FORISTA JORGE ENRIQUE Y DEMÁS CATÓLICOS TRAIDORES A CRISTO:
Pues así lo entienden ustedes porque el catolicismo romano lo ha embrutecido, pero en el contexto histórico de este pasaje:
Stg 1:27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
Cada judío, porque es a los creyentes de Israel a quien se dirige la epístola de manera especial, esperaría una referencia a nuevas ordenanzas en lugar de aquellas de la dispensación finalizada; pero sus pensamientos son llevados a una dirección totalmente diferente: «visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo».
Esto significa que estando ya presente Cristo, todo ese andamiaje ritualista propio del judaísmo, se vino abajo, ya el templo de Dios no es una estructura sólida de arena y cemento, ahora es el cuerpo del creyente, aquí está el texto:
1Co 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Ya los sacrificios cumplieron su rol de sombras del Sacrificio del Cordero de Dios, que quitó el pecado del mundo (Zac.3:9; Jn.1:29; 1Jn.1:7).
El Libro a los Hebreos muestra la decepción que causó un cambio tan drástico en creyentes que amaron más la religión con su templo, sus rituales, y sus sacrificios que a Cristo, lo mismo que sucede con ustedes, embrutecidos por la tradición del catolicismo romano.
¿Y que pasó con ellos?
Pues que retrocedieron, se volvieron al templo, a sus sacrificios, al sacerdocio humano.
Este retroceso no era inocente, sino una traición espiritual que el Espíritu Santo denuncia con severidad:
“Y recayeron, son hechos otra vez partícipes de la crucifixión del Hijo de Dios, y lo exponen a vituperio” (Hebreos 6:6).
El juicio por volver al sistema religioso Hebreos 10:29 lo declara sin ambigüedad:
“¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteó al Hijo de Dios… y menospreció la sangre del pacto?”
Este juicio no fue simbólico. En el año 70 d.C., Dios destruyó el templo físico por medio del ejército romano, cumpliendo la profecía de Cristo (Mt. 24:2) y dispersando a Israel por más de 19 siglos.
El regreso nacional en 1948 (Is. 66:8) no restaura el sacerdocio ni el templo, porque Cristo es el cumplimiento de todo.
Así como los hebreos amaron más el templo que al Salvador, muchos fervorosos católicos hoy aman más la tradición religiosa que al Cristo vivo.
La religión que invoca muertos repite rituales y adora imágenes no es la fe del evangelio, sino una forma de idolatría encubierta (Éx. 20:4-5; 1 Cor. 10:14).
La Escritura no llama a seguir un sistema, sino a seguir a una Persona viva:
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Heb. 12:2).
Cristo conserva las marcas del precio pagado por cada alma (1P.1:18-20; Zacarías 13:6 y Salmo 22:16) nos recuerdan que las cicatrices de Cristo son eternas, testimonio de su amor y de nuestra redención.
No hay misa que repita su sacrificio, ni sacerdote que lo reemplace.
Él es el Cordero inmolado, adorado por millones de millones (Ap. 5:8-14), a la diestra del Padre.
UN LLAMADO A LOS TRAIDORES DE CRISTO EN EL FORO
No es tradición. No es ritual. No es religión. Es Cristo vivo, que llama a cada alma a rendirse ante Él. El que lo rechaza, cae en manos del Dios vivo (Heb. 10:31).
Pero el que cree, recibe vida eterna, comunión directa con el Padre, y libertad del sistema religioso.
Selah