Este término, "ortodoxia", que se empleó por primera vez en la historia, por los mal llamados "cuatro padres griegos de la Iglesia", hace apenas 1600 años, nunca tuvo un origen bíblico o divino, sino por pura competencia humana.
Sirvió para marcar diferencias entre esos griegos, que presumían seguir la "doctrina central cristiana", respecto a otros (“heterodoxos”) que planteaban o se adherían a interpretaciones y versiones diferentes del culto cristiano, las cuales ellos deliberadamente calificaban de "heréticas".
El concepto de herejía en concordancia con "ortodoxia" sufren un desarrollo de dos siglos.
Empero, la frase "ortodoxia cristiana" no se estableció por completo sino hasta después del Concilio de Nicea.
Esto prueba que nada tenía que ver con la Biblia, ni con una doctrina bíblica y, menos, con un término de la Escritura.
