Charlie Kirk: la bala que desnuda el romance de la izquierda con el terrorismo
Por Dani Lerer
Hoy, 10 de septiembre de 2025, la bala que mató a Charlie Kirk no solo apagó la voz de un joven conservador norteamericano: también expuso la podredumbre moral de una izquierda global que coquetea con el terrorismo y calla ante los asesinatos políticos.
Kirk, de apenas 31 años, fue asesinado mientras debatía en vivo en la Utah Valley University. Fundador de Turning Point USA, había construido un movimiento juvenil que incomodaba a progresistas, académicos y burócratas. No solo porque defendía los valores de los mercados libres y las libertades individuales, sino porque se animaba a lo que la izquierda detesta: confrontar sus dogmas en la arena pública. Y, además, porque lo hacía con una bandera que para los progresistas es un pecado mortal: su apoyo abierto e incondicional al pueblo judío y al Estado de Israel.
Charlie Kirk jamás cedió frente a la presión del relato antisionista. Denunció con claridad la hipocresía de quienes enarbolan la causa palestina para justificar masacres terroristas, y desenmascaró en incontables ocasiones a Hamás, describiéndolo tal cual es: un grupo jihadista que esclaviza a su propio pueblo, utiliza mujeres y niños como escudos humanos y siembra muerte en cada frontera. En su defensa de Israel, Kirk entendía lo que muchos en Occidente prefieren ignorar: que apoyar al único Estado democrático de Medio Oriente es, en definitiva, defender la libertad misma.
Por eso su figura era intolerable para la izquierda. Porque los progres que se disfrazan de defensores de derechos humanos se sienten desnudos cuando alguien les recuerda que en Gaza no hay libertad de expresión, que las mujeres son oprimidas y que las minorías son perseguidas. Prefieren maquillar la barbarie con palabras como “resistencia”. La misma lógica perversa que blanquea al terrorismo palestino es la que hoy guarda silencio cómplice frente al asesinato de un joven que alzó la voz contra ellos.
La izquierda mundial tiene un patrón constante: victimizar al victimario. Hicieron lo mismo con Fidel Castro, con Chávez, con Maduro, con el Che, y hoy lo hacen con Hamás. Para ellos, el terror se vuelve “romántico” si se lo disfraza de lucha anticolonial. Pero cuando un activista conservador, cristiano y pro-Israel cae bajo las balas, no hay marchas, no hay indignación, no hay portadas. Hay silencio. Y el silencio también mata.
Charlie Kirk no fue solo un referente conservador. Fue un aliado estratégico en la batalla cultural por la verdad. Denunció la manipulación ideológica, defendió a Israel en un mar de antisemitismo disfrazado de progresismo, y se plantó contra el terrorismo allí donde otros callaban. Hoy lo mataron, pero su mensaje resuena más fuerte que nunca: la libertad no se negocia y el terrorismo no se justifica.
Cada vez que la izquierda blanquea a Hamás, cada vez que mira para otro lado, cada vez que relativiza el asesinato de voces incómodas como la de Kirk, confirma que su romance con el terror no es un accidente: es una decisión ideológica.
Charlie Kirk dio la pelea en vida. Ahora nos toca a nosotros seguirla, sin miedo y sin concesiones.
danilerer.com