"Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley." Gal. 5:22-23
El fruto del Espíritu Santo está en contraste directo con los actos de la naturaleza pecaminosa en Gálatas 5:19-21: “Los actos de la naturaleza pecaminosa son manifiestos: fornicación, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odios, discordias, celos, ataques de ira, ambiciones egoístas, disensiones, facciones y envidias; borracheras, orgías y cosas por el estilo. Os advierto, como lo hice antes, que los que viven así no heredarán el reino de Dios”. Este pasaje describe a todas las personas, en diversos grados, cuando no conocen a Cristo y, por lo tanto, no están bajo la influencia del Espíritu Santo. Nuestra carne pecaminosa produce ciertos tipos de frutos que reflejan nuestra naturaleza, y el Espíritu Santo produce tipos de frutos que reflejan Su naturaleza.
La vida cristiana es una batalla de la carne pecaminosa contra la nueva naturaleza dada por Cristo (2 Corintios 5:17). Como seres humanos caídos, todavía estamos atrapados en un cuerpo que desea cosas pecaminosas (Romanos 7:14-25). Como cristianos, tenemos al Espíritu Santo produciendo Su fruto en nosotros y tenemos el poder del Espíritu Santo disponible para conquistar los actos de la naturaleza pecaminosa (2 Corintios 5:17; Filipenses 4:13). Un cristiano nunca saldrá completamente victorioso al demostrar siempre los frutos del Espíritu Santo. Sin embargo, uno de los propósitos principales de la vida cristiana es permitir progresivamente que el Espíritu Santo produzca más y más frutos en nuestras vidas y permitir que el Espíritu Santo conquiste los deseos pecaminosos opuestos. El fruto del Espíritu es lo que Dios desea que nuestras vidas exhiban y, con la ayuda del Espíritu Santo, ¡es posible!
Lo demas es insensatez. Ya hemos discutido en el foro de sobra en cuanto al llamado "don de lenguas" que no es mas que una interpretacion erronea de las escriturs y un invento sensacionalista cirquence. Dios empodero a sus apostoles y algunos siervos en la iglesia primitiva para que realizaran "signos y maravillas" Hec 5:12. El objetivo de estos actos milagrosos fue el de dar fe que ellos eran en realidad enviados por Dios y de esa forma demostrar que lo que ellos predicaban y daban testimonio era real. Pero de ninguna manera fueron esas practicas normativas para la iglesia.
Juan Crisostomo, C. 347 – 14 de septiembre de 407) fue un importante Padre de la Iglesia Primitiva que sirvió como arzobispo de Constantinopla. Es conocido por su predicación y oratoria, su denuncia del abuso de autoridad[6] por parte de líderes tanto eclesiásticos como políticos. Juan recibió el título de Crisóstomo, que significa boca de oro, no porque fuera su apellido, sino por su gran elocuencia. Este término le fue aplicado mucho después de su muerte. Cualquiera que lea una de sus homilías puede darse cuenta de que tenía agudeza intelectual combinada con perspicacia pública y habilidades para hablar articuladamente. Es uno de los pocos que habló o escribió en primera persona dentro de la comunidad de escritores eclesiásticos. Fue considerado el estándar de facto para todos los que lo siguieron en el mundo cristiano bizantino oriental.
Cualquiera que lea una de sus homilías puede darse cuenta de que tenía agudeza intelectual combinada con perspicacia pública y habilidades para hablar articuladamente. Es uno de los pocos que habló o escribió en primera persona dentro de la comunidad de escritores eclesiásticos. Fue considerado el estándar de facto para todos los que lo siguieron en el mundo cristiano bizantino oriental.
Crisóstomo definió claramente la doctrina de las lenguas como la expresión espontánea de una lengua extranjera desconocida de antemano por el hablante. No había concepto alguno de un lenguaje de oración privado, extático o celestial en su cobertura.
Hablar en lenguas era un tema del que estaba muy consciente. Constantemente le hacían esa pregunta y consideró necesario responder en su Homilía, Sobre el Santo Pentecostés:
"Porque si se quiere demostrar nuestra fe, creemos que se ha hecho sin garantía de prenda ni signos con ella. Excepto aquellos que recibieron primero la señal y la promesa, no crean en las cosas invisibles. Yo, en cambio, muestro una fe completa sin esto. Por lo tanto, esta es la razón por la cual no se están produciendo señales ahora." Vea un fragmento de las homilías “El Santo Pentecostés” de Crisóstomo sobre Pentecostés 1:4(b) a 5. (La traducción es mia)
Su respuesta fue que las señales fueron, en otros tiempos, para los incrédulos. Los fieles no necesitan señales externas para estar seguros porque la vida cristiana es un asunto interno del corazón y de la mente. Si uno depende de las señales como el factor más importante para conocer personalmente a Dios, o como estímulos que motivan la vida y el testimonio cristianos, entonces las señales y los milagros son la fuerza que guía la vida. Se convierte en la parte central de la identidad de uno que debe perseguirse constantemente. Crisóstomo favoreció la vida interior ascética de devoción, aceptación y buenas obras como principio rector de la vida cristiana en lugar de ser dirigida por signos externos. Los milagros y las señales eran demasiado abstractos e impersonales como marco para la vida cristiana diaria.
Saludos.