquezas, caso en el que te preguntarás después de algún tiempo, qué le sucedió a la Palabra que alguna vez sonó muy dulce en tu corazón (Mateo 13:22), o escogerás servir a Dios en cuyo caso tendrás tus necesidades cubiertas abundantemente (Filipenses 4:19, Mateo 6:25-34) y un gran tesoro eterno esperándote en el cielo.
2.2. Eva y la serpiente
Otro ejemplo donde vemos al diablo trabajando en engaño y seducción para así hacer que aquel que es tentado haga cosas contrarias a la voluntad de Dios, es en Génesis 3. En Génesis 2 Dios había ordenado al hombre “De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:16-17). Por lo cual, Adán y Eva sabían que no era lo voluntad de Dios comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Pero Génesis 3:1-5 nos dice:
Génesis 3:1-5
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
La tentación es siempre una obra del diablo, “el tentador”, y aquí lo vemos trabajando su profesión muy bien. Así que, primero reta cuestionando lo que Dios había dicho. Luego viendo la reacción de la mujer, pasa a un completo desacuerdo con la Palabra de Dios, prometiéndole que si comían, se convertirían en dioses, conociendo el bien y el mal. Pero, obviamente, la estaba engañando. Como 2 de Corintios 11:3 dice:
continua...