Esto te lo estás sacando de la chistera trintiaria.
Una cosa es dar "la MISMA honra" (igual) y otra cosa diferente (que así es como viene escrito):
"el que no honra al Hijo, de igual manera no está honrando al Padre, que le envió".
@Alissa hizo un excelente comentario respecto a esto, que me permito copiar y pegar a continuación (espero no te moleste
@Alissa ):
Quien rinde honor y obediencia al Hijo rinde honor y obediencia al Padre, pues el Padre envió al Hijo para decirnos lo que espera de nosotros.
Así como Jesús nos dice que lo que hacemos con uno de nuestros hermanos se lo hacemos a Jesús mismo, el Padre nos dice que si nos arrodillamos ante Jesús (gesto en el que reconocemos con humildad su misión salvadora) es como si nos arrodilláramos ante Él. Por eso cierra Pablo el pasaje con
"para gloria de Dios Padre".
Esta alusión era muy bien entendida en los tiempos antiguos.
Si un rey enviaba a su Embajador plenipotenciario a una ciudad, los ciudadanos debían mostrarle los mismos honores que le darían al rey que representaba. Debían abrirle paso, hacerle reverencias, anunciarlo con trompetas, llamarlo "mi Señor", etc. Más aún cuando se trataba del Príncipe Heredero. Si lo maltrataban o lo ignoraban, era como maltratar o ignorar al rey mismo.
Todavía hasta la fecha, invadir una Embajada y herir al embajador, equivale a invadir y herir al gobierno que representa.
Saludos.