Pues respeto tu posición apreciado Miniyo; aunque eso no me impide debatir, en la posibilidad de que alguno saque algún provecho de ello, aunque sean quienes nos leen. Lo cierto es que yo, desde que conocí al Señor, y me regaló la salvación, la he cuidado, por consejo de Él, como el mayor tesoro, y ya 46 años, ININTERRUMPIDOS, permanezco con la seguridad de mi salvación y que, ayudado de su gracia, no la perderé jamás.
La salvación de Dios, yo la comparo con una historia que leí en un tratado evangelístico; que contaba de un profesor que en clases con sus alumnos, luego de sacarse de su muñeca, un valioso reloj, se lo ofreció a sus alumnos, diciendo: "el primero que venga a buscar este valioso reloj, se queda con él"; la sorpresa del increíble ofrecimiento, dejó pasmados a los alumnos, pero de entre todos, de los que ninguno salió, por lo impresionante del ofrecimiento; se levantó un alumno que creyó al profesor, y pasó adelante y tomó el reloj ofrecido, a lo que el profesor le dijo: "ahora es tuyo; cuídalo de que no se te pierda".
De la misma manera, es la Salvación; Dios nos da gratuitamente su Salvación; por el hecho de que tan grande tesoro, se ofrezca gratuitamente, sin ningún precio ni sacrificio de los que lo reciben; muchos no creen y no la aceptan; pero aquellos que la hemos recibido gratuitamente; debemos cuidarla como lo que es: un gran tesoro; Dios, semejantemente a aquel profesor, no nos quitará jamás lo que nos ha dado, porque "sin arrepentimiento son las mercedes de Dios", pero nosotros, debemos guardarla y ocuparnos de ella con temor y temblor; al igual que aquel alumno, el profesor jamás le volvería a pedir ese reloj, era del alumno, pero ese joven, debía cuidarlo con particular esmero, pues, aunque el profesor nunca más se lo pediría, él, podría perderlo.
Bendiciones