Elisabet no llamó madre de Dios a María

Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Gracias por tu preocupación, pero estoy convencido que es Dios quien revela la Verdad a traves del Espíritu Santo, asi mismo, fue Dios quien se reveló en mi vida, no fue que mi esposa me lo reveló, no, sino más bien que mi esposa fue el instrumento que Dios usó para que intercediera por mi, ella intercedío y me dió buen testimonio, pero nunca trató de evangelizarme, fuí yo quien cuestioné mi fe y la de ella, y a la final me di cuenta de que siempre había pensado como evangelico más no como católico.

Jesucristo es el Hijo de Dios, mi Señor, mi Salvador y Redentor, eso es lo más importante porque por ello he sido salvo.

Eidher
Agradezco que agradezca Ud. mi preocupación, pues le manifiesto que es de lo más sincera.

En realidad le digo que pongo mucho en duda que el ES le haya revelado a alguien que Jesús no sea Dios.

Esa herejía ha salido de este foro. Y lastimosamente en el calor de la discusión, a más de uno a arrastrado. Especialmente me preocupa la nueva adhesión de su Señora esposa Carito.

Dudo mucho que sus Padres le hayan enseñado una doctrina errada respecto de la divinidad de Jesús, dudo que alguno de sus Pastores le haya enseñado que "Jesús no es Dios", y como le mencioné pongo en duda que el ES le haya revelado semejante error doctrinal. Al final para serle franco, me partió el alma el ver como agradecía a Greivin que le "aclarara" el "error" que ella ha creído por siempre.

Lejos de cualquier animaversión le digo que me duele que le arrastren hacia ese abismo.

Dios les bendiga.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Esto va tan rápido que me distraigo unas horas y ya han avanzado como 80 páginas...

Bueno, yo sé que acá lo importante es el tema de Jesús, lo referente a María pasa a ser secundario, porque acá hay gente que cree todo tipo de cosas sobre Jesús: que es Dios, que no es Dios, que era Dios pero que dejó de serlo y luego volvió a serlo, que Jesús es una cosa y Cristo es otra cosa y Jesucristo es otra cosa, en fin...

Solo quería retomar y concluir el asunto que pregunté hace veinte mil páginas atrás, pero solo hace unas horas atrás. Pregunté si el hijo de María era Dios.

Voz, Eidher y Unción se tomaron la molestia de responder y lo hicieron con toda claridad: el hijo de María es Dios.

Entonces, dado lo que he leído en el epigrafe, voy a resumir la fe que han manifestado:

María no es madre de Dios, pero el hijo de María es Dios.

Ese vendría siendo en resumidas cuentas lo que cree Eidher, Voz y Unción, y todos los que adhieran a este resumen.

Bueno, ambas frases del resumen están dichas y afirmadas por ustedes con toda claridad. Afirman que María no es madre de Dios, y además afirman que el hijo de María es Dios.

Yo he querido preguntarles esto, para que ustedes lo lean y lo observen y me digan si les parece coherente.

Imaginen las siguientes afirmaciones:

1. Yo soy padre de Juan, pero Juan no es mi hijo.
2. Yo estoy casado con Juanita, pero Juanita no está casada conmigo.
3. Yo me parezco a Jorge, pero Jorge no se parece a mí.
4. A es igual a B, pero B no es igual a A.

Bueno, para qué sigo. ¿Entienden a lo que me refiero?

¿Les parece coherente creer que María no es madre de Dios, pero el hijo de María es Dios?

No vale la pena discutirlo. Yo solo les presento lo que ustedes afirman creer, para que lo observen y lo mediten.

María NO es madre de Dios, pero el hijo de María SI es Dios.

Eso creen ustedes. Observenlo bien.


PD: si quieren mi opinión, es una incoherencia absoluta, no se puede creer una cosa y la contraria al mismo tiempo. Esa incoherencia deben resolverla en algún momento. O cambiar la primera frase, o cambiar la segunda, pero ambas juntas no pueden existir.

Saludos

Pues esto va tan rápido que te quiero actualizar, apoyo la postura de Raúl, ampliamente justificada por Greivin, pues aunque no entendía bien lo que Raúl quería expresar, Greivin lo dejó muy claro en este post, por ello estoy convencido:

"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre."

Lo resaltado es la escencia de este mensaje de Pablo:

1-Pablo dice que Jesus, siendo en forma de Dios...No dice siendo Dios. No estimó el ser igual a Dios...No dice ser Dios.

2-Dios le exaltó hasta lo sumo...¿Como hiso eso?...Le dió un nombre que es sobre todo nombre..."Dios con nosotros" (Emanuel).

3- ¿Para que hiso todo eso Dios con Jesús?...Para su propia gloria, o sea para la gloria del Padre.

Jesús es el hijo de Dios por declaración de Dios, pero esa misma declaración la recibió también David. Sin embargo, la obediencia de Jesús, obediencia hasta la muerte, le hiso merecedor de un nombre muy diferente al de David, un nombre por medio del cual, los hombres que creyeran en ese nombre, podrían venir a ser llamados también hijos de Dios, por medio del sacrificio obediente de Emanuel (Jesús).

¿Es Jesús Dios? En este momento lo és.
¿Dejó algún momento el ser Dios? La biblia dice que se despojó de esa posición para venir a ser como hombre.
¿Le resta algún merito el que como hombre no haya sido Dios? Todo lo contrario, le hiso merecedor del mas grande honor y honra por parte del Padre, sentarse a la derecha de su trono.

Dios los bendice!

Greivin.

Que quede bien claro: el Padere es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. Jesús vino como hombre, no como Dios.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Te respondo por mi, no por mi esposa. Fábula no es, se trata de un asunto doctrinal, que muchos desconocíamos, pero si traes un verso de la biblia que haga replantear mis creencias, será bienvenido.

Señor en verdad lo lamento.
Todo ha sido explicado no solo en este epígrafe sino en otros.

Ahora si Ud. cree Dios va a permitir que el 83% de los que participamos en este foro estamos en un error doctrinal y que Raúl y Greivin han sido los encargados de transmitir esta doctrina sin error, es libre de hacerlo.

Yo le digo en verdad: me causa profunda tristeza por Ud.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Eidher
Agradezco que agradezca Ud. mi preocupación, pues le manifiesto que es de lo más sincera.

En realidad le digo que pongo mucho en duda que el ES le haya revelado a alguien que Jesús no sea Dios.

Esa herejía ha salido de este foro. Y lastimosamente en el calor de la discusión, a más de uno a arrastrado. Especialmente me preocupa la nueva adhesión de su Señora esposa Carito.

Dudo mucho que sus Padres le hayan enseñado una doctrina errada respecto de la divinidad de Jesús, dudo que alguno de sus Pastores le haya enseñado que "Jesús no es Dios", y como le mencioné pongo en duda que el ES le haya revelado semejante error doctrinal. Al final para serle franco, me partió el alma el ver como agradecía a Greivin que le "aclarara" el "error" que ella ha creído por siempre.

Lejos de cualquier animaversión le digo que me duele que le arrastren hacia ese abismo.

Dios les bendiga.

La palabra herejía tiene un significado subjetivo. Debes tener en cuenta que para nosotros los herejes son uds y viceversa. De todas formas, mi esposa y yo venimos de familias que vivían en el tradicionalismo religioso, en el cual acostumbran bautizar bebés, hacer la primera comunión, la confirmación y volver a la iglesia de vez en cuando, sin arrepentimiento y sin conversión genuina, eso no es cristianismo. Si le preguntas a mis padres si Jesús es Dios te van a decir que si, pero ellos nunca me enseñaron nada de Jesucristo, nada sobre la salvación, nada sobre el pecado, lastima que eso se vea tanto en el catolicismo. Dios es fiel y justo, y El prometió que el Espíritu Santo nos guiaría a toda Verdad, yo tengo fe en ello.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Eidher, si crees que Jesús es una cosa, y Cristo es otra, y Jesucristo es otra, y además crees que se puede ser Hijo de Dios sin ser Dios...

entonces creer que Jesucristo es el Hijo de Dios no te sirve de mucho, pues tienes otra comprensión de lo que significa esa frase.

Es tan fácil decir creo en Jesús, pero acá se ha visto que cada uno tiene un Jesús distinto.

Para mí, creer que Jesucristo es el Hijo de Dios significa:

1. creer que Jesús de Nazareth es el Cristo, o sea el Mesías esperado
2. creer que Jesús de Nazareth es el Verbo encarnado, la segunda persona de la Trinidad, que procede del Padre antes de todos los siglos.
3. Que el Verbo, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre.
ETC ETC

Como para tí creer que Jesucristo es el hijo de Dios no significa lo mismo, entonces no sacamos nada con decirlo, no creemos lo mismo, no tenemos la misma fe. Si podemos decir lo mismo, pero no creer lo mismo.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Eidher, si crees que Jesús es una cosa, y Cristo es otra, y Jesucristo es otra, y además crees que se puede ser Hijo de Dios sin ser Dios...

entonces creer que Jesucristo es el Hijo de Dios no te sirve de mucho, pues tienes otra comprensión de lo que significa esa frase.

Es tan fácil decir creo en Jesús, pero acá se ha visto que cada uno tiene un Jesús distinto.

Para mí, creer que Jesucristo es el Hijo de Dios significa:

1. creer que Jesús de Nazareth es el Cristo, o sea el Mesías esperado
2. creer que Jesús de Nazareth es el Verbo encarnado, la segunda persona de la Trinidad, que procede del Padre antes de todos los siglos.
3. Que el Verbo, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre.
ETC ETC

Como para tí creer que Jesucristo es el hijo de Dios no significa lo mismo, entonces no sacamos nada con decirlo, no creemos lo mismo, no tenemos la misma fe. Si podemos decir lo mismo, pero no creer lo mismo.

Creo que Jesús es el Hijo de Dios, nacido de María siendo virgen, Dios hecho hombre, como hombre nunca pecó, murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó corporalmente y ascendió a los cielos. Regresará a la tierra. Siendo Dios se despojó de si mismo, se hizo hombre.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

La palabra herejía tiene un significado subjetivo. Debes tener en cuenta que para nosotros los herejes son uds y viceversa. De todas formas, mi esposa y yo venimos de familias que vivían en el tradicionalismo religioso, en el cual acostumbran bautizar bebés, hacer la primera comunión, la confirmación y volver a la iglesia de vez en cuando, sin arrepentimiento y sin conversión genuina, eso no es cristianismo. Si le preguntas a mis padres si Jesús es Dios te van a decir que si, pero ellos nunca me enseñaron nada de Jesucristo, nada sobre la salvación, nada sobre el pecado, lastima que eso se vea tanto en el catolicismo. Dios es fiel y justo, y El prometió que el Espíritu Santo nos guiaría a toda Verdad, yo tengo fe en ello.

Bueno

Yo creo que hemos cumplido nuestro deber en contra del Raulismosesentayochismo y el Greivinismo. Ud. es libre de seguirlo profesando.

Solo me queda esperar que recapacite.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Eidher
Agradezco que agradezca Ud. mi preocupación, pues le manifiesto que es de lo más sincera.

En realidad le digo que pongo mucho en duda que el ES le haya revelado a alguien que Jesús no sea Dios.

Esa herejía ha salido de este foro. Y lastimosamente en el calor de la discusión, a más de uno a arrastrado. Especialmente me preocupa la nueva adhesión de su Señora esposa Carito.

Dudo mucho que sus Padres le hayan enseñado una doctrina errada respecto de la divinidad de Jesús, dudo que alguno de sus Pastores le haya enseñado que "Jesús no es Dios", y como le mencioné pongo en duda que el ES le haya revelado semejante error doctrinal. Al final para serle franco, me partió el alma el ver como agradecía a Greivin que le "aclarara" el "error" que ella ha creído por siempre.

Lejos de cualquier animaversión le digo que me duele que le arrastren hacia ese abismo.

Dios les bendiga.
Adhiero 100% a todo lo dicho.

Yo para serte franco, también me dolió mucho ver cómo Raúl y Greivin le enseñaban una herejía al buen Eidher, ver cómo Eidher aceptó la herejía y les agradeció por la "enseñanza".

Y al parecer, arrastraron también a la señora de Eidher.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Leyendo a Raúl y Greivin he notado una enorme coincidencia con sus interpretaciones y las de los Testigos de Jehová:

Muchas personas religiosas aseguran que Jesús es Dios. Otras sostienen que Dios es una Trinidad, dogma según el cual “Dios es el Padre, Dios es el Hijo, Dios es (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres dioses, sino un solo Dios”. Se afirma que “las tres personas son entre sí coeternas y coiguales” (El Magisterio de la Iglesia). ¿Están en lo cierto tales opiniones?

Jehová Dios es el Creador (Revelación 4:11). Él no tuvo principio y no tendrá fin; además, es todopoderoso (Salmo 90:2). En cambio, Jesús sí tuvo principio (Colosenses 1:15, 16). Refiriéndose a Dios como su Padre, Jesús dijo: “El Padre es mayor que yo” (Juan 14:28). También explicó que había cosas que ni él ni los ángeles sabían, y que solo su Padre conocía (Marcos 13:32).

Además, Jesús pidió a su Padre: “Que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). ¿A quién dirigió estas palabras si no fue a una Persona superior a él? Lo que es más, Jesús no se resucitó a sí mismo, sino que fue Dios quien lo levantó de entre los muertos (Hechos 2:32). Es obvio, entonces, que el Padre y el Hijo no eran iguales antes de que Jesús viniera a la Tierra ni durante su vida terrestre. Pero ¿y después de que Jesús fue resucitado y ascendió al cielo? En 1 Corintios 11:3 leemos: “La cabeza del Cristo es Dios”. En realidad, el Hijo siempre estará en sujeción a Dios (1 Corintios 15:28). De modo que las Escrituras muestran que Jesús no es el Dios todopoderoso, sino el Hijo de Dios.

La llamada tercera persona de la Trinidad —el espíritu santo— no es en realidad una persona. El salmista oró a Dios diciendo: “Si envías tu espíritu, son creados” (Salmo 104:30). Este espíritu no es Dios, sino la fuerza activa que él envía o utiliza para realizar lo que desea. Mediante este espíritu, Dios creó los cielos, la Tierra y todos los seres vivos (Génesis 1:2; Salmo 33:6). Dios también usó su espíritu santo para inspirar a los hombres que escribieron la Biblia (2 Pedro 1:20, 21). Como vemos, la Trinidad no es una doctrina bíblica.* Más bien, las Escrituras enseñan que “Jehová nuestro Dios es un solo Jehová” (Deuteronomio 6:4).

http://********************/s/20050915/diagram_01.htm

¿No serán Testigos?
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Leyendo a Raúl y Greivin he notado una enorme coincidencia con sus interpretaciones y las de los Testigos de Jehová:



¿No serán Testigos?

Acaso no has visto los debates que Raúl ha tenido con testigos de Jehová como Apolos y Papias, hasta los llamó Satanás, así que no difames.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Adhiero 100% a todo lo dicho.

Yo para serte franco, también me dolió mucho ver cómo Raúl y Greivin le enseñaban una herejía al buen Eidher, ver cómo Eidher aceptó la herejía y les agradeció por la "enseñanza".

Y al parecer, arrastraron también a la señora de Eidher.

Aquí es donde hace sentido el llamado de atención de Luis Fernando hacia el silencio del resto de los foristas evangélicos.

Le digo Petrino, Dios quiera que no "jalen" a más nadie hacia ese hueco.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Pues esto va tan rápido que te quiero actualizar, apoyo la postura de Raúl, ampliamente justificada por Greivin, pues aunque no entendía bien lo que Raúl quería expresar, Greivin lo dejó muy claro en este post, por ello estoy convencido:



Que quede bien claro: el Padere es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. Jesús vino como hombre, no como Dios.
Bueno, ya Common Sense lo ha dicho todo.

Tristeza es la palabra.

Hago responsable a Raúl68 y a Greivin de lo que han hecho, espero que Dios los juzgue con misericordia.

Creo que los foristas católicos al menos hicimos todo lo que estaba de nuestra parte. Dios bendiga a los pocos evangélicos que anunciaron la verdadera fe en Cristo Dios-encarnado (Igor, nseigi, Unción, que yo recuerde). A los que guardaron silencio y fueron espectadores de cómo un hermano suyo evangelico perdió la fe en la divinidad de Jesús nuestro Salvador, y que un día fueron llamados a ser luz del mundo, tendrán que revisarse ante Dios y ante sus conciencias.

Creo que por mi parte, fin a mi participación en este epigrafe. Creo que ya está todo dicho.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Esto va tan rápido que me distraigo unas horas y ya han avanzado como 80 páginas...

Bueno, yo sé que acá lo importante es el tema de Jesús, lo referente a María pasa a ser secundario, porque acá hay gente que cree todo tipo de cosas sobre Jesús: que es Dios, que no es Dios, que era Dios pero que dejó de serlo y luego volvió a serlo, que Jesús es una cosa y Cristo es otra cosa y Jesucristo es otra cosa, en fin...

Solo quería retomar y concluir el asunto que pregunté hace veinte mil páginas atrás, pero solo hace unas horas atrás. Pregunté si el hijo de María era Dios.

Voz, Eidher y Unción se tomaron la molestia de responder y lo hicieron con toda claridad: el hijo de María es Dios.

Entonces, dado lo que he leído en el epigrafe, voy a resumir la fe que han manifestado:

María no es madre de Dios, pero el hijo de María es Dios.

Ese vendría siendo en resumidas cuentas lo que cree Eidher, Voz y Unción, y todos los que adhieran a este resumen.

Bueno, ambas frases del resumen están dichas y afirmadas por ustedes con toda claridad. Afirman que María no es madre de Dios, y además afirman que el hijo de María es Dios.

Yo he querido preguntarles esto, para que ustedes lo lean y lo observen y me digan si les parece coherente.

Imaginen las siguientes afirmaciones:

1. Yo soy padre de Juan, pero Juan no es mi hijo.
2. Yo estoy casado con Juanita, pero Juanita no está casada conmigo.
3. Yo me parezco a Jorge, pero Jorge no se parece a mí.
4. A es igual a B, pero B no es igual a A.

Bueno, para qué sigo. ¿Entienden a lo que me refiero?

¿Les parece coherente creer que María no es madre de Dios, pero el hijo de María es Dios?

No vale la pena discutirlo. Yo solo les presento lo que ustedes afirman creer, para que lo observen y lo mediten.

María NO es madre de Dios, pero el hijo de María SI es Dios.

Eso creen ustedes. Observenlo bien.


PD: si quieren mi opinión, es una incoherencia absoluta, no se puede creer una cosa y la contraria al mismo tiempo. Esa incoherencia deben resolverla en algún momento. O cambiar la primera frase, o cambiar la segunda, pero ambas juntas no pueden existir.

Saludos




El que insista en que María no es madre de Dios, no quiero decir que Jesucristo no es Dios-Hijo, y si digo que el hijo de María es Dios-Hijo no le estoy atribuyendo nada especial a María. María no es madre del Dios Trino y ni tampoco de la naturaleza divina de Jesucristo; porque así me lo estas escribiendo tú, me estas diciendo que Dios tiene una madre y que Dios-Hijo tiene una madre; estas diciendo una blasfemia al decir eso, sin dejar de mencionar que estas separando a la persona de Jesucristo, olvidandote en tu declaración de la humanidad de Jesucristo: "pero el hijo de María es Dios"; la verdad de las cosas es que solo quieres justificar el título de "María madre de Dios" inventado por el hombre el cual si es una incoherencia.
Tu conoces mi posición en cuanto a Jesús.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Acaso no has visto los debates que Raúl ha tenido con testigos de Jehová como Apolos y Papias, hasta los llamó Satanás, así que no difames.

No reparo mucho en los insultos que prodiga Raúl a los demás foristas que tienen todo mi respeto aún cuando sean Testigos de Jehová. Por otro lado una hice una pregunta no una afirmación así que no difamé a nadie :sacalen:
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Bueno, ya Common Sense lo ha dicho todo.

Tristeza es la palabra.

Hago responsable a Raúl68 y a Greivin de lo que han hecho, espero que Dios los juzgue con misericordia.

Creo que los foristas católicos al menos hicimos todo lo que estaba de nuestra parte. Dios bendiga a los pocos evangélicos que anunciaron la verdadera fe en Cristo Dios-encarnado (Igor, nseigi, Unción, que yo recuerde). A los que guardaron silencio y fueron espectadores de cómo un hermano suyo evangelico perdió la fe en la divinidad de Jesús nuestro Salvador, y que un día fueron llamados a ser luz del mundo, tendrán que revisarse ante Dios y ante sus conciencias.

Creo que por mi parte, fin a mi participación en este epigrafe. Creo que ya está todo dicho.


Tienes mucha razón, es triste ver la forma en la que mediante sofismas baratos han hecho que dos cristianos dejen de ver a Jesús como Dios Hijo.

Esa trampa del enemigo la ha combatido la Iglesia desde antiguo, lo podemos ver con las cartas de San Círilo combatiendo la herejía de Nestorio:

SEGUNDA CARTA DE CIRILO A NESTORIO

Cirilo saluda en el Señor al piadosísimo y muy amado de Dios Nestorio, su colega.
He sabido que algunos tratan con vanos esfuerzos denostar mi buen nombre ante tu Reverencia – y ello con frecuencia – sobre todo con ocasión de reuniones de personas muy visibles. Tal vez pensando además acariciar tus oídos, esparcen voces descontroladas.

Son personas que de ninguna manera he ofendido, les he reprendido en la debida manera: a uno, porque trataba injustamente a ciegos y menesterosos; a otro, porque había empuñado la espada contra su propia madre; a otro más, porque con su sirvienta había robado el oro de otros, y tenía una fama que nadie supondría ni siquiera a su mayor enemigo. Del resto, no pretendo interesarme demasiado, porque no parece bien que extienda la medida de mi pequeñez sobre mi señor y maestro ni sobre los padres: pero en realidad no es posible evitar la estulticia de los malvados, se viva como se viva. Aquellos que, sin embargo, tienen la boca llena de amargura y maledicencia, deberán rendir cuenta al juez de todos, yo, en cambio, volviendo a aquello que estimo más importante, te amonesto también ahora, como hermano en Cristo, para que expongas la doctrina y el pensamiento sobare la fe del pueblo con toda cautela y prudencia, para que reflexiones que aquello que escandaliza a uno de los pequeños que creen en Cristo , suscita la insoportable indignación (de Dios). Si por lo demás los que han sido hubieran sido una multitud, ¿no deberíamos tal vez usarte para con prudencia evitar los escándalos y presentar rectamente una sana exposición de la fe a aquel que busca la verdad? Esto ocurrirá de la mejor manera si leyendo las obras de los santos padres, buscamos apreciarlas mucho, y examinándolas nosotros mismos, si estamos en la fe verdadera y conforme a las Escrituras , adecuamos perfectamente nuestro modo de ver su pensamiento recto e irreprensible. Dice, entonces, el santo y magno concilio (de Nicea) que el mismo Hijo unigénito, generado según la naturaleza por Dios Padre, Dios verdadero nacido de Dios verdadero, luz que viene de la luz, aquel por medio del cual el Padre ha hecho todas las cosas, descendió y se hizo carne, se hizo hombre, sufrió, fue resucitado al tercer día, subió al cielo. También nosotros debemos atenernos a estas palabras y a estas enseñanzas, reflexionando bien qué significa que el Verbo de Dios se ha encarnado hecho hombre. No decimos, en verdad, que la naturaleza del verbo se haya encarnado, transformándose, ni que se transformó en un hombre, compuesto de alma y cuerpo. Decimos más bien que el Verbo, uniéndose hipostásicamente a una carne animada por un alma racional, se hizo hombre de un modo inefable e incomprensible y se ha llamado hijo del hombre, no asumiendo sólo la voluntad, o ni siquiera sólo la persona. Son diversas las naturalezas que se unen, pero uno sólo el Cristo e Hijo que resulta, sin que esta unidad anule las diferencias de las naturalezas, sino más bien que la divinidad y la humanidad forman un solo Cristo e Hijo, que resulta de ambas, con arcana unión y en unidad. Así se puede afirmar que, aun existiendo antes de los siglos, y siendo generado por el Padre. Él ha sido generado también según la carne por una mujer, pero esto no significa que su naturaleza divina haya tenido inicio en las santa Virgen, ni que esa requiriera un segundo nacimiento después de aquel originado en el Padre (además sería sin motivo, incluso tonto, decir que aquel que existía antes de todos los siglos y que es coeterno con el padre, tengas necesidad, para existir, de una segunda generación, pero dado que por nosotros y por nuestra salvación, ha asumido la naturaleza humana en unidad de persona, y nación de una< mujer, así se dice que nació según la carne. (No debemos pensar), en realidad, que primero haya sido generado un hombre cualquiera de la Santa Virgen y que después haya descendido sobre él el Verbo; sino que, al revés, Una única realidad, desde el seno de la madre, nacida según la carne, aceptando el nacimiento de la propia carne.

Así, decimos que ha sufrido y resucitado, no que el Verbo de Dios haya sufrido en su propia naturaleza, los golpes, las llagas de los clavos, y las otras heridas (la divinidad, de hecho no puede sufrir, porque carece de cuerpo), pero, como estas cosas las ha soportado aquel cuerpo que llegó a ser suyo, se dice que sufrió por nosotros, en verdad, aquel que no podía sufrir, estaba en el cuerpo que sufría. De la misma forma explicamos su muerte. Ciertamente, el Verbo de Dios, según su naturaleza, es inmortal, incorruptible, vida, dador de la vida; pero de nuevo, dado que el cuerpo que él asumió, por la gracia de Dios, como dice Pablo , ha gustado la muerte por cada uno de nosotros, se dice que sufrió la muerte por nosotros. O que Él haya probado la muerte en lo que atañe a su naturaleza (sería tonto pensarlo o decir así), sino que como se ha dicho, su carne ha probado la muerte. Así también, resucitado su cuerpo, hablamos de la resurrección del Verbo; no porque haya estado sometido a la corrupción, - no se diga esto jamás – sino porque ha resucitado su cuerpo. Del mismo modo, confesaremos un solo Cristo, un solo Señor, no adoraremos conjuntamente al Verbo y al hombre, con el riesgo de introducir un comienzo de división diciendo conjuntamente, sino que adoramos un único y mismo (Cristo), porque su cuerpo no es extraño al Verbo, aquel cuerpo con el cual se sienta junto al Padre; y ciertamente no hay dos hijos para sentarse junto al Padre, sino uno, con la propia carne, en su unidad. Si rechazamos la unidad de las personas, por imposible o indigna del Verbo, llegamos a decir que hay dos Hijos, es necesario definir bien cada cosa, y decir que el hombre ha sido honrado con el título de hijo (de Dios), y que, por otra parte, el Verbo de Dios tiene la realidad y el nombre de la filiación. NO debemos entonces dividir en dos hijos el único Señor Jesucristo. Ello no convendría de modo alguno a la fe, aunque algunos hablen de unión de las personas, porque no dice la Escritura que el Verbo de Dios se haya unido a la persona de un hombre, sino que se hizo carne . Ahora que elk Verbo se haya hecho carne no es otra cosa sino que se hizo, como nosotros, partícipe de la carne y la sangre , hizo propio nuestro cuerpo, y fue, como hombre, generado por una mujer, sin perder la divinidad o el ser nacido del Padre, sino permaneciendo, aun en la asunción de la carne, aquello que Él era.

Esto por doquier lo afirma la fe ortodoxa, esto encontramos en los santos padres. Por ello no dudaron en llamar a la santa Virgen Madre de Dios, no ciertamente porque la naturaleza del Verbo o su divinidad hubiesen tenido origen en la santa Virgen, sino, que se dice que el Verbo nació según la carne, porque nació de ella el cuerpo santo dotado de alma racional al cual está sustancialmente unido.

También ahora escribo estas cosas movido por el amor a Cristo, exhortándote como a un hermano, conjurándote frente a Dios y a sus ángeles elegidos, que quieras creer y enseñar con nosotros estas verdades, para que se salve la paz de la iglesia, y permanezca indisoluble el vínculo de la concordia y de la caridad entre los sacerdotes de Dios.

http://www.geocities.com/iglesia_catolica/concilioefeso/efeso1.html


LOS DOCE ANATEMAS.

1. Si alguno no confiesa que el Emanuel es Dios en el verdadero sentido de la palabra y por ello la Santa Virgen es madre de Dios porque ha generado según la carne al Verbo hecho carne , sea anatema.

2. Si alguno no confiesa que el Verbo del Padre asumió en unidad de sustancia la carne humana, que Él es un y solo Cristo con la propia carne, esto es, que es Dios y hombre al mismo tiempo, sea anatema.

3. Si alguno, después de la unión, divide en el único Cristo las dos sustancias, asimilándolas a una simple relación de dignidad, vale decir de autoridad, o de poder, y ya no más una unión natural, sea anatema.

4. Si alguno atribuye a dos personas o sustancias las expresiones de los Evangelios o de los escritos de los apóstoles o de los dichos de los santos sobre Cristo, o de Él sobre sí mismo, y algunas se las atribuye como hombre, considerado separadamente del Verbo de Dios, y otras, como convenientes a Dios, solo al Verbo de Dios Padre, sea anatema.

5. Si alguien se atreve a decir que Cristo es un hombre portador de Dios y no más bien Dios según la verdad, como hijo de Dios por naturaleza, en cuanto que el Verbo se hizo carne y participó de nuestra semejanza por la carne y la sangre , sea anatema.

6. Si alguien dice que el verbo, nacido de Dios Padre es Dios y Señor del Cristo, y no confiesa que Él es Dios y hombre conjuntamente, en cuanto que el verbo se hizo carne según las Escrituras, sea anatema.

7. Si alguien afirma que Jesús en su accionar fue movido como hombre por el Verbo de Dios, y que le fue atribuida la dignidad de unigénito, como a uno distinto de él, sea anatema.

8. Si alguien se atreve a decir que el hombre asumido debe ser co – adorado con el Verbo de Dios, co – glorificado y co – llamado Dios, como se hace de uno con otro, (en realidad la partícula “con” que acompaña siempre estas expresiones, hace pensar eso), y no adora más bien, con una única adoración al Emanuel, y no le atribuye una única alabanza, en cuanto que el Verbo se hizo carne , sea anatema.

9. Si alguno dice que el único Señor Jesucristo ha sido glorificado por el Espíritu, en el sentido que Él se habría servido de su poder como de una fuerza ajena, y que habría recibido de éste el poder actuar contra los espíritus inmundos y realizar sus divinas maravillas en medio de los hombres, sea anatema.

10. La Divina Escritura dice que Cristo se convirtió en apóstol y pontífice de nuestra confesión , y que se ofreció por nosotros en aroma de suavidad a Dios Padre. Por eso si alguno dice que se convirtió en pontífice y apóstol nuestro no el mismo Verbo de Dios, cuando se hizo carne y hombre como nosotros, sino cualquiera distinto de él, el hombre nacido de la mujer junto a él, o si alguno también dice que ha ofrecido el sacrificio también por sí, y no, en cambio solamente por nosotros (y de hecho no podía requerir sacrificio quien no conocía el pecado), sea anatema.

11. Si alguno no confiesa que la carne del Señor es vivificante y que (ella es la carne) propia del mismo Verbo del Padre, (y sostiene en cambio que sea) de otro, diverso de él, y unida a Él sólo por la dignidad; o también de uno que haya recibido solo la divina inhabitación; si no confiesa entonces que sea vivificante, como hemos dicho, en cuanto se hizo propia del Verbo, y que puede vivificar todas las cosas, sea anatema.

12. Si alguno no confiesa que el Verbo de Dios sufrió en la carne, fue crucificado en la carne, saboreó la muerte en la carne, y devino el primogénito de los muertos en cuanto que, siendo Dios es vida y da la vida, sea anatema.


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TERCERA CARTA DE CIRILO A NESTORIO

Siguiendo en todos las confesiones que los santos Padres han formulado bajo la inspiración del Espíritu Santo, y los moldes de su pensamiento, siguiendo el camino regio, nosotros decimos que el Verbo unigénito de Dios, nacido de la misma sustancia del Padre, Dios verdadero que procede de Dios Verdadero, luz que viene de la luz, mediante el cual fueron hechas todas las cosas en el cielo y en la tierra, es el mismo que descendió (del cielo) para nuestras salvación, se humilló hasta el anonadamiento, se encarnó y se hizo hombre, esto es, tomó carne de las Santa Virgen y la hizo propia, nació como nosotros del seno materno, y se hizo hombre desde una mujer, sin renunciar a lo que era; Así, aun cuando asumía la carne y la sangre, siguió todavía siendo lo que era: Dios, por naturaleza y según verdad. No decimos con esto que la carne haya pasado a la naturaleza de la divinidad, ni que la inefable naturaleza del Verbo se haya transformado en la naturaleza de la carne. En realidad, (la naturaleza divina) es absolutamente inmutable, siempre idéntica a sí misma, según las Escrituras . Aun apareciendo como un niño en pañales, aun en el seno de la Virgen Madre, llenaba (de sí) toda la creación, siendo Dios se sentaba a la diestra de su padre, porque la divinidad carece de cantidad y volumen, y desconoce los límites.
Confesamos entonces que el Verbo de Dios se ha unido personalmente a la carne humana, pero adoramos un solo Hijo y Señor Jesucristo, no separando ni dividiendo al hombre y Dios, como si estuviesen unidos el uno y el otro en la dignidad y la autoridad (esto, de hecho sería solo sonido y nada más), y ni siquiera llamando, por separado, Cristo al Verbo de Dios, y separadamente al otro Cristo, el nacido de mujer, sino admitiendo un solo Cristo, esto es el Verbo de Dios Padre, con su propia carne. Ahora bien, él como nosotros ha sido ungido, aunque él mismo es el llamado a dar el Espíritu a aquellos que son dignos de recibirlo, y ello no según medida, como dice el bienaventurado Juan Evangelista . Pero tampoco afirmamos que el Verbo de Dios haya habitado, como en un hombre cualquiera, en aquel que nació de la Virgen santa, para que no sea crea que Cristo sea un simple hombre portador de Dios. Si, en realidad, el Verbo de Dios habita entre nosotros y se dice que en Cristo habitó corporalmente la plenitud de la divinidad, creemos que él se hizo carne no del mismo modo que decimos que habita en los santos, y distinguimos de la misma manera la inhabitación que se hizo en él según la naturaleza, y sin cambio alguno en la carne, tuvo en ella una morada tal, como se podría decir que la tenga el alma del hombre con relación a su cuerpo. No hay, entonces, sino un solo Cristo, Hijo y Señor, no según una simple unión de un hombre, en la unidad de la dignidad y la autoridad, con Dios, porque una tal igual dignidad, de hecho, no puede unir las naturalezas. Así, Pedro y Juan son iguales en dignidad, como los demás apóstoles y discípulos, pero los dos no eran uno. De hecho no concebimos el modo de la unión como una yuxtaposición (esto, por lo demás, no sería suficiente ni siquiera para una unidad natural) o como una unión por relación, como cuando nosotros, adhiriendo a Dios, según la Escritura, somos con él un solo espíritu, evitamos más bien el término mismo de “conjunción” en cuanto inadecuado para expresar el misterio de la unidad. Y no llamamos al verbo de Dios Padre tampoco “Dios” o “Señor” de Cristo, para no dividir de nuevo, abiertamente en dos, al único Cristo e Hijo y Señor, incurriendo en blasfemia, haciendo de él el Dios o Señor de sí mismo. Unido, en realidad, sustancialmente a la carne, como ya dijimos, el Verbo de Dios es Dios de cada cosa y domina sobre toda criatura, pero no es ni siervo ni Señor de sí mismo. Sólo decir o pensar eso sería tonto, y, además, impío. Es verdad que ha dicho que su Padre es su Dios , aun cuando él sea Dios por naturaleza y de la sustancia de Dios, pero no ignoramos que, siendo Dios, él se ha convertido en hombre, sujeto a Dios según la ley propia de la naturaleza humana. ¿Por otra parte, cómo podría él haber sido Dios y Señor de sí mismo? Entonces, en cuanto hombre, y en cuanto esto se puede compatibilizar con la medida de su anonadamiento, él afirma estar – con nosotros – sometido a Dios. Así, Él se somete a la ley, aun cuando Él promulgó la ley, y él es, en cuanto Dios, el legislador. Evitamos absolutamente decir “Venero aquello que fue asumido, por la dignidad de aquel que lo asume; adoro al visible por causa del invisible”. - Es además horrible decir: “El que fue asumido es llamado Dios, conjuntamente con aquel que lo ha asumido”. El que usa este lenguaje divide de nuevo al Cristo en dos Cristos y coloca, por una parte al hombre, y en otra a Dios, negando de hecho, evidentemente la unidad, aquella unidad por la cual no puede ser co - adorado o co - honrado Dios con otro; en cambio, se cree uno a Jesucristo, hijo unigénito de Dios, que ha de honrarse con su carne en una sola adoración. Confesamos también que el mismo hijo unigénito de Dios, aunque ello sea imposible según su propias naturaleza, ha sufrido en su carne por nosotros. Por la gracia de Dios experimentó la muerte para la salvación de todos; y le ofreció el propio cuerpo, aun cuando él sea por naturaleza la vida y el mismo sea la resurrección.

Él, venciendo la muerte con su inefable poder, fue en su propia carne el primogénito de los muertos y la primicia de aquellos que se habían dormido (en el Señor) y abrió a la naturaleza humana el camino al regreso a la incorruptibilidad. Por la gracia de Dios, como hemos establecido, Él experimentó la muerte por cada uno de nosotros, y resurgiendo al tercer día, despobló el Hades. Por ello entonces se dice que la resurrección de los muertos acaeció a través de un hombre , pero, por hombre entendemos aquel que era al mismo tiempo Verbo de Dios, por medio del cual fue destruido el imperio de la muerte. Este, A su tiempo vendrá, como Hijo único y Señor, en lo gloria del Padre, para juzgar el mundo, en justicia, como afirman las escrituras. Es necesario agregar esto. Anunciando la muerte según la carne del Unigénito Hijo de Dios, esto es de Jesucristo, y su resurrección de entre los muertos, y confesando su asunción al cielo, celebramos en la iglesia el sacrificio incruento y nos acercamos así a las místicas bendiciones y nos santificamos, haciéndonos partícipes de la santa carne y de la preciosa sangre del salvador de todos nosotros, Cristo. Nosotros no recibimos entonces una carne común (Dios nos guarde de pensarlo) o la carne de un hombre santificado y unido al Verbo mediante una unión de dignidad, o de uno que tenga en sí la morada de Dios, sino una carne que verdaderamente da la vida y es la propia carne del mismo Verbo. Siendo en verdad por naturaleza la vida en cuanto Dios, dado que se ha convertido en una sola cosa con la propia carne, la ha hecho vivificante y así cuando nos dice: en verdad les digo, si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis el cáliz de su sangre , no debemos entender que esa sea la sangre de un hombre cualquiera como nosotros (y ¿cómo podría ser vivificante la carne de un hombre, considerada según su propia naturaleza?) sino, en cambio, como la carne de aquel que por nosotros se hizo y se hizo llamar hijo del Hombre.

En cuanto a las expresiones de nuestro Salvador contenidas en los Evangelio, no las atribuimos a dos subsistencias o personas diversa. No es en realidad doble el único y singular Cristo, aunque se deba admitir que él advino por la unidad indivisible de dos realidades diferentes, como ocurre también al hombre, que, aunque es un compuesto de alma y cuerpo, no por ello es doble, sino una sola realidad compuesta de dos elementos. Decimos más bien que sea ya la expresión humana, ya la divina, son ambas dichas de un solo Cristo. Cuando Él en la realidad, con lenguaje divino afirma de sí “Quien me ve, ve al Padre, y: Yo y el Padre somos una sola cosa , pensamos en su naturaleza divina e inefable, por la cual es uno con el Padre por causa de la identidad de la sustancia, Él, imagen y figura y esplendor de su gloria . Cuando, por otro lado, no considerando indigna la condición humana dice a los judíos: Ahora queréis matarme porque os dije la verdad de nuevo debemos reconocer en Él, igual y semejante al Padre, al Verbo Divino también en los límites de su humanidad. Si, en realidad, debemos creer que, siendo Dios por su naturaleza, se hizo carne, vale decir hombre, con un alma racional, ¿qué motivo hay para avergonzarse de que sus expresiones hayan sido dichas al modo humano? Porque, si hubiese rehuido las expresiones propias del hombre, ¿qué lo habría impelido a hacerse hombre como nosotros? Aquel que por nosotros se ha rebajado, voluntariamente hasta el anonadamiento, ¿por qué debería rehuir las expresiones propias del anonadamiento de aquel que se ha anonadado? Las expresiones de los Evangelios, han de atribuirse entonces a una sola persona, o sea, a la única subsistencia encarnada del Verbo: Uno es en realidad el Señor Jesucristo, según las escrituras.

Si es llamado apóstol y pontífice de nuestra confesión en cuanto ha ofrecido a Dios Padre como sacrificio la confesión de la fe que le hacemos, y por su intermedio a Dios Padre, y también al Espíritu santo, decimos que él es por naturaleza el hijo unigénito de Dios, y no atribuimos ciertamente a otro hombre distinto de Él el nombre y la sustancia del sacerdocio. Él se ha convertido en mediador entre Dios y los hombres , los ha reconciliado con la paz, ofreciéndose como víctima suave a Dios Padre . Por eso ha dicho: No has querido ni sacrificio ni oblación, en cambio me has dado un cuerpo. No te han complacido, los holocaustos de expiación del pecado. Entonces ha dicho: He aquí que vengo. Al inicio del libro está escrito de mí que he de hacer oh Dios, tu voluntad . Él ha ofrecido como aroma suave el propio cuerpo por nosotros, no ciertamente por sí mismo. ¿De qué sacrificio y ofrenda habría necesitado para sí, aquel que está sobre todo pecado porque es Dios? Si es verdad que todos son pecadores y todos están privados de la gloria de Dios , ya que estamos inclinados a toda suerte de pecado – para él, en cambio, no fue así, y estamos vencidos por su gloria – ¿cómo puede quedar todavía duda de que el cordero verdadero se haya inmolado por nuestra causa y para nosotros? Así decir qué Él se ha ofrecido por sí mismo y por nosotros no podría nunca estar exento de la acusación de impiedad. Él en realidad no ha faltado en modo alguno ni cometido ningún pecado. Y ¿de qué oblación podría tener necesidad, habiendo ningún pecado por el que hubiera debido ofrecerla?

Cuando más tarde afirma del Espíritu Él me glorificará , derechamente nosotros no decimos que el único Cristo e Hijo, cual si tuviera la necesidad de ser glorificado por otro, haya recibido su gloria del Espíritu Santo, porque el Espíritu no es ni mejor ni superior a Él. Sino porque, para la demostración de s divinidad, [Jesús] se servía del propio espíritu para cumplir sus maravillas, por eso dice ser glorificado por Éste del modo que un hombre, al referirse a la fuerza o a la ciencia presentes en él dijera de ellas “me glorifican”. Porque si también el espíritu tiene una subsistencia propia, y viene considerado en sí, o sea según la propiedad por la cual es Espíritu y no Hijo no es, sin embargo, extraño a Él. Se dice, en realidad Espíritu de Verdad y Cristo es exactamente la verdad, y procede de Él como de Dios Padre. En consecuencia, este Espíritu, operando maravillosamente también por medio de los apóstoles, después de la ascensión de nuestro señor Jesucristo al cielo, lo glorificó; fue creído, en realidad, que Él, Dios por naturaleza, operase aún por medio del propio Espíritu. Por esto decía “Tomaré del mío y os lo anunciaré” Y de ningún modo decimos que el Espíritu es sabio y poderoso por participación, Él es absolutamente perfecto y no tiene necesidad de ningún bien. Precisamente porque es el espíritu de la sabiduría y del poder del Padre, que es el Hijo , por ello es realmente sabiduría y poder.

Y porque la Virgen santa dio corporalmente a luz a Dios unido hipostáticamente a la carne, decimos que ella es madre de Dios, no ciertamente en el sentido que la naturaleza del Verbo haya tenido inicio de existencia en la carne, pues Él existía ya desde el inicio, y era Dios, el Verbo, y estaba junto a Dios . Él es el creador de los tiempos, coeterno al Padre y autor de todas las cosas; pero porque – como ya hemos dicho – unió a sí, hipostáticamente, la humana naturaleza – y salió del seno de la madre en un nacimiento según la carne; no porque tuviera necesariamente necesidad, o por propia naturaleza de poseer también el nacimiento temporal, acaecido en estos últimos tiempos, sino para bendecir el principio mismo de nuestra existencia, y porque, habiéndolo parido una mujer, (el Hijo de Dios) que se ha unido a la carne humana, cesa así la maldición contra todo el género humano, la que manda a la muerte estos nuestros cuerpos humanos, y se hace vana esta palabra: darás a luz con dolor y se realiza la palabra del profeta la muerte fue absorta en la victoria y la otra: Dios enjugó toda lágrima de todo rostro . Por este motivo decimos que Él, como buen administrador, ha bendito las bodas mismas cuando fue invitado con los santos apóstoles a Canáan de Galilea.

Así nos han enseñado a pensar loas santos apóstoles y evangelistas, tanto la Escritura divinamente inspirada como las veraces profesiones de fe de los bienaventurados padres. Con la doctrina de todos ellos es necesario que concuerde y se armonice también toda piedad. Aquello que tu piedad debe anatemizar está agregado al final de esta carta nuestra.


http://www.geocities.com/iglesia_catolica/concilioefeso/efeso2.html

Concilio de Éfeso FóRMULA DE UNIóN

Por cuanto se refiere a la Virgen madre de Dios como la concebimos y como de ella hablamos y al modo de la encarnación del unigénito Hijo de Dios, necesariamente haremos una exposición breve, no con la intención de hacer un agregado, sino para asegurarles, tal como desde el principio lo hemos entendido en las sagradas escrituras y en los santos padres, sin agregar absolutamente nada a la fe expuesta por ellos en Nicea.
Como ya hemos establecido, esa (confesión nicena) es suficiente para el pleno conocimiento de la fe y para la refutación de toda herejía. Y hablaremos, no con la presunción de comprender aquello que es inaccesible, sino reconociendo nuestras insuficiencias, y oponiéndonos a los que se sobresaltan cuando consideramos las verdades que están por sobre el hombre.

Nosotros entonces confesamos que nuestro señor Jesús, hijo unigénito de Dios es perfecto Dios y perfecto hombre, (compuesto) de alma racional y de cuerpo, generado según la divinidad, por el Padre antes de los siglos, nacido, por nosotros y por nuestra salvación, al fin de los tiempos, de la virgen María según la humanidad; que es consubstancial al Padre según la divinidad y consubstancial a nosotros según la humanidad, habiendo ocurrido la unión de las dos naturalezas, por eso nosotros confesamos un solo Cristo, un solo Hijo, un solo Señor.

Conforme a este concepto de unión no confusa, confesamos que - habiéndose encarnado y hecho hombre el Verbo de Dios - la virgen santa es madre de Dios, habiendo unido a sí desde la misma concepción, el temple asumido por ella. En cuanto a las afirmaciones evangélicas y apostólicas que se refieren al Señor, sabemos que algunas los teólogos las han considerado comunes, y, consecuentemente, relativas a la misma y única persona, otras las han distinguido como pertenecientes a las dos naturalezas y así, aquellas dignas de Dios las han referido a la divinidad de Cristo, mientras que aquellas más humildes, las han atribuido a su humanidad.



Ojalá los extraviados lean a este Doctor de la Iglesia y vean que están en el error y haciendo caer en el error a las ovejas del Buen Pastor.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María




Tienes mucha razón, es triste ver la forma en la que mediante sofismas baratos han hecho que dos cristianos dejen de ver a Jesús como Dios Hijo.

Esa trampa del enemigo la ha combatido la Iglesia desde antiguo, lo podemos ver con las cartas de San Círilo combatiendo la herejía de Nestorio:

Ojalá los extraviados lean a este Doctor de la Iglesia y vean que están en el error y haciendo caer en el error a las ovejas del Buen Pastor.
Está visto que insistir con argumentos católicos es en este caso contraproducente.

En esta ocasión yo me conformaría con menos.

Me conformaría con que apelen a sus propios pastores, a sus propios hermanos no católicos de sus distintas congregaciones, a sus familiares no católicos.

Con eso debería bastar.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

No, la Escritura está INSPIRADA POR EL ESPÍRITU SANTO, faltaría menos. Pero claro, quizás yo también lo esté siendo... :)

Vaya! que se entre tantos, había pasado por alto este mensaje.

Yo le digo que aquí hay un espíritu que le está inspirando sí, pero de ninguna manera es el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo inspirando a decir que "Jesús no es Dios".

que tristeza por los que han sido engañados.
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

[
¿Es Jesús Dios? En este momento lo és.
¿Dejó algún momento el ser Dios? La biblia dice que se despojó de esa posición para venir a ser como hombre.

Dios no puede dejar de ser Dios... ¿o si?

Dios-Hijo no se pudo haber despojado de su naturaleza porque Su naturaleza es eterna... Ni siquiera por un rato...

Según Filipenses 2.5-11 Dios-Hijo se despojó de Su forma (cuerpo espiritual) y tomó la forma de hombre (cuerpo terrenal).
 
Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María

Paz y Gracia,

Estimado en Cristo Petrino, te dejo el siguiente comentario.

Filipenses (2, 6-11)

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Cristo humillado

1. En toda celebración dominical de las Vísperas, la liturgia nos propone el breve pero denso himno cristológico de la Carta a los Filipenses (Cf. 2, 6-11). Es el himno, recién escuchado, que consideramos en su primera parte (Cf. versículos 6-8), en la que se delinea el paradójico «despojo» del Verbo divino, que deja la gloria divina y asume la condición humana.

Cristo, encarnado y humillado en la muerte más infame, la de la crucifixión, es propuesto como un modelo de vida para el cristiano. Éste, como se afirma en el contexto, debe tener «los mismos sentimientos que Cristo» (versículo 5), sentimientos de humildad, de entrega, de desapego y de generosidad.
Las dos "formas"

2. Ciertamente él posee la naturaleza divina con todas sus prerrogativas. Pero esta realidad trascendente no la interpreta o vive en clave de poder, de grandeza, de dominio. Cristo no utiliza su ser igual a Dios, su dignidad gloriosa y su potencia como instrumento de triunfo, signo de distancia, expresión de aplastante supremacía (Cf. versículo 6). Por el contrario, se «despojó», se vació a sí mismo, sumergiéndose sin reservas en la mísera y débil condición humana. La «forma» («morphe») divina se esconde en Cristo bajo la «forma» («morphe«) humana, es decir, bajo nuestra realidad marcada por el sufrimiento, la pobreza, la limitación y la muerte (Cf. versículo 7).

No se trata, por tanto, de un simple revestimiento, de una apariencia que cambia, como se creía que sucedía con las divinidades de la cultura grecorromana: es la realidad divina de Cristo en una experiencia auténticamente humana. Dios no se presenta sólo como hombre, sino que se hace hombre y se convierte realmente en uno de nosotros, se convierte realmente en «Dios-con-nosotros», no se contenta con mirarnos con una mirada benigna desde el trono de su gloria, sino que entra personalmente en la historia humana, convirtiéndose en «carne», es decir, en realidad frágil, condicionada por el tiempo y el espacio (Cf. Juan 1, 14).
Sentimientos de Cristo

3. El hecho de compartir verdadera y radicalmente la condición humana, a excepción del pecado (Cf. Hebreos 4,15), lleva a Jesús a esa frontera que es el signo de nuestra finitud y caducidad, la muerte. Ahora bien, no tiene lugar como fruto de un mecanismo oscuro o de una ciega fatalidad: nace de su libre elección de obediencia al designio de salvación del Padre (Cf. Filipenses 2, 8).

El apóstol añade que la muerte que afronta Jesús es la de la cruz, es decir, la más degradante, queriendo de este modo ser realmente hermano de todo hombre y mujer, incluso de aquellos que son obligados a un final atroz e ignominioso. Pero precisamente en la pasión y muerte, Cristo testimonia su adhesión libre y consciente a la voluntad del Padre, como se lee en la Carta a los Hebreos: «aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia» (Hebreos 5, 8).

Detengamos aquí nuestra reflexión sobre la primera parte del himno cristológico, concentrado en la encarnación y en la pasión redentora. Tendremos la ocasión más adelante de profundizar en el itinerario sucesivo, el pascual, que lleva de la cruz a la gloria. El elemento fundamental de esta primera parte del himno me parece ser la invitación a penetrar en los sentimientos de Jesús. Penetrar en los sentimientos de Jesús quiere decir no considerar el poder, la riqueza, el prestigio como los valores supremos de nuestra vida, pues en el fondo no responden a la sed más profunda de nuestro espíritu, sino abrir nuestro corazón al Otro, llevar con el Otro el peso de nuestra vida y abrirnos al Padre de los Cielos con sentido de obediencia y confianza, sabiendo que precisamente, si somos obedientes al Padre, seremos libres. Penetrar en los sentimientos de Jesús: éste debería ser el ejercicio cotidiano de la vida como cristianos.
Responsable de la humanidad

4. Concluyamos nuestra reflexión como un gran testigo de la tradición oriental, Teodoreto, obispo de Ciro, en Siria, en el siglo V: «La encarnación de nuestro Salvador representa el cumplimiento más elevado de la solicitud divina por los hombres. De hecho, ni el cielo, ni la tierra, ni el mar, ni el aire, ni el sol, ni la luna, ni los astros, ni todo el universo visible e invisible, creado únicamente con su palabra o más bien traído a la luz por su palabra, según su voluntad, indican su inconmensurable bondad como el hecho de que el Hijo unigénito de Dios, el que subsistía en la naturaleza de Dios (Cf. Filipenses 2, 6), resplandor de su gloria, impronta de su sustancia (Cf. Hebreos 1, 3), que existía en el principio, que estaba con Dios y que era Dios, por el que todo se hizo (Cf. Juan 1, 1-3), tras haber asumido la naturaleza de siervo, apareció en forma de hombre, por su figura humana fue considerado como un hombre, se le vio en la tierra, mantuvo relación con los hombres, cargó con nuestros padecimientos y enfermedades» («Discursos sobre la providencia divina» -«Discorsi sulla provvidenza divina», 10: «Collana di testi patristici», LXXV, Roma 1988, pp. 250-251).

Teodoreto de Ciro continúa su reflexión subrayando precisamente la íntima relación subrayada por el himno de la Carta a los Filipenses entre la encarnación de Jesús y la redención de los hombres. «El Creador con sabiduría y justicia actuó por nuestra salvación. Dado que no quiso servirse sólo de su potencia para ofrecernos el don de la libertad, ni utilizar sólo la misericordia contra quien ha sometido al género humano, para que éste no acusara a la misericordia de injusticia, concibió un camino lleno de amor para los hombres y al mismo tiempo de justicia. De hecho, después de haber asumido la naturaleza vencida del hombre, la lleva a la lucha y la dispone a reparar la derrota, a dispersar a aquel que anteriormente había logrado la victoria, a liberarse de la tiranía de quien había impuesto la esclavitud y a recuperar la primitiva libertad» (ibídem, páginas 251-252)

Intervención de Benedicto XVI durante la audiencia general dedicada a comentar el cántico de la Carta a los Filipenses (2, 6-11), «Cristo, siervo de Dios».

Saludos


Bueno, ya Common Sense lo ha dicho todo.

Tristeza es la palabra.

Hago responsable a Raúl68 y a Greivin de lo que han hecho, espero que Dios los juzgue con misericordia.

Creo que los foristas católicos al menos hicimos todo lo que estaba de nuestra parte. Dios bendiga a los pocos evangélicos que anunciaron la verdadera fe en Cristo Dios-encarnado (Igor, nseigi, Unción, que yo recuerde). A los que guardaron silencio y fueron espectadores de cómo un hermano suyo evangelico perdió la fe en la divinidad de Jesús nuestro Salvador, y que un día fueron llamados a ser luz del mundo, tendrán que revisarse ante Dios y ante sus conciencias.

Creo que por mi parte, fin a mi participación en este epigrafe. Creo que ya está todo dicho.