-El apóstol Juan acostumbra reforzar su enseñanza positiva contrastándola con el contrario negativo. Así, tras el decir que "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos" (v. 14), equipara la falta del amor fraternal al homicidio, con lo que opone a aquella realidad de los hijos de Dios, el supuesto hipotético de ser homicida.
-Tan imposible como es que lo anterior se diera, es que la vida eterna pudiera permanecer sobre uno que diciéndose hermano fuera homicida. Tampoco esto admite que la vida eterna pueda ser algo permaneciente o no, supeditado a que el supuesto hermano mate a otro o se abstenga de hacerlo. Si es nacido de Dios, amará a su hermano y jamás tendría siquiera un pensamiento de intención homicida hacia él; si se dice hermano, pero no los ama, entonces , nunca tuvo ni ahora tiene lo que dice tener. La vida eterna no es una capa que alguien se la pone o se la quita. Se tiene o no se tiene.