ADORAR A LA VIRGEN MADRE DE NUESTRO SEÑOR

El Rosario

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EL ROSARIO: HISTORIA, MAGISTERIO, TEOLOGÍA Y VALORES

I. Historia del rosario

"El rosario o salterio de la bienaventurada virgen María es un modo piadosísimo de oración y plegarla a Dios, modo fácil al alcance de todos, que consiste en alabar a la santísima Virgen repitiendo el saludo angélico por ciento cincuenta veces, tantas cuantas son los salmos del salterio de David, interponiendo entre cada decena la oración del Señor, con determinadas meditaciones que ilustran la vida entera de nuestro Señor Jesucristo"'. Lo que acabamos de transcribir es la definición de Pío V, que nos va a servir como punto de partida del presente estudio, pues nos parece que contiene en admirable síntesis la esencia y la configuración del rosario. La bula Consueverunt es una piedra miliar en la compleja historia de esta devoción, señala una de sus etapas fundamentales. En efecto, la historia del rosario no nace con ella, pero en ella encuentra una especie de consagración oficial y queda fijada en las formas que sustancialmente son las nuestras. Los momentos históricos del desarrollo del rosario se pueden fijar en el arco que abarca los ss. XII al XVI. Al comienzo del s. XII se difunde en occidente la práctica de la recitación del Ave María. El saludo angélico era conocido en la cristiandad mucho antes de este siglo, pues está contenido en el evangelio y constituía desde el s. VII la antífona del ofertorio del IV domingo de adviento; pero aquí nos referimos a la repetición devota del Ave, análoga a la coetánea repetición litánica del Pater, ciento cincuenta veces, en contrapunto con el salterio de David. En los monasterios, los monjes que no sabían leer sustituían con estos salterios de Pater o de Ave el salterio bíblico. El Ave María era conocida y recitada sólo en su primera parte evangélica, que contenía el saludo del ángel y la bendición de Isabel. El nombre de Jesús y el Amén finales se introducirán sólo a finales del s. XV, cuando, en 1483, se difundió el uso de recitar el Santa María.

Hay que recordar también como dato interesante para la historia del rosario que el salterio de los Pater se subdividía entre los monjes conversos y los laicos devotos en tres grupos de 50 y se recitaba en ritmos diurnos a imitación de la liturgia de las horas: Pío V lo prescribió con la publicación del breviario en 1586, y sucesivamente entró en el rosario el Santa María, aunque con algunas excepciones. En el s. XIV el cartujo Enrique de Kalkar realizó una ulterior subdivisión en el salterio de las Ave, dividiéndolo en 15 unidades, es decir, en 15 decenas, intercalando entre decena y decena el rezo del Pater. Por el mismo tiempo se va imponiendo la leyenda de la institución del rosario por santo Domingo, leyenda difundida sobre todo por Alano de la Roche, OP. Aunque tal leyenda no se puede aceptar en todos sus detalles, sin embargo no se puede decir que sea falsa totalmente. El salterio mariano, como hemos visto, está documentado antes de santo Domingo (1170-1221); pero ciertamente santo Domingo y sus hermanos predicadores utilizaron esta forma popular de oración. Piénsese, p. ej., en las archicofradías marianas fundadas por san Pedro de Verona, discípulo de santo Domingo, y en el influjo que tuvieron estas archicofradías en la divulgación de la devoción a la virgen María. La simple repetición litánica del Pater y del Ave no incluía todavía la meditación de los misterios. El primer documento que testimonia el intento de unir la recitación de las Ave con la meditación de los misterios evangélicos principales se remonta al s. XV. Entre los años 1410 y 1439, Domingo de Prusia, cartujo de Colonia, propuso a los fieles una forma de salterio mariano en el cual el número de las Ave se reducía a 50, pero a cada una de ellas se le añadía una referencia verbal explícita a un suceso evangélico, a modo de cláusula o ritornelo, que cerraba la misma Ave María. De estas cláusulas, formalizadas por Domingo de Prusia, 14 se referían a la vida escondida y preapostólica de Cristo, seis a la vida pública, 24 a su pasión y muerte y las seis restantes a la glorificación de Cristo y de su madre María. A Domingo de Prusia hay que atribuirle el comienzo de la forma renovada de salterio mariano que desembocará en el rosario entendido en sentido moderno. El ejemplo del cartujo de Colonia tuvo numerosos continuadores. El s. XV vio proliferar muchos salterios de este género. Las cláusulas referidas al evangelio alcanzaron cifras altísimas, unas 300, variando de una zona a otra, según las devociones que más se quería acentuar. Contemporáneo de Domingo de Prusia, el ya citado dominico Alano de la Roche (1428-1478) difundió extraordinariamente el salterio mariano, que desde este tiempo comenzó a llamarse "rosario de la bienaventurada virgen María", a través de la predicación y sobre todo de las archicofradías marianas por él fundadas. El mismo Alano de la Roche habla de rosario viejo y rosario nuevo, queriendo distinguir entre el simple salterio de las Ave y el salterio que incorpora la meditación de los misterios, los cuales se proponen ordinariamente en tres partes: encarnación, pasión-muerte de Cristo y gloria de Cristo y María.

Al difundirse entre el pueblo, el rosario se simplificó ulteriormente y en 1521 el dominico Alberto de Castello redujo estos misterios, escogiendo los 15 principales para proponerlos a la meditación de los devotos del salterio mariano, concibiendo las cláusulas relativas como simples comentarios al misterio o evocaciones mnemotécnicas a lo largo de la recitación de las Ave. Fueron las formas experimentadas por Alano de la Roche y Alberto de Castello las que poco a poco se impusieron. Nuevas archicofradías marianas esparcidas por toda Europa adoptaron y divulgaron esta devoción reformada. Los primeros documentos pontificios sobre el rosario consideraban ante todo la disciplina, alabanza, privilegios, indulgencias, etcétera, de estas mismas fraternidades. En 1569 san Pío V, con la bula Consueverunt romani Pontífices consagró una forma de rosario que había llegado a un momento áureo en su evolución, y que sustancialmente es la forma que hoy se usa entre nosotros. Entre tanto, el rosario ha dejado de ser patrimonio y peculiaridad de las archicofradías marianas. Ha arraigado en el pueblo cristiano y es una forma universal de oración; piedad mariana y rosario se confundirán de tal modo que la primera encontrará en el segundo su expresión orante más simple y rica. Desde las más pequeñas parroquias a las catedrales, desde los territorios de Europa a los de misión, llegó a los confines de la cristiandad. La época de oro del rosario se extenderá hasta hace unos decenios, cuando una evolución critica del sentimiento devocional y, más en profundidad, una discusión de la devoción a María causarán indiferencia y abandono del rosario.

II. Magisterio pontificio

El excursus que ofrecemos sobre el magisterio pontificio quiere ser una mirada sintética que trata de recoger, más que un elenco de documentos (por lo demás, vastísimo), las aportaciones originales del magisterio en este tema. De san Pío V, proveniente de la orden dominica y denominado "primer papa del rosario", hemos recordado ya la importante bula Consueverunt. Recordemos también la bula Salvatoris Domini (1572), con ocasión de la victoria de Lepanto, que instituyó la fiesta litúrgica como recuerdo de tal victoria. Su sucesor, Gregorio Xlll, con la bula Monet Apostolus, instituyó la fiesta solemne del rosario, introduciéndola en el calendario litúrgico en el primer domingo de octubre. La doctrina de Pío V se puede sintetizar así: a) necesidad de la oración para superar las dificultades de la guerra y otras calamidades; b) el rosario, inventado por santo Domingo, es un medio sencillo al alcance de todos, c) tal medio se ha revelado de gran eficacia contra las herejías y los peligros para la fe y ha obrado grandes conversiones, d) recomienda encarecidamente el rezo del rosario a todo el pueblo cristiano.

Desde Gregorio Xll a León XIII son numerosísimos los documentos pontificios sobre el rosario. En su mayor parte están dirigidos a la fundación de archicofradías, su disciplina y privilegios. No siempre aportan elementos nuevos. Su importancia está en el hecho de que documentan una continuidad de visión en los pontífices y una confianza en el rosario como medio eclesial "pro Sedis Apostolicae et fidei catholicae exaltatione ac haeresum extirpatione, necnon pacis ínter príncipes christianos conservatione", como se expresa, p. ej., Clemente Vlll en la bula Salvatoris et Domini, del 13 de enero de 1593. Pío IX invita al rezo del rosario con la carta Egregiis suis (3 de diciembre de 1869) para el buen éxito del concilio Vat I. A León Xlll se le puede llamar merecidamente "papa del rosario", igual que a Pío V. Llevan su firma 12 cartas encíclicas y dos cartas apostólicas, que desarrollan con suma doctrina los temas del rosario. Nace en este periodo la práctica de consagrar el mes de octubre a esta oración, "distintivo honorífico de la piedad cristiana", "la más agradable de las oraciones"; además el rosario "es como un mosaico de nuestra fe y compendio del culto que se le tributa (a la Virgen)".

Con agudeza León Xlll ve en el rosario "una manera fácil de hacer penetrar e inculcar en las almas los dogmas principales de la fe cristiana". Mirando a los males de la sociedad, el papa de la Rerum novarum anima e invita a hacer esta oración para superar la aversión al sacrificio y al sufrimiento, poniendo la propia fe y la mirada en los padecimientos de Cristo. La aversión a la vida humilde y laboriosa la supera el cristiano meditando sobre la humildad del Salvador y de María. La indiferencia hacia los misterios de la vida futura y el apego a los bienes materiales se curan meditando y contemplando los misterios de la gloria de Cristo, de María y de los santos. León XIII, en verdad, no ahorró palabras ni escritos para elogiar y potenciar el rosario. Se calculan en unos 22 los documentos suyos mayores y menores al respecto.

Las intervenciones de Pío X y de Benedicto XV revisten un tono menor. Pío Xl, con la encíclica Ingravescentibus malis (20 de septiembre de 1937), invita a rezar a la reina del cielo en la hora de peligros que amenazan al mundo, utilizando la oración del rosario, que entre las oraciones a la Virgen "ocupa el primer puesto", y es validísimo instrumento para suscitar las virtudes evangélicas, para nutrir la fe católica, para reavivar la esperanza y la caridad.

Pío Xll escribió sobre el rosario una encíclica y ocho cartas, sin contar numerosísimos discursos. El rosario es "síntesis de todo el evangelio, meditación de los misterios del Señor, sacrificio vespertino, corona de rosas, himno de alabanza, oración de la familia, compendio de vida cristiana, prenda segura del favor celeste y de la esperada salvación". Más solemnemente, en la encíclica Ingruentium malorum (1951), afirma: "Porque, si bien puede conseguirse con diversas maneras de orar (la ayuda de la Virgen), sin embargo, estimamos que el santo rosario es el medio más conveniente y eficaz, según lo recomienda su origen, más celestial que humano, y su misma naturaleza... De nuevo, y solemnemente, afirmamos cuán grande es la esperanza que Nos ponemos en el santo rosario para curar los males que afligen a nuestro tiempo. No es con la fuerza, ni con las armas ni con la potencia humana, sino con el auxilio divino obtenido por medio de la oración —cual David con su honda— como la iglesia se presenta impávida ante el enemigo infernal..."

Juan XXIII honró de modo constante el rosario. Éste se revela en su vida como un componente esencial de su espiritualidad, según las revelaciones de Diario del alma. Explicó su magisterio sobre el rosario reiteradamente, en encíclicas y discursos. Entre las primeras recordemos Grata recordatio (1959), en la que se recomienda la devoción del mes de octubre. En ella, después de haber recordado el magisterio de sus predecesores, sobre todo de León XIII, refresca la bella definición de Pío V: "Éste (el rosario) como todos saben, es una muy excelente forma de oración meditada, compuesta a guisa de mística corona, en la cual las oraciones del Pater noster, del Ave María y del Gloria se entrelazan con la meditación de los principales misterios de nuestra fe, presentando a la mente la meditación tanto de la doctrina de la encarnación como de la redención de Jesucristo, nuestro Señor". También de Juan XXIII es la carta apostólica I! religioso convegno (1961), exposición conmovedora y paterna para los fieles, que presenta en un lenguaJe nuevo el valor y la eficacia del rosario, y constituye una verdadera suma del mismo.

El Vat II, al tratar del misterio de María, hizo una breve referencia a las prácticas de devoción hacia ella: "Los hijos de la iglesia... estimen mucho las prácticas y los ejercicios de piedad hacia ella recomendados por el magisterio en el curso de los siglos" (LG 67). Pablo Vl, en la encíclica Christi Mater, pormenorizará el texto del Vat II: "El concilio ecuménico Vaticano II, aunque no explícitamente pero si con una indicación clara, ha enfervorizado el ánimo de todos los hijos de la iglesia hacia el rosario recomendando estimar grandemente la práctica de los ejercicios de piedad hacia ella, tal como han sido recomendados por el magisterio a lo largo de los tiempos". En la misma encíclica, el papa recuerda que "el rosario es oración para obtener la paz, defensa y alimento de la fe". Sobre el rosario como oración para obtener la paz insiste el papa en la exhortación apostólica Recurrens mensis october (1969): "Meditando los misterios del rosario aprenderemos, siguiendo el ejemplo de María a convertirnos en almas de paz, por mediación del contacto amoroso e incesante con Jesús y con los misterios de su vida redentora". Esta gran oración, "pública y universal", podrá ser rezada "en su forma establecida por Pío V", o también "en aquellas formas más recientes, que con el consentimiento de la legitima autoridad lo adaptan a las necesidades de hoy día". Esta alusión a nuevas formas de recitación alentará nuevas experiencias de adaptación del rosario, según las exigencias de la pastoral, experiencias que se desarrollarán en distintas formas, y sobre las cuales volveremos más adelante. Otra exhortación apostólica de Pablo Vl, la Marialis cultus (1974), hablará ampliamente del rosario. En ella se recuerdan los elementos esenciales constitutivos de tal oración: a) la contemplación de una serie de misterios de la salvación distribuidos sabiamente en tres ciclos; b) la oración del Señor, o Padrenuestro, que por su inmenso valor es base de la oración cristiana; c) la sucesión litánica de las Avemarías en número fijado por la tradición; d) la doxología Gloria al Padre, que cierra esta devoción con la glorificación de Dios uno y trino. El rosario es al mismo tiempo, en virtud de sus elementos constitutivos, plegaria que alaba, implora y adora. El rosario, además, da origen a otros ejercicios de piedad e inspira formulaciones nuevas de oración como "celebraciones de la palabra", en las que se desarrollan de manera homilética y meditativa más difusa algunas de sus partes.

Ha habido otras intervenciones del magisterio ordinario por parte de Juan Pablo I y Juan Pablo II. Este breve excursus impresiona por el número de sus representantes, por su variedad y constancia a lo largo de muchos pontificados, que van desde Pío V a Juan Pablo II. Todo esto nos revela una tradición ininterrumpida y el sentir continuo del magisterio en esta materia.

Juan Pablo II sorprendía al mundo cuando, poco después de ser elegido, decía a los fieles en la plaza de San Pedro: "EI rosario es mi oración predilecta" (29 de octubre de 1978). Y dando pruebas de su mentalidad, profundamente teológica, ponía en relación esta oración mariana con la orientación que el Vat II había dado sobre la Virgen: "Se puede decir que el rosario es un comentario-oración sobre el capítulo final de la constitución Lumen gentium del concilio Vat II, capítulo que trata de la presencia de la madre de Dios en el misterio de Cristo y de la iglesia" (ib).

Desde esta convicción se explican las múltiples alabanzas que en las más variadas ocasiones ha realizado sobre esta forma de oración: "Es una escala para subir al cielo" (29 de abril de 1979), "la oración mental y vocal son las dos alas que el rosario ofrece a las almas cristianas" (en la beatificación de J. D. Laval y F. Coll, el 29 de abril de 1979); "es unión familiar con la Virgen y su misión en la historia de la salvación" (al Congreso internacional mariano de Zaragoza, 12 de octubre de 1979); "es la oración mariana más sencilla y humilde, pero no por eso menos llena de contenidos bíblicos" (21 de octubre de 1979), "el rosario lentamente meditado en familia, en comunidad, individualmente, os hará entrar poco a poco en los sentimientos de Cristo y de su madre evocando todos los acontecimientos que son la clave de nuestra salvación" (5 de mayo de 1980), etc. Pero es sobre todo, con ocasión de su visita al santuario de Pompeya, cuando Juan Pablo II realiza, en la homilía del 21 de octubre de 1979, una catequesis profunda sobre el rosario. "Esa oración que María reza con nosotros se llama el rosario. Es nuestra oración predilecta. Se la dirigimos a ella, a María. Pero no olvidemos que, al mismo tiempo, el rosario es nuestra oración con María... Venimos aquí para rezar con María, para meditar junto con ella los misterios que ella, como madre, meditaba en su corazón (Lc 2,19). Y sigue meditando, porque éstos son los misterios de la vida eterna. Están inmersos en Dios mismo... Y tan estrechamente ligados a la historia de nuestra salvación. Por eso, esta oración de María, inmersa en la luz de Dios, sigue al mismo tiempo abierta siempre hacia la tierra. Hacia los problemas de cada hombre, hacia todos los problemas humanos..., hacia toda la misión de la iglesia, hacia sus dificultades y esperanzas... Esta oración de María, este rosario, es precisamente así, porque desde el principio ha estado invadido por la lógica del corazón. En efecto, la madre es corazón. Y la oración se formó en ese corazón mediante la experiencia más espléndida: mediante el misterio de la encarnación".

En fin, y por no alargar estas líneas con innumerables textos, quiero destacar que el profundo teólogo Juan Pablo II nos ha contado de qué manera tan sencilla reza el santo rosario: "Nuestro corazón puede incluir en esas decenas del rosario todos los hechos que forman la trama de la vida del individuo, de su familia, de la iglesia, de la humanidad... Experiencias personales, o de las personas que llevamos más en el corazón. De este modo la sencilla plegaria del rosario sintoniza con el ritmo de la vida diaria. En las últimas semanas (está hablando el 29 de octubre de 1978) he tenido ocasión de encontrarme con muchas personas... Os aseguro que no he dejado de traducir estas relaciones en el lenguaje de la plegaria del rosario, para que todos se vuelvan a encontrar en la oración, que da a todo una dimensión plena. En estas semanas he tenido abundantes pruebas de benevolencia. He plasmado mi gratitud en decenas del rosario... A todos exhorto a recitar fervorosamente esta oración".

lIl. Contenidos teológicos

Diversos autores han puesto de relieve el carácter teologal del rosario (Sertillanges, Guardini, Garrigou-Lagrange, Schillebeeckx, Suenens, etc). Efectivamente, es una oración de tal modo unida a la fe en la encarnación que puede decirse que ha nacido de ella, tanto que hacia exclamar a Newman: "El rosario es el credo hecho oración". Los elementos teológicos sobre los que se fundamenta el rosario son:

1. ORACIÓN EVANGÉLICA. Del evangelio se toman las oraciones y la formulación de los misterios: el Padrenuestro es la oración enseñada por Jesús; el Avemaría combina el saludo del ángel con el elogio de Isabel, el Gloria al Padre es el desarrollo de la fórmula trinitaria pronunciada por Jesús cuando envió los discípulos al mundo (Mt 28,19). El contenido de los misterios nos presenta en síntesis las etapas fundamentales de la vida de Cristo: encarnación, pasión, gloria. Son éstos los tres elementos que san Pablo desarrolla en su carta a los Filipenses (Flp 5,11). Vistos y sentidos con María y a través de María, se convierten en los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, y componen la fisonomía inconfundible del rosario, ayudando al fiel a la conservación y promoción de la fe. Sólo dos misterios, el 4º. y el 5º. gloriosos, no están documentados en la Escritura pero de ella sacan su inspiración: la asunción de María es la representación de la subida al cielo no sólo de ella, sino de todos los redimidos, que ya en la vida terrena suben allá con la esperanza y la oración; la glorificación de María y de los santos es misterio central de toda la revelación porque es el objetivo primero de la predicación de Cristo. Él habla de gloria en el reino para cuantos han escuchado y puesto en práctica la enseñanza del Señor. María está, igual que en el cenáculo, en el centro de la iglesia triunfante.

2. ORACIÓN CRISTOCÉNTRICA. "La interminable alabanza que el rosario tributa a María tiene su fundamento en Jesús, en quien termina toda alabanza. Las alabanzas a ella dirigidas quieren sólo proclamar y defender con todo rigor la fe en Jesús como Dios y como hombre. Cada Avemaría dicha en eterna memoria suya nos recuerda que ha existido uno que, aun siendo felicísimo eternamente, no desdeñó el seno de una Virgen por amor a los pecadores". Alabando a María, en efecto, no se hace otra cosa que proclamar y anunciar continuamente la gracia por la cual ella es madre de Dios; en definitiva, anunciar y proclamar la encarnación del Hijo de Dios. El Avemaría es incesante alabanza a Cristo, y Cristo constituye el objeto central del rosario, porque en los misterios gozosos se le ruega en su vida escondida; en los dolorosos, en su pasión y muerte, y en los gloriosos, en su exaltación participada a la madre y a la iglesia.

3. ORACIÓN ECLESIAL. La iglesia es el pueblo de los llamados a la salvación mediante la fe en Jesucristo. El rosario ofrece el conocimiento de Jesucristo y de su misterio de salvación y solicita de nuestra parte una adhesión humilde. En el desarrollo de esta oración la finalidad es el acto de fe que, vivido con María, es signo más evidente de eclesialidad, ya que ella "está unida, en la estirpe de Adán, con todos los hombres que necesitan de la salvación; y no sólo eso, sino que es verdadera madre de los miembros de Cristo, por haber cooperado con su amor a que naciesen en la iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza" (LG 53).

IV. Valores espirituales Anclados en los motivos teológicos precedentes, resaltan los valores espirituales:

1. ORACIÓN SENCILLA. En su evolución histórica, el rosario ha llegado a una estructura esencial que deja ver su simplicidad. Lleva a quien lo reza al centro mismo del misterio cristiano, a los datos fundamentales de la fe, a través de las oraciones más universalmente conocidas: Pater, Ave, Gloria. Es la oración de los pobres, no sólo porque puede ser practicada por los más humildes, sino también porque enseña el itinerario hacia la sencillez y pobreza de espíritu.

2. ORACIÓN CONTEMPLATIVA. Contemplación no es sólo la aplicación de nuestra inteligencia a un determinado tema que hace reflexionar, sino la capacidad de posar la mirada enamorada y reconocida sobre todo lo que nos rodea con una actitud de escucha, de apertura, de acogida y asentimiento. Contemplamos la naturaleza al salir el sol, las flores y los bosques, los gozos y los dramas de los hombres... El rosario es escuela de contemplación porque nos acostumbra a mirar sucesivamente un episodio de la vida del Señor con una actitud que produce gozo, sufrimiento, exaltación sencilla y profunda que nutre el corazón y la inteligencia.

3. ORACIÓN DIDASCÁLICA Y CATEQUÉTICA. Además de oración, el rosario es un modo sencillo y popular de predicación y presentación de la fe misma. Es una forma privilegiada de pedagogía y catequesis; y, como todas las obras inspiradas, une a la absoluta simplicidad y transparencia el valor enorme de presentar el kerigma que nos ha sido dado como única salvación. Es un predicar que solicita el asentimiento del hombre, como el anuncio del ángel solicitó el asentimiento de María. Guía el alma hacia la asimilación de los misterios y de las verdades evangélicas de que está impregnado.

4. ORACIÓN QUE RESPETA LOS RITMOS DE LA VIDA. La repetición de las Avemarías es un obstáculo para algunos; pero quizá más supuesto que real. La repetición del Ave es como una larga Avemaría que se extiende hacia el infinito, una alabanza sin fin que continuaremos más allá de la hora de nuestra muerte en la patria bienaventurada. El ritmo pretende entretenernos con Dios, algo así como regular nuestro coloquio con él, al objeto de hacer nuestro movimiento interior más reposado, más pleno. Tiende a procurar una íntima unión con la Virgen para entrar con ella en el misterio de Cristo; y nos invita a imitarla, como ella, a su vez, fue imitadora de Cristo. Y todo esto es considerado no bajo un aspecto sentimental, sino funcional. Es repetición de un acto de amor: ave, ave, ave..., que se prolonga y encuentra descanso en una contemplación que se hace gozo y alimento del alma, hambrienta y sedienta de salvación absoluta y verdadera. Representa, además, una transfiguración de la vida cristiana en sus ritmos de gozo, dolor y gloria. Pone ante los ojos la vocación, la lucha, el sacrificio, la victoria, entendidos evangélicamente. El alma que reza el rosario sabiamente regenera el tejido de su existencia a la luz de la vida de Cristo y de María.

5. ORACIÓN CREATIVA. Nos lleva continuamente a poner en relación, a verificar si nuestros sentimientos son los sentimientos de Cristo, si nuestro obrar es como su obrar, si nuestros pensamientos son sus pensamientos, los de él, que es Señor de la vida y maestro de la existencia. En este continuo parangón van desapareciendo las escorias de nuestra vida y tiene lugar una purificación que nos hace disponibles a la voluntad de Dios. ¿Es acaso una casualidad que los grandes misioneros y los artífices de profundas reformas en la iglesia fueran personas que rezaban el rosario (Cottolengo, don Bosco, el papa Juan XXIII, etc.)?

6. ORACIÓN QUE NOS INTRODUCE EN LA LITURGIA. Existe un estrecho nexo entre liturgia y rosario. Como la liturgia, el rosario tiene índole comunitaria, se nutre de la Escritura, gravita en torno al misterio de Cristo. La anámnesis de la liturgia y la memoria contemplativa del rosario tienen por objeto el mismo misterio salvífico de Cristo. El rosario participa del sacrificium laudis a la Trinidad.

V. Actual situación doctrinal y devocional

La renovación de la mariología causada por el despertar de las ciencias bíblicas, de la patrística y de la eclesiología, ha traído a la cristiandad una gran riqueza; y en el campo devocional también un trabajo de gestación que no dejará de dar frutos. Objetivamente, todo esto ha de desembocar en el redescubrimiento de la figura de María como tipo ideal del cristiano. Estos movimientos de renovación han conocido también su dialéctica, que ha caracterizado el posconcilio. Pero ese difuso deseo de distinción y de contraposición debería ser la premisa para alcanzar, en un momento sucesivo, la síntesis y la unión. El movimiento bíblico, al dar a la palabra de Dios su justo primado ayuda a ver en María a la bienaventurada "porque ha creído"; no sólo revela la función providencial de la madre del Señor en el plano de la salvación, su vocación, sino que nos presenta a la que por vez primera recibe y encarna el don del evangelio. En el rosario se nos llama continuamente a escuchar la palabra y a contemplar las magnalia Dei en favor nuestro.

El movimiento patrístico ha puesto en primer plano el tema de la encarnación, tema que es el motivo dominante en el rosario.

El movimiento eclesiológico, al poner a María en el corazón de la iglesia, como "imagen y modelo" ha iluminado su función insustituible. El rosario es la escuela con María, porque con ella se aprende y se vive el misterio de la salvación.

El movimiento litúrgico ha devuelto a la devoción una coherencia y una relación esencial con los misterios de Cristo. El rosario es un piadoso ejercicio que armoniza fielmente con la sagrada liturgia. "La práctica devocional que, mejor que cualquier otra, puede ser regenerada y considerada a la luz de la liturgia, es ciertamente el rosario. Su sencillez, su atmósfera de pura y evangélica contemplación... hacen del rosario una vía fácil para extender la contemplación litúrgica a través de toda la vida cotidiana".

Lentamente van cayendo los prejuicios contra la devoción a María en general y el rosario en particular, mientras se va conquistando mayor lucidez y objetividad con respecto a esta devoción. En ciertos aspectos, esto nos aclara la crisis que ha padecido el rosario. Tampoco él se ha librado de los ataques de estos últimos tiempos, lo mismo que no se ha librado la oración comunitaria y privada. Comunidades cristianas tradicionalmente apegadas al rosario (Irlanda, Italia, España, América Latina, etc.) han sufrido esta crisis. En su origen hay múltiples causas, que podemos agrupar en dos especificaciones: la crisis de la oración devocional, agudizada por la secularización y por los nuevos humanismos ideologizantes, y la crisis del culto mariano que es el contexto vital y natural del rosario. La crisis ha afectado igualmente al rosario en su estructura de oración mental y vocal, en la dificultad de contemplación y en el rechazo de la recitación litánica, acusada de ser un mecanismo sin alma. Estas dificultades tienen una cierta seriedad, y no se pueden obviar con simples lugares comunes. Pero es claro que hay dos niveles en esta crisis: uno es más radical (crisis de la oración en absoluto); y otro, que podemos llamar más especifico, lleva a ver en el rosario una oración árida, mecánica, sin vida. Por lo que se refiere al primer aspecto, basta decir que no será una reforma del rosario lo que traiga la solución. Con respecto al segundo aspecto, los intentos de actualización quieren obviar las dificultades psicológicas y reales de algunas personas que quieren rezar.

Vl. Renovación del rosario

En varios lugares, al lado de la recitación tradicional e incitados por preocupaciones pastorales, se han iniciado otras formas del rosario con la finalidad de privilegiar y explicitar algunas virtualidades del rosario mismo, p. ej., en estas nuevas formas se ha desarrollado la enunciación bíblica del misterio acompañada de una lectura apropiada de la Escritura. La recitación del Avemaría se centra en su parte bíblica, mientras el Santa María se reza al final de la decena a modo de conclusión. Esta reducción de la segunda parte del Ave pone de relieve la bella imploración mariana, que expresa la piedad de la iglesia hacia la Virgen y es la invocación del creyente que ha contemplado en la parte litánica el misterio. Vuelven, pues, las cláusulas mnemónicas, ya experimentadas por Alberto de Castello, y las intenciones de la oración con oportunos espacios de silencio (el silencio es necesario que sea revalorizado no sólo en la liturgia, sino también en el rosario). El Pater y el Gloria pueden ser cantados, reavivando así la coralidad de la oración. En esta nueva manera se respeta la esencia íntima del rosario y se amplia su óptica contemplativa.

Otra forma de renovación es la "celebración del rosario", recitación paralitúrgica "que, aun sin ser verdadera y propia liturgia, se inspira sin embargo en ella y está ordenada a ella, es decir, a preparar el corazón de los fieles a una participación más personal y más viva en los diversos tiempos litúrgicos, y a prolongar interiormente sus efectos". Bajo esta forma se ve con claridad la ayuda que puede dar el rosario a la preparación de los ciclos litúrgicos de adviento-navidad, cuaresma-pascua y pentecostés. Estas formas de rezar el rosario se van difundiendo, pero están todavía en experimentación. Es difícil prever su futuro camino, pero han recibido una autorizada aprobación en la MC. Ha habido también experimentos que, a nuestro entender, han comprometido el espíritu del rosario, o con la supresión del elemento titánico, o con un desarrollo desproporcionado de la parte homilético-escriturística, o con una discutible proliferación de misterios. Tales intentos se separan, a nuestro parecer, del espíritu del rosario tal como se ha ido configurando a lo largo de un interminable proceso histórico.

E. D. STAID
DICC-DE-MARIOLOGÍA. Págs. 1731-1741
 
Tanta palabrería para argumentar sobre un rezo repetitivo a un ídolo, y las palabras de Jesús todavía suenan para quienes las quieran oír y obedecer:




Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. (Mateo 6:7)


Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. (Juan 14:13-14)
 
Hola!

Hola!

A los interesados en leer el total del estudio "un catolico investigando el protestantismo" aqui los dejo a su disposicion, y encontraran muchas verdades historicas y falsas de la religion catolica.

:bicho:
 

Adjuntos

  • un catolico investigando el protestantismo.doc
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Mmmm, este artículo contiene citas falsas y muchas mentiras sobre la Iglesia Católica. También citas tergiversadas.

Yo creo que los evangélicos cultos no deberían alimentarse de estas cosas.
 
Para Patricio y Manuel Corona:
No, No te queda bien cristiano catolic o Patricio, utilizar esa imagen de la virgen de Fátima, pues María, la dulce madre de mi salvador , Jesús, no está representada allí, eso le quedaría bien a un buen católico que olvidándose que lo principal es Jesús, y en su ignorancia, creyera que todas esas imágenes representan a la madre de Jesús.


Les quedaría bien a ti y a tu amigo Manuel Corona, la imagen de Satan, a quien fielmente los dos le sirven . Lobos vestidos de cordero, desleales, crueles, abominables INQUISIDORES.

Las lágrimas que ustedes dos, junto con el ateo (el otro inquisidor ), me hicieron derramar, en meses anteriores, en el otro foro, serán secadas por el Sol de Justicia, Jesús Dios.

Salmo 85:10 y 11.
La misericordia y la paz se encontraron; la JUSTICIA y la PAZ se besaron.
La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos.

Dios:
Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y menesteroso; libradlo de manos de los impíos.
No saben no entienden, andan en tinieblas; tiemblan todos los cimientos de la tierra.(Salmo 82:3,4 y 5).

Cuando haya JUSTICIA, habrá PAZ.

Amén.
 
¿Quién se apareció en Fátima?

¿Quién se apareció en Fátima?

Lo que es seguro es que esto de las aparaciones marianas tiene mucho tirón. Tanto que se disputan la propiedad, incluso la identidad de quién se aparece....


EL ISLAM SE APROPIA DE LAS APARICIONES DE FATIMA
La televisión estatal de Irán asegura que no era la Virgen, sino la hija de Mahoma
CIUDAD DEL VATICANO, 12 may (ZENIT).- El 23 de octubre de 1995, según informó al día siguiente el diario de Turín «La Stampa», la cadena de televisión iraní aseguró que las apariciones de Fátima suponen también un fenómeno religioso musulmán.

El interés musulmán por el santuario procede de los mismos orígenes de la localidad portuguesa. De hecho, «Fátima» no es un nombre cristiano. El pueblo en el que tuvieron lugar las apariciones asumió este nombre durante la dominación árabe.

Según las crónicas, en 1156, en el lugar que después sería llamado Fátima, un caballero cristiano salvó la vida a una mujer llamada Fatma (Fátima), que había sido hecha prisionera durante una batalla entre cristianos y musulmanes. La muchacha se convirtió al cristianismo y se casó con el caballero. Poco después murió. El caballero se hizo monje y la localidad tomó el nombre de la mujer, Fátima.

Según la televisión de Irán, quien realmente se apareció a los tres pastorcillos no fue la Virgen María, sino la misma Fátima, hija del profeta del Islam, Mahoma. De este modo, habría dicho a los niños: «Yo soy Fátima, la hija del profeta del Islam».

En los últimos años está aumentando el número de peregrinos musulmanes que se dirigen en peregrinación a Fátima.

http://www.zenit.org/spanish/archivo/9805/980512.htm#a5



La negrita y los subrayados son míos.


Bendiciones.
 
Adorar y Venerar



¿ Importa lo que decimos que hacemos, o... lo que realmente hacemos ? por Daniel Sapia





Introducción

La cuestión no se resume sólo al análisis semántico de la actitud. Tampoco se trata sencillamente de “definir vocablos o forma de denominar las actitudes”. El tema pasa por poder discernir CLARAMENTE lo que acontece en nuestro corazón (más allá del nombre que le pongamos) y, lo más importante, evaluar si actuamos consecuentemente con la voluntad de Dios.

Existen 2 realidades que no siempre son coincidentes: Una cosa es "lo que creemos que somos" (o "lo que nos quieren hacer creer que somos") y otra "lo que realmente somos". De la misma manera puede ser diferente "lo que creemos que hacemos" (o "lo que nos quieren hacer creer que hacemos) de lo que "realmente hacemos".

Estos 2 planos de la realidad no siempre coinciden. Recuerdo cuando de niño superponía a contraluz la misma figura calcada 2 veces, y desplazando levemente uno de los papeles podía ver una sola figura (ambas superpuestas), o dos totalmente separadas. Lo mismo pasa con nuestras actitudes y cómo nos vemos frente a ellas: pueden coincidir ambas, o podemos "creer que" hacemos algo, cuando la realidad dice otra cosa (que es lo que finalmente cuenta).

Ante los ojos de Dios lo que cuenta no es "lo que creemos que hacemos" ni mucho menos "lo que nos quieren hacer creer que hacemos", sino "lo que realmente hacemos".



¿Qué cree el fiel Católico?

Según su Iglesia enseña, el fiel Católico entiende que existen diferentes niveles de respeto a manifestar, de acuerdo al destinatario del que se trate. Utilizaremos como referencia las afirmaciones del Sacerdote Católico Fernando Carballo, tal cual lo expuso en su libro de apologética católica "Protestantismo y Biblia" (Ediciones Paulinas, Buenos Aires, Abril de 1955), el cual goza de Imprimatur eclesiástico (aprobado por la Iglesia de Roma), al desarrollar la Lección VII "El Culto a María Santísima y a los Santos" (página 103)

b) EL CULTO A MARÍA SANTÍSIMA

No es extraño que los católicos tributemos un culto muy especial a Aquella a quien el Arcángel San Gabriel llamara "llena de gracia" y Santa Isabel "bendita entre todas las mujeres". Con ello no hacemos más que cumplir con un deber de estricta justicia al brindar nuestra ferviente devoción a quien es Madre de Dios y Madre nuestra Santísima.

Miramos, los católicos, a Jesús; y llenos de admiración y amor hacia Él, exclamamos con aquella mujer hebrea: "Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron.." (Lucas 11:27) [1]

Todo nuestro tributo, pues, a Ella. Menos el tributo de adoración, que se debe sólo a Dios. (Técnicamente hablando [2] : el tipo de culto que ofrecemos a María Santísima recibe el nombre de hiperdulía; inferior al culto de latría, tributado sólo a Dios; y superior al culto de dulía, tributado a los Santos.)

Honramos a María Santísima, la invocamos y la amamos con todo nuestro fervor; pero no llegamos a adorarla. Si hubiese algún devocionario popular (cosa reprobable por cierto), que hablase de "adoración" a la Santísima Virgen, sépase que le daría al término una significación amplia [3]; al igual que en el lenguaje corriente se dice: te adoro, te idolatro, queriéndose significar: te amo, te reverencio, etc.

El católico que "adore" en el sentido estricto de la palabra a María Santísima, comete un garrafal error. Pero esto -estense tranquilos los protestantes-, nadie lo hace.."

(Sacerdote Fernando Carballo - "Protestantismo y Biblia", páginas 112 y 113. Negritas añadidas)


Página 112





Página 113


Sólo 3 breves comentarios:

[1] El texto completo ( ¡ y cuán importante es para el correcto sentido ! ) dice: "Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron. Pero Jesús respondió: Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios, y la ponen en práctica." (Lucas 11:27-28 de la traducción católica de don Félix Torres Amat basado en la Vulgata Latina, versión oficial de la Iglesia de Roma según lo dictaminado en el Concilio de Trento.)

[2] "..Técnicamente hablando...". Este tecnicismo no es Palabra de Dios, sino palabra de hombres. Este tecnicismo no se encuentra en las Sagradas Escrituras.

[3] "..le daría al término (adorar) una significación amplia..". Es una manera de "abrir el paraguas" (como se dice en Argentina). Si dice lo que "no debe decir", entonces "no dice" eso sino que se debe entender que "dice otra cosa". ¿Quedó claro?



Resumiendo, el Catolicismo cree y enseña que el culto y adoración que se debe solo a Dios se denomina LATRÍA. El culto rendido a la Virgen (por oposición al culto de dulía, que se rinde a los santos) se denomina HIPERDULÍA. Y el culto de homenaje que se rinde a los ángeles y a los santos se denomina DULÍA.



¿Cuál es la diferencia PRÁCTICA (en los hechos) entre uno y otro?

- Nadie lo sabe.

¿Cuál fue la necesidad de la Iglesia Católica de diseñar estos "tecnicismos"?

- Darle argumentos a la feligresía para que, aunque no sepa ni pueda distinguir la diferencia entre uno y otro, crea que con su actitud no está en desobediencia con la voluntad de Dios.



(Como veremos más adelante, lo que prohíbe Dios, más allá de "posturas y actitudes", es que depositemos nuestra fe y confianza -en el plano espiritual sobrenatural- en algo o alguien distinto a Él mismo.)



La Palabra de Dios dice:

La Biblia no contiene ninguna categorización ni ninguna escala de formas de demostración de respeto. La Palabra de Dios es terminantemente clara y sencilla. NO EXISTEN en Ella los términos de LATRÍA, DULÍA e HIPERDULÍA. Y no los menciona, no por denominarlos de otra manera, sino porque no reconoce ni acepta ni permite darle culto A NADA o NADIE que no sea Dios mismo. Por lo cual queda más que claro porqué no son mencionadas en la Escritura.

Esta diferenciación fue tardíamente definida por la Iglesia Católica Romana, para darle un viso de autenticidad al culto que le rinde a las criaturas (como María, los santos y los ángeles) en lugar de hacerlo, como la Sagrada Escritura dice, sólo al Creador (Dios).

Escrito está:

"No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni le darás culto. Porque yo, Yahveh tu Dios, soy un Dios celoso.." (Deuteronomio 5:8-9) Biblia de Jerusalén (Católica)

"Tened mucho cuidado de vosotros mismos... no vayáis a pervertiros y os hagáis alguna escultura de cualquier representación que sea: figura masculina o femenina... no vayas a dejar seducirte y te postres delante de ellos para darles culto..." (Deuteronomio 4:15-16) Biblia de Jerusalén (Católica)



La Palabra de Dios es muy clara: rendirle culto sólo a Dios.

Ahora bien...



¿ Qué significa “Rendir Culto” ?

Tal vez quienes intenten defender la validez de las diferentes maneras de “manifestar respeto” de la Iglesia Católica (Latría, Hiperdulía y Dulía) ensayarán las siguientes preguntas:

“...¿Acaso la Biblia no predica el respeto y el reconocimiento a nuestros hermanos mayores en la fe..?”

“...¿Acaso no debemos rendirle un especial respeto a nuestros mártires..?”

“...¿Acaso no debemos respetar a María y a todos los santos varones de Dios, ejemplos de santidad y amor...?

Estas preguntas tienen una sola respuesta: “SI”.

No cabe ni la menor duda de que todos ellos merecen nuestro respeto, consideración e imitación. Y creo no equivocarme si afirmo que jamás NINGÚN Cristiano supuso que no debía ser así.

Pero sucede que darles nuestros respetos ES MUY DIFERENTE A DEPOSITAR EN ELLOS NUESTRA FE Y ESPERANZA SOBRE ANHELOS ESPIRITUALES SOBRENATURALES, considerando que pueden ser obradores de milagros o que GRACIAS A SUS BUENOS OFICIOS PODEMOS OBTENER FAVORES DE DIOS PADRE.

Pensar esto (y hacerlo) no es otra cosa que NEGAR la propia Palabra de Dios, ya que ella dice que el ÚNICO MEDIADOR entre Dios y los hombres es el Señor JESUCRISTO. (1° Timoteo 2:4). Y si no negarla, cuanto menos desobedecerla.



Pero, cuando alguien ora por mí ...

¿no esta intercediendo?

Frecuentemente se argumenta que, tanto como podemos pedir intercesión mediante la oración a algún hermano en la fe, por ejemplo de nuestra misma congregación o parroquia, con más razón a alguien muy amado por Dios y que YA SE ENCUENTRA EN SU PRESENCIA EN EL CIELO.

Responderemos una vez más con la Biblia.

En la Sagrada Escritura no existe UN SOLO caso de oración dirigida a una persona que ha partido a la Presencia de Dios, que ha muerto físicamente. No existen registros de pedidos de intercesión a Abraham (padre de la fe) o a algún profeta de la Antigua Alianza. Es de notar que en todo el Nuevo Testamento no existe la menor referencia a una oración por intercesión a Esteban o a Juan el Bautista, primeros mártires Cristianos. “Clama a mí..”, “Venid a mi...”, dice el Señor; y agrega: “Lo que pidiereis al Padre en Mi Nombre, lo haré...” (Juan 14:13 y 15:16).

De allí en más podemos obrar como nos plazca, según nuestro libre albedrío, pero sabiendo que si no le pedimos a Dios en el nombre de Jesús, no le estamos siendo obedientes. Y no hace falta explicar las consecuencias de ser desobedientes a Dios.

Por otra parte, la oración entre hermanos VIVOS (corporalmente en la Tierra) es una práctica, no sólo efectiva sino además recomendada en la misma Escritura. Pero no menciona a quienes ya HAN MUERTO.

"Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos.." (Mateo 18:19) Biblia de Jerusalén (Católica)

A veces se agrega que ni la Virgen ni los santos “están muertos”, sino que “viven” en la Presencia del Señor. Está claro que como argumento es débil; la “vida” a la que se refiere el versículo es claramente CORPORAL (no espiritual), ya que la Palabra dice “Los que estéis en la Tierra”. Esto excluye a los que ya han partido, por más que se los considere “vivos espiritualmente”.



Un ejemplo muy ilustrativo



Debatido este tema en algún Foro, me ha parecido muy interesante y muy ilustrativo compartir un EJEMPLO, en forma de parábola, que un amigo católico compartió para que se comprendiera mejor cuál es el sentido de REZARLE A LOS SANTOS o a LA VIRGEN.

Este ejemplo está tomado del Foro Cristiano de Iglesia.net, y quien nos comparte su "parábola" es una amigo Católico, que además es CATEQUISTA de su Parroquia.

Este aporte puede verse en: http://forocristiano.com/ultimatebb.cgi?ubb=get_topic&f=12&t=004338&p=3


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Amigo Católico Romano (ACR)

"Un niño de dos años se siente cohibido de pedir a su padre que lo lleve a una plaza. No se atreve a enfrentarlo porque ha hecho ya varias travesuras en el día. Entonces astutamente recurre a su hermana mayor debilidad del padre porque aprecia en ella una rectísima conducta y un incomparable amor.

El niño le pide entonces a su hermana que le requiera al padre que los lleve a la plaza, en otras palabras, que interceda ante el padre."

Daniel Sapia (DS)

"Si te parece que tu ejemplo de la plaza es igual que el de nuestra relación con Dios, créeme que me has dejado apenado. Con razón necesitas una legión de ayudantes, con la Virgen a la cabeza. Dios es un "ogro" y yo, terrible cobarde tengo que mandar a alguien "de su mejor agrado" para que estime conceder mis peticiones..."

ACR

"El que los llevará a la plaza es el padre, ¿o no? El que debe dar el sí es el padre. En definitiva, el hermanito cree que "la cercanía" de la hermana obtendrá del padre el favor pedido. Y agrego que el padre estará contento ya que ve que en su familia corre la moneda del amor. No te diste aún cuenta que en el fondo tu cuestionamiento es referente a la intercesión en sí."

DS

"Voy a usar tu ejemplo para mostrarte que IDOLATRÍA es depositar nuestra FE, CONFIANZA y ESPERANZA en alguien distinto a Dios. En tu ejemplo de la plaza, los personajes son: el padre, la hermana mayor, y el hermanito travieso. Resulta que el hermanito CONFÍA en la hermana, que conseguirá el favor del padre. Por supuesto que el hermanito sabe que quien lo llevará a la plaza es el padre, pero... gracias a la intercesión de la hermana.
Pregunta del millón: ¿En quién puso su FE y ESPERANZA el hermanito? ¿En el padre o en la hermana? ¿De quién espera conseguir el favor el hermanito? ¿Del padre o de la hermana?
Eso.. es la idolatría."

ACR

"...Tanta como la que hay cuando intercedes por alguien que te lo requiere, mi estimado."

DS

"O sea, que LA HERMANA obtendrá el favor. Por lo tanto, la esperanza del nene es el éxito de la hermana, NO EL AMOR DEL PADRE QUE LO PERDONARÁ DE SUS TRAVESURAS SI ÉL SE LO PIDE.

ACR

"...Y en el poder del padre, sin el cual NADA podría hacerse. Y en la seguridad de que al fin el padre concederá en su amorosa bondad eso que pide. Se me hace difícil entender que por una parte propugnas la intercesión y por la otra la rechazas. Discúlpame, pero es incoherente

Me obligas a volver por el mismo camino: entonces NO intercedamos uno por el otro NUNCA MAS para que sea "mas grato" al padre que todos nos dirijamos directamente a EL. ¿Te das cuenta Daniel que por los argumentos que usas invalidas la intercesión TOTALMENTE?"

DS

Trataré de mostrarte PORQUÉ lo que pienso no es incoherente, sino que lo que planteas para “fabricar” esa incoherencia NO ES CIERTO.

Si ante alguna necesidad solicito a algún hermano en la fe que interceda ante Dios en oración por mi necesidad, en el caso de recibir respuesta afirmativa, agradeceré a Dios por esa bendición recibida. Si bien agradezco la oración de mi hermano, NO TENGO MI FE DEPOSITADA EN MI HERMANO, SINO EN DIOS. Me arrodillo CON mi hermano en la fe ANTE Dios. No me arrodillo ANTE mi hermano en la fe, ni le prenderé velas a su foto ni me postraré ante su estatuita. Porque mi fe espiritual estará EN DIOS, no en mi hermano.

Escrito está:
“Dichoso el hombre que confía en Dios”. Salmo 34:8
” Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová..” (Jeremías 17:7)
“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre..” (Jeremías 17:5)

Además, el hecho de que mi hermano interceda ante el Padre celestial por mi, no significa que YO NO ORE, sino que yo también oraré por mi necesidad, al Padre.

Esto NO ES LO QUE SUCEDE con el fiel católico que le pide un “milagro” a algún santo. Desde la teoría, podrás decir que es creencia católica que la bendición la da Dios. Y eso de alguna manera te sirve para explicar la “justa y lógica” veneración a un santo. Pero lo que sucede en la práctica es algo diferente. Y estimo que vos sabes de lo que estoy hablando...


¿Me estás queriendo decir que cuando un católico recibe respuesta de un pedido hecho a un santo, le agradece a Dios, y NO AL MISMO SANTO? Me parece que no es así...

Pongamos un ejemplo que tanto vos como yo conocemos muy bien: SAN CAYETANO (“patrono del pan y del trabajo” aquí, en Argentina). Colas y colas de feligreses cada 7 de Agosto en el barrio de Liniers, para “pedir y agradecer al santo”. No sería raro que intentes ensayar el argumento de que “van a agradecer por la eficaz intercesión”. No. Ellos le pidieron al santo, recibieron, y van a agradecer al santo. Si lo recibieron al habérselo pedido al santo, pues ... las gracias para el santo. Y las velas se la prenden al santo, y las estampitas que llevan son del santo, y las procesiones de rodillas son en honor al santo, etc. etc. etc.



Solo como ejemplo

“SAN CAYETANO. Fuerte devoción en el Interior”
Diario Ámbito Financiero. Suplemento Ámbito Nacional.
Miércoles 8 de agosto de 2001. Página 1

“En todo el país se conmemoró ayer el Día de San Cayetano, el patrono del trabajo... En Viedma, el obispo sostuvo que la fe que miles de fieles depositan en San Cayetano es «un modo de respuesta pacífica a la violencia de que son objeto»...”

“Los fieles depositan la fe en el santo”
”El hermanito deposita la fe en su hermana”



Escrito está:
“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre..” (Jeremías 17:5)

La forma de pensar es: “Mi empleo lo tengo por rezarle a San Cayetano. Entonces soy devoto de San Cayetano, porque mi proveedor es San Cayetano” Un ortodoxo y bien intencionado catequista podría decirle a este fiel católico: “Pero.. un momento!! El generador de la bendición es Dios..!!!” A lo que perfectamente podría recibir como respuesta: “Si, pero gracias a los buenos oficios de San Cayetano yo obtengo lo que necesito. San Cayetano no me defraudó, así que mi fe es para San Cayetano igual que mis velas, mis estampitas, mis procesiones, mis rezos, mis himnos, mis medallitas etc. etc. etc..”

Que no estés de acuerdo es una cosa. Que esto es una realidad MASIVA, es otra.
Y sería cuanto menos un estorbo para este debate que sabiéndolo, no lo quieras reconocer...

En tu “Parábola de la plaza”, el que los lleva en auto hasta la plaza es el padre, pero los besos serán para la hermana que le consiguió un lugar en el asiento trasero...

Más claro échale agua

Bendiciones en Cristo



Foro Cristiano: http://forocristiano.com/ultimatebb.cgi?ubb=get_topic&f=12&t=004338&p=3






Los Católicos... ¿ adoran imágenes ?

Si tomamos las afirmaciones precedentes del Sacerdote Carballo, la respuesta es TERMINANTEMENTE NO. Recordemos lo expresado por el sacerdote apologista católico.

"El católico que "adore" en el sentido estricto de la palabra a María Santísima, comete un garrafal error. Pero esto -estense tranquilos los protestantes-, nadie lo hace.." (Protestantismo y Biblia, página 113)

Sin embargo...

Dice así el Canon III del Concilio IV de Constantinopla (869-870):

"Si alguno, pues, no ADORA LA IMAGEN de Cristo Salvador, no vea su forma en su segundo advenimiento. Así mismo honramos y ADORAMOS LA IMAGEN de la Inmaculada Madre suya, y las IMÁGENES DE LOS SANTOS… Los que así no sientan, sean anatema".

Para el sacerdote Carballo, quienes LO HAGAN "están en un garrafal error".
Para el IV concilio de Constantinopla, quienes NO LO HAGAN son declarados anatemas (malditos).





Etimología de las palabras

En el Concilio de Hierea, convocado por Constantino V en el año 754 y al que asistieron mas de 300 obispos se condenó el culto a las imágenes y a los que apoyaban dicho culto se les llamó ICONOLATRAS, LATRAS de latría y LATRÍA = ADORACIÓN. (Iconolatra = Adorador de Iconos)

La palabras adoración y veneración SON SINÓNIMOS véase cualquier diccionario etimológico de la lengua.

Los vocablos DULÍA e HIPERDULIA, fueron tomados del griego DULEIA "esclavitud" derivado de dûlos "esclavo". Así, pues, hiperdulía significa hiperesclavo. Apliquemos estos significados a la virgen, la cual, según el Magisterio Romanista RECIBE CULTO DE HIPERDULíA. Si el esclavo depende absolutamente de su amo y señor, María (una determinada imagen de la misma) se convierte en amo y señor de quien la rinde culto de hiperdulía. ¿Y no ocurre lo mismo con las imágenes de los santos? (tanto la imagen como lo que esta pretende -"representar"- según el mencionado magisterio) Pregunta lógica: ¿Donde queda el Señorío de Cristo? Queda totalmente ANULADO No se puede servir a dos SEÑORES. Eso lo dijo el mismo Cristo..”

Aporte del Forista "Tobi" en el Foro Cristiano http://forocristiano.com/ultimatebb.cgi?ubb=get_topic&f=12&t=004624&p=5



El peligro de "venerar" imágenes

Estimado católico que gusta de rendirle culto a imágenes de Santos y de Vírgenes: ¿Cuál es el motivo que supones tienen los Cristianos Evangélicos para predicarte en contra de la práctica de veneración de imágenes?

Encontrarás la respuesta (espero) viendo la "propuesta" de este sitio católico y los "frutos" que podrías obtener si "veneras" la imagen que se propone. A partir de este ejemplo, las oportunidades que deben presentarse en el quehacer católico diario actual deben ser infinitas...todas iguales de peligrosas


Proclama desde un sitio católico romano, mundialmente conocido y reconocido.



(negritas y subrayado añadidos)

El primer elemento de la Devoción a la Divina Misericordia que fue revelado a la Hermana Faustina fue la Imagen, el 22 de Febrero del 1931. Jesús se le aparece con rayos de luz irradiando desde su Corazón y le dice:





Pinta una imagen según el modelo que vez, y firma: "Jesús, en ti confío". Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero." (Diario 47)

Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo Mismo la defenderé como Mi gloria." (Diario 48)

Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Este recipiente es esta imagen con la firma: Jesús en Ti confío" (Diario 327)

... (continúa)

http://www.ewtn.com/spanish/prayers/Misericordia/La_Imagen.htm



Este manifiesto exhorta a venerar ese dibujo, prometiendo que el alma que lo haga no perecerá. Y la promesa esta hecha... EN EL NOMBRE DE JESÚS..!!!

Esto es, lisa y llanamente, doctrina de demonios.








Una interesante encuesta



Diario Clarín (Argentina) - Domingo 2 de Diciembre de 2001

INFORME ESPECIAL RELIGION: RESULTADOS DE UNA ENCUESTA ENCARGADA POR EL EPISCOPADO
Trabajo, imposibles y amor definen el ranking de los santos
San Cayetano, Santa Rita y San Antonio son los preferidos entre los fieles católicos. Pero pocos dijeron que recurrirían a Dios o a un sacerdote para que les solucione algún problema.



"..pocos dijeron que recurrirían a Dios..."



Claro y contundente. Está hablando del 84% de los argentinos (que son católicos), en una encuesta encargada por el mismo Episcopado... ¿Hace falta agregar algo?

http://old.clarin.com/diario/2001/12/02/s-04703.htm




Escrito está

La Sagrada Escritura nos relata un episodio más que oportuno al tema que estamos desarrollando. En Hechos 19:27 unos constructores de estatuas de dioses greco-latinos expresan su oposición al ministerio del apóstol Pablo diciendo "Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien VENERA toda Asia, y el mundo entero." (Hechos 19:27)

Los católicos actuales dicen y enseñan que veneran a la Virgen en sus advocaciones y a los santos. ¿No es llamativo que este culto era también llamado con el mismo nombre de VENERACION y lo hacían los paganos a sus dioses (actitud que el apóstol Pablo combatía con la fuerza del Evangelio) como vemos en el pasaje bíblico?





Conclusión

En definitiva:

La Biblia NO CONDENA a que llevemos una foto de nuestros seres queridos...

La Biblia NO CONDENA a que levantemos estatuas de próceres...

La Biblia NO CONDENA a que tengamos imágenes que ilustren una enseñanza...

La Biblia NO CONDENA que utilicemos dibujos para adornar nuestros textos...

Lo que la Palabra CONDENA es que depositemos nuestra FE y ESPERANZA sobrenaturales en cualquier otro u otra que no sea Dios, llámese darle culto de dulía, culto de hiperdulía, culto de latría, adorar, venerar, honrar, etc. etc.



Si te arrodillas frente a una imagen de un santo o una virgen, para la Iglesia Católica Romana es una demostración de respeto mediante culto de dulía o hiperdulía...

Para Dios, según la Sagrada Escritura, es IDOLATRÍA, porque estás depositando tu FE y ESPERANZA espiritual en otro diferente a Él.








"¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

(Los dos cimientos - Lucas 6:46-49)



Que Dios te bendiga

Daniel Sapia


http://www.conocereislaverdad.org/adoraryvenerar.htm
 
..."ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y dando culto a las CRIATURAS en lugar de al CREADOR..."

María es una criatura.

Eso es todo lo que quería decir.
 
Originalmente enviado por: Panchita.
..."ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y dando culto a las CRIATURAS en lugar de al CREADOR..."
Romanos 1:25 (había olvidado citar capítulo y versículo).





María es una criatura.

Eso es todo lo que quería decir.
:( :( :(
 
Lepanto

Lepanto

LEPANTO
7 DE OCTUBRE DE 1571

DESDE ENTONCES y PARA SIEMPRE
LA GRAN FIESTA DEL TRIUNFO
DEL SANTÍSIMO ROSARIO DE NUESTRA SEÑORA

R. P. Rivadeneira S. I.
"Vida y Misterios de Nuestra Señora"


Aunque ha sido muy célebre esta devoción del Rosario desde el tiempo de Santo Domingo, se hizo más célebre con ocasión de la famosa batalla naval de Lepanto, que se ganó por intercesión de nuestra Señora, y particularmente por la devoción de su santo Rosario, la cual, siendo tan sabida, no hay para qué referirla aquí de propósito, y siendo muy propia de la fiesta de hoy no se puede callar del todo, y por eso diré la suma de ella.

Después que Selim II de este nombre, gran turco, rompió las paces con la república de Venecia, y viéndose señor del mar por la multitud de sus naves y soldados, se señoreó del reino de Chipre, y empezó a hacer hostilidades y estragos en los cristianos, el santísimo Pontífice Pio V procuró unir todas las armas católicas contra el enemigo común de la cristiandad que deseaba dominarlo todo con su poder, y presumía eclipsar con sus lunas las luces clarísimas de nuestra fe. Excusáronse los otros príncipes cristianos, y solamente el rey católico Felipe II se coligó con el Papa y con la república de Venecia para oponerse a tan formidable enemigo. Dispúsose una poderosa armada, de la que iba por general D. Juan de Austria, hijo del invicto emperador Carlos V, en quien parecía herencia el valor y patrimonio el vencer. Buscó la armada católica a la turquesa, que esperaba en el golfo de Lepanto. Los turcos contaban doscientas treinta galeras reales, con otras muchas galeotas y vasos menores; los cristianos llevaban más de doscientas galeras: ochenta y una del rey de España, ciento nueve de Venecia, y doce del Sumo Pontífice, tres de Malta y otras de caballeros particulares. Al llegar nuestra armada a vista de la del enemigo, el viento, que para los turcos era favorable y para los cristianos contrario, amainó casi de repente, empezando ya a desfavorecerles este elemento, y el mar se sosegó, como si pretendiera ver con reposo los dos más poderosos ejércitos del mundo disputarse sobre la posesión de él. El de los turcos era muy superior en número; el de los cristianos era mayor en el valor: los turcos presumían alistarse debajo de sus banderas la fortuna, hinchados con repetidas victorias; los cristianos sabían qué venía con ellos la justicia de la causa; ambas armadas tenían presente la batalla y el riesgo, y esperaban la victoria y el triunfo; pero los infieles lo esperaban de su valor y los fieles del favor divino. Por esto, ya que se acercaban a tiro de cañón, mandó su alteza enarbolar un crucifijo y muchas imágenes de Nuestra Señora, y todos, puestos de rodillas hicieron oración a Dios, poniendo por intercesora a la Virgen, suplicándole que no diese la victoria a sus enemigos por castigar a los que le confesaban y llamaban arrepentidos de sus culpas. Luego, habiendo esforzado los dos capitanes a sus soldados, y dado la señal de aceptar de ambas partes la batalla con dos tiros de bombarda, se acometieron las naves con increíble ímpetu, y se peleó por espacio de dos horas con extraño valor, con diferentes sucesos, ya prósperos, ya adversos, como los lleva la guerra, sin saberse aún dónde estaba la victoria, hasta que se reconoció en nuestra armada, y se fue declarando tanto por los cristianos, que en breve tiempo quedó desbaratada y deshecha la armada de los turcos; treinta mil con su bajá muertos, diez mil cautivos, ciento ochenta naves presas, noventa sumergidas, quince mil cristianos rescatados, casi trescientos tiros de artillería tomados; el despojo de dineros, joyas y armas no tiene precio ni número; y lo principal fue cobrar las armas católicas la reputación perdida, y perder las mahometanas la soberbia y confianza ganadas en muchas victorias. Murieron de nuestra parte seis mil hombres, por lo cual fue esta batalla la más célebre que han conseguido en el mar los cristianos, y no sé si vio antes primera, ha visto después segunda en sus campañas el elemento del agua.

Debióse esta insigne victoria a las oraciones de San Pío V y de la cristiandad, donde el Santo Pontífice les mandó hacer; y fuera del valor de los soldados cristianos, ayudó mucho la devoción y celo con que confesados y bien dispuestos entraron en la batalla, para morir defendiendo la fe, si Dios por nuestras culpas diese a los infieles la victoria; y principalmente se debió a la intercesión de la sacratísima Virgen María nuestra Señora, singular patrona de las batallas, a quien el Sumo Pontífice encomendó esta empresa, y el general y capitanes hicieron diversos votos. Consiguióse esta victoria en el primer domingo de octubre de 1571, día que la religión de Predicadores tenía consagrado, como todos los primeros domingos de cada mes, al culto de nuestra Señora del Rosario; y en éste, especialmente encomendaba a Dios el buen suceso de las armas católicas, por mandado del Sumo Pontífice San Pío V, el cual, en reconocimiento de tan señalada merced como recibió toda la cristiandad de la Madre de Dios, consagró este día a su culto, con título de "Santa María de la Victoria"; y Gregorio XIII, que le sucedió, mandó que se celebrase cada año, en el primer domingo de octubre, en todas las iglesias del orbe cristiano donde hubiese capilla o altar de nuestra Sñora del Rosario, fiesta a nuestra Señora con título del Rosario, por haberse alcanzado esta victoria por su devoción. Confirmó esta fiesta Clemente VIII, y últimamente nuestro Santísimo Padre Clemente X; a instancia de la reina nuestra señora doña Mariana de Austria. Y se fijó definitivamente para el día 7 de octubre, día de la grandiosa victoria de Nuestra Señora con su arma invencible de todos los tiempos: Su Santísimo Rosario.
 
>Estimado sacristan,

Esta devoción mas bien supersticiosa fue la solución no para resolver un conflicto espiritual sino politico religioso en su tiempo y perdiendo o ganando en nada tiene que ver el rosario en todo caso.

Historias supersticiosas como esta s ehan gestado en otras formas y aprtes del mundo y es sorprendente que la plegaria no haya sido para la conversión de estas almas sino para arrazar con ellas.

Y resulta que muchos mataran aun en "nombre de Dios" y creeran que estan haciendo algo bueno. Así es al religión; mas en el reino d elos cielos no es así, pues nuestra lucha no es contra carne ni sangre, nuestra lucha no es con ejerictos, cañones ni fusiles sino en el Santo Espiritu de Dios. Pues asi com pelearon contra los turcos quemaron cristianos noc atolico romanos, algunos de ellos por el "dlito" de no querer oir la misa en latin y pretextos mas insignificantes que estos; pero un dia estos martires de Jesús tendrán su justa recompensa mientras los que tal mal hicieron al quitar sus vidas en las hogueras asi a protestantes como a judios y un largo etcétera "en el nombre de Dios"

Distinto es recordar la actitud expansionista de los inetereses imperiales de la IC por todo el mundo a fuerza de imponer mas que de convencer y predicar con el ejemplo.

Aqui en mi patria en el estado de Querétaro se cuenta una leyenda en la que aparecio una cruz en el monte del "san Gremal" y esto provocó la victoria del "cristianismo"; en realidad fuerzas siniestras se unieron para que en base a la traición aniquilaran y dieran muerte por espada a un pueblo indigena que no deseaba se le impusiera la nueva "religión". Hicieron un trato entonces con Conin el jefe de los indígenas si se dejaba "cristianizar" y este se cambio el nombre, se cortó el pelo y traicionó a su pueblo. La historia de traición de este cacique fue reescrita por los vencedores quienes actualmente le han hecho un magnifico monumento y han hecho "creer" por imposición a muchos que es un "heroe" de la cristiandad...no me extrañaria que lo beatificaran algun día sobre todo si empieza a perder aun mas terreno en esta zona la IC.

Asi se las gastan....
 
Re: Lepanto

Re: Lepanto

Originalmente enviado por: SACRISTAN
LEPANTO
7 DE OCTUBRE DE 1571

DESDE ENTONCES y PARA SIEMPRE
LA GRAN FIESTA DEL TRIUNFO
DEL SANTÍSIMO ROSARIO DE NUESTRA SEÑORA

R. P. Rivadeneira S. I.
"Vida y Misterios de Nuestra Señora"


Aunque ha sido muy célebre esta devoción del Rosario desde el tiempo de Santo Domingo, se hizo más célebre con ocasión de la famosa batalla naval de Lepanto, que se ganó por intercesión de nuestra Señora, y particularmente por la devoción de su santo Rosario, la cual, siendo tan sabida, no hay para qué referirla aquí de propósito, y siendo muy propia de la fiesta de hoy no se puede callar del todo, y por eso diré la suma de ella.

Después que Selim II de este nombre, gran turco, rompió las paces con la república de Venecia, y viéndose señor del mar por la multitud de sus naves y soldados, se señoreó del reino de Chipre, y empezó a hacer hostilidades y estragos en los cristianos, el santísimo Pontífice Pio V procuró unir todas las armas católicas contra el enemigo común de la cristiandad que deseaba dominarlo todo con su poder, y presumía eclipsar con sus lunas las luces clarísimas de nuestra fe. Excusáronse los otros príncipes cristianos, y solamente el rey católico Felipe II se coligó con el Papa y con la república de Venecia para oponerse a tan formidable enemigo. Dispúsose una poderosa armada, de la que iba por general D. Juan de Austria, hijo del invicto emperador Carlos V, en quien parecía herencia el valor y patrimonio el vencer. Buscó la armada católica a la turquesa, que esperaba en el golfo de Lepanto. Los turcos contaban doscientas treinta galeras reales, con otras muchas galeotas y vasos menores; los cristianos llevaban más de doscientas galeras: ochenta y una del rey de España, ciento nueve de Venecia, y doce del Sumo Pontífice, tres de Malta y otras de caballeros particulares. Al llegar nuestra armada a vista de la del enemigo, el viento, que para los turcos era favorable y para los cristianos contrario, amainó casi de repente, empezando ya a desfavorecerles este elemento, y el mar se sosegó, como si pretendiera ver con reposo los dos más poderosos ejércitos del mundo disputarse sobre la posesión de él. El de los turcos era muy superior en número; el de los cristianos era mayor en el valor: los turcos presumían alistarse debajo de sus banderas la fortuna, hinchados con repetidas victorias; los cristianos sabían qué venía con ellos la justicia de la causa; ambas armadas tenían presente la batalla y el riesgo, y esperaban la victoria y el triunfo; pero los infieles lo esperaban de su valor y los fieles del favor divino. Por esto, ya que se acercaban a tiro de cañón, mandó su alteza enarbolar un crucifijo y muchas imágenes de Nuestra Señora, y todos, puestos de rodillas hicieron oración a Dios, poniendo por intercesora a la Virgen, suplicándole que no diese la victoria a sus enemigos por castigar a los que le confesaban y llamaban arrepentidos de sus culpas. Luego, habiendo esforzado los dos capitanes a sus soldados, y dado la señal de aceptar de ambas partes la batalla con dos tiros de bombarda, se acometieron las naves con increíble ímpetu, y se peleó por espacio de dos horas con extraño valor, con diferentes sucesos, ya prósperos, ya adversos, como los lleva la guerra, sin saberse aún dónde estaba la victoria, hasta que se reconoció en nuestra armada, y se fue declarando tanto por los cristianos, que en breve tiempo quedó desbaratada y deshecha la armada de los turcos; treinta mil con su bajá muertos, diez mil cautivos, ciento ochenta naves presas, noventa sumergidas, quince mil cristianos rescatados, casi trescientos tiros de artillería tomados; el despojo de dineros, joyas y armas no tiene precio ni número; y lo principal fue cobrar las armas católicas la reputación perdida, y perder las mahometanas la soberbia y confianza ganadas en muchas victorias. Murieron de nuestra parte seis mil hombres, por lo cual fue esta batalla la más célebre que han conseguido en el mar los cristianos, y no sé si vio antes primera, ha visto después segunda en sus campañas el elemento del agua.

Debióse esta insigne victoria a las oraciones de San Pío V y de la cristiandad, donde el Santo Pontífice les mandó hacer; y fuera del valor de los soldados cristianos, ayudó mucho la devoción y celo con que confesados y bien dispuestos entraron en la batalla, para morir defendiendo la fe, si Dios por nuestras culpas diese a los infieles la victoria; y principalmente se debió a la intercesión de la sacratísima Virgen María nuestra Señora, singular patrona de las batallas, a quien el Sumo Pontífice encomendó esta empresa, y el general y capitanes hicieron diversos votos. Consiguióse esta victoria en el primer domingo de octubre de 1571, día que la religión de Predicadores tenía consagrado, como todos los primeros domingos de cada mes, al culto de nuestra Señora del Rosario; y en éste, especialmente encomendaba a Dios el buen suceso de las armas católicas, por mandado del Sumo Pontífice San Pío V, el cual, en reconocimiento de tan señalada merced como recibió toda la cristiandad de la Madre de Dios, consagró este día a su culto, con título de "Santa María de la Victoria"; y Gregorio XIII, que le sucedió, mandó que se celebrase cada año, en el primer domingo de octubre, en todas las iglesias del orbe cristiano donde hubiese capilla o altar de nuestra Sñora del Rosario, fiesta a nuestra Señora con título del Rosario, por haberse alcanzado esta victoria por su devoción. Confirmó esta fiesta Clemente VIII, y últimamente nuestro Santísimo Padre Clemente X; a instancia de la reina nuestra señora doña Mariana de Austria. Y se fijó definitivamente para el día 7 de octubre, día de la grandiosa victoria de Nuestra Señora con su arma invencible de todos los tiempos: Su Santísimo Rosario.



Ni una sola alusión a Jesucristo


Ese es el engaño de satanás, para quitarle Gloria, honra y poder a Jesucristo.

El Señor, sustituido por la "señora", patrona de las batallas y a quien hay que rendirle culto.

No sé como no lo ven, la IDOLATRIA rebosa por todas las partes de este artículo.

:llorando:
 
Estimado sacristán:

Interesantísimo tu aporte sobre la batalla de Lepanto, cuando la Iglesia estuvo en tanto peligro con el Islam a punto de penetrar definitivamente en el mundo cristiano. La intercesión de nuestra madre santísima salvó al pueblo de Dios.

Con mucha razón los católicos la tenemos en tan alta estima.


Saludos
 
Originalmente enviado por: Jaimito
Estimado sacristán:

Interesantísimo tu aporte sobre la batalla de Lepanto, cuando la Iglesia estuvo en tanto peligro con el Islam a punto de penetrar definitivamente en el mundo cristiano. La intercesión de nuestra madre santísima salvó al pueblo de Dios.

Con mucha razón los católicos la tenemos en tan alta estima.


Saludos






Desobedeciendo las palabras de Jesús:



Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.( Palabras de Jesús en Juan 14:13)


Jesús nos enseña a pedir al Padre en Su Nombre.



¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? (Lucas 6:46)
 
Amigo Sacristan muchos deseos que la Virgen y su Hijo Jesus, DIOS, no iluminen constantemente.

Siguiendo tu consejo he estado informandome sobe la mejor forma de rezar el Rosario. Y he conseguido que este Rosario del que estamos hablando es una version Moderna llamada: <<Rosaio Biblico>> segun Albert Cardinal.

El dice: << El ROSARIO BIBLICO>> es una version moderna de la manera como se rezaba el Rosrio en la Edad Media, por los Cristianos Occidentales.

Recitaban un pequeño pensamiento despues de cada Ave Maria. Estos pensamientos en cada cuenta describen un acontecimiento de la Vida de Jesus.

Dios nos bendiga en el AMOR del Hijo de Dios por su madre la Virgen Maria (elegida por DIOS Padre).

Manuel Corona
 
Originalmente enviado por: Jaimito
Estimado sacristán:

Interesantísimo tu aporte sobre la batalla de Lepanto, cuando la Iglesia estuvo en tanto peligro con el Islam a punto de penetrar definitivamente en el mundo cristiano. La intercesión de nuestra madre santísima salvó al pueblo de Dios.

Con mucha razón los católicos la tenemos en tan alta estima.


Queridos amigos Sacristan y Jaimito me uno al inmenso amor que le tienen los Catolicos a la Virgen Madre de Jesus, Nuestro Dios. A pesar de no ser Catolico reconozco eL INMENSO AMOR DE DIOS PADRE por la BIENAVENTURADA SIEMPRE VIRGEN MARIA MADRE DE JESUS.

AMO A LA VIRGEN COMO SU HIJO JESUS LA AMO A ELLA.

Dios nos bendiga

Manuel
 
Dedicado al Sr Manuel Corona y Jaimito

Dedicado al Sr Manuel Corona y Jaimito

Sr Manuel Corona me da gusto su interes por el rezo del Santo Rosario Biblico y por el amor que le tiene a la Virgen Maria, como lo tenia su hijo Jesus, ya vera usted la cantidad de gracias que recibira usted y toda su familia, porque la Madre de Nuestro Salvador reparte gracias abundantes porque es rica en Misericordia.

Jaimito tenemos el mismo sentir hacia nuestra Madre la Virgen Maria, que la Virgen Maria siga intercediendo ante su Divino hijo Nuestro Señor Jesucristo, para que nos ayude a tener el amor que tuvo Jesus a su MADRE LA VIRGEN MARIA.





LA DEVOCIÓN A MARÍA
Y LOS DOCUMENTOS ARQUEOLÓGICOS
Michele Picirillo


(Tomado de la Revista TIERRA SANTA [Mayo-Junio 1990] 120-123).



El célebre grafito XA(IRE) MARIA, Ave María, encontrado en la casa de la Virgen en Nazaret y la manifestación de fe que una peregrina, hacia el siglo III, dejó gra_bada en el fuste de una columna del santuario de la Anunciación de Nazaret: “en el lugar sagrado de M(aría) he escrito”, constituyen dos manifestaciones de grandísima importancia que prueban el culto que los cristianos de los primeros siglos rendían a María. Pero es la época bizantina la que nos ha conservado nume_rosos documentos de devoción hacia la Madre de Jesús por parte del pueblo cristia_no.



Medallones, anillos, frascos y pendientes con la figura de María



El Evangelio introduce, en la escena de la Anunciación, a la Virgen de Nazaret en la economía de la Salvación. Esta escena evangélica está representada en variados objetos de uso privado fabricados en la época bizantina, por ejemplo, en un encolpion o medallón episcopal, procedente del valle del Jordán, hoy conservado en el Museo de Rockefeller (Jerusalén). La Anun_ciación está también representada en un anillo de oro, proveniente de Siria, guar_dado en el Museo del Estudio Bíblico Franciscano de la Flagelación. En el anillo figura la escena de la Anunciación con el saludo, en griego, del ángel: "Ave María, llena de gracia".

El Museo de Monza, Italia, posee un disco de terracota en el que está reproduci_da la Anunciación con el saludo del ángel. Este objeto, muy probablemente llevado a Monza por un peregrino, proviene del santuario de san Gabriel de Nazaret, situa_do junto a la fuente, donde, según el Protoevangelio de Santiago, tuvo lugar la Anunciación.

Idéntica escena se encuentra en un frasco de terracota, conservado en el Museo de Israel y en otros frascos de metal, de origen palestinense, conservados en Monza y en Bobbio (Italia). Estos frascos o eulogias (recuerdo-bendición) se vendían a los peregrinos que visitaban los Santos Lugares. En ellos se guardaba aceite bendi_to, recogido de las lámparas que ardían en los santuarios de Tierra Santa. Además de la Anunciación están reproducidas otras escenas evangélicas: la Visitación, la Nati_vidad, la Adoración de los magos y de los pastores, la Crucifixión, la Ascensión y Pentecostés, episodios de la vida de Jesús en los que María ocupa un lugar iconográ_fico muy importante.

Escenas evangélicas como éstas están figuradas también en varias miniaturas en pulseras, fabricadas en la misma época en Siria y en Palestina y conservadas actual_mente en el Museo del Cairo y en la colección de Béarn en París.

Un anillo de oro, proveniente de Irbed (Jordania), guardado en el Museo de Amán, lleva el nombre de su propietaria y la siguiente inscripción-invocación a la Madre de Jesús: "Madre de Dios, protege a tu sierva".

En un pendiente de metal, de forma rectangular, hallado en Beit Shean, en el valle del Jordán, María está representada con las palabras "Santa María".

Frecuentemente los arqueólogos en_cuentran en el curso de las excavaciones objetos como éstos, relacionados con el culto mariano.



Mosaicos e iconos con la figura de María

El monasterio de santa Catalina del monte Sinaí es uno de los pocos edificios cristianos de Oriente que no ha sufrido de la crisis iconoclasta de los siglos VIII y IX y de las destrucciones ulteriores. En él halla_mos dos atestaciones de devoción y de culto hacia la Madre de Dios. En el mosaico del ábside justiniano del siglo VI está figurada una deesis o intercesión, formada por el busto de María y el de san Juan Bautista a cada lado de la cruz y del Cordero místico. De esta misma época data un icono de la Virgen, sentada en un trono en medio de ángeles y de santos.

Es sabido que el culto a los iconos fue desaprobado y combatido por una corriente de teólogos que veían en él una vuelta a la idolatría.

La iglesia de santa María de Mádaba (Jordania), tenía muy probablemente en la concha absidal un fresco o un mosaico representando a la Virgen. Así parece colegirse de la inscripción que se halla en el pavimento central de la misma iglesia: "Si quieres mirar a María, Madre virginal de Dios, y a Cristo que nació de ella, Rey universal, Hijo único del único Dios, purifica tu espíritu, tu carne y tus obras. Puedas purificar también al pueblo de Dios por (tus) oraciones". Esta inscripción refleja la doctrina teológica de la presencia del mundo divino en los iconos, y su lectura preparaba espiritualmente al cristiano deseoso de acceder a la visión y a la veneración a María.



La Virgen aparece con el título imperial de "Señora"

Los iconos, por la riqueza de su colori_do, llevan al pueblo cristiano a contemplar la majestad real de María, Madre de Dios. De aquí que en la época bizantina la Virgen recibiera el título imperial de Despoina o Señora (Reina), además de otros títulos dados por la devoción popular y después concretados y justificados en el curso de los debates teológicos relacionados con las crisis arriana y monofisita de los siglos IV y V.

Así, en una inscripción de la iglesia de Mádaba, arriba citada, leemos: En tiempo del padre nuestro el obispo Teó_fanes fue realizado este hermoso trabajo de mosaico de la gloriosa y venerable casa de la santa e inmaculada Reina... Madre de Dios, gracias al cielo y al entusiasmo del pueblo, amigo de Dios, de esta ciudad de Mádaba, por la salvación y la ayuda y la remisión de los pecados de los que han ofrecido y de los que ofrecen sus ofrendas a este lugar santo. Amén, oh Señor. Fue terminado por la gracia de Dios en el mes de febrero del año 974, en la quinta indicción.

Esta inscripción de Mádaba, por la inspiración poética y la precisión teológica de los términos empleados, tiene parecido con la inscripción griega de la iglesia de la Virgen en Bosra (Siria), en la que se recuer_da al obispo Antipater, brillante polemista del siglo V, autor de una homilía pronuncia_da con motivo de la fiesta de la Asunción de María. La inscripción dice: "Guardián y campeón ilustre de la doctrina ortodoxa, un pontífice inspirado por Dios construyó (este edificio) de una incomparable belleza. Es Antipater, célebre por su sabiduría, después de combates victoriosos, para honorar con magnificencia a la Madre de Dios, virgen pura, María, celebrada con himnos, sin mancha y llena de los dones del cielo". Los tres últimos títulos aplicados a María son copia del vocabulario de la antigüedad clásica cuando se dirigía a los dioses.

Una tercera inscripción, grabada en un cipo junto a la iglesia de santa María de Calcis (Líbano), recuerda el derecho de asilo, concedido por decreto imperial, del que gozaba el santuario mariano: “Cipos de asilo, concedidos al oratorio de nuestra Señora, la santa y gloriosa Madre de Dios, María, eternamente virgen, por nuestros emperadores llenos de piedad y de amor por Cristo".

Una estela de Hama, Siria, lleva la misma inscripción: "Cipos de asilo de nuestra Señora, la Madre de Dios, y de los santos Cosme y Damián..."



La Virgen y el título de "Theotocos"

El título más corriente que encontra_mos en las inscripciones de la época es el de Theotocos, es decir, Madre de Dios, acompañado frecuentemente de otros títu_los como el sinónimo de "Theometora", o el de Santa María. Algún historiador ha querido ver en el título de Santa María, cuando va solo, un indicio de herejía mono_fisita. Esta interpretación es falsa, al menos en nuestra región.

La iglesia de la Virgen en Shaqqa (Siria), es llamada, en una inscripción, la "Casa de la santa Madre de Dios, María". En la villa de Mariamín, también en Siria, "en el mes de julio del 493 fue erigido, a la gloria de Cristo, nuestro Señor, el oratorio de la Madre de Dios, María".

El emperador Justiniano mandó construir en Jerusalén, enfrente de las ruinas del Templo, una grandiosa basílica "en honor de la gloriosa Virgen María, madre de Dios". La basílica era conocida con el nombre de Nea Ecclesia o Iglesia nueva. Esta basílica, que tenía además un monasterio anejo y una hospedería para peregrinos, fue descubierta y estudiada por el profesor Avigad, de la Universidad Hebrea.

El mismo emperador Justiniano forti_ficó la espléndida basílica octogonal del monte Garizím, en Samaria, erigida por su predecesor el emperador Justino en honor de la Theotocos. Estaba situada enfrente de las ruinas del templo pagano y de la sinagoga samaritana.



Siguen las invocaciones a María

Son frecuentes, asimismo, las simples invocaciones a María, pidiéndola protección con la clásica fórmula: "Santa María o madre de Dios, protege a tu siervo, a tu sierva, a tu pueblo, etc.". Encontramos también invocaciones marianas con una teología más elaborada, como ésta en el pueblo sirio de Refade: "Jesús de Nazaret nacido de María, Hijo de Dios". En Rash el-Hajal asimismo, en Siria, un cristiano se dirige a la "Madre de Dios, siempre Virgen María", y en Deir Seta, pueblo sirio, una inscripción nos manifiesta la intercesión a María asociada a la fórmula de fe en la Santísima Trinidad: "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

Esta misma fórmula la hallamos en dos papiros de Netzana, en el Neguev, en los que vemos redactados un certificado de pago parcial de una deuda. El certificado comienza con las palabras: "En nombre de la santa y gloriosísima y vivificante Trini_dad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de nuestra gloriosa Señora (Reina), la Madre de Dios, siempre virgen, María, y de los coros de los santos mártires..." Después de haber enumerado una serie de gastos, se termina con esta oración: "Por interce_sión de nuestra Señora, madre de Dios, y siempre virgen, María y de Juan Precursor y Bautista y de todos los santos mártires".

La estrecha asociación entre María y Jesús está manifestada en otras fórmulas, como por ejemplo, en la sigla griega XMI; que generalmente se traduce por "Cristo Nacido de María", o en la inscripción en el mosaico de la iglesia de la Virgen en la villa de Rihab, Jordania: "Señor, Dios de Santa María y de todos los santos, ten piedad de todo el mundo y protege a los donantes". La devoción popular asocia frecuente_mente María a la fe en el poder salvador de Jesús, por ejemplo, en esta inscripción: "Señor Jesús y Santa María Madre de Dios, ten piedad de..."

En fin, la prueba más convincente del incremento de la devoción mariana entre los cristianos de los primeros siglos es la frecuente presencia del nombre de María en las inscripciones de la región, nombre muy superior numéricamente al de cual_quier otra mujer.



Michele Piccirillo
Estudio Bíblico de la Flagelación
 
ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. (Romanos 1:25)
 
Mas claro... Ni el agua....Theotokos

Mas claro... Ni el agua....Theotokos

CATEQUESIS DEL PAPA

( Durante la audiencia general del miércoles 27 de noviembre de 1996 )

María, Madre de Dios

1. La contemplación del misterio del nacimiento del Salvador ha impulsado al pueblo cristiano no sólo a dirigirse a la Virgen santísima como a la Madre de Jesús, sino también a reconocerla como Madre de Dios. Esa verdad fue profundizada y percibida, ya desde los primeros siglos de la era cristiana, como parte integrante del patrimonio de la fe de la Iglesia, hasta el punto de que fue proclamada solemnemente en el año 431 por el concilio de Éfeso.
En la primera comunidad cristiana, mientras crece entre los discípulos la conciencia de que Jesús es el Hijo de Dios, resulta cada vez más claro que María es la CATEQUESIS DEL PAPA


( Durante la audiencia general del miércoles 27 de noviembre de 1996 )



María, Madre de Dios

1. La contemplación del misterio del nacimiento del Salvador ha impulsado al pueblo cristiano no sólo a dirigirse a la Virgen santísima como a la Madre de Jesús, sino también a reconocerla como Madre de Dios. Esa verdad fue profundizada y percibida, ya desde los primeros siglos de la era cristiana, como parte integrante del patrimonio de la fe de la Iglesia, hasta el punto de que fue proclamada solemnemente en el año 431 por el concilio de Éfeso.
En la primera comunidad cristiana, mientras crece entre los discípulos la conciencia de que Jesús es el Hijo de Dios, resulta cada vez más claro que María es la Theotokos, la Madre de Dios. Se trata de un título que no aparece explícitamente en los textos evangélicos, aunque en ellos se habla de la «Madre de Jesús» y se afirma que él es Dios (Jn 20, 28, cf. 5, 18, 10, 30. 33). Por lo demás, presentan a María como Madre del Emmanuel, que significa Dios con nosotros (cf. Mt 1, 22_23).
Ya en el siglo III, como se deduce de un antiguo testimonio escrito, los cristianos de Egipto se dirigían a María con esta oración: «Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios: no desoigas la oración de tus hijos necesitados; líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen gloriosa y bendita» (Liturgia de las Horas). En este antiguo testimonio aparece por primera vez de forma explícita la expresión Theotokos, «Madre de Dios».
En la mitología pagana a menudo alguna diosa era presentada como madre de algún dios. Por ejemplo, Zeus, dios supremo, tenía por madre a la diosa Rea. Ese contexto facilitó, tal vez, en los cristianos el uso del título Theotokos, «Madre de Dios», para la madre de Jesús. Con todo, conviene notar que este título no existía, sino que fue creado por los cristianos para expresar una fe que no tenía nada que ver con la mitología pagana, la fe en la concepción virginal, en el seno de María, de Aquel que era desde siempre el Verbo eterno de Dios.

2. En el siglo IV, el termino Theotokos ya se usa con frecuencia tanto en Oriente como en Occidente. La piedad y la teología se refieren cada vez mas a menudo a ese termino, que ya había entrado a formar parte del patrimonio de fe de la Iglesia.
Por ello se comprende el gran movimiento de protesta que surgió en el siglo V cuando Nestorio puso en duda la legitimidad del título «Madre de Dios». En efecto, al pretender considerar a María sólo como madre del hombre Jesús, sostenía que sólo era correcta doctrinalmente la expresión «Madre de Cristo». Lo que indujo a Nestorio a ese error fue la dificultad que sentía para admitir la unidad de la persona de Cristo y su interpretación errónea de la distinción entre las dos naturalezas -divina y humana- presentes en él.
El concilio de Éfeso, en el año 431, condenó sus tesis y, al afirmar la subsistencia de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Hijo, proclamó a María Madre de Dios.

3. Las dificultades y las objeciones planteadas por Nestorio nos brindan la ocasión de hacer algunas reflexiones útiles para comprender e interpretar correctamente ese titulo. La expresión Theotokos, que literalmente significa «la que ha engendrado a Dios», a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere solo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina. El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Pero el Hijo de Dios, hace dos mil años, tomó nuestra naturaleza humana y entonces María lo concibió y lo dio a luz.
Así pues, al proclamar a María «Madre de Dios», la Iglesia desea afirmar que ella es la «Madre del Verbo encarnado, que es Dios». Su maternidad, por tanto, no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana.
La maternidad es una relación entre persona y persona: una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra. Por ello, María al haber engendrado según la naturaleza humana a la persona de Jesús, que es persona divina, es Madre de Dios.

4. Cuando proclama a María «Madre de Dios», la Iglesia profesa con una única expresión su fe en el Hijo y en la Madre. Esta unión aparece ya en el concilio de Éfeso; con la definición de la maternidad divina de María los padres querían poner de relieve su fe en la divinidad de Cristo. A pesar de las objeciones, antiguas y recientes, sobre la oportunidad de reconocer a María ese título, los cristianos de todos los tiempos, interpretando correctamente el significado de esa maternidad, la han convertido en expresión privilegiada de su fe en la divinidad de Cristo y de su amor a la Virgen.
En la Theotokos la Iglesia, por una parte, encuentra la garantía de la realidad de la Encarnación, porque, como afirma san Agustín, «si la Madre fuera ficticia, sería ficticia también la carne (...) y serían ficticias también las cicatrices de la resurrección» (Tract. in Ev. Ioannis, 8, 6_7). Y, por otra, contempla con asombro y celebra con veneración la inmensa grandeza que confirió a María Aquel que quiso ser hijo suyo. La expresión «Madre de Dios» nos dirige al Verbo de Dios, que en la Encarnación asumió la humildad de la condición humana para elevar al hombre a la filiación divina. Pero ese título, a la luz de la sublime dignidad concedida a la Virgen de Nazaret, proclama también la nobleza de la mujer y su altísima vocación. En efecto, Dios trata a María como persona libre y responsable y no realiza la encarnación de su Hijo sino después de haber obtenido su consentimiento.
Siguiendo el ejemplo de los antiguos cristianos de Egipto, los fieles se encomiendan a Aquella que, siendo Madre de Dios, puede obtener de su Hijo divino las gracias de la liberación de los peligros y de la salvación eterna.


, la Madre de Dios. Se trata de un título que no aparece explícitamente en los textos evangélicos, aunque en ellos se habla de la «Madre de Jesús» y se afirma que él es Dios (Jn 20, 28, cf. 5, 18, 10, 30. 33). Por lo demás, presentan a María como Madre del Emmanuel, que significa Dios con nosotros (cf. Mt 1, 22_23).
Ya en el siglo III, como se deduce de un antiguo testimonio escrito, los cristianos de Egipto se dirigían a María con esta oración: «Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios: no desoigas la oración de tus hijos necesitados; líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen gloriosa y bendita» (Liturgia de las Horas). En este antiguo testimonio aparece por primera vez de forma explícita la expresión Theotokos, «Madre de Dios».
En la mitología pagana a menudo alguna diosa era presentada como madre de algún dios. Por ejemplo, Zeus, dios supremo, tenía por madre a la diosa Rea. Ese contexto facilitó, tal vez, en los cristianos el uso del título Theotokos, «Madre de Dios», para la madre de Jesús. Con todo, conviene notar que este título no existía, sino que fue creado por los cristianos para expresar una fe que no tenía nada que ver con la mitología pagana, la fe en la concepción virginal, en el seno de María, de Aquel que era desde siempre el Verbo eterno de Dios.

2. En el siglo IV, el termino Theotokos ya se usa con frecuencia tanto en Oriente como en Occidente. La piedad y la teología se refieren cada vez mas a menudo a ese termino, que ya había entrado a formar parte del patrimonio de fe de la Iglesia.
Por ello se comprende el gran movimiento de protesta que surgió en el siglo V cuando Nestorio puso en duda la legitimidad del título «Madre de Dios». En efecto, al pretender considerar a María sólo como madre del hombre Jesús, sostenía que sólo era correcta doctrinalmente la expresión «Madre de Cristo». Lo que indujo a Nestorio a ese error fue la dificultad que sentía para admitir la unidad de la persona de Cristo y su interpretación errónea de la distinción entre las dos naturalezas -divina y humana- presentes en él.
El concilio de Éfeso, en el año 431, condenó sus tesis y, al afirmar la subsistencia de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Hijo, proclamó a María Madre de Dios.

3. Las dificultades y las objeciones planteadas por Nestorio nos brindan la ocasión de hacer algunas reflexiones útiles para comprender e interpretar correctamente ese titulo. La expresión Theotokos, que literalmente significa «la que ha engendrado a Dios», a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere solo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina. El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Pero el Hijo de Dios, hace dos mil años, tomó nuestra naturaleza humana y entonces María lo concibió y lo dio a luz.
Así pues, al proclamar a María «Madre de Dios», la Iglesia desea afirmar que ella es la «Madre del Verbo encarnado, que es Dios». Su maternidad, por tanto, no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana.
La maternidad es una relación entre persona y persona: una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra. Por ello, María al haber engendrado según la naturaleza humana a la persona de Jesús, que es persona divina, es Madre de Dios.

4. Cuando proclama a María «Madre de Dios», la Iglesia profesa con una única expresión su fe en el Hijo y en la Madre. Esta unión aparece ya en el concilio de Éfeso; con la definición de la maternidad divina de María los padres querían poner de relieve su fe en la divinidad de Cristo. A pesar de las objeciones, antiguas y recientes, sobre la oportunidad de reconocer a María ese título, los cristianos de todos los tiempos, interpretando correctamente el significado de esa maternidad, la han convertido en expresión privilegiada de su fe en la divinidad de Cristo y de su amor a la Virgen.
En la Theotokos la Iglesia, por una parte, encuentra la garantía de la realidad de la Encarnación, porque, como afirma san Agustín, «si la Madre fuera ficticia, sería ficticia también la carne (...) y serían ficticias también las cicatrices de la resurrección» (Tract. in Ev. Ioannis, 8, 6_7). Y, por otra, contempla con asombro y celebra con veneración la inmensa grandeza que confirió a María Aquel que quiso ser hijo suyo. La expresión «Madre de Dios» nos dirige al Verbo de Dios, que en la Encarnación asumió la humildad de la condición humana para elevar al hombre a la filiación divina. Pero ese título, a la luz de la sublime dignidad concedida a la Virgen de Nazaret, proclama también la nobleza de la mujer y su altísima vocación. En efecto, Dios trata a María como persona libre y responsable y no realiza la encarnación de su Hijo sino después de haber obtenido su consentimiento.
Siguiendo el ejemplo de los antiguos cristianos de Egipto, los fieles se encomiendan a Aquella que, siendo Madre de Dios, puede obtener de su Hijo divino las gracias de la liberación de los peligros y de la salvación eterna.
 
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