Saludos a todos
Abro el siguiente epigrafe para mostrar la veracidad del 22 de octubre de 1844.
Por favor no se salgan del tema .
22 de Octubre de 1844.
Daniel 8:14 14
Y él respondió: "Hasta 2.300 días de tardes y mañanas. Entonces el Santuario será purificado".
Hebreos 8:2 y es ministro del Santuario, de aquel verdadero Santuario que el Señor levantó, y no el hombre.
En primer lugar debemos recordar que el objetivo de este estudio se basa en las afirmaciones de los críticos de la iglesia Adventista de Séptimo día, que ponen en tela de juicio la credibilidad de Elena White, el Juicio previo al advenimiento, el Santuario celestial y otros puntos vitales de la fe adventista alegando que la fecha de la expiación en el año 1844 ocurrió el 23 de septiembre, y como los Adventistas decimos que nos guiamos por el método bíblico que utilizan los Caraitas y estos últimos observaron el Yom Kippur el 23 de septiembre estamos en un rotundo e insalvable error.
Tal vez no existe mucha evidencia de que los Caraitas observaron en octubre el Yom Kippur, pero si hay evidencia de que para octubre de 1844 en su mayoría habían abandonado el método bíblico de la observación para el computo de los años.
Por lo tanto el que exista evidencia de que lo observaron al igual que todos los demás rabinos, no prueba que estuvieran en lo correcto, mucho menos que la Iglesia Adventista este en un error en la perspectiva de el fin de los 2300 años hacia el 22 de octubre.
Enfáticamente se ha tratado de demostrar que la Iglesia Adventista esta en un error al contemplar el día 22 de Octubre de 1844 como el día señalado por Dios para el cumplimiento de la misma, siendo calumniada arteramente con métodos que hacen parecer convincentes e irrebatibles, los cuales quedan fuera de lugar a la luz de la Biblia y testimonio astronómico-histórico.
Para comprender el término de esta cronología profética, analizaremos el calendario bíblico original para el pueblo de Dios hebreo.
1,-Es casi imposible recalcar toda la fuerza que tiene, toda la magnitud que alcanza, la notable importancia del método de símbolos utilizados por Dios. Su estudio requiere oración y esfuerzo, oración y perseverancia, la dirección del Espíritu de Dios. Pero la comprensión de todo lo que encierra es de una riqueza inagotable, significa entrar en la más profunda revelación de Dios, descubrir en su plenitud el plan de salvación, conocer a Jesús, su carácter, su maravillosa personalidad, tener vislumbres de su amor por los seres creados.
Mediante la construcción del santuario e institución de un sistema de ritos a él vinculados, una maravillosa verdad se desplegó ante la nación israelita, una revelación del plan de salvación de la raza humana en su totalidad, una revelación que estaba al alcance de todos, pero que requirió posteriores explicaciones impartidas por los profetas, para que las mentes humanas fueran, poco a poco, descubriendo todo su significado. Es más, presentaba un cronograma profético del cumplimiento de ese plan.
Pero esa revelación estaba completa ante sus ojos, se erguía entera, solemne, majestuosa, imponente, avalada por la misma gloria de la presencia divina desde sus inicios. Fue obra diabólica desvirtuarla, deformarla, dirigir las mentes humanas a una interpretación formal, aún a olvidarlas o ignorarlas. No fue comprendida en los días en que vivió Jesús. Fue enterrada en los siglos que siguieron a su vida terrena, fue sustituida por un sistema espurio después. Fue necesario esperar hasta mediados del siglo XIX para que surgiera nuevamente a la comprensión, en todo su tremendo significado, lo que aquellos ritos de celebración anual realmente significaban.
2.- La historia nos muestra en forma abundante, que la fuerzas de las tinieblas han ejercido un continuo esfuerzo para impedir la comprensión de esta profecía, desde los días de Jesús hasta lo nuestros. ¿Cómo? Provocando confusión, sea astronómica, sea teológica.
3.-Debemos, para ser coherentes, considerar que existió una sola indicación divina para la iniciación del año dada por Dios a Moisés relacionada con el santuario, su ritual, su simbolismo, Ex. 12:1 y 2; Lev. 23: 5. No existe tampoco registro alguno en toda la Biblia de un cambio posterior. Por el contrario, anualmente se ratificaba esa manera de contar el tiempo por medio de las festividades anuales, iniciadas únicamente a partir de la Pascua y de los panes ázimos determinada por el día en que podía ofrecerse como ofrenda de agradecimiento una primicia de la cosecha de principios del año.
¿Reveló Dios a Moisés los secretos de la Mecánica Celeste? ¿Le dio instrucciones respecto a las leyes de Kepler o de Newton? ¿Le facilitó los medios de las Matemáticas que conocemos hoy para calcular sus movimientos? ¿Le habló siquiera de coordenadas celestes?
Reveló algo de todo esto a Daniel? Nada de eso ocurrió-
Desconocer este hecho ha provocado penosos errores.
El conocimiento de ambos profetas, si bien en la cima de la cultura en que actuaron correspondió, astronómicamente hablando, a la del sacerdocio egipcio y magos y astrólogos caldeos. No tenían el pensamiento abstracto y las capacidades matemáticas que nos legaron los griegos.
Debemos considerar también que Moisés estaba conduciendo a un pueblo arrancado de la esclavitud en Egipto, cuyo nivel cultural era limitado.
¿Cuál fue la propuesta de Dios?
La solución, es necesario recalcarla en toda su dimensión, es extraordinaria, es una maravilla, personalmente no me canso de admirarla: Dios proveyó un método sencillo, fácil de calcular, de acuerdo a los conocimientos e instrumentos de aquella época, provisto por la simple observación visual y requiriendo contar solamente hasta 29, o si se prefiere hasta 30, o 31 días. Ni multiplicaciones, ni logaritmos, ni ecuaciones diferenciales, ni integrales ni.... Dios estableció sencillamente un método práctico, muy sencillo, para sincronizar los movimientos de la Tierra, la Luna y el Sol: la agricultura. ¡Y en el correr de los siglos este método resulta ¡ser perfecto!
Tenemos un Dios sabio, tenemos un Dios maravilloso.
Si bien, en el fondo, es un calendario solar el indicado a Moisés, su implementación es fundamentalmente agrícola. No debemos abandonar este pensamiento. El hacerlo ha sido causa frecuente de equívocos. El calendario religioso judío es agrícola - lunar.
Es necesario mantener en mente este hecho que fundamenta el siguiente axioma.
Todo lo que se refiere a medida de tiempo y ritos de las actividades relacionadas con el santuario, indicadas por Dios, responde a un calendario agrícola - lunar.
¿Qué significa esto?. Entre otras cosas que la duración del año original judío es metódicamente variable, no tiene un número fijo de días como nuestro calendario. Es más, dado que depende de la cosecha de los granos en Israel, es impredecible con exactitud a causa de las variaciones climáticas entre un año y el siguiente.
4.- ¿Porqué digo que es agrícola lunar?
En el proceso de la organización religiosa del pueblo de Israel, inmediatamente después de los diez mandamientos dados por Dios en el Sinaí, se proporcionaron mayores detalles de la festividad que les indicaba cuándo debía comenzar el año, la cual debían cumplir una vez establecidos en la tierra de Canaán. En Levítico 23: 10- 14, se fija, además del sacrificio del cordero pascual, el día 14 del mes, la institución del día 15 como sábado, aunque no fuese séptimo día de la semana y el día 16 del mes para presentar, como primicia de los primeros frutos de la siega, una gavilla de cebada. Hasta ese día no podían consumir ningún grano de la nueva cosecha.
Deuteronomio 16: 1 puede traducirse literalmente:
“atiende a la luna nueva de espigas y harás pascua a Jehová”
(shamor et jodesh ha abib ve ashita pesaj le Yahveh).
Esto significaba que, para determinar la iniciación del año, les era suficiente observar el progreso de la mies de la cebada después de la floración, hasta el granar de las espigas; la Luna nueva que aseguraba que 15 días después las espigas estuviesen suficientemente desarrolladas para hacer la ofrenda de las gavillas mecidas, indicaba el comienzo del año; en caso de no ser así, se posponía la iniciación del año hasta el próximo novilunio. Esto significa también que cuando aparece la palabra mes, que nosotros asociamos directamente a los números 30 o 31, también 28 o 29 distribuidos mediante reglas fijas, debemos pensar en lunas, en períodos entre dos lunas nuevas.
Reiteramos, este método era extraordinariamente práctico, y por lo tanto apropiado para un pueblo para el cual, el plan divino, era que fuese primordialmente agrícola. Pero introducía, por depender también en parte del estado meteorológico y del progreso de la vegetación cada año, alguna irregularidad impredecible en la duración de un año.
Y aquí reitero el elemento cultural, mencionado anteriormente, que provoca diferencia de opiniones: los conocimientos astronómicos con que se manejaban en la época bíblica que nos interesa a los fines proféticos, son totalmente ajenos a los que se iniciaron por los griegos y crecieron en el correr de los siglos hasta alcanzar la información sobre el movimiento de los astros que poseemos hoy. Recién con ellos apareció el conocimiento de la Geometría y de la Trigonometría, plana y esférica, que permitieron afinar los cálculos de una manera adecuada. ¿Tiene sentido pensar que en el período de los profetas y reyes de Israel de los siglos XV a VI A. C., existía la precisión con que conocemos hoy la manera de sincronizar los períodos anual y mensual y el modo de incluir años correctores en forma regular?
(A.L.)
Abro el siguiente epigrafe para mostrar la veracidad del 22 de octubre de 1844.
Por favor no se salgan del tema .
22 de Octubre de 1844.
Daniel 8:14 14
Y él respondió: "Hasta 2.300 días de tardes y mañanas. Entonces el Santuario será purificado".
Hebreos 8:2 y es ministro del Santuario, de aquel verdadero Santuario que el Señor levantó, y no el hombre.
En primer lugar debemos recordar que el objetivo de este estudio se basa en las afirmaciones de los críticos de la iglesia Adventista de Séptimo día, que ponen en tela de juicio la credibilidad de Elena White, el Juicio previo al advenimiento, el Santuario celestial y otros puntos vitales de la fe adventista alegando que la fecha de la expiación en el año 1844 ocurrió el 23 de septiembre, y como los Adventistas decimos que nos guiamos por el método bíblico que utilizan los Caraitas y estos últimos observaron el Yom Kippur el 23 de septiembre estamos en un rotundo e insalvable error.
Tal vez no existe mucha evidencia de que los Caraitas observaron en octubre el Yom Kippur, pero si hay evidencia de que para octubre de 1844 en su mayoría habían abandonado el método bíblico de la observación para el computo de los años.
Por lo tanto el que exista evidencia de que lo observaron al igual que todos los demás rabinos, no prueba que estuvieran en lo correcto, mucho menos que la Iglesia Adventista este en un error en la perspectiva de el fin de los 2300 años hacia el 22 de octubre.
Enfáticamente se ha tratado de demostrar que la Iglesia Adventista esta en un error al contemplar el día 22 de Octubre de 1844 como el día señalado por Dios para el cumplimiento de la misma, siendo calumniada arteramente con métodos que hacen parecer convincentes e irrebatibles, los cuales quedan fuera de lugar a la luz de la Biblia y testimonio astronómico-histórico.
Para comprender el término de esta cronología profética, analizaremos el calendario bíblico original para el pueblo de Dios hebreo.
1,-Es casi imposible recalcar toda la fuerza que tiene, toda la magnitud que alcanza, la notable importancia del método de símbolos utilizados por Dios. Su estudio requiere oración y esfuerzo, oración y perseverancia, la dirección del Espíritu de Dios. Pero la comprensión de todo lo que encierra es de una riqueza inagotable, significa entrar en la más profunda revelación de Dios, descubrir en su plenitud el plan de salvación, conocer a Jesús, su carácter, su maravillosa personalidad, tener vislumbres de su amor por los seres creados.
Mediante la construcción del santuario e institución de un sistema de ritos a él vinculados, una maravillosa verdad se desplegó ante la nación israelita, una revelación del plan de salvación de la raza humana en su totalidad, una revelación que estaba al alcance de todos, pero que requirió posteriores explicaciones impartidas por los profetas, para que las mentes humanas fueran, poco a poco, descubriendo todo su significado. Es más, presentaba un cronograma profético del cumplimiento de ese plan.
Pero esa revelación estaba completa ante sus ojos, se erguía entera, solemne, majestuosa, imponente, avalada por la misma gloria de la presencia divina desde sus inicios. Fue obra diabólica desvirtuarla, deformarla, dirigir las mentes humanas a una interpretación formal, aún a olvidarlas o ignorarlas. No fue comprendida en los días en que vivió Jesús. Fue enterrada en los siglos que siguieron a su vida terrena, fue sustituida por un sistema espurio después. Fue necesario esperar hasta mediados del siglo XIX para que surgiera nuevamente a la comprensión, en todo su tremendo significado, lo que aquellos ritos de celebración anual realmente significaban.
2.- La historia nos muestra en forma abundante, que la fuerzas de las tinieblas han ejercido un continuo esfuerzo para impedir la comprensión de esta profecía, desde los días de Jesús hasta lo nuestros. ¿Cómo? Provocando confusión, sea astronómica, sea teológica.
3.-Debemos, para ser coherentes, considerar que existió una sola indicación divina para la iniciación del año dada por Dios a Moisés relacionada con el santuario, su ritual, su simbolismo, Ex. 12:1 y 2; Lev. 23: 5. No existe tampoco registro alguno en toda la Biblia de un cambio posterior. Por el contrario, anualmente se ratificaba esa manera de contar el tiempo por medio de las festividades anuales, iniciadas únicamente a partir de la Pascua y de los panes ázimos determinada por el día en que podía ofrecerse como ofrenda de agradecimiento una primicia de la cosecha de principios del año.
¿Reveló Dios a Moisés los secretos de la Mecánica Celeste? ¿Le dio instrucciones respecto a las leyes de Kepler o de Newton? ¿Le facilitó los medios de las Matemáticas que conocemos hoy para calcular sus movimientos? ¿Le habló siquiera de coordenadas celestes?
Reveló algo de todo esto a Daniel? Nada de eso ocurrió-
Desconocer este hecho ha provocado penosos errores.
El conocimiento de ambos profetas, si bien en la cima de la cultura en que actuaron correspondió, astronómicamente hablando, a la del sacerdocio egipcio y magos y astrólogos caldeos. No tenían el pensamiento abstracto y las capacidades matemáticas que nos legaron los griegos.
Debemos considerar también que Moisés estaba conduciendo a un pueblo arrancado de la esclavitud en Egipto, cuyo nivel cultural era limitado.
¿Cuál fue la propuesta de Dios?
La solución, es necesario recalcarla en toda su dimensión, es extraordinaria, es una maravilla, personalmente no me canso de admirarla: Dios proveyó un método sencillo, fácil de calcular, de acuerdo a los conocimientos e instrumentos de aquella época, provisto por la simple observación visual y requiriendo contar solamente hasta 29, o si se prefiere hasta 30, o 31 días. Ni multiplicaciones, ni logaritmos, ni ecuaciones diferenciales, ni integrales ni.... Dios estableció sencillamente un método práctico, muy sencillo, para sincronizar los movimientos de la Tierra, la Luna y el Sol: la agricultura. ¡Y en el correr de los siglos este método resulta ¡ser perfecto!
Tenemos un Dios sabio, tenemos un Dios maravilloso.
Si bien, en el fondo, es un calendario solar el indicado a Moisés, su implementación es fundamentalmente agrícola. No debemos abandonar este pensamiento. El hacerlo ha sido causa frecuente de equívocos. El calendario religioso judío es agrícola - lunar.
Es necesario mantener en mente este hecho que fundamenta el siguiente axioma.
Todo lo que se refiere a medida de tiempo y ritos de las actividades relacionadas con el santuario, indicadas por Dios, responde a un calendario agrícola - lunar.
¿Qué significa esto?. Entre otras cosas que la duración del año original judío es metódicamente variable, no tiene un número fijo de días como nuestro calendario. Es más, dado que depende de la cosecha de los granos en Israel, es impredecible con exactitud a causa de las variaciones climáticas entre un año y el siguiente.
4.- ¿Porqué digo que es agrícola lunar?
En el proceso de la organización religiosa del pueblo de Israel, inmediatamente después de los diez mandamientos dados por Dios en el Sinaí, se proporcionaron mayores detalles de la festividad que les indicaba cuándo debía comenzar el año, la cual debían cumplir una vez establecidos en la tierra de Canaán. En Levítico 23: 10- 14, se fija, además del sacrificio del cordero pascual, el día 14 del mes, la institución del día 15 como sábado, aunque no fuese séptimo día de la semana y el día 16 del mes para presentar, como primicia de los primeros frutos de la siega, una gavilla de cebada. Hasta ese día no podían consumir ningún grano de la nueva cosecha.
Deuteronomio 16: 1 puede traducirse literalmente:
“atiende a la luna nueva de espigas y harás pascua a Jehová”
(shamor et jodesh ha abib ve ashita pesaj le Yahveh).
Esto significaba que, para determinar la iniciación del año, les era suficiente observar el progreso de la mies de la cebada después de la floración, hasta el granar de las espigas; la Luna nueva que aseguraba que 15 días después las espigas estuviesen suficientemente desarrolladas para hacer la ofrenda de las gavillas mecidas, indicaba el comienzo del año; en caso de no ser así, se posponía la iniciación del año hasta el próximo novilunio. Esto significa también que cuando aparece la palabra mes, que nosotros asociamos directamente a los números 30 o 31, también 28 o 29 distribuidos mediante reglas fijas, debemos pensar en lunas, en períodos entre dos lunas nuevas.
Reiteramos, este método era extraordinariamente práctico, y por lo tanto apropiado para un pueblo para el cual, el plan divino, era que fuese primordialmente agrícola. Pero introducía, por depender también en parte del estado meteorológico y del progreso de la vegetación cada año, alguna irregularidad impredecible en la duración de un año.
Y aquí reitero el elemento cultural, mencionado anteriormente, que provoca diferencia de opiniones: los conocimientos astronómicos con que se manejaban en la época bíblica que nos interesa a los fines proféticos, son totalmente ajenos a los que se iniciaron por los griegos y crecieron en el correr de los siglos hasta alcanzar la información sobre el movimiento de los astros que poseemos hoy. Recién con ellos apareció el conocimiento de la Geometría y de la Trigonometría, plana y esférica, que permitieron afinar los cálculos de una manera adecuada. ¿Tiene sentido pensar que en el período de los profetas y reyes de Israel de los siglos XV a VI A. C., existía la precisión con que conocemos hoy la manera de sincronizar los períodos anual y mensual y el modo de incluir años correctores en forma regular?
(A.L.)