Calvino coincide históricamente con lo que los historiadores señalan como una de las épocas más superficiales en lo doctrinal de la historia de la cristiandad. Este hombre no entendió la "predestinación" pero le pareció una "doctrina" muy conveniente. Le gustó tanto que se hizo un "experto" de la predestinación. Así que dedicó la mitad de su vida a intentar explicarla. Según avanzaba en su conocimiento mental de la "doctrina", sus "explicaciones" consiguieron crear división, echar barro sobre la Palabra y fundar una secta.
Calvino es un caso a estudiar detenidamente. Es la prueba viviente que es posible tener razón y al mismo tiempo estar completamente equivocado. No te puedes centrar en una doctrina bíblica olvidando el resto porque pierdes totalmente el equilibrio. Es precisamente lo que hicieron los fariseos:
Mateo 23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que diezmáis la menta, el eneldo y el comino, pero dejasteis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer sin dejar aquello.
Al calvinista la mitad de la Biblia no le funciona.
Por ejemplo, su "llamado irresistible" se choca contra las Escrituras:
Hechos 7:51: ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazones y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, también vosotros.
Hechos 26:19: Por lo cual, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial,
Y su "elección incondicional" se choca contra las propias palabras de Jesús:
Lucas 13:24 Esforzaos para entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán.
2 Cor 13:11: Por lo demás, hermanos, regocijaos, procurad vuestra perfección, consolaos, tened un mismo sentir, vivid en paz, y el Dios de amor y de paz estará con vosotros.
2 Ped 1:10 Por lo cual hermanos, procurad aún hacer más firme vuestro llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas, no tropezaréis jamás.
Según la doctrina calvinista, nadie puede resistir a Dios y nadie puede (ni debe) "esforzarse" ni "procurar" la salvación o la perfección.
Cuando a un calvinista fanático le preguntas cómo interpreta estos versículos, te saldrá con mil excusas y tergiversaciones.
Luego hay otros calvinistas que en realidad no son calvinistas.
Sólo usan el calvinismo como chaleco salvavidas o como muleta.
¡Amor!,
Ibero