Tobi, mi exabrupto, que es llamar sectario a Luman, parte del hecho de que él ha utilizado exbruptos contra mí. Quizás para ti no sean exabruptos frases como "despues de tu barbarie", "lo tuyo es ignorancia o necedad", "Otra aberracion de la mas baja e inutil proporcion", "deja tu mente carnal a un lado", "todavia usas Pampers espirituales".
En cualquier caso, pido disculpas a Luman por haberle llamado sectario. Mil exabruptos no justificarían el que se respondiera con otro. De hecho, seguro que en multitud de ocasiones yo mismo los he usado contra otros
Ahora voy a analizar el resto de tu "comentario":
Dices:
En primer lugar no tienes el más mínimo recato empleando un sentimentalismo maternal a fin de justificar unas ideas que has combatido en otras ocasiones.
Digo:
Me preguntaba en qué te basabas para decir eso pero tú mismo te encargas de aclararlo:
Tobi:
Cosa que tu mismo afirmas con estas palabras:
"Entonces, sin meditarlo mucho, se me ocurrió ofrecerme para llevarla en coche a Lourdes, en un viaje de un fin de semana largo. Se le iluminaron los ojos y aceptó. Antes de seguir, conviene que aclare una cosa. Desde que me convertí en evangélico yo había tenido auténticas discusiones con mi madre acerca de muchas doctrinas católicas y muy especialmente las relacionadas con la Virgen María".
Luis:
Y yo me pregunto, ¿decir la verdad es malo? ¿decir que yo me ofrecí a llevar a mi madre a Lourdes es malo? ¿Decir que antes yo había discutido con ella sobre María es malo? ¿acaso tengo la culpa de que las cosas ocurrieran como ocurrieron? ¿es sentimentalismo el explicar exactamente todo lo que ocurrió?
¿qué te ocurre, Tobi? ¿que gozas con testimonios como el de Manuel Vilas y lo pasas mal con el mío? ¿te disgusta que cuente públicamente lo que como buen hijo quise hacer? ¿te disgusta que el Señor utilizara aquello para mostrarme algo muy importante? ¿acaso estoy pidiendo a alguien que vaya allá para que le suceda algo parecido? ¿he justificado siquiera el dogma de la Inmaculada Concepción en base a mi experiencia personal en el santuario de la Inmaculada Concepción?
Tobi:
Pero, es que despues de convertirte en católico tamboien las has combatido diciendo que la I.C. no es responsable de los excesos de algunos católicos al respecto.
Luis:
¿el qué dices que he combatido diciendo eso?
Tobi:
Dices que te convertiste en "evangélico" y me lo creo, solo que no te convertiste a Cristo
Luis:
A Cristo me convertí de pequeño. Lo cuento aquí:
http://www.angelfire.com/hi/luisperez/mio.html
Cuando me hice evangélico redescubrí a Cristo, de quien me había alejado por razones que no vienen al caso
Tobi:
Tu siempre has buscado el pertenecer a una Institución que arropara tus inseguridades.
Luis:
Después de que abandonamos Amistad Cristiana estuvimos durante más de dos años sin pertenecer a ninguna iglesia. Visitábamos varias pero sin intención de formar parte de ninguna. Yo sólo empecé a buscar la Iglesia de Cristo cuando caí en la cuenta de que el protestantismo era la negación de la Iglesia de Cristo. Hasta entonces no creía que hubiera necesidad absoluta de pertenecer a una congregación para ser cristiano. En otras palabras, entonces tenía unas ideas sobre ese asunto muy similares a las que pueda tener ahora Maripaz. Estaba muy cómodo desde mi poltrona como apologeta evangélico atacando doctrinas católicas. Desde un punto de vista humano y racional, lo lógico es que hubiera seguido en esa situación durante años y años.
Mis inseguridades, por el contrario, empezaron entonces. Porque es lógico que cuando uno deja atrás todo lo que ha vivido en los últimos años, las dudas aparezcan. El acercarme a la Iglesia Ortodoxa no fue un intento de acabar con esas inseguridades. Por el contrario, yo sabía que una vez dentro iba a sufrir aún más dudas porque entraba en un mundo casi desconocido para mí. De no haber sido por el hecho de que inmediatamente empecé a descubrir el tesoro maravilloso de la Ortodoxia, seguramente hubiera vuelto sobre mis pasos. Pero no, Dios no quería que volviera sobre mis pasos sino todo lo contrario. Quería que avanzara hacia adelante. Que descubriera las bendiciones escondidas en los escritos de la Filocalia. Que descubriera el cielo en la tierra a través de la liturgia ortodoxa. Que descubriera el alma y el espíritu de un pueblo cristiano a través del Peregrino ruso. Que descubriera después los tesoros de la Iglesia latina.
Las inseguridades acabaron por dejar paso a la curiosidad casi infantil por la que ansiaba saber qué me esperaba a la vuelta de la esquina, qué otra maravilla del tesoro de la Iglesia iba a descubrir. Yo ya había conocido antes las miserias de los miembros de la Iglesia. Ya había conocido la cizaña y bien que me había encargado de mostrarla a los católicos para que fueran conscientes de su existencia. Pero entonces descubrí el trigo de Dios en medio de su Santa Iglesia.
Lo que antes había ignorado y atacado, ahora se me mostraba en todo su explendor. La inseguridad que me provocó dar un paso de fe hacia lo desconocido, acabó casi por completo cuando supe de verdad a donde había llegado. Después, por supuesto, he sufrido altibajos, ¿quién no los sufre?, pero estoy tranquilo y confiado porque sé que estoy en la casa de Dios, en su bendita Iglesia.
Tobi:
Pero en este epígrafe nos dices que te convertiste en adorador de la Imagen de Lourdes.
Luis:
Pues, ya ves tú, ni tan siquiera me arrodillé ante la imagen de la Virgen. Me bastó con agradecer a Cristo en mi corazón que me ayudara a descubrir a su Madre, que me la entregara como Madre mía. Allá en la gruta hay mucho más que una simple imagen, por mucho que esta sea muy bonita. Allá está la paz de Dios encarnada en aquella que confesó ser la Esclava del Señor
Tobi:
Además lo que te arrobó fué el bien montado "espectaculo" que allí se ofrece. ¿Por qué?
Luis:
No, hombre, no. El espectáculo está fuera. O, en todo caso, está en la procesión de las antorchas o del Santísimo Sacramento. A mí no me impresionaron las tiendas de Lourdes ni sus hoteles. Me impresionó la paz que empezó a inundar mi alma cuando bajé por esa rampa que conduce a la explanada y sobre todo, la que me desbordó por completo cuando llegué a la gruta. ¿Puedo explicar racionalmente el porqué sentí esa paz? No, no puedo. Y aunque pudiera, probablemente no lo haría.
Tobi:
Pues porque lo necesita tu inseguridad y dicha inseguridad es ni mas ni menos que carencia total de fe. Creencias, si las tienes, pero la fe, don de Dios, no.
Luis:
Eso es algo que deberías discutir con Dios, no conmigo. ¿Valdrá de algo el que yo diga que sí tengo fe porque la gracia de Dios me la ha concedido? ¿qué vale más? ¿tu opinión de que no tengo fe o mi confesión de que sí la tengo? Él sabe bien si me ha dado fe, cuánta me ha dado, cuánta ha dejado de darme y lo poco o mucho que he sabido usar dicha fe para dar buen fruto. Porque, al fin y al cabo, ¿de qué me vale la fe si no tengo obras? ¿podrá la fe salvarme?
Tobi:
Jamas has tenido fe en las promesas de Dios en Jesucristo y por ello tienes que ampararte en las promesas de un Magisterio al que puedes ver y tocar y este Magisterio te indica que debes fiar en una Diosa Madre puesto que es uno de los más antiguos cultos de la humanidad. Y aún esa diosa madre lo es en cuanto que refrendada por la Institución a quien verdaderamente adoras.
Luis:
Para empezar, el Magisterio no está para dar promesas sino, en todo caso, para explicar las que Dios nos dio. Para continuar, yo me acerco al Magisterio con la intención de saber cuál es la voz de la Iglesia en cuestiones doctrinales, de fe y moral. Es tan simple como que si reconozco que hay una Iglesia de Cristo y ella es la Católica, entonces debo someterme a sus dictámenes porque no seré yo quien juzgue sus doctrinas sino ella la que juzgue las mías. Por otra parte, ese Magisterio no me dice que me fíe de una Diosa Madre. En todo caso me dice que me puedo fiar de aquella mujer de la cual Dios se fió tanto que se encarnó en su seno. Pero además, ya no es cuestión de que el Magisterio me diga quién es María. Es que el Hijo de María me ha descubierto quién es esa mujer bautizada por el ángel como la Kejaritomene. Y si he de fiarme de Dios, ¿acaso desconfiaré de lo que Él me enseña sobre la que es bendita entre todas las mujeres?
Tobi:
Pero, te lo repito, es poco ético apelar al sentimentalismo para sostener y vender algo que te puede favorecer en aquello que pretendes conseguir de quienes no participan en estos foros.
Luis:
Yo no sé si será ético o no el que cuente mi testimonio. Lo que sí sé es que tal como pasó, lo he contado. Si favorece o deja de favorecer es algo que dependerá de la actitud con que cada cual lea ese testimonio.
Salve Regina, mater misericordiae;
vita, dulcedo, et spes nostra, salve.