Pues él sabe lo débiles que somos;
se acuerda de que somos tan solo polvo.
Nuestros días sobre la tierra
son como la hierba;
igual que las flores silvestres,
florecemos y morimos.
El viento sopla,
y desaparecemos como si nunca
hubiéramos estado aquí.
Pero el amor del Señor
permanece para siempre
con los que le temen.
¡Su salvación se extiende
a los hijos de los hijos
de los que son fieles a su pacto,
de los que obedecen sus mandamientos!
El Señor ha hecho de los cielos su trono;
desde allí gobierna todo.
Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos,
y los sanó.
Pero los principales sacerdotes y los escribas,
viendo las maravillas que hacía,
y a los muchachos aclamando
en el templo y diciendo:
¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron,
y le dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen?
Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis:
De la boca de los niños
y de los que maman
Perfeccionaste la alabanza?
Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo:
Dejad a los niños venir a mí,
y no se lo impidáis;
porque de los tales
es el reino de Dios.
De cierto os digo,
que el que no reciba el reino
de Dios como un niño,
no entrará en él.
Y tomándolos en los brazos,
poniendo las manos sobre ellos,
los bendecía.