Arzobispo Terrorista protegido por la ICAR

Originalmente enviado por: Luis Fernando
Ermitaño, ¿te suena de algo el proceso de Nuremberg?
¿sabes lo que dijo uno de los principales jeraracas nazis respecto a la actitud de la Iglesia Católica?

Deberías buscar el dato

Lo que dijese un jerarca nazi durante el juicio citado no es relevante. Tanto si fuera en pro como en contra, puesto que no dejaría de ser una visión personal.
Lo importante son los hechos históricos y no las opiniones privadas.
Pero lo que resulta inapropiado es responder: "¿sabes lo que dijo uno de los principales jeraracas nazis respecto a la actitud de la Iglesia Católica?" para añadir que ermitaño lo busque
:confused:
Vaya manera de argumentar. Dejar una cuestión "colgada" a fin de que se suponga lo que el sin argumentos desea que se suponga. Y puestos a suponer, supongo que continua el recreo del parvulario.
 
Originalmente enviado por: Luis Fernando
¡¡¡¡¡CRUCIFÍCALE, CRUCIFÍCALE!!!!


La historia se repite. El mismo espíritu, las mismas palabras.

Hay que ver la desfachatez. ¿Crucificar a quien? Nos remites a un historiador, ermitaño va a él y transcribe una de las afirmaciones hechas por TU HISTORIADOR. Te muestro una evidente contradicción histórica entre lo que afirma este manipulador de la historia con la realidad histórica. La de ROMA CIUDAD ABIERTA. Y como respuesta la que está aquí. No, amigo mio, aquí no se pretende crucificar a nadie solo poner en evidencia una flagrante contradicción.
¿Que es lo que pretendia Hitler? Una Europa unida bajo su ferrea mano. Un Imperio que duraria mil años.
¿Y que es lo que pretendia Pacelli? La resurrección del Antiguo Imperio Germano-Romano y él ser la figura de Gregocio VII luciendo las Insignas Imperiales. El ensayo general de estas pretensiones los realizó en España con su Nacional Catolicismo.
Perdió, junto a Hitler y Missolini y consiguió que Roma se salvara, lo que no se salvó fué su propia faz. :D
 
Lo que dijese un jerarca nazi durante el juicio citado no es relevante. Tanto si fuera en pro como en contra, puesto que no dejaría de ser una visión personal.
Lo importante son los hechos históricos y no las opiniones privadas.
Pero lo que resulta inapropiado es responder: "¿sabes lo que dijo uno de los principales jeraracas nazis respecto a la actitud de la Iglesia Católica?" para añadir que ermitaño lo busque

Vaya manera de argumentar. Dejar una cuestión "colgada" a fin de que se suponga lo que el sin argumentos desea que se suponga. Y puestos a suponer, supongo que continua el recreo del parvulario.


Supongo que LF es un camino que no quiere seguir, Tobi, porque está lleno de minas y afecta de modo definitivo a su columna y baluarte de la verdad. Si Pío XII calló por su "afinidad" con los paganos de Adolfo, tiene dos opciones reconocer que el nazismo es algo "bueno" y acorde con las enseñanzas de la Iglesia, o por lo menos no contrario a su magisterio quedando despojada Roma de cualquier cristianismo posible (y cumpliéndose el sueño de George Maurras: un catolicismo sin un Cristo "judío"), o asumir que la infabilidad no es un atributo humano, que Pastor Angelicus hay uno solo.
Por otra parte, si calló por miedo, la columna[I/], no tiene lo que hay que tener para ser depositaria de la verdad.
Pablo VI, intentó superar esta dolorosa brecha iniciando los procesos de beatificación, simultáneamente de Juan XXIII y Pío XII, enviando una clara señal de que los dos modelos representados por Roncalli y Pacelli eran equivalentes: el modelo papista ultramontano de Pacelli y la Iglesia conciliar que se pretendió en el CVII. Pero no es posible esta solución de compromiso: es evidente que estos modelos son contrapuestos y es necesario definirse. El catolicismo se encuentra en una encrucijada, a mi modesto entender, vital en la que es necesaria adoptar una posición clara: o Evangelio o Roma ¿Cuál de ellos se sacrificará? Dios dirá. Espero ver algún día una "Roma sin Papa" como en la novela de Guido Morselli. En ella, el Papa, se traslada a un anodino edificio de oficinas... Espero que a ninguno le dé un síncope por imaginarse tal cosa :D


Paz, Tobi.


Para LF: He descubierto más cosas de Pinchas Lapide. Escribió un libro que se podría titular en español "Los últimos tres papas", verdaderamente elogioso para esta institución. Existe un "pero". El sr. Lapide era diplomático y buscaba de Juan XXIII el reconocimiento del Estado de Israel. En 1967, un poco de apoyo, bien valía una misa (o dos ) para Tel Aviv. :D
 
Tobi:
Lo que dijese un jerarca nazi durante el juicio citado no es relevante. Tanto si fuera en pro como en contra, puesto que no dejaría de ser una visión personal.


Luis:
Ah, ¿y da igual que ese jerarca fuera el mayor de todos los jerarcas nazis juzgados allá? ¿no es un dato histórico el que dijera que tenían los estantes llenos de quejas del Vaticano?

Ya, ya sé. Era un perverso romanista del que no hay que fiarse

Tampoco hay que fiarse del hecho de que desde el gran Rabino de Londres, pasando por Golda Maier a todos los rabinos de Italia glosaran la figura de Pío XII en agradecimiento a lo que hizo para salvar a centenares de miles de judíos. Nada, todos eran unos asquerosos romanistas poco dignos de confianza.

Y bueno, my "vbf", como le llama ermitaño, es otro tipo peligrosísimo por decir que Pío XII fue el Jefe de Estado que más judíos salvó del Holocausto.
Pero no sólo eso. Tuvo la desfachatez de responder algo inaudito cuando, esta misma semana, le hicieron la siguiente pregunta sobre Juan XXIII:

¿Qué opina del film "El evangelio según San Mateo" de Passolini? La película está dedicada a la memoria de Juan XXIII, ¿cuál es su parecer sobre este papa?

Y su respuesta fue:
La película de Pasolini está bien aunque, a mi juicio, se pase de naturalista. Juan XXIII era un conservador –bastante además– con corazón pastoral. Lamentablemente, se le ha tomado como excusa y pretexto para predicar lo contrario que él. Si llega a leer lo que el presidente de la Asoc. de teólogos Juan XXIII dice seguro que vuelve a morirse.

Y bueno, cuando en la revista Época se publique (si es que no se ha publicado ya) un artículo suyo sobre Isabel la Católica, alguno va a llorar de rabia, :cool:
 
Originalmente enviado por: Luis Fernando
Tobi:
Lo que dijese un jerarca nazi durante el juicio citado no es relevante. Tanto si fuera en pro como en contra, puesto que no dejaría de ser una visión personal.


Luis:
Ah, ¿y da igual que ese jerarca fuera el mayor de todos los jerarcas nazis juzgados allá? ¿no es un dato histórico el que dijera que tenían los estantes llenos de quejas del Vaticano?

Ya, ya sé. Era un perverso romanista del que no hay que fiarse
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Tobi.
Solo que falta saber de que se quejaba el Vaticano. Se podia quejar de multitud de cosas y ninguna que fuese con respecto al tema en discusión.
Lo que sorprende es que muchos de los jefes nazis que huyeron a la America latina lo hicieran con pasaportes expedidos por el Vaticano. ¿Tambien constaba eso en los estantes del no dicho jerarca nazi?
Ambiguedades mo, amigo mio.
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Tampoco hay que fiarse del hecho de que desde el gran Rabino de Londres, pasando por Golda Maier a todos los rabinos de Italia glosaran la figura de Pío XII en agradecimiento a lo que hizo para salvar a centenares de miles de judíos. Nada, todos eran unos asquerosos romanistas poco dignos de confianza.
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Tobi.
¿Centenares de miles? Estos junto a los que fueron deportados desde Italia, ¿cuantos suman? A la hora de darnos cifras L. F. siempre ha sido mas que generoso. Pero, hay más. Puede que haya algo de cierto en eso, pero eso no quita que Pacelli fué un buen amigo de Hitler y que la iglesia en Alemania no levantó la voz con el nazismo como lo hiciero Karl Barth y D Bonhoeffer, el primero solo fué expulsado de territorio aleman en cuanto que de nacionalidad suiza, el segundo lo pagó con su vida.
Tambien Franco salvó a muchos judios, especiualmente los que tenian la suerte de pasar la frontera de la Francia ocupada. Casualmente y por simple curiosidad tuve la oportunidad de hacer un somero seguimiento de los lugares por donde pasaban la frontera con Francia y por el Pirineo catalan, donde eran recogidos y donde desde allí eran llevados. Pero eso no quita que Franco era partidario de Hitler y su nacional socialismo.
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Y bueno, my "vbf", como le llama ermitaño, es otro tipo peligrosísimo por decir que Pío XII fue el Jefe de Estado que más judíos salvó del Holocausto.
Pero no sólo eso. Tuvo la desfachatez de responder algo inaudito cuando, esta misma semana, le hicieron la siguiente pregunta sobre Juan XXIII:

¿Qué opina del film "El evangelio según San Mateo" de Passolini? La película está dedicada a la memoria de Juan XXIII, ¿cuál es su parecer sobre este papa?

Y su respuesta fue:
La película de Pasolini está bien aunque, a mi juicio, se pase de naturalista. Juan XXIII era un conservador –bastante además– con corazón pastoral. Lamentablemente, se le ha tomado como excusa y pretexto para predicar lo contrario que él. Si llega a leer lo que el presidente de la Asoc. de teólogos Juan XXIII dice seguro que vuelve a morirse.
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Tobi.
Bien, de estas palabras se deduce que el Sr, Pasolini es mas que infalible. Es alguien que tiene linea directa con alguien que murió hace un montón de años. Sabe lo que piensa. Claro que tambien los hay que piensan todo lo contrario, diciendo: "Si Juan XXIII viese el golpe de timon que dio Paulo VI y el del J.P.II se moriria de asco".
Por el nombre que escogió el Cardenal Roncalli (Juan XXIII) ya en aquel entonces intuí que algo gordo se preparaba y no me decepcionó. Quiso volver al Concilio de Constanza y en aquel Concilio ocurrió un hecho que justifica plenamente lo que defienden la Asoc. de Teologos Juan XXIII. ¿Sabes a que me refiero?
Si fuese cierto lo que afirmas de Pasolini, cosa que dudo junto al bautismo del Credo niceno-const., le respondería que se dedique al cine que es lo suyo y que no se meta en berengenales de los que no tiene la mas remota idea.
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Y bueno, cuando en la revista Época se publique (si es que no se ha publicado ya) un artículo suyo sobre Isabel la Católica, alguno va a llorar de rabia, :cool:
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Tobi.
En eso, resulta que el visionario ya no es Pasolini. ¿Que alguien va a llorar de rabía? ¿Por qué? ¿Por qué elevan a la tal señora reina de Castilla a los altares? ¿O por que le niegan tal cosa? ¿Crees que alguien ha llorado de rabia por la "elevación" de Escribá de Balaguer? Lo único que ha producido es carcajadas y lo mismo ocurrirá con la Isabelita segundona. Carcajadas ante un evidente ridículo vaticanista.

 
Fe de erratas.
Donde dije Pasolini, debi decir: vbf.
 
Tobi, My vbf es César Vidal (sí, el de siempre) y desde luego creo que tiene muchísima más idea que tú de todas estas cosas.

Tobi:
Si fuese cierto lo que afirmas de Pasolini, cosa que dudo junto al bautismo del Credo niceno-const


Léelo tú mismo:

http://www.libertaddigital.com/php3...&num_edi_on=773&cpn=8631&tipo=2&seccion=POR_D

Es la segunda pregunta


Respecto a su artículo sobre Isabel la Católica, estoy esperando a que salga en Época para copiarlo en el foro. Cuando lo leí se me puso una sonrisa de oreja a oreja que todavía me dura, :cool:
 



Ok, Pillo, ahora sólo te falta poner la dirección de la foto donde te dije:


1º) Clikea IMG

2º) Copiar la dirección en la casilla. Voy a intentarlo





153_22.gif



3º) Cuando te salga la casilla de IMG has de poner la dirección detrás de de http://


Paz y bien.
 
[QUOTEJuan XXIII era un conservador –bastante además– con corazón pastoral. Lamentablemente, se le ha tomado como excusa y pretexto para predicar lo contrario que él.Si llega a leer lo que el presidente de la Asoc. de teólogos Juan XXIII dice seguro que vuelve a morirse. [/QUOTE]


Veamos:

1) Nos informa C. Vidal que Monseñor Roncalli era conservador pero con el matiz de poseer un corazón, y, especifica el insigne contertulio mañanero, pastoral. Buena descripción ¿insinúa acaso que los conservadores no tienen, habitualmente, corazón y mucho menos pastoral? Da entender aquí, CV, en un brillante alarde historiográfico que el CVII se debe atribuir a un "corazón pastoral". Te ha salido el tiro por la culata, LF.

2) No sólo CV es un gran historiador, además es clarividente y conoce tan íntimamente a Roncalli que sabe su opinión sobre Miret Magdalena, venerable anciano y bestia negra para algunos.

3) Yo no sé por qué debería tener en cuenta a C. V. ¿por ser profesor de la UNED? ¿por ser evangélico? ¿por salir en la tele? Quisiera ver algún trabajo serio histórico, no apreciaciones subjetivas.


¿Centenares de miles? Estos junto a los que fueron deportados desde Italia, ¿cuantos suman? A la hora de darnos cifras L. F. siempre ha sido mas que generoso


Eso está sacado del libro de Pinchas Lapide, Tobi. 860.000, según él, pero hay un problema: no explica cómo . Volvemos otra vez al terreno de la subjetividad. Me temo que Vidal Manzanares se limita a repetir lo que lo dijeron los exculpadores de Pío XII. Se olvidan de citar a Saul Friedländer, por ejemplo.
Al parecer la figura del abogado del diablo ha desparecido de los procesos de canonización, ahora se la cosa crítica se reduce a incorporar informes no favorables en el proceso. Parece que el Peter Gumpel, el jesuíta encargado del proceso de canonización de Pacelli no ha hecho tal cosa.


Ah, ¿y da igual que ese jerarca fuera el mayor de todos los jerarcas nazis juzgados allá? ¿no es un dato histórico el que dijera que tenían los estantes llenos de quejas del Vaticano?

Esas quejas, LF, se reducen a infracciones del Concordato: no son críticas sobre la "política" general de Alemania. El mayor punto de fricción eran las organizaciones juveniles católicas que los nazis querían integrar en las Hitlerjugend. Lo triste del asunto es que si la IC hubiese hecho un oposición frontal al régimen en 1.933, quizás la historia hubiese sido diferente.
 
A esta, tu aportación ermitaño le añadiré algunas consideraciones:
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3) Yo no sé por qué debería tener en cuenta a C. V. ¿por ser profesor de la UNED? ¿por ser evangélico? ¿por salir en la tele? Quisiera ver algún trabajo serio histórico, no apreciaciones subjetivas".
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Lo primero que deseo añadir es que para quien piensa por cuenta propia y analiza las cuestiones buscando con rigor los hechos históricos, no puede en ninguna manera aceptar lo que pretende Luis Fernando. Eso: "Cesar Vidal locuta causa finita.

En segundo lugar aun falta un detalle. El de no fiarme de lo que dice y afirma Luis Fernando mediante copias de sus fuentes históricas. No me fió porque en demasiadas ocasiones nos muestra un texto fuera de su contexto procurando falazmente dar a entender lo contrario que defiende el original citado.

Lo curioso es que nada dice de los famosos pasaportes expedidos por el Vaticano a fin de permitir la huida de los que cometieron las mayores barbaridades en la Europa en siglo XX.

En tu último párrafo dices:
Esas quejas, LF, se reducen a infracciones del Concordato: no son críticas sobre la "política" general de Alemania. El mayor punto de fricción eran las organizaciones juveniles católicas que los nazis querían integrar en las Hitlerjugend. Lo triste del asunto es que si la IC hubiese hecho un oposición frontal al régimen en 1.933, quizás la historia hubiese sido diferente.
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¿Deseaba, realmente el Vaticano que la história fuese diferente?
No lo creo. El papa jugaba su carta con las juventudes católicas. Eran y debian ser su cuña en la Europa del Nuevo Orden. Estas y las organizaciones hitlerianas debian ser paralelas pero caminando a un mismo objetivo. El acatamiento total de la humanidad hacia las dos jerarquizaciones humanas. La política y la religiosa. Pero, Pacelli sabía que la politica no tendría continuidad por aquello que se llama "los Mulos Históricos" Los dictadores no tienen continuidad y cuando el poder de Hitler desapareciese a causa de su muerte, solo quedaría un poder. El de Pacelli.
En fin, soñó y los hechos le despertaron. Entonces solo le quedó una cosa que hacer a fin de mostrarse a si mismo y a sus seguidores que en él descansaba todo el poder y autoridad. Para ello definió un dogma de motu propio, sin Concilios, ni sínodos, ni nada. El Pontifex Máximus mostró al mundo que él era la Iglesia. Los demas beeeeeeee, (Perdon, Amen).
Bendiciones, ermitaño
 
El acatamiento total de la humanidad hacia las dos jerarquizaciones humanas. La política y la religiosa.


Estimado Tobi:

Leyendo lo que dicen los lefebrvistas, y creo que por extensión los tradicionalistas que permanecen en la ICR, en suma todos los que hablan de "El reinado social de Cristo", creo que tu apreciación es correcta: se trata de mantener la sociedad estamental, es decir, clérigos, soldados, nobles y villanos (básicamente). Todos subordinados al poder espiritual de la Iglesia. Es pues, una "actualización" (perdón por la ironía) de la sociedad de la Edad Media.

Me recuerdan, Tobi, al inolvidable Jorge de Burgos de la novela "El nombre de la rosa" de Umberto Eco, que veía en el II libro de la Poética de Aristóteles una amenaza para la sociedad vigente porque en ese libro se glosaban las virtudes de la risa. ¿Y quién respetará ya nada si todo es risible?, se preguntaba consternado el anciano monje.

El problema es: ¿Quién pone puertas al campo?

Paz y bien.
 
Originalmente enviado por: ermitaño



Estimado Tobi:

Leyendo lo que dicen los lefebrvistas, y creo que por extensión los tradicionalistas que permanecen en la ICR, en suma todos los que hablan de "El reinado social de Cristo", creo que tu apreciación es correcta: se trata de mantener la sociedad estamental, es decir, clérigos, soldados, nobles y villanos (básicamente). Todos subordinados al poder espiritual de la Iglesia. Es pues, una "actualización" (perdón por la ironía) de la sociedad de la Edad Media.

Me recuerdan, Tobi, al inolvidable Jorge de Burgos de la novela "El nombre de la rosa" de Umberto Eco, que veía en el II libro de la Poética de Aristóteles una amenaza para la sociedad vigente porque en ese libro se glosaban las virtudes de la risa. ¿Y quién respetará ya nada si todo es risible?, se preguntaba consternado el anciano monje.

El problema es: ¿Quién pone puertas al campo?

Paz y bien.




Excelente mensaje , ermitaño


Precisamente acabo de poner en otro epígrafe el siguiente texto bíblico:


Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo (Juan 18:36)


Una cosa es que los cristianos influyamos en la sociedad, y otra muy diferente pretender un "reinado social de Cristo", incompatible con las afirmaciones del Señor.


Quien dijo que la religión es el opio del pueblo, sabía muy bien lo que se decía............


Pero los hijos de la Luz no andamos en tinieblas, porque Cristo es el Camino y la Luz del mundo. :beso:
 
Una cosa es que los cristianos influyamos en la sociedad, y otra muy diferente pretender un "reinado social de Cristo", incompatible con las afirmaciones del Señor.


Estimada Maripaz:

¿Cómo pueden conjugar al Galileo, desnudo y crucificado, abandonado de (casi) todos, con reyes coronados, sedas, brocados, condecoraciones, pompa mundana en suma? Esto no acabo de entenderlo muy bien.



Pero Dios sabe más.



Paz y bien.
 
Reportaje al P. Pierre Blet, sobre el "silencio" de Pío XII

Confiado en la fuerza de la verdad, Pablo VI que, como sustituto de la Secretaría de Estado, había sido uno de los más estrechos colaboradores de Pío XII, decidió en 1964 la publicación de los documentos de la Santa Sede relativos a la segunda guerra mundial. Los archivos de la Secretaría de Estado conservan, de hecho, los dossiers gracias a los cuales es posible recorrer hora a hora las actividades del Papa y de la Santa Sede durante los años a examen. Están todos los discursos y mensajes del Papa; las cartas intercambiadas entre los nuncios y los signatarios civiles y eclesiásticos, muchas de las cuales se conservan también en forma de minutas con las correcciones a mano del mismo pontífice; las notas de la Secretaría de Estado; la correspondencia diplomática entre la Secretaría de Estado, los embajadores o ministros acreditados ante la Santa Sede, los representantes del Vaticano en el extranjero y los delegados apostólicos.

Todo este material fue recogido en 12 volúmenes y publicado en los años 1965-1982, con el título de Actes et Documents du Saint-Siège relatifs à la Seconde Guerre Mondiale. Cuatro padres jesuitas se encargaron de la publicación, de ordenar los documentos y escribir las introducciones a los diferentes volúmenes: Burkhart Schneider, Angelo Martini, Robert A. Graham y Pierre Blet. El contenido de la investigación entera es de unas doce mil páginas y es desconocida para la mayoría. Por este motivo, el padre Pierre Blet ha publicado un ágil volumen, Pie XII et la Seconde Guerre Mondiale d'aprés les archives du Vatican, para ofrecer al gran público una exposición documentada de la realidad histórica de aquel período.

El padre Blet obtuvo el doctorado en Letras por la Sorbona en 1958. Entró en la Compañía de Jesús en 1937, y fue llamado a Roma como profesor de Historia Moderna en la Facultad de Historia Eclesiástica de la Pontificia Universidad Gregoriana. Ha enseñado durante diecisiete años historia diplomática en la Pontificia Academia Eclesiástica. Es especialista en las relaciones entre la Iglesia y el Estado en el siglo XVII, profesor emérito de Historia Moderna en la Facultad de Historia Eclesiástica de la Pontificia Universidad Gregoriana.

La prensa no se ha percatado de él hasta que Juan Pablo II, en un viaje a Nigeria, lo mencionó como uno de los mayores expertos en los hechos de Pío XII. Durante una rueda de prensa organizada en el avión que llevaba al Santo Padre al continente africano, los periodistas le preguntaron qué pensaba de Pío XII, y Juan Pablo II respondió: “Era un gran Papa.” “Hay gente que ha acusado a Pío XII de haber callado ...”, insistieron los periodistas, y el pontífice replicó: “Ya se ha dado una respuesta satisfactoria, basta leer al padre Blet ...”


“Cuando en marzo de 1939 Pío XII se convirtió en papa -cuenta Blet-, el mundo estaba en paz. E indudablemente, a través de discursos solemnes, llamadas a los gobiernos, a los dirigentes políticos y la diplomacia secreta, él intentó como nadie en el mundo impedir la guerra y restablecer la paz.

“Pocos recuerdan que él propuso, en mayo de 1939, una conferencia entre Italia, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Polonia para impedir el conflicto. Las respuestas negativas de algunos gobiernos no desanimaron al Papa que, incluso al precipitarse la situación con el pacto germano-soviético, intentó intervenir. El 23 de agosto a las 19.00 horas, el papa habló por Radio Vaticana a los gobernantes del mundo insistiendo en que "Nada se pierde con la paz. Todo se pierde con la guerra". Sin embargo, pocos días después las tropas de la Wehrmacht cruzaron las fronteras polacas.

“Pío XII intentó entonces mantener a Italia fuera de la guerra. El 21 de diciembre se encontró con el rey Víctor Manuel y la reina Elena. Y no obstante, aunque no se contemplara en el protocolo, él mismo intercambió la visita, con la intención de convencer a los soberanos a permanecer fuera del conflicto. Cuando Joachim von Ribbentrop vino a Roma en 1940, Pío XII quiso recibirlo en audiencia para exponerle las razones de la paz. Concertó además una doble intervención, una carta suya y otra del presidente americano Franklin Delano Roosevelt al jefe del gobierno italiano para persuadirlo de que no entrara en la guerra. Pero todo fue en vano.



Algunos sostienen que Pío XII tenía simpatías filogermánicas...

“No es verdad. Por un documento del Foreign Office resulta que Pío XII estaba en contacto con los generales alemanes que querían derrocar a Hitler. Pío XII transmitió a Londres la propuesta de los generales alemanes que querían derrocar al dictador y pedían garantías para una paz honorable. Pero los ingleses no se fiaron y dejaron caer en saco roto la propuesta.

“Resulta, además, por un documento que he encontrado en el archivo de la embajada de Francia en Roma, que, en mayo de 1940, Pío XII hizo llegar secretamente a los embajadores de Francia e Inglaterra la fecha exacta en la que comenzaría la ofensiva alemana. Una información de importancia vital que Pío XII no tuvo dudas en comunicar.



Se echa en cara a Pío XII el no haber hecho una denuncia pública del nazismo.

“Pío XII consideró varias veces la posibilidad de hacer una denuncia pública del nazismo. Pero sabía también que ponía en riesgo la vida de muchas personas. Ya había ocurrido después de la publicación de la Mit brennender Sorge, y había tenido la oportunidad de ver que no había producido beneficio alguno, al contrario, la situación se había agravado. Pío XII sabía que una declaración pública "debe ser considerada y sopesada con seriedad y profundidad, en el interés de aquellos que más sufren".

“Incluso la Cruz Roja llegó a las mismas conclusiones: "Las protestas no sirven y, es más, podrían producir daño a las personas que se intenta ayudar."

“A este propósito, el americano Robert M. W Kempner, fiscal en el Tribunal de Nuremberg contra los crímenes de guerra, ha escrito: "Todos los argumentos y los escritos de propaganda utilizados por la Iglesia católica contra Hitler habrían conducido sólo a un suicidio. A la ejecución de los judíos se habría unido la de los sacerdotes católicos."

“De hecho, una posible declaración pública de Pío XII habría dado pie a presentar al Santo Padre como enemigo de Alemania. Pío XII, como pastor que era, no podía desentenderse de los católicos alemanes. Al mismo tiempo, el Papa no se hacía ilusiones sobre las intenciones del Tercer Reich. Mientras el Papa permanecía en silencio, la Secretaría de Estado, las delegaciones apostólicas y toda la Iglesia llevaban a cabo una extensa acción de ayuda a los judíos y a las víctimas de la guerra.



Una de las acusaciones contra Pío XII es la de no haber hecho lo suficiente por los fugitivos judíos

“Se trata de una calumnia. Los volúmenes 8, 9 y 10 de las Actes et Documents du Saint-Siége relatifs à la Seconde Guerre Mondiale están llenos de documentos en los que las comunidades judías, los rabinos de medio mundo y otros fugitivos agradecen a Pío XII y a la Iglesia católica las ayudas y todo lo hecho en su favor. Además, el padre Robert Leiber, secretario particular de Pío XII, me ha confirmado que el Papa Pacelli usó su fortuna personal para ayudar a los judíos perseguidos por los nazis.

“En Croacia, Hungría y Rumania, los nuncios papales bajo solicitud directa de Pío XII lograron suspender varias veces las deportaciones.

“En su mensaje navideño de 1942, Pío XII denunció todas las crueldades de la guerra, la violación del derecho internacional que permitió crímenes al límite del horror y evocó a "los centenares de personas que, sin ninguna culpa, sólo por su nacionalidad o su raza, son destinadas a la muerte". El 2 de junio de 1943, en su alocución consistorial, Pío XII volvió otra vez sobre el tema hablando de aquellos "que a causa de su nacionalidad o de su raza están destinados al exterminio, y advirtió que nadie puede seguir violando las leyes de Dios impunemente".

“Pío XII no se preocupó sólo de los judíos, extendió la acción caritativa de la Iglesia a todas las víctimas de la guerra, sin distinciones de nacionalidad, de raza, de religión o de partido. Pío XII procedió silenciosa y discretamente a riesgo de parecer pasivo e indiferente, pero llevó ayuda segura a las víctimas de la guerra.”



La encíclica jamás publicada, los archivos secretos y la correspondencia con Hitler

En junio de 1938, mientras en Alemania y en los países filonazis arreciaba el odio racial, el jesuita americano John LaFarge, de paso por Roma, fue llamado de improviso por Pío XI. El Papa tenía en mente preparar una encíclica contra el racismo. John LaFarge no lo sabía, pero Pío XI había leído con atención su Interracial Justice, un libro donde el joven jesuita había explicado que la división del género humano en “razas” no tiene fundamento científico alguno, ninguna base biológica, es sólo un mito que sirve para mantener los privilegios de las clases sociales más favorecidas.

Los historiadores que han reconstruido la historia sostienen que la audiencia tuvo lugar el 15 de junio y que Pío XI encargó a LaFarge la labor de trabajar para la encíclica Humani generis unitas (“La unidad del género humano”).

También este suceso, que confirma la determinación con la que la Santa Sede condenaba el racismo, se ha convertido en fuente de calumnias contra Pío XII, quien, según sus detractores, habría renunciado a la publicación de la encíclica.

“Esto es hipocresía por parte de quien ataca a Pío XII -afirma el padre Blet-. Es verdad que Pío XI había mandado preparar una encíclica que iba dirigida contra el racismo en general. No se hacía referencia explícita al antisemitismo. Pío XI pidió al padre jesuita John LaFarge, un especialista en la cuestión racial que entonces se encontraba en Roma, que preparara el borrador de la encíclica. LaFarge trabajó todo el verano y luego entregó el texto al general de la Compañía, que lo envió para su lectura a la Civiltá Cattolica. Yo he tenido oportunidad de leer el texto y es evidente que la encíclica no estaba a punto. Se trataba sólo de un primer borrador. Había varios argumentos interesantes pero no era ni mucho menos publicable. En un punto, LaFarge escribió que "Es justo rechazar el sentimiento antisemita, pero esto no significa que no se deba tener cuidado con los judíos". No puedo imaginar qué habría ocurrido si Pío XII hubiera autorizado la publicación de aquel texto.



El rabino David Rosen, presidente de la sección israelí de la Anti Defamation League, ha sugerido la cuestión del conocimiento previo de los campos de la muerte. Según Rosen, Pío XII conocía la existencia porque Gerhart Riegner, actual vicepresidente del World Jewish Congress, envió una carta a un nuncio en 1942 describiendo cuanto ocurría en los campos de exterminio. Pero en los doce volúmenes publicados después por la Santa Sede sólo se recoge una breve nota con la que Riegner acusa recibo de la respuesta del Vaticano, en la que se promete valorar cuanto él escribiera. Hemos preguntado al padre Blet cómo se desarrollaron exactamente los hechos.

“Circulaban muchas voces relativas a los campos de exterminio en aquella época. El mismo embajador polaco, refugiado en el Vaticano, sostenía que los nazis estaban masacrando a los judíos. Pero era muy difícil verificar la realidad de los hechos. En todo caso, Pío XII ya en el mensaje de Navidad de 1942 habla expresamente contra aquellos que "por razón de su nacionalidad o raza persiguen, condenan a muerte o a la esclavitud" y repitió esta denuncia en el discurso del 2 de junio de 1943. En aquel momento, nadie denunció los crímenes alemanes contra los judíos. Sólo en 1943, una declaración conjunta de los aliados denunció de un modo genérico los abusos de los alemanes, pero todavía no se hablaba ni de judíos ni de campos de concentración.”

En cuanto a la carta de que habla Rosen, el padre Blet precisa:

“Gerhart Riegner envió al cardenal Bernardini, nuncio en Berna, una memoria en la que habla de la situación de los judíos en Europa central y oriental, con una mención particular a los judíos eslovacos. En la memoria se pedía al Santo Padre que interviniera. Esta memoria fue transmitida al cardenal Maglione el 19 de marzo de 1942. Poco después, y como ya había ocurrido antes, el Santo Padre encargó al nuncio de Bratislava que interviniera a favor de los judíos eslovacos. Todo está escrito en el volumen VIII, página 466, de las Actes et Documents du Saint-Siége relatifs á la Seconde Guerre Mondiale. Es evidente que no hemos ocultado nada.



“Con motivo de este y otros sucesos, el rabino Leo Klenicki de la Anti Defamation League ha pedido la reapertura de los archivos vaticanos...

“La postura de desconfianza en relación con el trabajo ya desarrollado me parece absurda. Si no se cree en la honestidad de nuestra publicación, se podría dudar también del archivero que habría podido destruir cualquier documento.

“Entiendo que es muy sugerente hablar sobre quién sabe qué historias sobre la actuación de Pío XII, pero la realidad es muy diversa. Para escribir los doce volúmenes hemos trabajado con intensidad, siguiendo los mismos criterios utilizados para la publicación de los volúmenes relativos a los años cuarenta del Foreign Relations of the United States, es decir: no publicar documentos que tengan relación con personas todavía vivas o que obstaculizasen asuntos en curso.

“Además hay que considerar que, tratándose de un archivo no abierto al público, no existían inventarios sistemáticos orientados al estudio; los documentos no estaban clasificados, ni en orden estrictamente cronológico, ni en orden geográfico. Los de carácter político, con relación a la guerra, se encontraban junto a documentos de carácter religioso, canónico y también personal, encerrados en cajas bastante manejables pero quizá de un contenido distinto. Informaciones relativas a Gran Bretaña se podían encontrar con dossiers sobre Francia, si la información había sido enviada a través del nuncio en Francia, y, naturalmente, intervenciones a favor de prisioneros belgas en las cajas del nuncio en Berlín. Era necesario, por ello, examinar cada caja y recorrer todo el contenido para identificar los documentos relativos a la guerra. La investigación se hizo más simple gracias a una antigua regla de la Secretaría de Estado en vigor desde tiempos de Urbano VIII, la cual obligaba a los nuncios a tratar un único asunto por cada carta . Quedan todavía por hacer el inventario y la clasificación para que se pueda abrir a los investigadores.

“Querría además hacer una precisión. Se habla de archivo secreto del Vaticano, pero el término "secreto" tiene hoy un significado distinto del original de archivo "privado" de la Santa Sede. Por razones de conciencia, la Santa Sede tiene interés en que los investigadores puedan acceder a estos archivos para establecer la verdad histórica. Me parece difícil que puedan aparecer elementos que contradigan cuanto se ha mostrado ya ampliamente en los documentos publicados.



“En el mundo periodístico circulan sugestivas hipótesis, como la de un mensaje del Papa a Hitler.

“Conozco la fuente de estas noticias. Le Monde del 3 de diciembre pasado menciona como ausente en nuestra publicación la correspondencia entre Pío XII y Hitler. Como ya escribí en La Civiltá Cattolica, si no hemos publicado la correspondencia entre Pío XII y Hitler es porque sólo existe en la fantasía del periodista de Le Monde. Éste sostiene que hubo contactos de Pacelli, nuncio en Alemania, con Hitler, pero no tiene en cuenta las fechas. Hitler llegó al poder en 1933, monseñor Pacelli había vuelto a Roma en 1929, y Pío XI lo había hecho cardenal y secretario de Estado el 16 de enero de 1930. Además, si tal correspondencia hubiera existido, las cartas del Papa se hubieran conservado en los archivos alemanes y habría habido menciones en los archivos del Ministerio de Exteriores del Reich. Las cartas de Hitler habrían acabado en el Vaticano, pero habría mención en las instrucciones de los embajadores de Alemania encargados de entregarlas. Visto que no existe ninguna prueba de todo ello, se debe afirmar que la seriedad de nuestra publicación ha sido puesta en duda sin ninguna prueba.


“El rabino David Rosen sostiene que las declaraciones del episcopado francés, con relación a la responsabilidad de la Iglesia, son más explícitas que el documento Vaticano sobre la Shoah.

“En el documento de los obispos franceses se acusa a personas por haber rechazado las leyes de Vichy sobre los judíos, pero la responsabilidad del Holocausto es otra cosa.

“Es necesario estar atentos y no confundir el error con la culpa. Mientras el error se deplora, la culpa en el mundo de hoy asume inmediatamente el valor de condena. Hay que añadir también que en Francia ha habido innumerables casos de auténtica caridad y heroísmo por parte del clero y de las comunidades católicas al esconder y salvar a miles de judíos.

“ Por este motivo, el Estado de Israel ha honrado a muchos sacerdotes, religiosos y activistas católicos con el título de Justos entre las Naciones.


¿Qué valoración le merece el documento vaticano sobre la Shoah?

“Aunque no me toca a mi expresar tales juicios, creo que se trata de un documento muy claro en el que se distingue justamente entre antijudaísmo, que tiene diversas raíces en el mundo cristiano, y antisemitismo, condenado desde el principio por la Iglesia. Pocos conocen su existencia, pero existe una declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe en marzo de 1928, en la que ya se condena el antisemitismo. Después están las condenas de los obispos alemanes contra el racismo. Los obispos decidieron no dar los sacramentos a quien se adhiriera al partido nazi.

“Es cierto que muchos cristianos se han adherido al partido nazi y al antisemitismo pero, en ese caso, traicionaron su fe, como ocurrió con algunos judíos que colaboraron en el exterminio de sus hermanos, traicionando a su fe y a su pueblo.

“La Iglesia no se puede hacer responsable de uno que reniega de su bautismo, aunque lo deplore.”
 
“Justos entre las naciones”

El Parlamento judío, en 1953 creó el título de “Justos entre las Naciones”. Es el más alto reconocimiento otorgado a ciudadanos no judíos: con él se recuerda a aquellos que han salvado la vida a uno o más judíos destinados a los campos de exterminio. Son alrededor de quince mil las personas de todo el mundo que han obtenido este título. “Para los judíos, este reconocimiento equivale a vuestra causa de beatificación”, sostiene Emanuele Pacifici, presidente italiano de la asociación Amigos del Yad Vashem.


“Es el judío salvado del Holocausto quien instruye la causa, pidiendo al Yad Vashem que se reconozca entre los “justos” a aquel que arriesgó su vida por salvarlo. Se recoge los documentos, los testimonios y se procede al reconocimiento”.

Pacifici ha explicado que para ser reconocido entre los “justos” es necesario satisfacer al menos tres condiciones, a saber: “Haber salvado a los judíos de la persecución, haberlo hecho arriesgando la vida y no haber recibido nada a cambio”.



Lucien Lazare, excombatiente de la Resistencia francesa, ha escrito en el libro Le livre des Justes que, “de acuerdo a mis investigaciones históricas, resulta que fueron al menos tres las categorías profesionales más comprometidas en la protección y salvación de los judíos, en este orden: los miembros del clero, los diplomáticos, y los funcionarios de las localidades y de la policía”.



Presentamos a nuestros lectores algunos ejemplos de estos héroes, tomados del magnífico libro de Antonio Gaspari “Los judíos, Pío XII y la Leyenda Negra”.



“Emanuele Pacifici no ha tenido una vida fácil. De niño sufrió el horror del Holocausto. Su padre, Riccardo, rabino de Génova, y su madre, Wanda Abenaim, murieron en Auschwitz. Él se salvó, junto a su hermano Raffaele, gracias a las monjas del Instituto de Santa Marta de Settignano, cerca de Florencia. Enfermo de tuberculosis, pasó varios años en sanatorios. Tras su curación, encontró trabajo y formó una familia, pero el 8 de octubre de 1982 estuvo a punto otra vez de morir, herido de lleno por la bomba que explotó frente a la sinagoga de Roma. Sobrevivió y es, en la actualidad, el presidente italiano de la asociación Amigos del Yad Vashem.

“Los recuerdos más felices de Emanuele Pacifici están ligados a la figura de sor Cornelia Cordini, sor Ester Busnelli y don Gaetano Tantalo. Todos recordados en los Justos entre las Naciones.

“Cuenta Pacifici: “En 1943, cuando yo tenía doce años, mi padre fue capturado por los nazis. Entonces, junto a mi madre y a mi hermano Raffaele de seis años, buscamos refugio en Florencia. Fuimos ayudados por el cardenal de Génova, Pietro Boetto, y por el cardenal de Florencia, Elia della Costa, que nos proporcionaron una lista de conventos en los cuales podríamos escondernos. La búsqueda no fue fácil ya que los conventos contactados estaban todos llenos. Tras mucho peregrinar, y ya desesperados, fuimos acogidos por sor Ester Busnelli, que nos abrió la puerta del convento de las franciscanas misioneras de la Piazza del Carmine en Florencia. Pero en el convento sólo podían alojar a mujeres, por lo que mi hermano y yo fuimos trasladados al convento de Santa Marta en Settignano. Pocos días después, los nazis irrumpieron en el convento de sor Ester y se llevaron a mi madre junto a otras ochenta mujeres judías. Fueron deportadas a Auschwitz y ninguna de ellas volvió».



“Como paja en la tempestad -continúa Pacifici- y ya huérfanos sin saberlo, encontramos alojamiento, comprensión y afecto en el convento de Santa Marta. Recuerdo que todas las noches, antes de irnos a la cama, cada niño debía besar la cruz que las monjas llevaban sobre el pecho. Pero cuando me tocaba a mí, sor Cornelia, sin que nadie se diese cuenta, ponía dos dedos sobre el crucifijo de manera que besase sus dedos y no la cruz. Después me susurraba al oído:

"Ahora vete a la cama y reza tus oraciones bajo las mantas." Y esto fue así durante un año. Estoy tan agradecido a sor Comelia que siempre la he llamado mamá Cornelia".



“En 1939, durante las vacaciones -sigue contando Emanuele Pacifici- mis tíos y yo hicimos amistad con don Gaetano Tantalo, párroco de Tagliacozzo. Don Gaetano sabía leer y escribir muy bien hebreo. En 1943, mis tíos, perseguidos por los nazis, pidieron hospitalidad a don Gaetano, quien con la ayuda de su hermana encontró un refugio seguro a la numerosa familia de los Pacifici y a la de los Orvieto. Permanecieron encerrados durante nueve meses sin salir nunca. Don Gaetano proveía todas las necesidades. Al acercarse la Pesach (la fiesta judía de la Pascua), el tío Enrico se dio cuenta de que no sabía la fecha exacta. Don Gaetano hizo los cálculos y descubrió que el 14 de nisán (marzo-abril en el calendario hebreo) caía el 8 de abril de 1944. Además, les proporcionó harina para hacer pan ázimo y alguna sartén nueva para poder cocinar. Así, con los alemanes a dos pasos, el tío Enrico y su familia pudieron comenzar el Seder, la ceremonia de la Pascua judía. En la ceremonia participó también don Gaetano. Después de su muerte, los familiares encontraron entre sus cosas una pequeña caja que contenía un fragmento de pan ázimo con el que había celebrado la Pascua judía con mis tíos. Hace poco he sabido que la Iglesia católica ha comenzado el proceso de su beatificación”.



“Lia Levi, conocida escritora y durante muchos años directora de la revista judía Shalom, tenía doce años cuando comenzaron en Roma las represalias nazis.

Los padres, a través de la directora de la escuela judía, entraron en contacto con las monjas de San José, que tenían un convento en Casaletto, una zona que estaba entonces en plena campiña. Cuenta Lia que: “La disponibilidad de las religiosas fue inmediata. Se ofrecieron a darnos asilo, en cualquier momento”. Tres hermanas Levi llegaron al convento de Casaletto. Por poco, porque el 16 de octubre de 1943 fue la fecha de la gran redada del gueto y un millar de judíos romanos fueron enviados a los campos de concentración. Después de la redada, aumentó el número de chicas judías refugiadas entre los muros del convento. «Éramos treinta en una habitación -recuerda Lia- y había otras chicas. Luego, cuando la situación empeoró, llegó también mi madre y la alojaron en una pensión aparte”. Lia Levi ha recordado aquella experiencia en el libro Una bambina e basta. En el convento, las chicas judías se sentían protegidas y respetadas. Las monjas vigilaban. Las religiosas repartieron a las muchachas judías documentos falsos de alumnas que estaban en el sur de Italia. “He guardado hacia las monjas una gran gratitud -confiesa Lia-. Durante muchos años hemos ido a visitarlas”.



El riesgo era mayor por la cercanía al comando nazi

“Fue el pontífice Pío XII quien nos ordenó abrir las puertas a todos los perseguidos. Si no hubiera sido por la orden del Papa, habría sido imposible salvar a tanta gente”. Quien habla es sor Ferdinanda que, el 17 de marzo de 1998, recibía de la embajada israelí en Roma la medalla de Justo entre las Naciones por haber contribuido a salvar a muchos judíos durante la ocupación nazi de Roma. Sor Ferdinanda ha recibido la medalla en representación del Instituto de las Hermanas de San José de Chambéry, pero insiste en las intenciones de Pío XII y muestra, como confirmación de sus palabras, una carta del secretario de Estado, cardenal Luigi Maglione, enviada a la reverenda madre superiora el 17 de enero de 1944, en plena ocupación nazi. En la carta, el secretario de Estado escribía: “Su Santidad, paternalmente agradecida, implora sobre estos amados hijos las inefables recompensas de la divina misericordia, de manera que, reducidos los días de dolor, les conceda el Señor un sereno, tranquilo y próspero futuro. Entretanto, en signo de particular benevolencia, Su Santidad, admirado por la obra de misericordia que estas amadas Hermanas de San José de Chambéry ejercitan con comprensión cristiana, les envía a ellas y a los queridos refugiados la bendición apostólica”. Cuenta sor Ferdinanda que “todo comenzó en septiembre de 1943 cuando, con muchas dificultades, llegaron a la portería muchos señores y señoras, muchos niños y jovencitas. Eran judíos que, perseguidos y rastreados, buscaban refugio en nuestro instituto. Pío XII había pedido a todas las comunidades religiosas que abrieran sus puertas a estos hermanos perseguidos. Nuestras superioras, confiando en la Divina Providencia, con valentía y amor evangélico, acogieron a los que se presentaban. Así, poco a poco y como mejor se podía, fueron muchos los hermanos alojados y, según su número, las habitaciones, las clases, se transformaban en dormitorios y salas de estar. Recuerdo, entre otras, a Lia Levi, a la señora Ravenna, mujer de un rabino, con dos nietos, la señora Calderoni, la señora Pugliese y tantas otras de quien no se sabía el nombre porque, además de a los judíos, la casa se abrió a algunas familias de militares en peligro”.



“Para evitar sospechas -cuenta sor Ferdinanda-, a los niños judíos en edad escolar se les hizo pasar por alumnos regulares. La directora les proporcionó documentos de algunos coetáneos que frecuentaban el instituto antes del estallido de la guerra. Así, las clases se desarrollaron de manera regular. Pero no podíamos estar tranquilas, estábamos siempre en peligro, porque en la cercana Villa Coen, hoy sede del Colegio Mexicano, estaba el mando de las SS. Nuestro instituto estaba en el número 260 de la Via del Casaletto, y el de Villa Coen era el 314. Nuestro jardín limita con el de Villa Coen. Hay que decir, además, que los alemanes pasaban continuamente por las cercanías de nuestro instituto, y con frecuencia venían para pedimos usar la cocina, un salón con piano para sus tardes de diversión, o exigían platos y vasos para sus reuniones. Un capitán llamado Sigismondo venía con frecuencia para tocar el armonio de nuestra iglesia. Una vez, este capitán cogió del brazo y bromeó con Rosannina, una niña judía que teníamos con nosotros porque no estaba todavía en edad escolar.



“Para evitar que descubrieran la identidad de nuestros huéspedes -explica sor Ferdinanda- nos habíamos organizado. Cada vez que los alemanes se acercaban, sor Anastasia Palombi, una rápida y atenta portera, avisaba a todos con signos y palabras acordadas. Seguía un revuelo lleno de miedo. Las mujeres se transformaban en monjas enfermas en la cama o en trabajadoras en la cocina. Muchas se vestían con un delantal y un pañuelo en la cabeza y hacían como que trabajaban en las labores del huerto. Estas escenas de terror colectivo se repetían también cuando sor Anna Maria nos advertía que en las cercanías daban vueltas patrullas alemanas para rastrear a judíos y perseguidos. Entonces, por el altavoz, se nos comunicaba: "Los hermanos de sor Guglielmina (que era alemana) se encuentran cerca de nosotros”.

“Con la llegada de las tropas aliadas se terminó la guerra y también nuestra aventura compartida con los judíos. Algunos de ellos han vuelto a ver el instituto, y el 15 de noviembre de 1996, Roberto Calderoni, que era uno de los niños refugiados, acudió con dos representantes de la comunidad judía de Roma y nos entregaron un bellísimo documento en recuerdo y reconocimiento de la hospitalidad de aquellos días lejanos”.

En el documento está escrito: “Quien salva una vida es como si salvara al mundo entero”, firmado por “La Comisión Judía de Roma a las Hermanas de San José en Casaletto, recordando a cuantos arriesgando su propia vida se prodigaron para salvar a los judíos de las atrocidades nazifascistas”.



Mártires cristianos por salvar a los judíos

Pero no todos estos sucesos tuvieron un final feliz. Es larga la lista de sacerdotes que perdieron la vida en la labor de salvar a los judíos. El obispo emérito de Crema, Carlo Manziana, fue internado en el campo nazi de Dachau. Entonces era asistente de los licenciados y universitarios de Brescia, y fue arrestado por estar de acuerdo con los jóvenes en la libre afirmación de los principios de la ley cristiana. Llegó a Dachau en 1944 y allí encontró a mil cuatrocientos eclesiásticos, la mayor parte católicos, de todas partes de Europa. Ya habían muerto mil, incluido el obispo polaco Kozal.

Monseñor Manziana cuenta que: “Al confrontar espontáneamente nuestras experiencias nos sorprendimos, no sin satisfacción, de encontrar motivos comunes y análogos episodios, que directa o indirectamente nos habían merecido el castigo nazi: la defensa de los jóvenes y de los débiles, la libertad de conciencia y de palabra, la protección de los judíos”. A propósito de la defensa de los judíos, el obispo de Crema ha escrito: “¿Por qué no recordar la figura de nuestro padre Giuseppe Girotti, el valeroso biblista dominico, junto al alma de niño del padre Jean Himmelrreich, el culto franciscano holandés, ambos encarcelados y asesinados por los nazis por haber escondido a judíos?”.

Entre las muchas víctimas estuvo también el joven don Aldo Mei, párroco de Fiano, que por haber ocultado a un judío fue fusilado el 4 de agosto de 1944 en Lucca. En febrero de 1944, las persecuciones racistas se intensificaron, y aun sabiendo los riesgos que afrontaba no dudó en esconder a un joven judío en su casa parroquial. La mañana del 2 de agosto los nazis irrumpieron en la iglesia y arrestaron a don Aldo. Tres fueron los motivos de imputación: haber dado refugio a un judío, haber asistido espiritualmente a los partisanos de la zona y haber escuchado Radio Londres. Fuera de la prisión, el obispo de Lucca, monseñor Torrini, estuvo tres horas ante el mando alemán sin ser recibido. Don Aldo Mei murió sin el consuelo de un hermano.



Un laico santo que salvó miles de judíos

No fueron sólo sacerdotes, monjas o religiosos los que escondieron, alimentaron y salvaron a los judíos sino también simples ciudadanos, responsables de asociaciones católicas y padres de familia.

Entre los héroes olvidados destaca el nombre de Giovanni Palatucci, el último cuestor italiano de Fiume. Ferviente católico, dio su propia vida por salvar a más de cinco mil judíos, liberados de la deportación a los campos de exterminio.

Giovanni Palatucci había nacido en Montella, provincia de Avellino, en 1909, dentro de una familia de sólidas raíces católicas. Después de doctorarse en leyes, comenzó la carrera de funcionario de seguridad pública y fue nombrado juez de primera instancia de Fiume. Cuando en 1938 el régimen fascista dictó las leyes raciales, su ocupación principal fue la de ayudar a judíos y antifascistas, llegando a salvar a unos cinco mil, enviándoles a un campo de trabajo que llevaba un tío suyo, monseñor Giuseppe Palatucci, obispo de Campagna (Salerno), que los fue colocando en los lugares más inverosímiles. En realidad no era un campo de trabajo sino un pueblo de colonos, donde las familias perseguidas se pudieron refugiar evitando las redadas de los republicanos y los nazis. Permaneció en su puesto hasta el final, a pesar de haber sido advertido de que su arresto era inminente. Fue deportado a Dachau, donde fue torturado y asesinado el 10 de febrero de 1945 a pocos días de la liberación.

En 1990, Palatucci fue honrado como Justo entre las Naciones y en 1995 la Asociación Nacional Istriana Miriam Novitch, desde hace tiempo comprometida en la lucha contra el racismo y el antisemitismo, quiso recordar a este Schindler italiano rindiéndole homenaje y presionando a las autoridades italianas para que haya un reconocimiento oficial de su obra, de su valor moral y de su sacrificio extremo. “Hay que sacar del olvido y de la indiferencia su dramática y heroica historia -ha explicado el presidente de la organización Adolfo Perugia , lo que significa tener un punto de referencia histórico positivo, especialmente en la situación actual, al que mirar con la confianza y la esperanza de que una enseñanza como ésta sea acogida por las jóvenes generaciones”.

“En la época en que actuó Palatucci -ha declarado Toaff-, yo iba con frecuencia a Fiume. Y me sorprendía de cuánta solidaridad demostraba en relación con tantos judíos que pasaban la frontera de Yugoslavia. Los niños eran auxiliados por los policías fronterizos, las familias, escondidas y ayudadas a llegar a sus destinos. Esto no ha ocurrido en otros países de Europa. La población italiana, por el contrario y salvo alguna excepción, ha visto en el pueblo judío una de las imágenes de Dios”.



Tapiados en la cúpula de la iglesia

En marzo de 1996, Giuliana Lestini recibió la medalla de los Justos entre las Naciones. El reconocimiento se dirige también a su padre Pietro Lestini y al padre Antonio Dressino, párroco de la iglesia de San Joaquín en el barrio de Prati.

Cuando en 1943 el nazi Herbert Kappler y el fascista Pietro Koch rastreaban Roma a la caza de judíos, partisanos y escapados de la leva, el ingeniero Pietro Lestini, que presidía la Acción Católica de la parroquia, junto a su hija Giuliana y al párroco padre Dressino escondieron a un grupo de unos treinta y cinco perseguidos, entre los que había siete judíos.

Para evitar riesgos de represalias, los perseguidos fueron puestos entre la cubierta del ábside y el techo de la iglesia. La entrada fue tapada. Comida, mensajes y comunicaciones llegaban a los refugiados a través del rosetón de la iglesia”.

Entre los judíos salvados estaba el profesor Gilberto Finzi, médico de urgencias en el hospital del Santo Espíritu, y su hermano Arrigo, hoy profesor de Física en Jaffa, Israel.

Cuenta la profesora Lestini que “el primer acogido fue Poldo Moscati, un chico judío de quince años. La madre nos lo había confiado con el encargo de salvarle la vida. Después llegaron los demás. Mi padre conocía muy bien cada rincón de la iglesia porque se encargaba de los trabajos de restauración interiores. Al principio hizo que se escondieran en el sótano, pero era un lugar poco seguro, fácil de descubrir. Entonces pidió al párroco padre Dressino la posibilidad de utilizar la estancia que estaba entre la cúpula y el techo de la iglesia. El padre Dressino lo habló con sus hermanos redentoristas. Alguno temía represalias y dudaba, pero la decisión fue puesta a votación y el padre Dressino tuvo la mayoría. De noche, los refugiados subieron a aquella estancia y se levantó un tabique en la entrada con argamasa y ladrillos. Para mantener contacto con el exterior, comunicarse y recibir la comida y vaciar los desechos, se utilizaba el rosetón de la iglesia. Durante la noche, teniendo en cuenta las noches de luna llena, la ventana del rosetón se abría y desde allí con la ayuda de una polea tenían lugar los intercambios. Sor Margherita se ocupaba de los víveres”.

El profesor Gilberto Finzi recuerda que después de haber escapado a una redada, se enteró de que su madre y su hermana estaban escondidas en una pensión que se encontraba cerca de la iglesia de San Joaquín. Todo lo había organizado sor Margherita, la cual había encontrado un refugio para su hermano Arrigo. El profesor Finzi se dirigió al ingeniero Lestini, que llevaba la operación de salvamento. Hacia finales de enero de 1944 se decidió esconder también al profesor Finzi en el techo de la iglesia. Para no abrir un agujero en el muro subió por una escalera de cuerda tirada desde el rosetón.

“En mi recuerdo -cuenta Gilberto Finzi- puedo decir que había un cierto aire de conspiración, hacía mucho calor y teníamos una gran confianza en Pietro Lestini. Estábamos convencidos de que en sus manos llegaríamos sin daños al fin de nuestra aventura. Todos superamos indemnes aquellos trágicos momentos y volvimos a la vida.”.



El heroísmo de un hombre normal

Treinta y siete años, padre de siete hijos, director de la Acción Católica y administrador del periódico Avvenire d'Italia, comenzó a ocuparse de los judíos antes del 8 de septiembre, cuando ayudó a un grupo de refugiados llegados de Varsovia. Salvó a 105 judíos de la deportación nazi. Fue hecho prisionero mientras visitaba a un judío enfermo e internado en el campo de Hersbruck, donde murió el 27 de diciembre de 1944.

Es la historia de la vida breve e intensa de Odoardo Focherini, Justo entre las Naciones y futuro “beato”. El 17 de mayo se concluyó en la catedral de Carpi el proceso diocesano de beatificación y, ante el obispo y las autoridades ciudadanas, la documentación fue entregada a manos del postulador, el padre Luca de Rosa.

Odoardo Focherini es un “mártir” cuyo testimonio es tan intenso que llega hasta nuestros días y todavía hoy es un “ejemplo” a imitar. Vivió en un período histórico tormentoso pero no se dejó atenazar por el pesimismo, ya que siempre fue confiado y optimista.

Activísimo en el mundo católico, a los veintisiete años era ya presidente de la Acción Católica. Durante la persecución fascista de 1933, Focherini fue de una sede a otra de la Acción Católica para esconder las banderas, ocultar las cartas y poner en lugar seguro las listas y actas de las reuniones.

En 1939, en la vigilia de la guerra, Focherini se convirtió en el director administrativo de Avvenire d'Italia. El periódico estaba dirigido entonces por Raimondo Manzini, autor de encendidas polémicas contra el fascismo, y Focherini lo apoyó decididamente.

El día de la invasión alemana de Bélgica y Holanda, los fascistas de Bolonia quemaron y cerraron el Avvenire d'Italia, culpable de publicar los telegramas de Pío XII a los gobiernos y a los pueblos afectados por esta desgracia. El jefe fascista Farinacci había definido al Avvenire como una “cueva de víboras curil” porque había rechazado la política racial.



Cuando los nazis ocuparon Italia, el Avvenire se cerró y, frente a los alemanes que pedían la reapertura, Focherini sostuvo que las reservas de papel se habían agotado. No era cierto, pero de esta manera el Avvenire no se puso nunca al servicio del ocupante nazi. El 26 de septiembre de 1943 Bolonia sufrió el primer bombardeo y la sede del Avvenire fue destruida. Desde entonces Focherini se puso al frente de la organización para salvar a los judíos y a los perseguidos.

Focherini había contratado en el Avvenire de Italia al periodista judío Giacomo Lampronti, despedido por culpa de las leyes raciales. Ya en 1942, a petición de Raimondo Manzini, a quien el cardenal de Génova, Pietro Boetto, había enviado algunos judíos que llegaban de Polonia, se esforzó por ponerlos a recaudo de la persecución en un tren de la Cruz Roja Internacional.



Lo que había sido una actividad esporádica se convirtió desde octubre de 1943 en la principal ocupación de Focherini.

Con el recrudecimiento de las leyes antijudías y el inicio de las deportaciones raciales, Odoardo Focherini, con don Dante Sala, la señora Ferrarini delle Concerie Donati di Modena y algunos otros, organizó una eficaz red para expatriar hacia Suiza a más de un centenar de judíos. Odoardo era el alma de la organización. Contactaba con las familias, procuraba los documentos de las sinagogas, buscaba la financiación y proporcionaba documentación falsa. Un amigo le había facilitado documentos de identidad que él hábilmente rellenaba con los nombres de ayuntamientos del sur, ya en manos de los aliados (Carpi se volvía así Capri). Una vez que organizaba a un pequeño grupo se lo confiaba a don Dante Sala, que los acompañaba hasta Cernobbio, donde gracias a la complicidad de dos valientes católicos que paraban junto a la frontera los hacían pasar a Suiza.



A pesar del absoluto secreto con que se desenvolvían las operaciones, los nazis recibieron algunas cartas anónimas y arrestaron a don Dante Sala, que escapó de la pena por insuficiencia de pruebas.

El 1 de marzo de 1944 Focherini fue apresado en el hospital mientras atendía a un judío enfermo. Fue trasladado al mando de las SS en Bolonia y de allí a la cárcel de San Giovanni in Monte. Durante una visita, su cuñado Bruno Marchessi le dijo: “Despabila, quizá te estás exponiendo mucho, ¿no piensas en tus hijos?” Y Odoardo respondió: “Si tú hubieras visto, como yo he visto en esta cárcel, lo que hacen padecer a los judíos, no llorarías otra cosa sino el no haber hecho bastante por ellos, el no haber salvado a más”.

Trasladado al campo de concentración de Gries (Bolzano), permaneció allí hasta el 5 de septiembre de 1944. Seleccionado en el campo de Flossenburg, Focherini fue trasladado al campo de trabajo de Hersbruck, un lugar horrible que parecía la antecámara del infierno. Se trabajaba desde las tres y media de la mañana hasta la noche y quien no aguantaba era marcado con una K en la frente y enviado a los hornos crematorios. Herido en una pierna y sin recibir cura, Focherini contrajo la septicemia y murió el 27 de diciembre de 1944. Antes de morir dictó a su amigo Olivelli las dos últimas cartas a los familiares. Olivelli las escribió en alemán para no tener problemas con la censura del campo y Odoardo las selló con su firma. Son el último testimonio directo de que Odoardo estaba todavía vivo.

He aquí las palabras confiadas al compañero de prisión: “Mis siete hijos... querría verlos antes de morir.. sin embargo, acepta, oh Señor, también este sacrificio y guárdalos tú, junto a mi mujer, a mis padres, a todos mis seres queridos. Declaro que muero en la más pura fe católica, apostólica y romana y en plena sumisión a la voluntad de Dios, ofreciendo mi vida en holocausto por mi diócesis, por la Acción Católica, por el Papa y por que vuelva la paz al mundo. Os pido que digáis a mi mujer que le he sido siempre fiel, he pensado siempre en ella, y la he amado profundamente”.



La noticia de la muerte llegó a Carpi en junio de 1945 y desde aquel momento Odoardo Focherini fue recordado como una figura excepcional. Don Claudio Pontiroli, arcipreste de Quarantoli y Gavello, cuenta que: “Encontramos más de trescientas cartas de condolencia, en 62 de las cuales se habla de Odoardo como de un "mártir de la caridad". Por ninguna otra víctima de la guerra se han hecho celebraciones como por él”.



Olga Focherini, una de las hijas de Odoardo, recuerda así a su padre: “Durante treinta años he sufrido la imagen del padre importante, del héroe inimitable, un padre grande y lejano, hasta que mi madre me ha entregado sus cartas y es entonces cuando he accedido a un padre normal. Dotado de una gran inteligencia, valiente pero normal. Su grandeza está en el hecho de que frente al mal que estaba destruyendo la sociedad, él no miró hacia otro lado como hicieron tantos. Contempló el sufrimiento de los perseguidos y creyó que valía la pena arriesgar la propia vida por ayudarles, como hubiera ayudado a sus hijos y familiares”

El heroísmo de un hombre normal, confirmado también por el testimonio de una señora judía de Ferrara que dijo a la viuda de Odoardo: “He perdido a catorce de los míos, sólo me ha quedado este hijo, pero he encontrado la fuerza para salvarme y sobrevivir por lo que me dijo su marido: "Habría ya cumplido con mi deber si pensara sólo en mis siete hijos, pero siento que no puedo abandonaros, que Dios no me lo permite.”
 
Originalmente enviado por: ermitaño



Estimada Maripaz:

¿Cómo pueden conjugar al Galileo, desnudo y crucificado, abandonado de (casi) todos, con reyes coronados, sedas, brocados, condecoraciones, pompa mundana en suma? Esto no acabo de entenderlo muy bien.



Pero Dios sabe más.



Paz y bien.





Cada día me gusta más tu frase:






Pero Dios sabe más
 
Pregunta:
3) Yo no sé por qué debería tener en cuenta a C. V. ¿por ser profesor de la UNED? ¿por ser evangélico? ¿por salir en la tele? Quisiera ver algún trabajo serio histórico, no apreciaciones subjetivas".

Luis:
No, en este tema de poco vale que fuera profesor en la UNED (hace años que no lo es), que sea evangélico o que salga en la tele. Lo que vale es que es el único historiador español que ha escritos libros enteros sobre el Holocausto nazi -los revisionistas rompieron sus libros en bastantes librerías españolas porque, entre otras cosas, reproducía documentos sacados a la luz tras la Galdsnost soviética- Hitler y el nazismo; que es el único español que ha dado conferencias en la sinagoga de Madrid sobre el tema; que ha recibido el premio Hebraica a mediados de los años 90; y que por ejemplo, el próximo día 6 de abril estará dando una conferencia en Tel Aviv sobre la participación de diplomáticos españoles en la salvación de miles de judíos del holocausto.

Ahora espero vuestro curriculum, majetes
 
Cuando en marzo de 1939 Pío XII se convirtió en papa -cuenta Blet-, el mundo estaba en paz.

Claro en España sobre todo: medio millón de muertos, y otro medio millón que el caudillo iba a fabricar. En Checoslovaquia había paz, y en Austria... Empezamos bien.


“Pocos recuerdan que él propuso, en mayo de 1939, una conferencia entre Italia, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Polonia para impedir el conflicto. Las respuestas negativas de algunos gobiernos no desanimaron al Papa que, incluso al precipitarse la situación con el pacto germano-soviético, intentó intervenir. El 23 de agosto a las 19.00 horas, el papa habló por Radio Vaticana a los gobernantes del mundo insistiendo en que "Nada se pierde con la paz. Todo se pierde con la guerra". Sin embargo, pocos días después las tropas de la Wehrmacht cruzaron las fronteras polacas

En efecto y no hubo condena de la agresión alemana por parte del Vaticano, lo que sí hubo fue generalidades benevolentes y ambiguas como la que transcribes. Por cierto ¿no puedes hacer resúmenes? ¿Poner el link? ¿Citar la fuente?



“Pío XII intentó entonces mantener a Italia fuera de la guerra.

Más que a Italia a Roma: su gran temor y para lo que desplegó una actividad formidable tratando de impedirlo era el bombardeo de Roma. Así lo cuenta Osbourne, el embajador británico.

“Pío XII consideró varias veces la posibilidad de hacer una denuncia pública del nazismo. Pero sabía también que ponía en riesgo la vida de muchas personas.

Mi pregunta la contestas afirmativamente: nunca hubo esa condena pública. Pero cuando se condenó explícitamente a los comunistas no hubo esa consideración por las vidas humanas: en Rusia fueron fusilados 5 obispos recién ordenados por un obispo irlandés enviado por Pío XI en los años 30 ¿Esas vidas no eran tan valiosas como las otras?

“En Croacia, Hungría y Rumania, los nuncios papales bajo solicitud directa de Pío XII lograron suspender varias veces las deportaciones"

Esto es humor negro: sobre todo en Croacia y en Hungría, sí, sí. Lo de Croacia es sangrante, LF, que lo menciones.


“Algunos sostienen que Pío XII tenía simpatías filogermánicas...

“No es verdad. Por un documento del Foreign Office resulta que Pío XII estaba en contacto con los generales alemanes que querían derrocar a Hitler. Pío XII transmitió a Londres la propuesta de los generales alemanes que querían derrocar al dictador y pedían garantías para una paz honorable. Pero los ingleses no se fiaron y dejaron caer en saco roto la propuesta.

Resulta, además, por un documento que he encontrado en el archivo de la embajada de Francia en Roma, que, en mayo de 1940, Pío XII hizo llegar secretamente a los embajadores de Francia e Inglaterra la fecha exacta en la que comenzaría la ofensiva alemana. Una información de importancia vital que Pío XII no tuvo dudas en comunicar

Fue al revés: Ludwig Beck y Hans Oster se pusieron en contacto con Pío XII a través de un abogado católico de Baviera, para que transmitiera su plan y la posibilidad de un pacto, tras el derrocamiento de Hitler, con los Aliados. Nadie niega el valor personal de Pacelli, al hacer de intermediario. Esto agrava su silencio frente al nazismo.

“Gerhart Riegner envió al cardenal Bernardini, nuncio en Berna, una memoria en la que habla de la situación de los judíos en Europa central y oriental, con una mención particular a los judíos eslovacos. En la memoria se pedía al Santo Padre que interviniera. Esta memoria fue transmitida al cardenal Maglione el 19 de marzo de 1942. Poco después, y como ya había ocurrido antes, el Santo Padre encargó al nuncio de Bratislava que interviniera a favor de los judíos eslovacos. Todo está escrito en el volumen VIII, página 466, de las Actes et Documents du Saint-Siége relatifs á la Seconde Guerre Mondiale. Es evidente que no hemos ocultado nada.

El único que caso en que intervino el Vaticano: ¿por qué? Porque el presidente de Eslovaquia era un cura católico: Monseñor Tiso.


“Aunque no me toca a mi expresar tales juicios, creo que se trata de un documento muy claro en el que se distingue justamente entre antijudaísmo, que tiene diversas raíces en el mundo cristiano, y antisemitismo, condenado desde el principio por la Iglesia. Pocos conocen su existencia, pero existe una declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe en marzo de 1928, en la que ya se condena el antisemitismo. Después están las condenas de los obispos alemanes contra el racismo. Los obispos decidieron no dar los sacramentos a quien se adhiriera al partido nazi.

Y tan pocos conocían la existencia de ese documento :D Lo de las condenas de los obispos alemanes duró hasta que Pacelli y Ludwig Kaas, su factótum y presidente del Zentrumspartei, dijeron a los obispos: Basta. Hay un concordato que firmar.

“Es cierto que muchos cristianos se han adherido al partido nazi y al antisemitismo pero, en ese caso, traicionaron su fe, como ocurrió con algunos judíos que colaboraron en el exterminio de sus hermanos, traicionando a su fe y a su pueblo.

“La Iglesia no se puede hacer responsable de uno que reniega de su bautismo, aunque lo deplore.”

Lo que quiere decir... Yo me lavo las manos

Resumiendo obsérvense las más duras palabras del Pontifex Maximus acerca de... puede ser del nazismo como de cualquier otra cosa... Recordemos que estamos en medio de la mayor guerra que ha conocido la humanidad. Supongo que por un acto fe, debemos pensar que esas durísimas palabras van dirigidas a Hitler, porque en realidad no condenan a nadie en concreto

“En su mensaje navideño de 1942, Pío XII denunció todas las crueldades de la guerra, la violación del derecho internacional que permitió crímenes al límite del horror y evocó a "los centenares de personas que, sin ninguna culpa, sólo por su nacionalidad o su raza, son destinadas a la muerte". El 2 de junio de 1943, en su alocución consistorial, Pío XII volvió otra vez sobre el tema hablando de aquellos "que a causa de su nacionalidad o de su raza están destinados al exterminio, y advirtió que nadie puede seguir violando las leyes de Dios impunemente".


Duras palabras ¿eh? Qué valentía. Además él ya sabía que no eran centenares, eran millones , las legaciones papales tenían que servir para algo
 
No, en este tema de poco vale que fuera profesor en la UNED (hace años que no lo es), que sea evangélico o que salga en la tele. Lo que vale es que es el único historiador español que ha escritos libros enteros sobre el Holocausto nazi -los revisionistas rompieron sus libros en bastantes librerías españolas porque, entre otras cosas, reproducía documentos sacados a la luz tras la Galdsnost soviética- Hitler y el nazismo; que es el único español que ha dado conferencias en la sinagoga de Madrid sobre el tema; que ha recibido el premio Hebraica a mediados de los años 90; y que por ejemplo, el próximo día 6 de abril estará dando una conferencia en Tel Aviv sobre la participación de diplomáticos españoles en la salvación de miles de judíos del holocausto.


Vamos a ver si te aclaras, a CV, lo mencionaste para lo de Juan XXIII ¿Quieres decir que el rollazo que has pegado antes es de él? Lo que yo decía es que no me vale que me pongas un comentario subjetivo, ni de CV, ni de nadie para debatir un asunto histórico. ¿Lo entiendes ahora?


Y otra cosa: estamos hablando de Pío XII, ya puedes revolver el Yad Vashem de arriba a abajo que él no está ahí. Otros muchísimos católicos sí, seres humanos con conciencia, no Santidades Infalibles.


Lo de que ayudó con su fortuna personal a salvar judíos no está recogido en los (exhaustivos) archivos vaticanos, es lo que dice su secretario.